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El Reino de los Cielos Pt.IV | |||||||
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EL PODER DE LA PALABRA HABLADA II Seguimos adentrándonos en el poder de la palabra hablada, para caminar en el Reino de los cielos tenemos que hacerlo como el soberano Rey. Hebreos 1:3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Todo lo sustenta con la palabra y nosotros establecemos su reino de la misma manera, ¡hay poder en lo que declaramos! Estamos hablando del reino de los cielos, el reino de Dios, algo que está entre nosotros, en algunos de nosotros, entre todos nosotros, como el aire en nuestro derredor. Vivimos en el reino terrenal, pero hay otro reino aquí, no lo puedes ver con el ojo natural, pero aquí está. Este reino invisible gobierna lo visible e invisible. El reino de los cielos está entre nosotros y estará en nosotros si hemos rendido todo al Soberano y Todopoderoso Yahweh, Jesús, el Yo Soy, el único Dios. ¿Recuerdas lo que dijo Jesús a Nicodemo? Juan 3:3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo se sorprendió, ¡cómo puede un hombre nacer siendo viejo!, puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer. Jesús estaba diciéndole cómo él pudiera ver dentro de la sala del trono de Dios, de donde todo el universo es controlado, hay que nacer de nuevo. Debemos fijarnos en esto, Jesús habló primero de ver el reino, luego tomó otro paso, de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Primero ver y luego entrar, si tú no lo ves, tú no entrarás y Dios quiere que veamos y entremos en el reino de los cielos aquí en la tierra, porque está aquí, tan invisible como el aire, pero está aquí. Creo que Jesús después de pausar para permitir a Nicodemo tratar de digerir lo que estaba oyendo, dijo: lo que es nacido de la carne, carne es y lo que es nacido del Espíritu, Espíritu es (Juan 3:6). En Juan 3:7-8 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Es como el viento, sopla de dondequiera, oyes el sonido, pero no sabes ni de dónde viene ni a donde va. Tenemos que entender que estamos tratando con el viento del Espíritu Santo, invisible, poderoso, que puede cambiar nuestra existencia. Qué triste es vivir y existir sólo en la carne, sólo en el reino de la tierra, el reino del mundo, que provoca frustración, cuando existe otro reino más superior. Donde uno puede oír la voz de Dios, no con el oído natural, donde uno puede ver lo que Dios está haciendo, no necesariamente en visión o sueño, pero en espíritu puedes ver lo que Él está haciendo, oír lo que está diciendo, ¿lo quieres? Dices: “Pero yo no sé cómo”, yo tampoco, pero ahí voy, como la primera vez que tuve que brincar y echar un clavado de un trampolín, llegué allí y pareció 1,000 metros y fueron sólo 3 metros, ahí voy… Así es con el reino de Dios. Da el brinco. Métete más adentro. Camina y avanza en el reino de Dios. Desafortunadamente muchos cristianos han reducido la experiencia de nacer otra vez sólo al asunto de ser salvo. Eso es parte, pero el nuevo nacimiento tiene mucho más que sólo eso, la salvación es importantísima y nunca debemos dejar de enfatizarla, pero el perdón tiene que ser el principio, no la totalidad. Mateo 28:18-20 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20. enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Tenemos que enseñar, tenemos que aprender porque estamos dentro de la puerta, tenemos que aprender a vivir en el reino de Dios. Jesús entonces nos enseña algo, si vamos realmente a echar mano de todo esto, tenemos que ser como niños. Mateo 18:3-4 y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. ¿Cómo es un niño? Está dispuesto a aventarse, agarrar cualquier oportunidad que su papá le pone por delante. ¡Qué confianza tienen, verdad! Dispuestos, se paran al lado del precipicio y si papá dice: “brinca”, ellos brincan. Así son, Dios quiere que seamos como niños, si Él dice: “Yo lo haré”, yo confío que Él lo hará. Debemos ser como niños con confianza, gozo y emoción, esto agrada a Dios. Nuestro Padre Celestial alegremente nos ofrece las riquezas y poder inagotables de Su reino. Una vez que Él nos ha hablado, nosotros debemos repetir lo que Él dice, si lo hacemos ocurren milagros y si no sucede, pues no pasa nada. Porque en este mundo material, Dios ha escogido entrar en sociedad con nosotros sus colaboradores, a quienes Él está preparando para el perfecto, visible, establecimiento de su reino. Pablo dijo: “tenemos la mente de Cristo”, si la tenemos, hablémosla. No hay tiempo de leer de toda la historia de Ezequiel y su visión de los huesos secos tirados por todos lados y Dios haciéndole caminar entre estos huesos humanos. Dios le pregunta, ¿esos huesos vivirán?, y él dijo: “Tú lo sabes”, en otras palabras, “¿qué es Tu Palabra?”