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Increíble

Por: Hno. Victor Richards
Publicado el:
Martes 11 de Octubre, 2016

Siempre hay un precio que pagar por el mover de Dios, tanto en la iglesia, como en lo individual, ¿estás preparado? Yo tengo que ser honesto y contar que mis experiencias con el Espíritu Santo no le agradaron a mucha gente, principalmente a los de mi denominación y círculo de amigos. Yo no estaba preparado para tal reacción. Apenas tenía 25 años de edad y era muy ignorante de la historia de avivamientos y visitaciones del Señor. No sabía que hay un precio que pagar para caminar cerca del poderoso Espíritu de Dios.

Ahora, muchos años después, puedo decir: ¡Vale la pena pagar el precio! ¡Vale todo el esfuerzo de buscarle y conocerle mejor! Pero en aquel entonces no tuve la madurez ni el entendimiento para enfrentar la oposición y pagué un alto precio por mi ignorancia. Mira, Dios está airado por el pecado en la iglesia, y por eso mismo, es movido a misericordia, debido al clamor de sus hijos. Entonces Él aviva a la iglesia de tiempo en tiempo, haciéndola eficaz y poderosa.

La iglesia desesperadamente necesita a vanguardistas en avivamiento, ¡los que seguirán a Dios muy de cerca, cueste lo que cueste! Es mi anhelo que, al leer este blog (y otros similares en esta página), si no lo has experimentado antes, te animes a buscar el Espíritu Santo, no únicamente en conocimiento intelectual, sino en experiencia propia, como los 120 discípulos que esperaban en el aposento alto.

Al recibir la promesa del Padre, puede ser que tú sufrirás persecución por parte de los que no entienden. No obstante, no permitas que los comentarios ni la oposición te robe de experimentar su poder sobrenatural en señales, prodigios, milagros y maravillas.

Si eres un pastor, puede ser que tu denominación te expulse y que te encuentres sin una fuente segura de ingresos (aparte del Señor). Pero serás libre para seguir al Espíritu de Cristo, algo tanto mejor que seguridad financiera. Si eres un joven o señorita, puede ser que te encuentres en dificultades con tus padres, pero el gozo de experimentar lo sobrenatural y glorioso del Espíritu, vale más que cualquier burla o sufrimiento. ¿Qué harás? ¿Obedecerás a Dios?, que ordena: “…quedaos…hasta que seáis investidos con poder de lo alto…” (Lucas 24:49). Y que nos instruye, “…procurad los dones espirituales…” (1ª Corintios 14:1). ¿Qué harás?

¿Seguirás el ejemplo de San Pablo?

“… y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios”, (1ª Corintios 2:4).

“…pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder; en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros”, (1ª Tesalonicenses 1:5).

¿Qué harás? Jesús advirtió:

“No penséis que he venido a traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre, más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí”, (Mateo 10:34 y 38).

¡Anímate a buscar al Espíritu del Señor en todo Su poder! Anímate a buscar avivamiento en tu vida, tu iglesia y tu nación. La esperanza de los cristianos, la esperanza de la iglesia en el siglo XXI está en el poder del Espíritu Santo. ¡Él es Dios con nosotros! Recuerda:

Avivamiento ha sido, es y será el vehículo que Dios usa para lanzar adelante a Su iglesia desde Pentecostés, cuando nació, hasta el día que Él regrese por ella.

UN HÉROE DEL PASADO

Leamos ahora de un héroe de avivamiento del pasado. Espero que su historia te anime a ser un vanguardista para el Señor hoy en día. Era el siglo XIV; el mundo estaba en el oscurantismo. Había corrupción, crueldad, crimen, hambre, escasez, tortura, pecado dentro y fuera de la iglesia tradicional. El mundo le había dado la espalda a las enseñanzas sencillas y santas de las Sagradas Escrituras. Pero Dios tenía un hombre. Un hombre dentro de la iglesia, la cual estaba tan apartada de Dios. Un hombre que Él formaría en su instrumento de avivamiento. ¿Su nombre? Juan Hus.

