7 COSAS QUE JAMÃS ACEPTARÃ IV | |||||||
Fuimos creados por Dios a Su imagen y semejanza. Además, fuimos puestos en este mundo para señorear sobre la creación de Dios. Debido al pecado y la caída del hombre, el gobierno y autoridad, fue tomado por el diablo y desde los tiempos de Adán, Satanás ha infringido a la humanidad derrota, temor, incredulidad, condenación, etcétera, etcétera. Pero gracias a Cristo Jesús, el perfecto Adán, esto ha cambiado desde la cruz, porque Jesús ha recuperado lo que el diablo robó y lo ha entregado a Sus hijos, es decir, a aquellos que creen en Su Nombre y le siguen. Ahora nosotros somos responsables de señorear y extender el reino de Dios aquí en la tierra, por lo tanto jamás debemos aceptar la mentira y engaño del diablo que ha traído sobre el mundo. Hoy concluiremos con nuestro estudio de las siete cosas que jamás aceptaremos como hijos de Dios. 1. Jamás aceptaré la condenación. 2. Jamás aceptaré el temor y la preocupación. 3. Jamás aceptaré la incredulidad. 4. Jamás aceptaré la debilidad. 5. Jamás aceptaré la derrota. 6. Jamás aceptaré la miseria Hay muchos pensamientos erróneos en cuanto al dinero y las riquezas. Algunos creen que entre más pobre sea uno, es más espiritual. Cuando alguien tiene un fracaso económico, la gente dice: “Así lo quiso Dios”. Sin embargo, la Biblia dice que Satanás es el ladrón y Dios el que bendice. 3ª Juan v.2: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. Deuteronomio 28 promete que el Señor hará sobreabundar en bienes a los que oyen atentamente la voz de Dios y que guardan sus mandamientos. Para que recibas la bendición de la abundancia debes creer que la voluntad de Dios es prosperarte. Creer que el Señor desea darte prosperidad económica es sólo el primer paso. Como cualquier otra promesa, existen requisitos para que uno lo reciba. a. Honrar a Dios con tus bienes Proverbios 3:9, 10: “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto”. No hay duda de que el Señor quiere prosperarnos porque usa las palabras “llenos tus graneros” (cuenta bancaria), “abundancia” y “rebosarán”.Es importante resaltar la condición:“Honra a Jehová con las primicias de todos tus frutos”. Malaquías dice que el pueblo le había robado a Dios al no pagar diezmos y ofrendas, por lo tanto estaban bajo maldición. Luego dice: Malaquías 3:10, 11: “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos”. El cimiento o el fundamento de la prosperidad es el diezmo. Allí es donde empieza; es el primer paso. Uno no puede subir una escalera sin pisar el primer escalón. b. Ser dador y generoso con otros Proverbios 11:24, 25: “Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado”. Dios es un padre generoso y espléndido con sus hijos y nosotros mostramos la misma naturaleza de Él cuando somos generosos. c. Ayudar a los pobres Proverbios 28:27: “El que da al pobre no tendrá pobreza...”. d. Ser trabajador Proverbios 10:4: “La mano negligente empobrece; mas la mano de los diligentes enriquece”. Toda la Biblia, especialmente el libro de los Proverbios, habla mucho sobre la diligencia y de que Dios no va a bendecir al perezoso. Hay otros factores que nos impedirán llegar a la abundancia; cosas como gastar el dinero sin sabiduría y endeudarnos por no vivir dentro de nuestro presupuesto. Pero el factor más importante, del lado negativo, es el peligro del amor al dinero. Vez tras vez, las Escrituras nos advierten de guardarnos de la avaricia, porque es una trampa muy efectiva del enemigo. Si él no puede mantenernos en ignorancia de que la voluntad de Dios es prosperarnos, entonces él tratará de engañarnos con el amor a las riquezas. Proverbios 22:4: “Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová”. Proverbios 28:25: “...El que confía en Jehová prosperará”. Dios quiere darte riquezas; pero al mismo tiempo no desea que busques las riquezas. Desea que le busques primeramente a Él, ¡y no aceptes la miseria! 