El Reino de los Cielos Pt.III | |||||||
EL PODER DE LA PALABRA HABLADA Estamos introduciéndonos en el caminar en el Reino de los cielos, hablamos de la Ley de Humildad, como fundamental en este Reino. Y que humildad es algo que debemos aprender primero si vamos a vivir como Dios quiere que vivamos y que la falta de esta hará corto circuito con cualquier otro principio del reino, por eso tenemos que aprenderlo primero. “Humildad es la capacidad que tiene una persona para aprender de todos y además que se siga comportando con la misma sencillez y modestia”. Ahora, veremos otra Ley del reino de Dios: El poder de la palabra hablada Había un hombre fariseo llamado Nicodemo, ¿recuerdan?, Nicodemo vio en Jesús de Nazaret un hombre genuino, práctico y diferente, como si fuera de otro planeta u otro mundo. Una noche, Nicodemo un gobernante de los Judíos encontró a Jesús a solas, y parece que no supo cómo entablar la conversación a pesar de su excelente educación y en una manera poco torpe, dijo: “Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro porque nadie puede hacer estas señales que tú haces si no está Dios con Él”. Ni fue una pregunta, ¡verdad! Tenía su oportunidad de preguntar, pero Jesús entendió que Nicodemo quería conocer a Dios y que él reconoció que Jesús pudiera darle la enseñanza que le dirigiría directamente al Padre, así que Jesús fue al grano. Él dijo: “el que no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios”. Estamos acostumbrados a oír tales términos ahora, pero para Nicodemo, ¡Qué gran revelación! Este nacimiento nuevo, es el paso indispensable hacia la vida en un reino invisible que gobierna lo visible y gobierna el invisible. El reino de Dios en nosotros, es un reino de poder y bendición sin límite, todo tiene límite, la vida tiene límite, ¿verdad?, pero el poder y bendición del reino de los cielos no tiene límite. ¡Así que, hay que nacer de nuevo, del espíritu! Fue el Señor quien reveló, que Dios es Espíritu y Él busca a los que le adoren en espíritu y en verdad. Cuando el hombre desobedeció en el Jardín del Edén, este murió espiritualmente, el Señor había dicho; “si tú haces esto, morirás”. El diablo vino con la mentira: “no morirás”, entonces ellos desobedecieron y murieron espiritualmente, físicamente seguían sus vidas, pero vino muerte espiritual a ellos, por eso tenemos que nacer de nuevo, la carne produce carne. Pero en el reino de Dios es el Espíritu que provoca que nazcamos en el espíritu, la iniciativa es del Espíritu de Dios, cuando nosotros sinceramente nos rendimos a Él, el Espíritu Santo provoca un nuevo nacimiento, ¿has nacido de nuevo? Dios quiere que aprendamos a entrar en el reino de los cielos lo más posible mientras vivimos en la tierra y si lo hacemos veremos más milagros, veremos más personas muertas resucitadas, veremos casos cuando los médicos dicen la verdad conforme a la ciencia “este niño no puede vivir”, pero vive. O, esta situación es sin solución, pero se soluciona. Y sucede porque hemos entrado más en el reino de los cielos. Y porque lo hemos hecho, es que las cosas van cambiando y lo más que entramos, lo más que cambiarán. El proceso es esto, oímos el Evangelio del reino de los cielos, creemos el Evangelio del reino, entramos en el reino de Dios y luego podemos empezar a ver las cosas del reino. Pablo escribió en 1 Corintios 2:12-14 12. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 13. lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 14. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. Nicodemo y Pablo descubrieron que el reino de los cielos está fundado sobre realidad espiritual invisible, eterna, con la capacidad de provocar efectos físicos visibles en el mundo natural. Y es a través de declarar la palabra de Dios, es operar en las leyes del reino. Jesús lo dijo cuándo empezó su ministerio… Mateo 3:2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Salvación es la puerta, ahora tenemos acceso al reino invisible, el reino de Dios de lo cual debemos aprender, experimentar y compartir. Lamentablemente muchos de los que han nacido de nuevo por el Espíritu empiezan a ver y creer en el reino invisible, pero no se están apropiando del poder del reino en sus vidas. Habiendo visto el reino no han entrado y permiten que las condiciones del mundo les dominen en contra de las instrucciones del Señor. El nuevo nacimiento debe darnos poder para prevalecer sobre las circunstancias que nos rodean. La verdad es central en el reino, en sus principios y leyes. Juan 8:26 (b) …el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo. Jesús escuchó al Padre, Y habló lo que escuchó. Luego dijo en Juan 8:31b – 32 31. Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32. y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan 12:49 Porque yo no hablo por mi propia cuenta, sino que mi Padre me envió y me dijo todo lo que debo enseñar. No tan sólo Jesús era la verdad, también Él habló la verdad. Si escuchamos y practicamos estas verdades seremos libres, eso es lo que Él dijo. No solamente es aceptar a Jesús y su expiación, pero hacerla verdad en nosotros, poner en práctica los principios del reino. Ezequiel 36:26-27 26. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 27. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Esto es lo que nos va hacer verdaderamente libres, alguien puede preguntar: “Si uno no entra en esta profundidad, ¿está perdido?”, ¡no! yo no estoy diciendo eso, pero uno va a ser robado de vivir en la plenitud del reino que Él quiere que vivamos. Tenemos que ser discípulos, aprender a caminar. Sea verdad o sea mentira, lo que uno habla tiene poder. Tenemos un librito llamado “Poder en tu boca” si no lo has leído, debes de conseguirlo, es económico y tiene una enseñanza poderosa. Hablando la verdad, en el sentido de no hablar mentiras, es tan importante, jamás debemos minimizarlo, donde Jesús mora allí hay verdad, donde Satanás mora allí hay mentira. Contar una mentira no te hace mentiroso, pero si tienes el hábito, sí eres un mentiroso, andas en peligro, porque no tienes amor por la verdad. Y si no tenemos amor por la verdad, no seguiremos la verdad. Y si no seguimos la verdad, vamos a ser engañados y seguir la mentira. Está escrito en el Apocalipsis, todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre. Es importante contar la verdad. Hablar la verdad. Este mundo está basado en la mentira. Cuando vivimos en el reino de Dios, Dios nos revela la VERDAD (a Jesús). Nosotros somos de otro reino, la mentira es del reino de oscuridad, pero la verdad es mucho más que no contar mentiras, es declarar lo que Dios ha hablado. Dios nos revela lo que Él está diciendo ahora, y lo que Él está haciendo ahora, nos está permitiendo verlo, nos está permitiendo oírlo, nos está permitiendo hacerlo. Los vientos del Espíritu… Si creemos en Dios y hemos discernido Su voluntad, Cristo dice que podemos trasladar esta voluntad del mundo invisible al mundo visible por la palabra que hablamos. Dios usa la palabra hablada para transformar energía espiritual y poder en materia. Él dijo, sea la luz y fue la luz, palabra hablada, poder espiritual, energía espiritual, Luz. Hizo la misma cosa con toda la creación, todo, una palabra. Esta es una verdad en el mundo del reino de los cielos. Él habló y lo que fue hablado fue apoderado por el Espíritu Santo que se movía sobre la faz de las aguas, formando esta materia en la manera que Dios quería que fuera hecho y de la misma manera nuestra sociedad con Dios se cumple cuando hablamos Su Palabra en el poder del Espíritu Santo. Marcos 11:23 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Hay un principio del poder de la Palabra hablada, por eso debemos cuidar mucho como hablamos, negativismo continuamente de nuestra boca nos lleva más y más abajo; si hablamos la Palabra del Señor, la escrita, que es eterna y la que Él revela a nosotros, entonces iremos hacia arriba. Hay personas que no son cristianos y han aprendido este principio y lo practican y cambia sus vidas, cambia sus negocios, cambia lo que sea, han aprendido un principio del reino de Dios. El hecho de que no sean seguidores de Jesús, no cambia que funciona. Pero nosotros que somos del reino tenemos que aprender a funcionar en esta verdad. Tú debes declarar Su Palabra, la bendición que Él quiere darte a ti y a otros, es un principio del reino. Empieza a declarar la Palabra de Dios, las bendiciones