Juan Hus era profesor de la Universidad de Praga (en Bohemia) y a la vez, era un predicador apasionado. A él, le ofendía la soberbia, las extravagancias y la inmoralidad de los clérigos religiosos y predicaba en contra de ello. Hus insistía que solo Cristo era la cabeza de la iglesia y que nadie, salvo Dios, tenía la autoridad para perdonar pecados. También insistía que la Sagrada Escritura debía ser la única fuente de verdad para la fe Cristiana: ningún otro tenía autoridad para establecer doctrina contraria a la Biblia. Seguramente sabía lo peligroso que era hablar así en aquellos días, pero su amor por Dios y su anhelo por ver a la iglesia avivada y librada de oscuridad, le impulsó adelante.

“¡Herejía!” Con esta sola palabra la iglesia resumía su juicio hacia las enseñanzas y declaraciones de Hus. No era la primera vez que la iglesia trataba de matar un avivamiento, ni sería la última. Hus llegó a tener mucha influencia, tanto con las masas, así como con algunos de la aristocracia, incluida la reina. Entonces el arzobispo de Praga instruyó a Hus que se silenciara y pidió a la Universidad de Praga que quemaran sus escritos. Pero él rehusó callarse. Como medida de presión, ¡toda la ciudad de Praga fue excomulgada! Como Hus no quería afectar a la ciudad, decidió salir de esta, pero dondequiera que iba, predicando en iglesias y aún al aire libre, multitud de personas iban para escucharlo. ¡Imagínalo, un avivamiento  en el año 1410 en Bohemia (lo que ahora es la República Checa)! ¡Qué emocionante! ¿No te parece? Y a la vez, ¡qué peligroso para los que vivieran en avivamiento! ¡Les podría costar caro!

Finalmente, en 1414, Hus fue citado para que asistiera al Concilio de Constanza para defender sus enseñanzas. Como sabían que el pueblo de Bohemia lo apoyaba y lo protegía, el Emperador del Santo Imperio romano, Segismundo, le prometió que su vida no correría peligro. Pero esto fue una trampa que le tendieron a Juan Hus; tan pronto como llegó, lo arrestaron. Pues, estaba tratando con mentirosos y con homicidas, (suena como el juicio contra el Señor Jesús, ¿verdad? Así es, mentirosos y homicidas vestidos en ropa del clérigo).

Bajo este ataque, Hus rehusó retractarse de sus enseñanzas. Lo echaron a la prisión por aproximadamente un año. Nuevamente le dieron la oportunidad de retractarse, pero a pesar de estar debilitado, por los malos tratos, enfermedad y falta de sueño, él dijo: “Ni por una capilla llena de oro, me retractaría de la verdad”. ¡Qué valor! ¡Qué héroe! El 6 de Julio de 1415, formalmente fue declarado como hereje y lo entregaron a las autoridades seculares para ser quemado en la hoguera. Según sus leyes, las autoridades eclesiásticas no podían ejecutar a los que estaban en su contra, sino solo las autoridades civiles tenían esta facultad. De esta manera los clérigos se ‘lavaban las manos’ de todas las atrocidades que mandaban a hacer.

Suena como Poncio Pilatos, ¿no crees? ¡Oh, cómo odia Satanás al avivamiento y la restauración de la verdad al pueblo de Dios! Cualquiera que es llamado a destapar la verdad del Espíritu Santo pronto se dará cuenta de esta realidad, pero, ¡no daremos ni un paso atrás! ¿Verdad?