. Dios dijo, yo voy hacerlos vivir y luego le dice: “profetiza a ellos y dilo”. Ezequiel tuvo que hablar, tuvo que caminar entre ellos y hablar lo que Dios le dijo. Ezequiel pudiera pensar: “si alguien me ve, va a pensar que estoy loco…”. Pero él habló, él dijo lo que Dios dijo, y comenzó a haber movimiento, este brazo se movió y luego una pierna y las costillas a su lugar, esqueletos y luego le ordenó hablar otra vez y cuando él habló sucedió, ni un momento antes sino hasta que hizo la declaración. ¿Qué estamos esperando? ¡Es tiempo que hablemos! A veces oramos y oramos y Dios está diciendo, no quiero que solamente ores, quiero que declares, tú sabes lo que he dicho… DILO. Piensas: “¿Qué van a decir de mí?”, ¡qué te importa! si Yo lo dije, dilo. 1 Juan 5:14-15 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 15. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. Mi hijo Marcos cuando era chico, tenía 76 mezquinos en su piel, tenía mezquinos por todos lados, tratamos de todo, tratamientos del pueblo, medicamentos, no hacían nada, pero él empezó a declarar y maldijo los mezquinos y un día empiezan a caer uno por uno y fue libre. Él no dijo: “yo no sé, yo no sé cómo ser libre”, él dijo: “les maldigo y ordeno que se vayan”. Usted dice, “mezquinos no pueden oír”, pues, estos se fueron. Una vez estábamos contando esto a un hombre, Marcos era todavía chico y él dijo: “yo tengo un mezquino en mi pie que crece para adentro y lo han tratado de quitar y nada, ¿pudiera él orar por mí?”, y Marquitos dijo: “yo maldigo esto en el nombre de Jesús”, y la cosa se fue. Yo quiero hacer lo que veo y hablar lo que oigo, yo quiero que tu hagas lo mismo y si tú lo dices una vez y no sucede, repítelo y luego otra vez y otra vez. Porque la fe siempre será probada. Creceremos a madurez en el reino de los cielos y cambiaremos nuestras vidas y las vidas a nuestro derredor. No hay límite en el reino de los cielos, estamos demasiado limitados, pero hay una manera de tumbar estos límites. Una persona profetizó sobre mi hace tiempo y parte de lo que dijo fue; “no hay tope, no hay tope”, yo creo que la persona ni entendió lo que estaba diciendo, pero yo entendí. No hay límite, el Señor estaba diciéndome brinca la barda, hay mucho más allí y vamos a experimentarlo, ¡lo vamos a experimentar, lo vamos a alcanzar! Decláralo como un niño que confía totalmente en su Papá… Es tu vida, es tu prosperidad, es tu protección, es tu sanidad, es tu salud, es tu liberación… decláralo… Este es un principio, lo vas a seguir haciendo y cuando suceda le vas a dar la gloria a Dios. Ahora, yo quiero hacer una declaración, yo siento que Dios me habló, que ya tiene que ser una declaración y no una oración, sino una declaración. Yo declaro que Avivamiento cubrirá a la República Mexicana, declaro que cubrirá de norte a sur, de este a oeste… Avivamiento cubrirá a la República Mexicana, cientos de miles de almas entrarán en el reino de Dios. Enfermos sanarán, endemoniados serán librados, muertos resucitarán, Avivamiento cubrirá a México. Tu Espíritu Santo será derramado. México será visitado por el Espíritu Santo de Dios. Declaro una bendición sobre cada persona que está leyendo en este momento, la bendición de tenacidad en continuar en lo revelado por el Espíritu Santo, te bendigo y declaro que a tu memoria vendrá lo que Dios desea que declares y que no tan sólo verás el reino de Dios, sino que entrarás en el reino de Dios y que te profundizarás en el reino de Dios, declaro esta bendición sobre ti. Declaro bendición sobre tus seres amados, declaro bendición sobre esta ciudad, esta ciudad y tu ciudad serán llamadas ciudad de paz, yo declaro bendición porque el evangelio entrará en lugares de todas las esferas, lugares bajos, lugares altos, lugares altísimos y el nombre de Jesús será glorificado, la luz saldrá de esta República Mexicana para bendecir a muchas partes del mundo. Empieza a hacer declaraciones sobre tu propia vida, de sanidad, de salud, de prosperidad, de provisión, de protección, decláralo. ¡Camina en las bendiciones del Reino de los cielos! |
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Por: Hno. Victor Richards
El Reino de los Cielos Pt.IV |
