TESTIMONIO DE SANIDAD | |||||||
Buen día pastores, les escribo para contarles mi testimonio. Soy estudiante de psicología y por mi carrera me piden hacer prácticas en diferentes asociaciones de apoyo. Mi maestra encargada de prácticas me avisó un día que estaría en la escuela primaria apoyando a niños con dificultades en el aprendizaje, al conocer esto sentía una carga grande en mi corazón ya que los niños conllevan una responsabilidad muy grande. Comencé a orar por cada una de las vidas de los niños con lo que estaría en contacto, pedí a Dios que me permitiera ser un instrumento de bendición a sus vidas y sembrara una pequeña semilla de Él en sus corazones. Todas las mañanas llegaba temprano a la escuela, me sentaba bajo un árbol donde se veía cada niño que entraba a la escuela y oraba por ellos y sin saber ellos por qué, poco a poco se sentían en confianza de hablar conmigo; hablé con muchos niños que pasaban por dificultades y Dios usó mi voz para traer paz a sus vidas. Al final del semestre tenía alrededor de 30 a 35 niños que me seguían porque les gustaba que estuviera con ellos y cada vez que alguno se caía o no se sentía bien me hablaban para que orara por ellos y se sanaban. En cada una de las experiencias vividas pude ver la mano de Dios, es cuando entendí de manera más profunda el versículo que dice: “De cierto os digo, que sino os volvéis y os hacéis como niños, no entrareis en el reino de los cielos”; Mateo 18:3. Una de las historias de sanidad en esta escuela es de un niño con Espectro Autista (Déficit en la comunicación e interacción social en el ámbito afectivo, comprensión de relaciones y repetición de patrones en cosas que llaman su atención. Ignoran todos los estímulos que no llaman su atención). El niño no podía aprender de manera regular y no seguía las instrucciones. Yo enseñaba al niño cosas escolares y oraba por él diario. A mitad del semestre su mamá lo llevó a él y su hermana gemela al neurólogo. Ambos padecían el mismo trastorno sin embargo, en los nuevos estudios él tenía síntomas leves de autismo y no se explicabancómo había cambiado su condición, si su hermana seguía igual. Él ya sabía leer y estaba en proceso de escribir cosa que no es regular en niños de primero de primaria con este trastorno, incluso el neurólogo dijo a la mamá que si los avances seguían, los síntomas podrían desaparecer completamente. El niño ya tenía relaciones o pláticas y afectos con sus padres, hermanos, compañeros y conmigo. En la escuela, realizó por su propia cuenta las evaluaciones de diciembre y en su propio esfuerzo sacó 70 de calificación, para algunos puede ser una calificación baja, pero para él, que no tenía esperanza de aprender a leer y escribir como los demás, esto, fue un avance increíble. Este es uno de los milagros que viví en mis prácticas, muchas gracias por su ejemplo al enseñarnos lo que es sentir la carga por los demás y enseñarnos que en nuestras propias fuerzas y capacidades nada podemos hacer; sin embargo, con Dios por delante, nada ni nadie podrá detenernos. Este nuevo semestre me toca realizar mis prácticas en un centro de atención a niños y adolescentes con discapacidades y me siento en paz de saber que si lo dejo en manos de Dios en oración, Él realizará formas y maneras de hablar Sus palabras. Dios les siga bendiciendo en todo lo que realicen y les guarde de todo mal. Muchas gracias por sus enseñanzas y amor, les amo.
Atte: Claudia V. Suarez. |
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Buen día pastores, les escribo para contarles mi testimonio. Soy estudiante de psicología y por mi carrera me piden hacer prácticas en diferentes asociaciones de apoyo. Mi maestra encargada de prácticas me avisó un día que estaría en la escuela primaria apoyando a niños con dificultades en el aprendizaje, al conocer esto sentía una carga grande en mi corazón ya que los niños conllevan una responsabilidad muy grande. Comencé a orar por cada una de las vidas de los niños con lo que estaría en contacto, pedí a Dios que me permitiera ser un instrumento de bendición a sus vidas y sembrara una pequeña semilla de Él en sus corazones. Todas las mañanas llegaba temprano a la escuela, me sentaba bajo un árbol donde se veía cada niño que entraba a la escuela y oraba por ellos y sin saber ellos por qué, poco a poco se sentían en confianza de hablar conmigo; hablé con muchos niños que pasaban por dificultades y Dios usó mi voz para traer paz a sus vidas. Al final del semestre tenía alrededor de 30 a 35 niños que me seguían porque les gustaba que estuviera con ellos y cada vez que alguno se caía o no se sentía bien me hablaban para que orara por ellos y se sanaban. En cada una de las experiencias vividas pude ver la mano de Dios, es cuando entendí de manera más profunda el versículo que dice: “De cierto os digo, que sino os volvéis y os hacéis como niños, no entrareis en el reino de los cielos”; Mateo 18:3. Una de las historias de sanidad en esta escuela es de un niño con Espectro Autista (Déficit en la comunicación e interacción social en el ámbito afectivo, comprensión de relaciones y repetición de patrones en cosas que llaman su atención. Ignoran todos los estímulos que no llaman su atención). El