Ya en el lugar de su ejecución, Hus fue sometido a una ‘ceremonia de degradación’. Los oficiales le quitaron su ropa, le cortaron el cabello y lo maldijeron. Hus, lleno del Espíritu Santo, respondió que con gusto sufría vergüenza en el nombre del señor Jesús, Una última vez, le dieron la oportunidad de retractarse; a lo que él contestó: “Dios es mi testigo, de que la evidencia en mi contra es falsa. Nunca he pensado, ni predicado con una motivación escondida, salvo con la intención de ganar a los hombres para que se liberen de sus pecados. Hoy gozosamente muero”. Entonces le profirieron su última maldición: “¡Entregamos tu alma al diablo!”; a lo que Hus respondió: “¡Y yo la entrego al misericordioso Señor Jesucristo!”.

Cuando prendieron la leña y la paja que habían apilado hasta su cuello, Hus comenzó a cantar: “Cristo, Hijo del Dios viviente, ten misericordia de nosotros”. Sus labios seguían moviéndose silenciosamente cuando expiró su último aliento. Posteriormente echaron sus cenizas sobre el río. Pero en vez de detener su influencia, su muerte heroica, solo la aumentó.

Dios había desatado un avivamiento que no podrían parar. Con esto y muchas otras visitaciones Él iba a devolver a su iglesia la gloria de Pentecostés y el derramamiento del Espíritu Santo que empezó allí. No es fácil confrontar rechazo y persecución cuando has sido sumergido en el Espíritu de Cristo, pero vale la pena por todo aquello que Él tiene preparado para los que le buscan de todo corazón y sin reservas. De esto continuaremos hablando la próxima vez.

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Por: Hno. Victor Richards

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Martes 11 de Octubre, 2016

Siempre hay un precio que pagar por el mover de Dios, tanto en la iglesia, como en lo individual, ¿estás preparado? Yo tengo que ser honesto y contar que mis experiencias con el Espíritu Santo no le agradaron a mucha gente, principalmente a los de mi denominación y círculo de amigos. Yo no estaba preparado para tal reacción. Apenas tenía 25 años de edad y era muy ignorante de la historia de avivamientos y visitaciones del Señor. No sabía que hay un precio que pagar para caminar cerca del poderoso Espíritu de Dios.

Ahora, muchos años después, puedo decir: ¡Vale la pena pagar el precio! ¡Vale todo el esfuerzo de buscarle y conocerle mejor! Pero en aquel entonces no tuve la madurez ni el entendimiento para enfrentar la oposición y pagué un alto precio por mi ignorancia. Mira, Dios está airado por el pecado en la iglesia, y por eso mismo, es movido a misericordia, debido al clamor de sus hijos. Entonces Él aviva a la iglesia de tiempo en tiempo, haciéndola eficaz y poderosa.

La iglesia desesperadamente necesita a vanguardistas en avivamiento, ¡los que seguirán a Dios muy de cerca, cueste lo que cueste! Es mi anhelo que, al leer este blog (y otros similares en esta página), si no lo has experimentado antes, te animes a buscar el Espíritu Santo, no únicamente en conocimiento intelectual, sino en experiencia propia, como los 120 discípulos que esperaban en el aposento alto.

Al recibir la promesa del Padre, puede ser que tú sufrirás persecución por parte de los que no entienden. No obstante, no permitas que los comentarios ni la oposición te robe de experimentar su poder sobrenatural en señales, prodigios, milagros y maravillas.

Si eres un pastor, puede ser que tu denominación te expulse y que te encuentres sin una fuente segura de ingresos (aparte del Señor). Pero serás libre para seguir al Espíritu de Cristo, algo tanto mejor que seguridad financiera. Si eres un joven o señorita, puede ser que te encuentres en dificultades con tus padres, pero el gozo de experimentar lo sobrenatural y glorioso del Espíritu, vale más que cualquier burla o sufrimiento. ¿Qué harás? ¿Obedecerás a Dios?, que ordena: “…quedaos…hasta que seáis investidos con poder de lo alto…” (Lucas 24:49). Y que nos instruye, “…procurad los dones espirituales…” (1ª Corintios 14:1). ¿Qué harás?

¿Seguirás el ejemplo de San Pablo?

“… y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios”, (1ª Corintios 2:4).