7. Jamás aceptaré la enfermedad Una vez oí a un gran maestro bíblico decir que cuando él aceptó a Cristo fue una persona muy enfermiza, además tenía una enfermedad incurable. Entonces empezó a leer la Biblia, y con una pluma azul, cada vez que encontraba un pasaje tocante a la sanidad, la salud, la medicina o el cuerpo, él subrayaba el texto. Al terminar su lectura, tenía una Biblia azul y al cabo de poco tiempo, sanó totalmente y ha servido al Señor por más de 50 años. Es sorprendente cuánto habla Dios de este tema. Haz a un lado todo prejuicio y tradición de hombres en cuanto a la sanidad y salud y permite a la Palabra de Dios renovar tu mente y crear fe para recibir esta parte de tu herencia. Cuando vas con un médico y te da una receta para cierta medicina, usualmente él dice: “Tomar tres veces al día”. Proverbios dice que su Palabra es como medicina; sin embargo, para que nos haga efecto hay que tomarla en forma consistente. a. La medicina de Dios Para que tu fe crezca en esta área, medita y confiesa tres veces al día: Proverbios 3:8; 4:22: “Será medicina para tu cuerpo y refrigerio para tus huesos… Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo”. Añada otras promesas comoSalmos 103:2, 3, 5: “Bendice, alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias… El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila”. Hazlo personal: “Él sana todas mis dolencias de modo que me rejuvenezca como el águila”. Salmos 91:1, 5, 6: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. No temerás al terror nocturno... ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya”. “Confieso que habito al abrigo del Altísimo y camino con Él; así que no temeré ni pestilencia (enfermedades), ni mortandad (plagas)”. Salmo 127:2: “...a su amado dará Dios el sueño”. 3ª Juan v.2: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. Deuteronomio 7:12, 15: “Y por haber oído estos decretos y haberlos guardado y puesto por obra, Jehová tu Dios guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres. Y quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que tú conoces, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren”. Mateo 8:17: “...Él mismo (Jesús) tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias”. Alguien podría decir: “Pero muchos de los textos se encuentran en el Antiguo Testamento”. Hebreos declara que el nuevo pacto de Cristo es mejor que el antiguo. Si así es, ¿crees que Dios daría más beneficios a sus hijos del Antiguo Testamento y menos a nosotros ahora? b. Lo que Dios dice sobre nuestro cuerpo Algunas religiones enseñan que el cuerpo es de poca importancia ante los ojos de Dios y que Él se interesa únicamente en el alma y el espíritu, pero la Biblia no enseña eso. Sí, este cuerpo que está maravillosamente hecho, es temporal y algún día tendremos un cuerpo nuevo y eterno; pero mientras tanto, nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, por lo cual Él nos dice: 1ª Corintios 6:20: “...Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu...”. Nuestro cuerpo es importante para Dios porque sus propósitos divinos aquí en la tierra serán logrados a través de ellos. Al Señor le interesa tu salud espiritual, mental, emocional y física. Por muchos años mi familia y yo sufrimos el robo de esta parte de nuestra herencia, precisamente por nuestra ignorancia e incredulidad. No te permitas ser robado. ¡No aceptes la enfermedad! Alguien pudiera preguntarme: “Si es la voluntad de Dios sanarme, prosperarme, llenarme de paz, de confianza, de fuerza y de victoria, entonces, ¿por qué tengo tantas luchas y por qué no recibo más de estas bendiciones más rápido?”. Esta, es una buena pregunta y hay una respuesta muy sencilla: Tenemos un enemigo real (Satanás) cuyo propósito es precisamente robarnos, atacarnos y destruirnos. Juan 10:10 dice: “El ladrón (Satanás) no viene sino para hurtar y matar y destruir...”. Aunque el propósito de Satanás es alejarnos y robar nuestra herencia, no estamos indefensos. 1ª Juan 4:4: “...Mayor es el (Cristo) que está en vosotros, que el que está en el mundo (Satanás)”. Hebreos 6:12 dice que uno hereda o recibe las promesas a través de la fe y la paciencia. No te desanimes si requiere tiempo para entrar en posesión de tu herencia total; no te desanimes si requiere una lucha cuando empiezas a reclamar lo tuyo. (Lee mi libro “El dominio del creyente” para mayor información sobre la batalla espiritual). No aceptes: Cree, confiesay acepta: 1. Condenación 1. Perdón 2. Temor 2. Paz 3. Incredulidad 3. Confianza 4. Debilidad 4. Fuerza 5. Derrota 5. Victoria 6. Miseria 6. Abundancia 7. Enfermedad 7. Salud