de Dios son mías, son tuyas. A través de los siglos a la mayoría de los cristianos les ha faltado el eslabón que conecta lo que creemos y lo que hacemos, lo creen, pero no sucede. Pero si ellos declararan con su boca lo que creen, entonces pudieran verlo hacerse realidad en sus vidas. ¿Por qué no declaramos que los enfermos serán sanados?, ¿por qué no declaramos que los muertos serán resucitados? Jesús les dijo a sus discípulos; “vayan levanten los muertos”, les dio una orden. “Sanen los enfermos, limpien los leprosos”. Como dice la Escritura: Mateo 10:8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. Declaren las verdades de las Escrituras, declare lo que Dios habla a tu corazón, Jesús escuchó al Padre y habló, Él lo dice. Vio al Padre y actuó. Él testificó de ver y oír al Padre. Yo quiero ver y oír al Padre más, no tengo que verlo en una pantalla, pero verlo en mi espíritu. Hay unas cosas que tú sabes que debes estar declarando, has estado sentado allí pensando: “este reino de los cielos es tremendo y yo necesito estar practicando los principios, las leyes del reino, yo necesito estar hablando lo que sé que es la voluntad de Dios”. Quiero que todos juntos empecemos a declarar, empieza a hacer las declaraciones de sanidad, de salud, de prosperidad, de provisión, de protección, decláralo, te toca declarar a ti sobre tu vida.
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El Reino de los Cielos Pt.III |
EL PODER DE LA PALABRA HABLADA Estamos introduciéndonos en el caminar en el Reino de los cielos, hablamos de la Ley de Humildad, como fundamental en este Reino. Y que humildad es algo que debemos aprender primero si vamos a vivir como Dios quiere que vivamos y que la falta de esta hará corto circuito con cualquier otro principio del reino, por eso tenemos que aprenderlo primero. “Humildad es la capacidad que tiene una persona para aprender de todos y además que se siga comportando con la misma sencillez y modestia”. Ahora, veremos otra Ley del reino de Dios: El poder de la palabra hablada Había un hombre fariseo llamado Nicodemo, ¿recuerdan?, Nicodemo vio en Jesús de Nazaret un hombre genuino, práctico y diferente, como si fuera de otro planeta u otro mundo. Una noche, Nicodemo un gobernante de los Judíos encontró a Jesús a solas, y parece que no supo cómo entablar la conversación a pesar de su excelente educación y en una manera poco torpe, dijo: “Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro porque nadie puede hacer estas señales que tú haces si no está Dios con Él”. Ni fue una pregunta, ¡verdad! Tenía su oportunidad de preguntar, pero Jesús entendió que Nicodemo quería conocer a Dios y que él reconoció que Jesús pudiera darle la enseñanza que le dirigiría directamente al Padre, así que Jesús fue al grano. Él dijo: “el que no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios”. Estamos acostumbrados a oír tales términos ahora, pero para Nicodemo, ¡Qué gran revelación! Este nacimiento nuevo, es el paso indispensable hacia la vida en un reino invisible que gobierna lo visible y gobierna el invisible. El reino de Dios en nosotros, es un reino de poder y bendición sin límite, todo tiene límite, la vida tiene límite, ¿verdad?, pero el poder y bendición del reino de los cielos no tiene límite. ¡Así que, hay que nacer de nuevo, del espíritu! Fue el Señor quien reveló, que Dios es Espíritu y Él busca a los que le adoren en espíritu y en verdad. Cuando el hombre desobedeció en el Jardín del Edén, este murió espiritualmente, el Señor había dicho; “si tú haces esto, morirás”. El diablo vino con la mentira: “no morirás”, entonces ellos desobedecieron y murieron espiritualmente, físicamente seguían sus vidas, pero vino muerte espiritual a ellos, por eso tenemos que nacer de nuevo, la carne produce carne. Pero en el reino de Dios es el Espíritu que provoca que nazcamos en el espíritu, la iniciativa es del Espíritu de Dios, cuando nosotros sinceramente nos rendimos a Él, el Espíritu Santo provoca un nuevo nacimiento, ¿has nacido de nuevo? Dios quiere que aprendamos a entrar en el reino de los cielos lo más posible mientras vivimos en la tierra y si lo hacemos veremos más milagros, veremos más personas muertas resucitadas, veremos casos cuando los médicos dicen la verdad conforme a la ciencia “este niño no puede vivir”, pero vive. O, esta situación es sin solución, pero se soluciona. Y sucede porque hemos entrado más en el reino de los cielos. Y porque lo hemos hecho, es que las cosas van cambiando y lo más que entramos, lo más que cambiarán. El proceso es esto, oímos el Evangelio del reino de los cielos, creemos el Evangelio del reino, entramos en el reino de Dios y luego podemos empezar a ver las cosas del reino. Pablo escribió en 1 Corintios 2:12-14 12. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 13. lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 14. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. Nicodemo y Pablo descubrieron que el reino de los cielos está fundado sobre realidad espiritual invisible, eterna, con la capacidad de provocar efectos físicos visibles en el mundo natural. Y es a través de declarar la palabra de Dios, es operar en las leyes del reino. Jesús lo dijo cuándo empezó su ministerio… Mateo 3:2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Salvación es la puerta, ahora tenemos acceso al reino invisible, el reino de Dios de lo cual debemos aprender, experimentar y compartir. Lamentablemente muchos de los que han nacido de nuevo por el Espíritu empiezan a ver y creer en el reino invisible, pero no se están apropiando del poder del reino en sus vidas. Habiendo visto el reino no han entrado y permiten que las condiciones del mundo les dominen en contra de las instrucciones del Señor. El nuevo nacimiento debe darnos poder para prevalecer sobre las circunstancias que nos rodean. La verdad es central en el reino, en sus principios y leyes. Juan 8:26 (b) …el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo. Jesús escuchó al Padre, Y habló lo que escuchó. Luego dijo en Juan 8:31b – 32 31. Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32. y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan 12:49 Porque yo no hablo por mi propia cuenta, sino que mi Padre me envió y me dijo todo lo que debo enseñar. No tan sólo Jesús era la verdad, también Él habló la verdad. Si escuchamos y practicamos estas verdades seremos libres, eso es lo que Él dijo. No solamente es aceptar a Jesús y su expiación, pero hacerla verdad en nosotros, poner en práctica los principios del reino. Ezequiel 36:26-27 26. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 27. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Esto es lo que nos va hacer verdaderamente libres, alguien puede preguntar: “Si uno no entra en esta profundidad, ¿está perdido?”, ¡no! yo no estoy diciendo eso, pero uno va a ser robado de vivir en la plenitud del reino que Él quiere que vivamos. Tenemos que ser discípulos, aprender a caminar. Sea verdad o sea mentira, lo que uno habla tiene poder. Tenemos un librito llamado “Poder en tu boca” si no lo has leído, debes de conseguirlo, es económico y tiene una enseñanza poderosa. Hablando la verdad, en el sentido de no hablar mentiras, es tan importante, jamás debemos minimizarlo, donde Jesús mora allí hay verdad, donde Satanás mora allí hay mentira. Contar una mentira no te hace mentiroso, pero si tienes el hábito, sí eres un mentiroso, andas en peligro, porque no tienes amor por la verdad. Y si no tenemos amor por la verdad, no seguiremos la verdad. Y si no seguimos la verdad, vamos a ser engañados y seguir la mentira. Está escrito en el Apocalipsis, todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre. Es importante contar la verdad. Hablar la verdad. Este mundo está basado en la mentira. Cuando vivimos en el reino de Dios, Dios nos revela la VERDAD (a Jesús). Nosotros somos de otro reino, la mentira es del reino de oscuridad, pero la verdad es mucho más que no contar mentiras, es declarar lo que Dios ha hablado. Dios nos revela lo que Él está diciendo ahora, y lo que Él está haciendo ahora, nos está permitiendo verlo, nos está permitiendo oírlo, nos está permitiendo hacerlo. Los vientos del Espíritu… Si creemos en Dios y hemos discernido Su voluntad, Cristo dice que podemos trasladar esta voluntad del mundo invisible al mundo visible por la palabra que hablamos. Dios usa la palabra hablada para