“…pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder; en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros”, (1ª Tesalonicenses 1:5).

¿Qué harás? Jesús advirtió:

“No penséis que he venido a traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre, más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí”, (Mateo 10:34 y 38).

¡Anímate a buscar al Espíritu del Señor en todo Su poder! Anímate a buscar avivamiento en tu vida, tu iglesia y tu nación. La esperanza de los cristianos, la esperanza de la iglesia en el siglo XXI está en el poder del Espíritu Santo. ¡Él es Dios con nosotros! Recuerda:

Avivamiento ha sido, es y será el vehículo que Dios usa para lanzar adelante a Su iglesia desde Pentecostés, cuando nació, hasta el día que Él regrese por ella.

UN HÉROE DEL PASADO

Leamos ahora de un héroe de avivamiento del pasado. Espero que su historia te anime a ser un vanguardista para el Señor hoy en día. Era el siglo XIV; el mundo estaba en el oscurantismo. Había corrupción, crueldad, crimen, hambre, escasez, tortura, pecado dentro y fuera de la iglesia tradicional. El mundo le había dado la espalda a las enseñanzas sencillas y santas de las Sagradas Escrituras. Pero Dios tenía un hombre. Un hombre dentro de la iglesia, la cual estaba tan apartada de Dios. Un hombre que Él formaría en su instrumento de avivamiento. ¿Su nombre? Juan Hus.

Juan Hus era profesor de la Universidad de Praga (en Bohemia) y a la vez, era un predicador apasionado. A él, le ofendía la soberbia, las extravagancias y la inmoralidad de los clérigos religiosos y predicaba en contra de ello. Hus insistía que solo Cristo era la cabeza de la iglesia y que nadie, salvo Dios, tenía la autoridad para perdonar pecados. También insistía que la Sagrada Escritura debía ser la única fuente de verdad para la fe Cristiana: ningún otro tenía autoridad para establecer doctrina contraria a la Biblia. Seguramente sabía lo peligroso que era hablar así en aquellos días, pero su amor por Dios y su anhelo por ver a la iglesia avivada y librada de oscuridad, le impulsó adelante.

“¡Herejía!” Con esta sola palabra la iglesia resumía su juicio hacia las enseñanzas y declaraciones de Hus. No era la primera vez que la iglesia trataba de matar un avivamiento, ni sería la última. Hus llegó a tener mucha influencia, tanto con las masas, así como con algunos de la aristocracia, incluida la reina. Entonces el arzobispo de Praga instruyó a Hus que se silenciara y pidió a la Universidad de Praga que quemaran sus escritos. Pero él rehusó callarse. Como medida de presión, ¡toda la ciudad de Praga fue excomulgada! Como Hus no quería afectar a la ciudad, decidió salir de esta, pero dondequiera que iba, predicando en iglesias y aún al aire libre, multitud de personas iban para escucharlo. ¡Imagínalo, un avivamiento  en el año 1410 en Bohemia (lo que ahora es la República Checa)! ¡Qué emocionante! ¿No te parece? Y a la vez, ¡qué peligroso para los que vivieran en avivamiento! ¡Les podría costar caro!

Finalmente, en 1414, Hus fue citado para que asistiera al Concilio de Constanza para defender sus enseñanzas. Como sabían que el pueblo de Bohemia lo apoyaba y lo protegía, el Emperador del Santo Imperio romano, Segismundo, le prometió que su vida no correría peligro. Pero esto fue una trampa que le tendieron a Juan Hus; tan pronto como llegó, lo arrestaron. Pues, estaba tratando con mentirosos y con homicidas, (suena como el juicio contra el Señor Jesús, ¿verdad? Así es, mentirosos y homicidas vestidos en ropa del clérigo).

