TESTIMONIO DE SANIDAD | |||||||
Buenos días pastores Víctor y Sylvia Richards y querida congregación de Vino Nuevo. Por este conducto me atrevo a dar los testimonios de sanidad de mi mamá, claro, con la autorización de ella. Desde que ella vino de Veracruz y llegó a este lugar, ha estado recibiendo sanidad de parte del Espíritu Santo. Ella tenía años con dolor en uno de los dedos del pie izquierdo. No podía flexionar los dedos del pie, ya que cuando lo intentaba el dolor era insoportable y prefería no moverlos. Era solamente un dedo del pie, donde tenía el problema, ¡un solo dedo la inmovilizaba por completo! Todos los días por la noche, había que sobarle su dedo hasta que llegaba un punto en el que el dedo le tronaba; yo creo que se acomodaba en su lugar. Sólo así, podía ella caminar al día siguiente. Cada noche era la misma rutina, para que ella pudiera caminar sin dolor el siguiente día. Hasta que en una ocasión me armé de valor, molesta contra el diablo, justo antes de sobarle el pie a mi mamá, salieron de mi boca las siguientes palabras: “en el Nombre de Jesús le voy a tronar el dedo desde la raíz para que se alivie de una vez por todas”. Esto no fue algo planeado, simplemente de ver a mi madre batallar con el dolor, le pedí a mi Dios de lo profundo del corazón que hiciera un milagro en ella. Y realmente Él hizo un milagro, porque cuando le sobé el pie y le troné el dedo, esta vez sonó diferente. El tronido fue más fuerte de lo acostumbrado y mi mamá dice que ella sintió que desde la raíz se acomodó su dedo. Desde esa vez, ya no es necesario sobarle los dedos del pie a mi mami y ahora camina sin ningún problema. Le doy gracias al Espíritu Santo por obrar de esta manera, ¡a Él sean la honra y la gloria por siempre! Pero Dios no terminó ahí con su obra de sanidad en la vida de mi madre. Un martes en el mes de Agosto, me acerqué a la pastora Sylvia y le pedí oración por mi mamá. Ella me dijo que sí y nos dirigimos a donde estaba el Hermano Víctor. Mi madre tenía alrededor de 5 años padeciendo un dolor insoportable con punzadas en sus hombros y lo que conocemos como las ‘paletas de la espalda’. Ella ya no carga, ni realiza trabajos pesados, ni siquiera podía hacer tortillas a mano. Cada vez se sentía más y más limitada para hacer cosas, hasta para levantar los brazos. Pero ese martes, nuestro Señor Jesucristo la sanó. Después que el Hermano Víctor oró por ella nos fuimos a la casa. Pero día a día, ella ha ido mejorando su salud física, ya no tiene las limitaciones que tenía, ya puede hacerlas tortillas a mano y levantar los brazos. Desde el día siguiente, hasta el día de hoy, mi mamá ya no toma nada para aliviar el malestar que tenía. ¡Gloria a Dios! Gracias hermanos, por enseñarnos a orar y tomar la sanidad que nos pertenece.
Valentina Cruz |
|
||||||
Ver Mas |
TESTIMONIO DE SANIDAD |
Buenos días pastores Víctor y Sylvia Richards y querida congregación de Vino Nuevo. Por este conducto me atrevo a dar los testimonios de sanidad de mi mamá, claro, con la autorización de ella. Desde que ella vino de Veracruz y llegó a este lugar, ha estado recibiendo sanidad de parte del Espíritu Santo. Ella tenía años con dolor en uno de los dedos del pie izquierdo. No podía flexionar los dedos del pie, ya que cuando lo intentaba el dolor era insoportable y prefería no moverlos. Era solamente un dedo del pie, donde tenía el problema, ¡un solo dedo la inmovilizaba por completo! Todos los días por la noche, había que sobarle su dedo hasta que llegaba un punto en el que el dedo le tronaba; yo creo que se acomodaba en su lugar. Sólo así, podía ella caminar al día siguiente. Cada noche era la misma rutina, para que ella pudiera caminar sin dolor el siguiente día. Hasta que en una ocasión me armé de valor, molesta contra el diablo, justo antes de sobarle el pie a mi mamá, salieron de mi boca las siguientes palabras: “en el Nombre de Jesús le voy a tronar el dedo desde la raíz para que se alivie de una vez por todas”. Esto no fue algo planeado, simplemente de ver a mi madre batallar con el dolor, le pedí a mi Dios de lo profundo del corazón que hiciera un milagro en ella. Y realmente Él hizo un milagro, porque cuando le sobé el pie y le troné el