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TESTIMONIO DE SALVACIÃN | |||||||
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TESTIMONIO 1 Un saludo pastores y a la congregación de Vino Nuevo: Cuando estuvimos en el Hospital, nos enteramos del caso de la niña Destiny Lisset Carrasco, de 2 años y 8 meses de edad. ella está internada por retención de líquidos. Pero en ese momento la estaban dando de alta para que pudiera ir a su casa. El señor Alfredo Carrasco, padre de la pequeña, se veía muy angustiado porque no sabía cómo iba a hacerle para poder pagar la cuenta del Hospital y el tratamiento de su hija; además, que ellos vienen de Delicias, Chih., y no tienen el suficiente dinero para el pasaje de regreso a casa. Nosotros les dijimos a él y a su esposa que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por siempre; y que podemos entregarle a Él todas nuestras cargas para que obre a nuestro favor, si confiamos en Él. Les dijimos también que, Jesús tiene el control de TODAS las cosas y que no hay nada imposible para Él. Después de un momento nos dirijimos al señor Alfredo y cuando le hicimos la pregunta, ¿dónde crees tú, que pasarás la eternidad?, él no pudo contestar y empezó a llorar y llorar sin poder contenerse. Al fin contestó con lágrimas en sus ojos que le gustaría pasar su eternidad en el cielo, pero lo veía difícil. Le volvimos a preguntar, ¿por qué creía que fuera difícil?; y simplemente respondió que había pecado en su vida. Entonces le explicamos que la solución al pecado está en el sacrificio de Jesús en la cruz. Hablamos la obra de Jesús en la cruz, nuestro pecado, la sangre de Cristo, del arrepentimiento y el nuevo nacimiento; realmente ese fue un momento del Espíritu Santo, porque Su presencia estaba ahí. El señor Alfredo reconoció su necesidad del Salvador y aceptó recibir a Jesús en su corazón. Les animamos a desarrollar una relación personal con Dios, porque la oración que acababan de hacer no sirve de mucho si no hay un cambio de dirección en nuestras vidas. Nos agradecieron el tiempo que dedicamos, por la oración de sanidad por su hijita y por compartir con ellos el amor de Dios.
TESTIMONIO 2 Reciban un cordial saludo queridos pastores: Quiero dar testimonio de lo que sucedió el sábado pasado que salimos a evangelizar el grupo de hombres de ETERNIDAD. Esta vez estuvimos en el centro de la ciudad compartiendo el mensaje de salvación. Resulta que después de un rato de hablar por el altoparlante que llevamos, se hizo un llamado a cambiar de rumbo en la vida y acercarse a los pies de Cristo. Entonces, de pronto se acercó un hombre joven de alrededor de 30 años de edad, y nos pidió ayuda. Él quería saber cómo ser un seguidor de Jesucristo, ya que él se sentía culpable de su pecado. Nos contó que él es militar activo de rango medio y, ¡qué ya estaba cansado!, de la vida que llevaba por más de 17 años al servicio del ejército. Nos preguntaba si debía renunciar, ya que en ocasiones en el pasado les han ordenado dar muerte a otros, en operativos que hace el gobierno en distintas partes del país. Su deber es obedecer, pero no se siente bien en su corazón. También nos contó su inclinación al pecado, su inmoralidad y ligereza hacía las cosas que no agradan a Dios, en sus días libres. Cuando escuchó a nuestro compañero compartiendo, se sintió avergonzado de haber ofendido a Dios en tantas maneras. Recordó vagamente que cuando era un muchacho su padre le hablaba de la Palabra de Dios, así como lo hicimos nosotros y que le advirtió de muchas cosas similares. Después de un tiempo de contarnos su vida, este soldado, no aguantó más y se quebró en llanto y no lo pudo contener, a la vez que escondía sus ojos de nosotros y nos preguntó; “¿verdad que no es malo llorar?”. Y siguió diciendo, “en el ejército nos maltratan y nos castigan si lo hacemos”. Le ministramos y finalmente se sintió libre para llorar sin prejuicios. Al final él mismo dijo que quería reconciliarse con Dios. Lo guiamos en oración para ponerse a cuentas con Dios en su corazón. Después, le regalamos una Biblia, le dimos algunos consejos en su caminar con Dios, lo animamos buscar una iglesia a donde quiera que vaya y crezca en su relación con Dios. |