Bajo este ataque, Hus rehusó retractarse de sus enseñanzas. Lo echaron a la prisión por aproximadamente un año. Nuevamente le dieron la oportunidad de retractarse, pero a pesar de estar debilitado, por los malos tratos, enfermedad y falta de sueño, él dijo: “Ni por una capilla llena de oro, me retractaría de la verdad”. ¡Qué valor! ¡Qué héroe! El 6 de Julio de 1415, formalmente fue declarado como hereje y lo entregaron a las autoridades seculares para ser quemado en la hoguera. Según sus leyes, las autoridades eclesiásticas no podían ejecutar a los que estaban en su contra, sino solo las autoridades civiles tenían esta facultad. De esta manera los clérigos se ‘lavaban las manos’ de todas las atrocidades que mandaban a hacer.

Suena como Poncio Pilatos, ¿no crees? ¡Oh, cómo odia Satanás al avivamiento y la restauración de la verdad al pueblo de Dios! Cualquiera que es llamado a destapar la verdad del Espíritu Santo pronto se dará cuenta de esta realidad, pero, ¡no daremos ni un paso atrás! ¿Verdad?

Ya en el lugar de su ejecución, Hus fue sometido a una ‘ceremonia de degradación’. Los oficiales le quitaron su ropa, le cortaron el cabello y lo maldijeron. Hus, lleno del Espíritu Santo, respondió que con gusto sufría vergüenza en el nombre del señor Jesús, Una última vez, le dieron la oportunidad de retractarse; a lo que él contestó: “Dios es mi testigo, de que la evidencia en mi contra es falsa. Nunca he pensado, ni predicado con una motivación escondida, salvo con la intención de ganar a los hombres para que se liberen de sus pecados. Hoy gozosamente muero”. Entonces le profirieron su última maldición: “¡Entregamos tu alma al diablo!”; a lo que Hus respondió: “¡Y yo la entrego al misericordioso Señor Jesucristo!”.

Cuando prendieron la leña y la paja que habían apilado hasta su cuello, Hus comenzó a cantar: “Cristo, Hijo del Dios viviente, ten misericordia de nosotros”. Sus labios seguían moviéndose silenciosamente cuando expiró su último aliento. Posteriormente echaron sus cenizas sobre el río. Pero en vez de detener su influencia, su muerte heroica, solo la aumentó.

Dios había desatado un avivamiento que no podrían parar. Con esto y muchas otras visitaciones Él iba a devolver a su iglesia la gloria de Pentecostés y el derramamiento del Espíritu Santo que empezó allí. No es fácil confrontar rechazo y persecución cuando has sido sumergido en el Espíritu de Cristo, pero vale la pena por todo aquello que Él tiene preparado para los que le buscan de todo corazón y sin reservas. De esto continuaremos hablando la próxima vez.

Ver Mas

Increíble

Por: Hno. Victor Richards
Martes 11 de Octubre, 2016

Siempre hay un precio que pagar por el mover de Dios, tanto en la iglesia, como en lo individual, ¿estás preparado? Yo tengo que ser honesto y contar que mis experiencias con el Espíritu Santo no le agradaron a mucha gente, principalmente a los de mi denominación y círculo de amigos. Yo no estaba preparado para tal reacción. Apenas tenía 25 años de edad y era muy ignorante de la historia de avivamientos y visitaciones del Señor. No sabía que hay un precio que pagar para caminar cerca del poderoso Espíritu de Dios.

Ahora, muchos años después, puedo decir: ¡Vale la pena pagar el precio! ¡Vale todo el esfuerzo de buscarle y conocerle mejor! Pero en aquel entonces no tuve la madurez ni el entendimiento para enfrentar la oposición y pagué un alto precio por mi ignorancia. Mira, Dios está airado por el pecado en la iglesia, y por eso mismo, es movido a misericordia, debido al clamor de sus hijos. Entonces Él aviva a la iglesia de tiempo en tiempo, haciéndola eficaz y poderosa.