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7 COSAS QUE JAMÃS ACEPTARÃ IV |
Fuimos creados por Dios a Su imagen y semejanza. Además, fuimos puestos en este mundo para señorear sobre la creación de Dios. Debido al pecado y la caída del hombre, el gobierno y autoridad, fue tomado por el diablo y desde los tiempos de Adán, Satanás ha infringido a la humanidad derrota, temor, incredulidad, condenación, etcétera, etcétera. Pero gracias a Cristo Jesús, el perfecto Adán, esto ha cambiado desde la cruz, porque Jesús ha recuperado lo que el diablo robó y lo ha entregado a Sus hijos, es decir, a aquellos que creen en Su Nombre y le siguen. Ahora nosotros somos responsables de señorear y extender el reino de Dios aquí en la tierra, por lo tanto jamás debemos aceptar la mentira y engaño del diablo que ha traído sobre el mundo. Hoy concluiremos con nuestro estudio de las siete cosas que jamás aceptaremos como hijos de Dios. 1. Jamás aceptaré la condenación. 2. Jamás aceptaré el temor y la preocupación. 3. Jamás aceptaré la incredulidad. 4. Jamás aceptaré la debilidad. 5. Jamás aceptaré la derrota. 6. Jamás aceptaré la miseria Hay muchos pensamientos erróneos en cuanto al dinero y las riquezas. Algunos creen que entre más pobre sea uno, es más espiritual. Cuando alguien tiene un fracaso económico, la gente dice: “Así lo quiso Dios”. Sin embargo, la Biblia dice que Satanás es el ladrón y Dios el que bendice. 3ª Juan v.2: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. Deuteronomio 28 promete que el Señor hará sobreabundar en bienes a los que oyen atentamente la voz de Dios y que guardan sus mandamientos. Para que recibas la bendición de la abundancia debes creer que la voluntad de Dios es prosperarte. Creer que el Señor desea darte prosperidad económica es sólo el primer paso. Como cualquier otra promesa, existen requisitos para que uno lo reciba. a. Honrar a Dios con tus bienes Proverbios 3:9, 10: “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto”. No hay duda de que el Señor quiere prosperarnos porque usa las palabras “llenos tus graneros” (cuenta bancaria), “abundancia” y “rebosarán”.Es importante resaltar la condición:“Honra a Jehová con las primicias de todos tus frutos”. Malaquías dice que el pueblo le había robado a Dios al no pagar diezmos y ofrendas, por lo tanto estaban bajo maldición. Luego dice: Malaquías 3:10, 11: “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos”. El cimiento o el fundamento de la prosperidad es el diezmo. Allí es donde empieza; es el primer paso. Uno no puede subir una escalera sin pisar el primer escalón. b. Ser dador y generoso con otros Proverbios 11:24, 25: “Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado”. Dios es un padre generoso y espléndido con sus hijos y nosotros mostramos la misma naturaleza de Él cuando somos generosos. c. Ayudar a los pobres Proverbios 28:27: “El que da al pobre no tendrá pobreza...”. d. Ser trabajador Proverbios 10:4: “La mano negligente empobrece; mas la mano de los diligentes enriquece”. Toda la Biblia, especialmente el libro de los Proverbios, habla mucho sobre la diligencia y de que Dios no va a bendecir al perezoso. Hay otros factores que nos impedirán llegar a la abundancia; cosas como gastar el dinero sin sabiduría y endeudarnos por no vivir dentro de nuestro presupuesto. Pero el factor más importante, del lado negativo, es el peligro del amor al dinero. Vez tras vez, las Escrituras nos advierten de guardarnos de la avaricia, porque es una trampa muy efectiva del enemigo. Si él no puede mantenernos en ignorancia de que la voluntad de Dios es prosperarnos, entonces él tratará de engañarnos con el amor a las riquezas. Proverbios 22:4: “Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová”. Proverbios 28:25: “...El que confía en Jehová prosperará”. Dios quiere darte riquezas; pero al mismo tiempo no desea que busques las riquezas. Desea que le busques primeramente a Él, ¡y no aceptes la miseria! 