dedo, esta vez sonó diferente. El tronido fue más fuerte de lo acostumbrado y mi mamá dice que ella sintió que desde la raíz se acomodó su dedo. Desde esa vez, ya no es necesario sobarle los dedos del pie a mi mami y ahora camina sin ningún problema. Le doy gracias al Espíritu Santo por obrar de esta manera, ¡a Él sean la honra y la gloria por siempre! Pero Dios no terminó ahí con su obra de sanidad en la vida de mi madre. Un martes en el mes de Agosto, me acerqué a la pastora Sylvia y le pedí oración por mi mamá. Ella me dijo que sí y nos dirigimos a donde estaba el Hermano Víctor. Mi madre tenía alrededor de 5 años padeciendo un dolor insoportable con punzadas en sus hombros y lo que conocemos como las ‘paletas de la espalda’. Ella ya no carga, ni realiza trabajos pesados, ni siquiera podía hacer tortillas a mano. Cada vez se sentía más y más limitada para hacer cosas, hasta para levantar los brazos. Pero ese martes, nuestro Señor Jesucristo la sanó. Después que el Hermano Víctor oró por ella nos fuimos a la casa. Pero día a día, ella ha ido mejorando su salud física, ya no tiene las limitaciones que tenía, ya puede hacerlas tortillas a mano y levantar los brazos. Desde el día siguiente, hasta el día de hoy, mi mamá ya no toma nada para aliviar el malestar que tenía. ¡Gloria a Dios! Gracias hermanos, por enseñarnos a orar y tomar la sanidad que nos pertenece.
Valentina Cruz |
Ver Mas |
TESTIMONIO DE SANIDAD |
Buenos días pastores Víctor y Sylvia Richards y querida congregación de Vino Nuevo. Por este conducto me atrevo a dar los testimonios de sanidad de mi mamá, claro, con la autorización de ella. Desde que ella vino de Veracruz y llegó a este lugar, ha estado recibiendo sanidad de parte del Espíritu Santo. Ella tenía años con dolor en uno de los dedos del pie izquierdo. No podía flexionar los dedos del pie, ya que cuando lo intentaba el dolor era insoportable y prefería no moverlos. Era solamente un dedo del pie, donde tenía el problema, ¡un solo dedo la inmovilizaba por completo! Todos los días por la noche, había que sobarle su dedo hasta que llegaba un punto en el que el dedo le tronaba; yo creo que se acomodaba en su lugar. Sólo así, podía ella caminar al día siguiente. Cada noche era la misma rutina, para que ella pudiera caminar sin dolor el siguiente día. Hasta que en una ocasión me armé de valor, molesta contra el diablo, justo antes de sobarle el pie a mi mamá, salieron de mi boca las siguientes palabras: “en el Nombre de Jesús le voy a tronar el dedo desde la raíz para que se alivie de una vez por todas”. Esto no fue algo planeado, simplemente de ver a mi madre batallar con el dolor, le pedí a mi Dios de lo profundo del corazón que hiciera un milagro en ella. Y realmente Él hizo un milagro, porque cuando le sobé el pie y le troné el dedo, esta vez sonó diferente. El tronido fue más fuerte de lo acostumbrado y mi mamá dice que ella sintió que desde la raíz se acomodó su dedo. Desde esa vez, ya no es necesario sobarle los dedos del pie a mi mami y ahora camina sin ningún problema. Le doy gracias al Espíritu Santo por obrar de esta manera, ¡a Él sean la honra y la gloria por siempre! Pero Dios no terminó ahí con su obra de sanidad en la vida de mi madre. Un martes en el mes de Agosto, me acerqué a la pastora Sylvia y le pedí oración por mi mamá. Ella me dijo que sí y nos dirigimos a donde estaba el Hermano Víctor. Mi madre tenía alrededor de 5 años padeciendo un dolor insoportable con punzadas en sus hombros y lo que conocemos como las ‘paletas de la espalda’. Ella ya no carga, ni realiza trabajos pesados, ni siquiera podía hacer tortillas a mano. Cada vez se sentía más y más limitada para hacer cosas, hasta para levantar los brazos. Pero ese martes, nuestro Señor Jesucristo la sanó. Después que el Hermano Víctor oró por ella nos fuimos a la casa. Pero día a día, ella ha ido mejorando su salud física, ya no tiene las limitaciones que tenía, ya puede hacerlas tortillas a mano y levantar los brazos. Desde el día siguiente, hasta el día de hoy, mi mamá ya no toma nada para aliviar el malestar que tenía. ¡Gloria a Dios! Gracias hermanos, por enseñarnos a orar y tomar la sanidad que nos pertenece.
Valentina Cruz |
Ver Mas |