La iglesia desesperadamente necesita a vanguardistas en avivamiento, ¡los que seguirán a Dios muy de cerca, cueste lo que cueste! Es mi anhelo que, al leer este blog (y otros similares en esta página), si no lo has experimentado antes, te animes a buscar el Espíritu Santo, no únicamente en conocimiento intelectual, sino en experiencia propia, como los 120 discípulos que esperaban en el aposento alto.

Al recibir la promesa del Padre, puede ser que tú sufrirás persecución por parte de los que no entienden. No obstante, no permitas que los comentarios ni la oposición te robe de experimentar su poder sobrenatural en señales, prodigios, milagros y maravillas.

Si eres un pastor, puede ser que tu denominación te expulse y que te encuentres sin una fuente segura de ingresos (aparte del Señor). Pero serás libre para seguir al Espíritu de Cristo, algo tanto mejor que seguridad financiera. Si eres un joven o señorita, puede ser que te encuentres en dificultades con tus padres, pero el gozo de experimentar lo sobrenatural y glorioso del Espíritu, vale más que cualquier burla o sufrimiento. ¿Qué harás? ¿Obedecerás a Dios?, que ordena: “…quedaos…hasta que seáis investidos con poder de lo alto…” (Lucas 24:49). Y que nos instruye, “…procurad los dones espirituales…” (1ª Corintios 14:1). ¿Qué harás?

¿Seguirás el ejemplo de San Pablo?

“… y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios”, (1ª Corintios 2:4).

“…pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder; en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros”, (1ª Tesalonicenses 1:5).

¿Qué harás? Jesús advirtió:

“No penséis que he venido a traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre, más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí”, (Mateo 10:34 y 38).

¡Anímate a buscar al Espíritu del Señor en todo Su poder! Anímate a buscar avivamiento en tu vida, tu iglesia y tu nación. La esperanza de los cristianos, la esperanza de la iglesia en el siglo XXI está en el poder del Espíritu Santo. ¡Él es Dios con nosotros! Recuerda:

Avivamiento ha sido, es y será el vehículo que Dios usa para lanzar adelante a Su iglesia desde Pentecostés, cuando nació, hasta el día que Él regrese por ella.

UN HÉROE DEL PASADO

Leamos ahora de un héroe de avivamiento del pasado. Espero que su historia te anime a ser un vanguardista para el Señor hoy en día. Era el siglo XIV; el mundo estaba en el oscurantismo. Había corrupción, crueldad, crimen, hambre, escasez, tortura, pecado dentro y fuera de la iglesia tradicional. El mundo le había dado la espalda a las enseñanzas sencillas y santas de las Sagradas Escrituras. Pero Dios tenía un hombre. Un hombre dentro de la iglesia, la cual estaba tan apartada de Dios. Un hombre que Él formaría en su instrumento de avivamiento. ¿Su nombre? Juan Hus.

Juan Hus era profesor de la Universidad de Praga (en Bohemia) y a la vez, era un predicador apasionado. A él, le ofendía la soberbia, las extravagancias y la inmoralidad de los clérigos religiosos y predicaba en contra de ello. Hus insistía que solo Cristo era la cabeza de la iglesia y que nadie, salvo Dios, tenía la autoridad para perdonar pecados. También insistía que la Sagrada Escritura debía ser la única fuente de verdad para la fe Cristiana: ningún otro tenía autoridad para establecer doctrina contraria a la Biblia. Seguramente sabía lo peligroso que era hablar así en aquellos días, pero su amor por Dios y su anhelo por ver a la iglesia avivada y librada de oscuridad, le impulsó adelante.