7. Jamás aceptaré la enfermedad Una vez oí a un gran maestro bíblico decir que cuando él aceptó a Cristo fue una persona muy enfermiza, además tenía una enfermedad incurable. Entonces empezó a leer la Biblia, y con una pluma azul, cada vez que encontraba un pasaje tocante a la sanidad, la salud, la medicina o el cuerpo, él subrayaba el texto. Al terminar su lectura, tenía una Biblia azul y al cabo de poco tiempo, sanó totalmente y ha servido al Señor por más de 50 años. Es sorprendente cuánto habla Dios de este tema. Haz a un lado todo prejuicio y tradición de hombres en cuanto a la sanidad y salud y permite a la Palabra de Dios renovar tu mente y crear fe para recibir esta parte de tu herencia. Cuando vas con un médico y te da una receta para cierta medicina, usualmente él dice: “Tomar tres veces al día”. Proverbios dice que su Palabra es como medicina; sin embargo, para que nos haga efecto hay que tomarla en forma consistente. a. La medicina de Dios Para que tu fe crezca en esta área, medita y confiesa tres veces al día: Proverbios 3:8; 4:22: “Será medicina para tu cuerpo y refrigerio para tus huesos… Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo”. Añada otras promesas comoSalmos 103:2, 3, 5: “Bendice, alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias… El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila”. Hazlo personal: “Él sana todas mis dolencias de modo que me rejuvenezca como el águila”. Salmos 91:1, 5, 6: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. No temerás al terror nocturno... ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya”. “Confieso que habito al abrigo del Altísimo y camino con Él; así que no temeré ni pestilencia (enfermedades), ni mortandad (plagas)”. Salmo 127:2: “...a su amado dará Dios el sueño”. 3ª Juan v.2: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. Deuteronomio 7:12, 15: “Y por haber oído estos decretos y haberlos guardado y puesto por obra, Jehová tu Dios guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres. Y quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que tú conoces, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren”. Mateo 8:17: “...Él mismo (Jesús) tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias”. Alguien podría decir: “Pero muchos de los textos se encuentran en el Antiguo Testamento”. Hebreos declara que el nuevo pacto de Cristo es mejor que el antiguo. Si así es, ¿crees que Dios daría más beneficios a sus hijos del Antiguo Testamento y menos a nosotros ahora? b. Lo que Dios dice sobre nuestro cuerpo Algunas religiones enseñan que el cuerpo es de poca importancia ante los ojos de Dios y que Él se interesa únicamente en el alma y el espíritu, pero la Biblia no enseña eso. Sí, este cuerpo que está maravillosamente hecho, es temporal y algún día tendremos un cuerpo nuevo y eterno; pero mientras tanto, nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, por lo cual Él nos dice: 1ª Corintios 6:20: “...Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu...”. Nuestro cuerpo es importante para Dios porque sus propósitos divinos aquí en la tierra serán logrados a través de ellos. Al Señor le interesa tu salud espiritual, mental, emocional y física. Por muchos años mi familia y yo sufrimos el robo de esta parte de nuestra herencia, precisamente por nuestra ignorancia e incredulidad. No te permitas ser robado. ¡No aceptes la enfermedad! Alguien pudiera preguntarme: “Si es la voluntad de Dios sanarme, prosperarme, llenarme de paz, de confianza, de fuerza y de victoria, entonces, ¿por qué tengo tantas luchas y por qué no recibo más de estas bendiciones más rápido?”. Esta, es una buena pregunta y hay una respuesta muy sencilla: Tenemos un enemigo real (Satanás) cuyo propósito es precisamente robarnos, atacarnos y destruirnos. Juan 10:10 dice: “El ladrón (Satanás) no viene sino para hurtar y matar y destruir...”. Aunque el propósito de Satanás es alejarnos y robar nuestra herencia, no estamos indefensos. 1ª Juan 4:4: “...Mayor es el (Cristo) que está en vosotros, que el que está en el mundo (Satanás)”. Hebreos 6:12 dice que uno hereda o recibe las promesas a través de la fe y la paciencia. No te desanimes si requiere tiempo para entrar en posesión de tu herencia total; no te desanimes si requiere una lucha cuando empiezas a reclamar lo tuyo. (Lee mi libro “El dominio del creyente” para mayor información sobre la batalla espiritual). No aceptes: Cree, confiesay acepta: 1. Condenación 1. Perdón 2. Temor 2. Paz 3. Incredulidad 3. Confianza 4. Debilidad 4. Fuerza 5. Derrota 5. Victoria 6. Miseria 6. Abundancia 7. Enfermedad 7. Salud