transformar energía espiritual y poder en materia. Él dijo, sea la luz y fue la luz, palabra hablada, poder espiritual, energía espiritual, Luz. Hizo la misma cosa con toda la creación, todo, una palabra. Esta es una verdad en el mundo del reino de los cielos. Él habló y lo que fue hablado fue apoderado por el Espíritu Santo que se movía sobre la faz de las aguas, formando esta materia en la manera que Dios quería que fuera hecho y de la misma manera nuestra sociedad con Dios se cumple cuando hablamos Su Palabra en el poder del Espíritu Santo. Marcos 11:23 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Hay un principio del poder de la Palabra hablada, por eso debemos cuidar mucho como hablamos, negativismo continuamente de nuestra boca nos lleva más y más abajo; si hablamos la Palabra del Señor, la escrita, que es eterna y la que Él revela a nosotros, entonces iremos hacia arriba. Hay personas que no son cristianos y han aprendido este principio y lo practican y cambia sus vidas, cambia sus negocios, cambia lo que sea, han aprendido un principio del reino de Dios. El hecho de que no sean seguidores de Jesús, no cambia que funciona. Pero nosotros que somos del reino tenemos que aprender a funcionar en esta verdad. Tú debes declarar Su Palabra, la bendición que Él quiere darte a ti y a otros, es un principio del reino. Empieza a declarar la Palabra de Dios, las bendiciones de Dios son mías, son tuyas. A través de los siglos a la mayoría de los cristianos les ha faltado el eslabón que conecta lo que creemos y lo que hacemos, lo creen, pero no sucede. Pero si ellos declararan con su boca lo que creen, entonces pudieran verlo hacerse realidad en sus vidas. ¿Por qué no declaramos que los enfermos serán sanados?, ¿por qué no declaramos que los muertos serán resucitados? Jesús les dijo a sus discípulos; “vayan levanten los muertos”, les dio una orden. “Sanen los enfermos, limpien los leprosos”. Como dice la Escritura: Mateo 10:8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. Declaren las verdades de las Escrituras, declare lo que Dios habla a tu corazón, Jesús escuchó al Padre y habló, Él lo dice. Vio al Padre y actuó. Él testificó de ver y oír al Padre. Yo quiero ver y oír al Padre más, no tengo que verlo en una pantalla, pero verlo en mi espíritu. Hay unas cosas que tú sabes que debes estar declarando, has estado sentado allí pensando: “este reino de los cielos es tremendo y yo necesito estar practicando los principios, las leyes del reino, yo necesito estar hablando lo que sé que es la voluntad de Dios”. Quiero que todos juntos empecemos a declarar, empieza a hacer las declaraciones de sanidad, de salud, de prosperidad, de provisión, de protección, decláralo, te toca declarar a ti sobre tu vida.
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El Reino de los Cielos Pt.III |
EL PODER DE LA PALABRA HABLADA Estamos introduciéndonos en el caminar en el Reino de los cielos, hablamos de la Ley de Humildad, como fundamental en este Reino. Y que humildad es algo que debemos aprender primero si vamos a vivir como Dios quiere que vivamos y que la falta de esta hará corto circuito con cualquier otro principio del reino, por eso tenemos que aprenderlo primero. “Humildad es la capacidad que tiene una persona para aprender de todos y además que se siga comportando con la misma sencillez y modestia”. Ahora, veremos otra Ley del reino de Dios: El poder de la palabra hablada Había un hombre fariseo llamado Nicodemo, ¿recuerdan?, Nicodemo vio en Jesús de Nazaret un hombre genuino, práctico y diferente, como si fuera de otro planeta u otro mundo. Una noche, Nicodemo un gobernante de los Judíos encontró a Jesús a solas, y parece que no supo cómo entablar la conversación a pesar de su excelente educación y en una manera poco torpe, dijo: “Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro porque nadie puede hacer estas señales que tú haces si no está Dios con Él”. Ni fue una pregunta, ¡verdad! Tenía su oportunidad de preguntar, pero Jesús entendió que Nicodemo quería conocer a Dios y que él reconoció que Jesús pudiera darle la enseñanza que le dirigiría directamente al Padre, así que Jesús fue al grano. Él dijo: “el que