“¡Herejía!” Con esta sola palabra la iglesia resumía su juicio hacia las enseñanzas y declaraciones de Hus. No era la primera vez que la iglesia trataba de matar un avivamiento, ni sería la última. Hus llegó a tener mucha influencia, tanto con las masas, así como con algunos de la aristocracia, incluida la reina. Entonces el arzobispo de Praga instruyó a Hus que se silenciara y pidió a la Universidad de Praga que quemaran sus escritos. Pero él rehusó callarse. Como medida de presión, ¡toda la ciudad de Praga fue excomulgada! Como Hus no quería afectar a la ciudad, decidió salir de esta, pero dondequiera que iba, predicando en iglesias y aún al aire libre, multitud de personas iban para escucharlo. ¡Imagínalo, un avivamiento  en el año 1410 en Bohemia (lo que ahora es la República Checa)! ¡Qué emocionante! ¿No te parece? Y a la vez, ¡qué peligroso para los que vivieran en avivamiento! ¡Les podría costar caro!

Finalmente, en 1414, Hus fue citado para que asistiera al Concilio de Constanza para defender sus enseñanzas. Como sabían que el pueblo de Bohemia lo apoyaba y lo protegía, el Emperador del Santo Imperio romano, Segismundo, le prometió que su vida no correría peligro. Pero esto fue una trampa que le tendieron a Juan Hus; tan pronto como llegó, lo arrestaron. Pues, estaba tratando con mentirosos y con homicidas, (suena como el juicio contra el Señor Jesús, ¿verdad? Así es, mentirosos y homicidas vestidos en ropa del clérigo).

Bajo este ataque, Hus rehusó retractarse de sus enseñanzas. Lo echaron a la prisión por aproximadamente un año. Nuevamente le dieron la oportunidad de retractarse, pero a pesar de estar debilitado, por los malos tratos, enfermedad y falta de sueño, él dijo: “Ni por una capilla llena de oro, me retractaría de la verdad”. ¡Qué valor! ¡Qué héroe! El 6 de Julio de 1415, formalmente fue declarado como hereje y lo entregaron a las autoridades seculares para ser quemado en la hoguera. Según sus leyes, las autoridades eclesiásticas no podían ejecutar a los que estaban en su contra, sino solo las autoridades civiles tenían esta facultad. De esta manera los clérigos se ‘lavaban las manos’ de todas las atrocidades que mandaban a hacer.

Suena como Poncio Pilatos, ¿no crees? ¡Oh, cómo odia Satanás al avivamiento y la restauración de la verdad al pueblo de Dios! Cualquiera que es llamado a destapar la verdad del Espíritu Santo pronto se dará cuenta de esta realidad, pero, ¡no daremos ni un paso atrás! ¿Verdad?

Ya en el lugar de su ejecución, Hus fue sometido a una ‘ceremonia de degradación’. Los oficiales le quitaron su ropa, le cortaron el cabello y lo maldijeron. Hus, lleno del Espíritu Santo, respondió que con gusto sufría vergüenza en el nombre del señor Jesús, Una última vez, le dieron la oportunidad de retractarse; a lo que él contestó: “Dios es mi testigo, de que la evidencia en mi contra es falsa. Nunca he pensado, ni predicado con una motivación escondida, salvo con la intención de ganar a los hombres para que se liberen de sus pecados. Hoy gozosamente muero”. Entonces le profirieron su última maldición: “¡Entregamos tu alma al diablo!”; a lo que Hus respondió: “¡Y yo la entrego al misericordioso Señor Jesucristo!”.

Cuando prendieron la leña y la paja que habían apilado hasta su cuello, Hus comenzó a cantar: “Cristo, Hijo del Dios viviente, ten misericordia de nosotros”. Sus labios seguían moviéndose silenciosamente cuando expiró su último aliento. Posteriormente echaron sus cenizas sobre el río. Pero en vez de detener su influencia, su muerte heroica, solo la aumentó.

Dios había desatado un avivamiento que no podrían parar. Con esto y muchas otras visitaciones Él iba a devolver a su iglesia la gloria de Pentecostés y el derramamiento del Espíritu Santo que empezó allí. No es fácil confrontar rechazo y persecución cuando has sido sumergido en el Espíritu de Cristo, pero vale la pena por todo aquello que Él tiene preparado para los que le buscan de todo corazón y sin reservas. De esto continuaremos hablando la próxima vez.

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