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Fuimos creados por Dios a Su imagen y semejanza. Además, fuimos puestos en este mundo para señorear sobre la creación de Dios. Debido al pecado y la caída del hombre, el gobierno y autoridad, fue tomado por el diablo y desde los tiempos de Adán, Satanás ha infringido a la humanidad derrota, temor, incredulidad, condenación, etcétera, etcétera. Pero gracias a Cristo Jesús, el perfecto Adán, esto ha cambiado desde la cruz, porque Jesús ha recuperado lo que el diablo robó y lo ha entregado a Sus hijos, es decir, a aquellos que creen en Su Nombre y le siguen. Ahora nosotros somos responsables de señorear y extender el reino de Dios aquí en la tierra, por lo tanto jamás debemos aceptar la mentira y engaño del diablo que ha traído sobre el mundo. Hoy concluiremos con nuestro estudio de las siete cosas que jamás aceptaremos como hijos de Dios. 1. Jamás aceptaré la condenación. 2. Jamás aceptaré el temor y la preocupación. 3. Jamás aceptaré la incredulidad. 4. Jamás aceptaré la debilidad. 5. Jamás aceptaré la derrota. 6. Jamás aceptaré la miseria Hay muchos pensamientos erróneos en cuanto al dinero y las riquezas. Algunos creen que entre más pobre sea uno, es más espiritual. Cuando alguien tiene un fracaso económico, la gente dice: “Así lo quiso Dios”. Sin embargo, la Biblia dice que Satanás es el ladrón y Dios el que bendice. 3ª Juan v.2: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. Deuteronomio 28 promete que el Señor hará sobreabundar en bienes a los que oyen atentamente la voz de Dios y que guardan sus mandamientos. Para que recibas la bendición de la abundancia debes creer que la voluntad de Dios es prosperarte. Creer que el Señor desea darte prosperidad económica es sólo el primer paso. Como cualquier otra promesa, existen requisitos para que uno lo reciba. a. Honrar a Dios con tus bienes Proverbios 3:9, 10: “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto”. No hay duda de que el Señor quiere prosperarnos porque usa las palabras “llenos tus graneros” (cuenta bancaria), “abundancia” y “rebosarán”.Es importante resaltar la condición:“Honra a Jehová con las primicias de todos tus frutos”. Malaquías dice que el pueblo le había robado a Dios al no pagar diezmos y ofrendas, por lo tanto estaban bajo maldición. Luego dice: Malaquías 3:10, 11: “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos”. El cimiento o el fundamento de la prosperidad es el diezmo. Allí es donde empieza; es el primer paso. Uno no puede subir una escalera sin pisar el primer escalón. b. Ser dador y generoso con otros Proverbios 11:24, 25: “Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado”. Dios es un padre generoso y espléndido con sus hijos y nosotros mostramos la misma naturaleza de Él cuando somos generosos. c. Ayudar a los pobres Proverbios 28:27: “El que da al pobre no tendrá pobreza...”. d. Ser trabajador Proverbios 10:4: “La mano negligente empobrece; mas la mano de los diligentes enriquece”. Toda la Biblia, especialmente el libro de los Proverbios, habla mucho sobre la diligencia y de que Dios no va a bendecir al perezoso. Hay otros factores que nos impedirán llegar a la abundancia; cosas como gastar el dinero sin sabiduría y endeudarnos por no vivir dentro de nuestro presupuesto. Pero el factor más importante, del lado negativo, es el peligro del amor al dinero. Vez tras vez, las Escrituras nos advierten de guardarnos de la avaricia, porque es una trampa muy efectiva del enemigo. Si él no puede mantenernos en ignorancia de que la voluntad de Dios es prosperarnos, entonces él tratará de engañarnos con el amor a las riquezas. Proverbios 22:4: “Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová”. Proverbios 28:25: “...El que confía en Jehová prosperará”. Dios quiere darte riquezas; pero al mismo tiempo no desea que busques las riquezas. Desea que le busques primeramente a Él, ¡y no aceptes la miseria! 