no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios”. Estamos acostumbrados a oír tales términos ahora, pero para Nicodemo, ¡Qué gran revelación! Este nacimiento nuevo, es el paso indispensable hacia la vida en un reino invisible que gobierna lo visible y gobierna el invisible. El reino de Dios en nosotros, es un reino de poder y bendición sin límite, todo tiene límite, la vida tiene límite, ¿verdad?, pero el poder y bendición del reino de los cielos no tiene límite. ¡Así que, hay que nacer de nuevo, del espíritu! Fue el Señor quien reveló, que Dios es Espíritu y Él busca a los que le adoren en espíritu y en verdad. Cuando el hombre desobedeció en el Jardín del Edén, este murió espiritualmente, el Señor había dicho; “si tú haces esto, morirás”. El diablo vino con la mentira: “no morirás”, entonces ellos desobedecieron y murieron espiritualmente, físicamente seguían sus vidas, pero vino muerte espiritual a ellos, por eso tenemos que nacer de nuevo, la carne produce carne. Pero en el reino de Dios es el Espíritu que provoca que nazcamos en el espíritu, la iniciativa es del Espíritu de Dios, cuando nosotros sinceramente nos rendimos a Él, el Espíritu Santo provoca un nuevo nacimiento, ¿has nacido de nuevo? Dios quiere que aprendamos a entrar en el reino de los cielos lo más posible mientras vivimos en la tierra y si lo hacemos veremos más milagros, veremos más personas muertas resucitadas, veremos casos cuando los médicos dicen la verdad conforme a la ciencia “este niño no puede vivir”, pero vive. O, esta situación es sin solución, pero se soluciona. Y sucede porque hemos entrado más en el reino de los cielos. Y porque lo hemos hecho, es que las cosas van cambiando y lo más que entramos, lo más que cambiarán. El proceso es esto, oímos el Evangelio del reino de los cielos, creemos el Evangelio del reino, entramos en el reino de Dios y luego podemos empezar a ver las cosas del reino. Pablo escribió en 1 Corintios 2:12-14 12. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 13. lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 14. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. Nicodemo y Pablo descubrieron que el reino de los cielos está fundado sobre realidad espiritual invisible, eterna, con la capacidad de provocar efectos físicos visibles en el mundo natural. Y es a través de declarar la palabra de Dios, es operar en las leyes del reino. Jesús lo dijo cuándo empezó su ministerio… Mateo 3:2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Salvación es la puerta, ahora tenemos acceso al reino invisible, el reino de Dios de lo cual debemos aprender, experimentar y compartir. Lamentablemente muchos de los que han nacido de nuevo por el Espíritu empiezan a ver y creer en el reino invisible, pero no se están apropiando del poder del reino en sus vidas. Habiendo visto el reino no han entrado y permiten que las condiciones del mundo les dominen en contra de las instrucciones del Señor. El nuevo nacimiento debe darnos poder para prevalecer sobre las circunstancias que nos rodean. La verdad es central en el reino, en sus principios y leyes. Juan 8:26 (b) …el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo. Jesús escuchó al Padre, Y habló lo que escuchó. Luego dijo en Juan 8:31b – 32 31. Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32. y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan 12:49 Porque yo no hablo por mi propia cuenta, sino que mi Padre me envió y me dijo todo lo que debo enseñar. No tan sólo Jesús era la verdad, también Él habló la verdad. Si escuchamos y practicamos estas verdades seremos libres, eso es lo que Él dijo. No solamente es aceptar a Jesús y su expiación, pero hacerla verdad en nosotros, poner en práctica los principios del reino. Ezequiel 36:26-27 26. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 27. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Esto es lo que nos va hacer verdaderamente libres, alguien puede preguntar: “Si uno no entra en esta profundidad, ¿está perdido?”, ¡no! yo no estoy diciendo eso, pero uno va a ser robado de vivir en la plenitud del reino que Él quiere que vivamos. Tenemos que ser discípulos, aprender a caminar. Sea verdad o sea mentira, lo que uno habla tiene poder. Tenemos un librito llamado “Poder en tu boca” si no lo has leído, debes de conseguirlo, es económico y tiene una enseñanza poderosa. Hablando la verdad, en el sentido de no hablar mentiras, es tan importante, jamás debemos minimizarlo, donde Jesús mora allí hay verdad, donde Satanás mora allí hay mentira. Contar una mentira no te hace mentiroso, pero si tienes el hábito, sí eres un mentiroso, andas en peligro, porque no tienes amor por la verdad. Y si no tenemos amor por la verdad, no seguiremos la verdad. Y si no seguimos la verdad, vamos a ser engañados y seguir la mentira. Está escrito en el Apocalipsis, todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre. Es importante contar la verdad. Hablar la verdad. Este mundo está basado en la mentira. Cuando vivimos en el reino de Dios, Dios nos revela la VERDAD (a Jesús). Nosotros somos de otro reino, la mentira es del reino de oscuridad, pero la verdad es mucho más que no contar mentiras, es declarar lo que Dios ha hablado. Dios nos revela lo que Él está diciendo ahora, y lo que Él está haciendo ahora, nos está permitiendo verlo, nos está permitiendo oírlo, nos está permitiendo hacerlo. Los vientos del Espíritu… Si creemos en Dios y hemos discernido Su voluntad, Cristo dice que podemos trasladar esta voluntad del mundo invisible al mundo visible por la palabra que hablamos. Dios usa la palabra hablada para transformar energía espiritual y poder en materia. Él dijo, sea la luz y fue la luz, palabra hablada, poder espiritual, energía espiritual, Luz. Hizo la misma cosa con toda la creación, todo, una palabra. Esta es una verdad en el mundo del reino de los cielos. Él habló y lo que fue hablado fue apoderado por el Espíritu Santo que se movía sobre la faz de las aguas, formando esta materia en la manera que Dios quería que fuera hecho y de la misma manera nuestra sociedad con Dios se cumple cuando hablamos Su Palabra en el poder del Espíritu Santo. Marcos 11:23 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Hay un principio del poder de la Palabra hablada, por eso debemos cuidar mucho como hablamos, negativismo continuamente de nuestra boca nos lleva más y más abajo; si hablamos la Palabra del Señor, la escrita, que es eterna y la que Él revela a nosotros, entonces iremos hacia arriba. Hay personas que no son cristianos y han aprendido este principio y lo practican y cambia sus vidas, cambia sus negocios, cambia lo que sea, han aprendido un principio del reino de Dios. El hecho de que no sean seguidores de Jesús, no cambia que funciona. Pero nosotros que somos del reino tenemos que aprender a funcionar en esta verdad. Tú debes declarar Su Palabra, la bendición que Él quiere darte a ti y a otros, es un principio del reino. Empieza a declarar la Palabra de Dios, las bendiciones de Dios son mías, son tuyas. A través de los siglos a la mayoría de los cristianos les ha faltado el eslabón que conecta lo que creemos y lo que hacemos, lo creen, pero no sucede. Pero si ellos declararan con su boca lo que creen, entonces pudieran verlo hacerse realidad en sus vidas. ¿Por qué no declaramos que los enfermos serán sanados?, ¿por qué no declaramos que los muertos serán resucitados? Jesús les dijo a sus discípulos; “vayan levanten los muertos”, les dio una orden. “Sanen los enfermos, limpien los leprosos”. Como dice la Escritura: Mateo 10:8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. Declaren las verdades de las Escrituras, declare lo que Dios habla a tu corazón, Jesús escuchó al Padre y habló, Él lo dice. Vio al Padre y actuó. Él testificó de ver y oír al Padre. Yo quiero ver y oír al Padre más, no tengo que verlo en una pantalla, pero verlo en mi espíritu. Hay unas cosas que tú sabes que debes estar declarando, has estado sentado allí pensando: “este reino de los cielos es tremendo y yo necesito estar practicando los principios, las leyes del reino, yo necesito estar hablando lo que sé que es la voluntad de Dios”. Quiero que todos juntos empecemos a declarar, empieza a hacer las declaraciones de sanidad, de salud, de prosperidad, de provisión, de protección, decláralo, te toca declarar a ti sobre tu vida.
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