niño no podía aprender de manera regular y no seguía las instrucciones. Yo enseñaba al niño cosas escolares y oraba por él diario. A mitad del semestre su mamá lo llevó a él y su hermana gemela al neurólogo. Ambos padecían el mismo trastorno sin embargo, en los nuevos estudios él tenía síntomas leves de autismo y no se explicabancómo había cambiado su condición, si su hermana seguía igual. Él ya sabía leer y estaba en proceso de escribir cosa que no es regular en niños de primero de primaria con este trastorno, incluso el neurólogo dijo a la mamá que si los avances seguían, los síntomas podrían desaparecer completamente. El niño ya tenía relaciones o pláticas y afectos con sus padres, hermanos, compañeros y conmigo. En la escuela, realizó por su propia cuenta las evaluaciones de diciembre y en su propio esfuerzo sacó 70 de calificación, para algunos puede ser una calificación baja, pero para él, que no tenía esperanza de aprender a leer y escribir como los demás, esto, fue un avance increíble. Este es uno de los milagros que viví en mis prácticas, muchas gracias por su ejemplo al enseñarnos lo que es sentir la carga por los demás y enseñarnos que en nuestras propias fuerzas y capacidades nada podemos hacer; sin embargo, con Dios por delante, nada ni nadie podrá detenernos. Este nuevo semestre me toca realizar mis prácticas en un centro de atención a niños y adolescentes con discapacidades y me siento en paz de saber que si lo dejo en manos de Dios en oración, Él realizará formas y maneras de hablar Sus palabras. Dios les siga bendiciendo en todo lo que realicen y les guarde de todo mal. Muchas gracias por sus enseñanzas y amor, les amo.
Atte: Claudia V. Suarez. |
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Buen día pastores, les escribo para contarles mi testimonio. Soy estudiante de psicología y por mi carrera me piden hacer prácticas en diferentes asociaciones de apoyo. Mi maestra encargada de prácticas me avisó un día que estaría en la escuela primaria apoyando a niños con dificultades en el aprendizaje, al conocer esto sentía una carga grande en mi corazón ya que los niños conllevan una responsabilidad muy grande. Comencé a orar por cada una de las vidas de los niños con lo que estaría en contacto, pedí a Dios que me permitiera ser un instrumento de bendición a sus vidas y sembrara una pequeña semilla de Él en sus corazones. Todas las mañanas llegaba temprano a la escuela, me sentaba bajo un árbol donde se veía cada niño que entraba a la escuela y oraba por ellos y sin saber ellos por qué, poco a poco se sentían en confianza de hablar conmigo; hablé con muchos niños que pasaban por dificultades y Dios usó mi voz para traer paz a sus vidas. Al final del semestre tenía alrededor de 30 a 35 niños que me seguían porque les gustaba que estuviera con ellos y cada vez que alguno se caía o no se sentía bien me hablaban para que orara por ellos y se sanaban. En cada una de las experiencias vividas pude ver la mano de Dios, es cuando entendí de manera más profunda el versículo que dice: “De cierto os digo, que sino os volvéis y os hacéis como niños, no entrareis en el reino de los cielos”; Mateo 18:3. Una de las historias de sanidad en esta escuela es de un niño con Espectro Autista (Déficit en la comunicación e interacción social en el ámbito afectivo, comprensión de relaciones y repetición de patrones en cosas que llaman su atención. Ignoran todos los estímulos que no llaman su atención). El niño no podía aprender de manera regular y no seguía las instrucciones. Yo enseñaba al niño cosas escolares y oraba por él diario. A mitad del semestre su mamá lo llevó a él y su hermana gemela al neurólogo. Ambos padecían el mismo trastorno sin embargo, en los nuevos estudios él tenía síntomas leves de autismo y no se explicabancómo había cambiado su condición, si su hermana seguía igual. Él ya sabía leer y estaba en proceso de escribir cosa que no es regular en niños de primero de primaria con este trastorno, incluso el neurólogo dijo a la mamá que si los avances seguían, los síntomas podrían desaparecer completamente. El niño ya tenía relaciones o pláticas y afectos con sus padres, hermanos, compañeros y conmigo. En la escuela, realizó por su propia cuenta las evaluaciones de diciembre y en su propio esfuerzo sacó 70 de calificación, para algunos puede ser una calificación baja, pero para él, que no tenía esperanza de aprender a leer y escribir como los demás, esto, fue un avance increíble. Este es uno de los milagros que viví en mis prácticas, muchas gracias por su ejemplo al enseñarnos lo que es sentir la carga por los demás y enseñarnos que en nuestras propias fuerzas y capacidades nada podemos hacer; sin embargo, con Dios por delante, nada ni nadie podrá detenernos. Este nuevo semestre me toca realizar mis prácticas en un centro de atención a niños y adolescentes con discapacidades y me siento en paz de saber que si lo dejo en manos de Dios en oración, Él realizará formas y maneras de hablar Sus palabras. Dios les siga bendiciendo en todo lo que realicen y les guarde de todo mal. Muchas gracias por sus enseñanzas y amor, les amo.
Atte: Claudia V. Suarez. |
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