7. Jamás aceptaré la enfermedad Una vez oí a un gran maestro bíblico decir que cuando él aceptó a Cristo fue una persona muy enfermiza, además tenía una enfermedad incurable. Entonces empezó a leer la Biblia, y con una pluma azul, cada vez que encontraba un pasaje tocante a la sanidad, la salud, la medicina o el cuerpo, él subrayaba el texto. Al terminar su lectura, tenía una Biblia azul y al cabo de poco tiempo, sanó totalmente y ha servido al Señor por más de 50 años. Es sorprendente cuánto habla Dios de este tema. Haz a un lado todo prejuicio y tradición de hombres en cuanto a la sanidad y salud y permite a la Palabra de Dios renovar tu mente y crear fe para recibir esta parte de tu herencia. Cuando vas con un médico y te da una receta para cierta medicina, usualmente él dice: “Tomar tres veces al día”. Proverbios dice que su Palabra es como medicina; sin embargo, para que nos haga efecto hay que tomarla en forma consistente. a. La medicina de Dios Para que tu fe crezca en esta área, medita y confiesa tres veces al día: Proverbios 3:8; 4:22: “Será medicina para tu cuerpo y refrigerio para tus huesos… Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo”. Añada otras promesas comoSalmos 103:2, 3, 5: “Bendice, alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias… El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila”. Hazlo personal: “Él sana todas mis dolencias de modo que me rejuvenezca como el águila”. Salmos 91:1, 5, 6: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. No temerás al terror nocturno... ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya”. “Confieso que habito al abrigo del Altísimo y camino con Él; así que no temeré ni pestilencia (enfermedades), ni mortandad (plagas)”. Salmo 127:2: “...a su amado dará Dios el sueño”. 3ª Juan v.2: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. Deuteronomio 7:12, 15: “Y por haber oído estos decretos y haberlos guardado y puesto por obra, Jehová tu Dios guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres. Y quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que tú conoces, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren”. Mateo 8:17: “...Él mismo (Jesús) tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias”. Alguien podría decir: “Pero muchos de los textos se encuentran en el Antiguo Testamento”. Hebreos declara que el nuevo pacto de Cristo es mejor que el antiguo. Si así es, ¿crees que Dios daría más beneficios a sus hijos del Antiguo Testamento y menos a nosotros ahora? b. Lo que Dios dice sobre nuestro cuerpo Algunas religiones enseñan que el cuerpo es de poca importancia ante los ojos de Dios y que Él se interesa únicamente en el alma y el espíritu, pero la Biblia no enseña eso. Sí, este cuerpo que está maravillosamente hecho, es temporal y algún día tendremos un cuerpo nuevo y eterno; pero mientras tanto, nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, por lo cual Él nos dice: 1ª Corintios 6:20: “...Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu...”. Nuestro cuerpo es importante para Dios porque sus propósitos divinos aquí en la tierra serán logrados a través de ellos. Al Señor le interesa tu salud espiritual, mental, emocional y física. Por muchos años mi familia y yo sufrimos el robo de esta parte de nuestra herencia, precisamente por nuestra ignorancia e incredulidad. No te permitas ser robado. ¡No aceptes la enfermedad! Alguien pudiera preguntarme: “Si es la voluntad de Dios sanarme, prosperarme, llenarme de paz, de confianza, de fuerza y de victoria, entonces, ¿por qué tengo tantas luchas y por qué no recibo más de estas bendiciones más rápido?”. Esta, es una buena pregunta y hay una respuesta muy sencilla: Tenemos un enemigo real (Satanás) cuyo propósito es precisamente robarnos, atacarnos y destruirnos. Juan 10:10 dice: “El ladrón (Satanás) no viene sino para hurtar y matar y destruir...”. Aunque el propósito de Satanás es alejarnos y robar nuestra herencia, no estamos indefensos. 1ª Juan 4:4: “...Mayor es el (Cristo) que está en vosotros, que el que está en el mundo (Satanás)”. Hebreos 6:12 dice que uno hereda o recibe las promesas a través de la fe y la paciencia. No te desanimes si requiere tiempo para entrar en posesión de tu herencia total; no te desanimes si requiere una lucha cuando empiezas a reclamar lo tuyo. (Lee mi libro “El dominio del creyente” para mayor información sobre la batalla espiritual). No aceptes: Cree, confiesay acepta: 1. Condenación 1. Perdón 2. Temor 2. Paz 3. Incredulidad 3. Confianza 4. Debilidad 4. Fuerza 5. Derrota 5. Victoria 6. Miseria 6. Abundancia 7. Enfermedad 7. Salud
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