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TESTIMONIO DE SALVACIÃN |
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TESTIMONIO 1 Un saludo pastores y a la congregación de Vino Nuevo: Cuando estuvimos en el Hospital, nos enteramos del caso de la niña Destiny Lisset Carrasco, de 2 años y 8 meses de edad. ella está internada por retención de líquidos. Pero en ese momento la estaban dando de alta para que pudiera ir a su casa. El señor Alfredo Carrasco, padre de la pequeña, se veía muy angustiado porque no sabía cómo iba a hacerle para poder pagar la cuenta del Hospital y el tratamiento de su hija; además, que ellos vienen de Delicias, Chih., y no tienen el suficiente dinero para el pasaje de regreso a casa. Nosotros les dijimos a él y a su esposa que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por siempre; y que podemos entregarle a Él todas nuestras cargas para que obre a nuestro favor, si confiamos en Él. Les dijimos también que, Jesús tiene el control de TODAS las cosas y que no hay nada imposible para Él. Después de un momento nos dirijimos al señor Alfredo y cuando le hicimos la pregunta, ¿dónde crees tú, que pasarás la eternidad?, él no pudo contestar y empezó a llorar y llorar sin poder contenerse. Al fin contestó con lágrimas en sus ojos que le gustaría pasar su eternidad en el cielo, pero lo veía difícil. Le volvimos a preguntar, ¿por qué creía que fuera difícil?; y simplemente respondió que había pecado en su vida. Entonces le explicamos que la solución al pecado está en el sacrificio de Jesús en la cruz. Hablamos la obra de Jesús en la cruz, nuestro pecado, la sangre de Cristo, del arrepentimiento y el nuevo nacimiento; realmente ese fue un momento del Espíritu Santo, porque Su presencia estaba ahí. El señor Alfredo reconoció su necesidad del Salvador y aceptó recibir a Jesús en su corazón. Les animamos a desarrollar una relación personal con Dios, porque la oración que acababan de hacer no sirve de mucho si no hay un cambio de dirección en nuestras vidas. Nos agradecieron el tiempo que dedicamos, por la oración de sanidad por su hijita y por compartir con ellos el amor de Dios.
TESTIMONIO 2 Reciban un cordial saludo queridos pastores: Quiero dar testimonio de lo que sucedió el sábado pasado que salimos a evangelizar el grupo de hombres de ETERNIDAD. Esta vez estuvimos en el centro de la ciudad compartiendo el mensaje de salvación. Resulta que después de un rato de hablar por el altoparlante que llevamos, se hizo un llamado a cambiar de rumbo en la vida y acercarse a los pies de Cristo. Entonces, de pronto se acercó un hombre joven de alrededor de 30 años de edad, y nos pidió ayuda. Él quería saber cómo ser un seguidor de Jesucristo, ya que él se sentía culpable de su pecado. Nos contó que él es militar activo de rango medio y, ¡qué ya estaba cansado!, de la vida que llevaba por más de 17 años al servicio del ejército. Nos preguntaba si debía renunciar, ya que en ocasiones en el pasado les han ordenado dar muerte a otros, en operativos que hace el gobierno en distintas partes del país. Su deber es obedecer, pero no se siente bien en su corazón. También nos contó su inclinación al pecado, su inmoralidad y ligereza hacía las cosas que no agradan a Dios, en sus días libres. Cuando escuchó a nuestro compañero compartiendo, se sintió avergonzado de haber ofendido a Dios en tantas maneras. Recordó vagamente que cuando era un muchacho su padre le hablaba de la Palabra de Dios, así como lo hicimos nosotros y que le advirtió de muchas cosas similares. Después de un tiempo de contarnos su vida, este soldado, no aguantó más y se quebró en llanto y no lo pudo contener, a la vez que escondía sus ojos de nosotros y nos preguntó; “¿verdad que no es malo llorar?”. Y siguió diciendo, “en el ejército nos maltratan y nos castigan si lo hacemos”. Le ministramos y finalmente se sintió libre para llorar sin prejuicios. Al final él mismo dijo que quería reconciliarse con Dios. Lo guiamos en oración para ponerse a cuentas con Dios en su corazón. Después, le regalamos una Biblia, le dimos algunos consejos en su caminar con Dios, lo animamos buscar una iglesia a donde quiera que vaya y crezca en su relación con Dios. |
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TESTIMONIO 1 Un saludo pastores y a la congregación de Vino Nuevo: Cuando estuvimos en el Hospital, nos enteramos del caso de la niña Destiny Lisset Carrasco, de 2 años y 8 meses de edad. ella está internada por retención de líquidos. Pero en ese momento la estaban dando de alta para que pudiera ir a su casa. El señor Alfredo Carrasco, padre de la pequeña, se veía muy angustiado porque no sabía cómo iba a hacerle para poder pagar la cuenta del Hospital y el tratamiento de su hija; además, que ellos vienen de Delicias, Chih., y no tienen el suficiente dinero para el pasaje de regreso a casa. Nosotros les dijimos a él y a su esposa que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por siempre; y que podemos entregarle a Él todas nuestras cargas para que obre a nuestro favor, si confiamos en Él. Les dijimos también que, Jesús tiene el control de TODAS las cosas y que no hay nada imposible para Él. Después de un momento nos dirijimos al señor Alfredo y cuando le hicimos la pregunta, ¿dónde crees tú, que pasarás la eternidad?, él no pudo contestar y empezó a llorar y llorar sin poder contenerse. Al fin contestó con lágrimas en sus ojos que le gustaría pasar su eternidad en el cielo, pero lo veía difícil. Le volvimos a preguntar, ¿por qué creía que fuera difícil?; y simplemente respondió que había pecado en su vida. Entonces le explicamos que la solución al pecado está en el sacrificio de Jesús en la cruz. Hablamos la obra de Jesús en la cruz, nuestro pecado, la sangre de Cristo, del arrepentimiento y el nuevo nacimiento; realmente ese fue un momento del Espíritu Santo, porque Su presencia estaba ahí. El señor Alfredo reconoció su necesidad del Salvador y aceptó recibir a Jesús en su corazón. Les animamos a desarrollar una relación personal con Dios, porque la oración que acababan de hacer no sirve de mucho si no hay un cambio de dirección en nuestras vidas. Nos agradecieron el tiempo que dedicamos, por la oración de sanidad por su hijita y por compartir con ellos el amor de Dios.
TESTIMONIO 2 Reciban un cordial saludo queridos pastores: Quiero dar testimonio de lo que sucedió el sábado pasado que salimos a evangelizar el grupo de hombres de ETERNIDAD. Esta vez estuvimos en el centro de la ciudad compartiendo el mensaje de salvación. Resulta que después de un rato de hablar por el altoparlante que llevamos, se hizo un llamado a cambiar de rumbo en la vida y acercarse a los pies de Cristo. Entonces, de pronto se acercó un hombre joven de alrededor de 30 años de edad, y nos pidió ayuda. Él quería saber cómo ser un seguidor de Jesucristo, ya que él se sentía culpable de su pecado. Nos contó que él es militar activo de rango medio y, ¡qué ya estaba cansado!, de la vida que llevaba por más de 17 años al servicio del ejército. Nos preguntaba si debía renunciar, ya que en ocasiones en el pasado les han ordenado dar muerte a otros, en operativos que hace el gobierno en distintas partes del país. Su deber es obedecer, pero no se siente bien en su corazón. También nos contó su inclinación al pecado, su inmoralidad y ligereza hacía las cosas que no agradan a Dios, en sus días libres. Cuando escuchó a nuestro compañero compartiendo, se sintió avergonzado de haber ofendido a Dios en tantas maneras. Recordó vagamente que cuando era un muchacho su padre le hablaba de la Palabra de Dios, así como lo hicimos nosotros y que le advirtió de muchas cosas similares. Después de un tiempo de contarnos su vida, este soldado, no aguantó más y se quebró en llanto y no lo pudo contener, a la vez que escondía sus ojos de nosotros y nos preguntó; “¿verdad que no es malo llorar?”. Y siguió diciendo, “en el ejército nos maltratan y nos castigan si lo hacemos”. Le ministramos y finalmente se sintió libre para llorar sin prejuicios. Al final él mismo dijo que quería reconciliarse con Dios. Lo guiamos en oración para ponerse a cuentas con Dios en su corazón. Después, le regalamos una Biblia, le dimos algunos consejos en su caminar con Dios, lo animamos buscar una iglesia a donde quiera que vaya y crezca en su relación con Dios. |
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