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EL PODER DE LA PALABRA HABLADA II Seguimos adentrándonos en el poder de la palabra hablada, para caminar en el Reino de los cielos tenemos que hacerlo como el soberano Rey. Hebreos 1:3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Todo lo sustenta con la palabra y nosotros establecemos su reino de la misma manera, ¡hay poder en lo que declaramos! Estamos hablando del reino de los cielos, el reino de Dios, algo que está entre nosotros, en algunos de nosotros, entre todos nosotros, como el aire en nuestro derredor. Vivimos en el reino terrenal, pero hay otro reino aquí, no lo puedes ver con el ojo natural, pero aquí está. Este reino invisible gobierna lo visible e invisible. El reino de los cielos está entre nosotros y estará en nosotros si hemos rendido todo al Soberano y Todopoderoso Yahweh, Jesús, el Yo Soy, el único Dios. ¿Recuerdas lo que dijo Jesús a Nicodemo? Juan 3:3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo se sorprendió, ¡cómo puede un hombre nacer siendo viejo!, puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer. Jesús estaba diciéndole cómo él pudiera ver dentro de la sala del trono de Dios, de donde todo el universo es controlado, hay que nacer de nuevo. Debemos fijarnos en esto, Jesús habló primero de ver el reino, luego tomó otro paso, de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Primero ver y luego entrar, si tú no lo ves, tú no entrarás y Dios quiere que veamos y entremos en el reino de los cielos aquí en la tierra, porque está aquí, tan invisible como el aire, pero está aquí. Creo que Jesús después de pausar para permitir a Nicodemo tratar de digerir lo que estaba oyendo, dijo: lo que es nacido de la carne, carne es y lo que es nacido del Espíritu, Espíritu es (Juan 3:6). En Juan 3:7-8 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Es como el viento, sopla de dondequiera, oyes el sonido, pero no sabes ni de dónde viene ni a donde va. Tenemos que entender que estamos tratando con el viento del Espíritu Santo, invisible, poderoso, que puede cambiar nuestra existencia. Qué triste es vivir y existir sólo en la carne, sólo en el reino de la tierra, el reino del mundo, que provoca frustración, cuando existe otro reino más superior. Donde uno puede oír la voz de Dios, no con el oído natural, donde uno puede ver lo que Dios está haciendo, no necesariamente en visión o sueño, pero en espíritu puedes ver lo que Él está haciendo, oír lo que está diciendo, ¿lo quieres? Dices: “Pero yo no sé cómo”, yo tampoco, pero ahí voy, como la primera vez que tuve que brincar y echar un clavado de un trampolín, llegué allí y pareció 1,000 metros y fueron sólo 3 metros, ahí voy… Así es con el reino de Dios. Da el brinco. Métete más adentro. Camina y avanza en el reino de Dios. Desafortunadamente muchos cristianos han reducido la experiencia de nacer otra vez sólo al asunto de ser salvo. Eso es parte, pero el nuevo nacimiento tiene mucho más que sólo eso, la salvación es importantísima y nunca debemos dejar de enfatizarla, pero el perdón tiene que ser el principio, no la totalidad. Mateo 28:18-20 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20. enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Tenemos que enseñar, tenemos que aprender porque estamos dentro de la puerta, tenemos que aprender a vivir en el reino de Dios. Jesús entonces nos enseña algo, si vamos realmente a echar mano de todo esto, tenemos que ser como niños. Mateo 18:3-4 y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. ¿Cómo es un niño? Está dispuesto a aventarse, agarrar cualquier oportunidad que su papá le pone por delante. ¡Qué confianza tienen, verdad! Dispuestos, se paran al lado del precipicio y si papá dice: “brinca”, ellos brincan. Así son, Dios quiere que seamos como niños, si Él dice: “Yo lo haré”, yo confío que Él lo hará. Debemos ser como niños con confianza, gozo y emoción, esto agrada a Dios. Nuestro Padre Celestial alegremente nos ofrece las riquezas y poder inagotables de Su reino. Una vez que Él nos ha hablado, nosotros debemos repetir lo que Él dice, si lo hacemos ocurren milagros y si no sucede, pues no pasa nada. Porque en este mundo material, Dios ha escogido entrar en sociedad con nosotros sus colaboradores, a quienes Él está preparando para el perfecto, visible, establecimiento de su reino. Pablo dijo: “tenemos la mente de Cristo”, si la tenemos, hablémosla. No hay tiempo de leer de toda la historia de Ezequiel y su visión de los huesos secos tirados por todos lados y Dios haciéndole caminar entre estos huesos humanos. Dios le pregunta, ¿esos huesos vivirán?, y él dijo: “Tú lo sabes”, en otras palabras, “¿qué es Tu Palabra?”. Dios dijo, yo voy hacerlos vivir y luego le dice: “profetiza a ellos y dilo”. Ezequiel tuvo que hablar, tuvo que caminar entre ellos y hablar lo que Dios le dijo. Ezequiel pudiera pensar: “si alguien me ve, va a pensar que estoy loco…”. Pero él habló, él dijo lo que Dios dijo, y comenzó a haber movimiento, este brazo se movió y luego una pierna y las costillas a su lugar, esqueletos y luego le ordenó hablar otra vez y cuando él habló sucedió, ni un momento antes sino hasta que hizo la declaración. ¿Qué estamos esperando? ¡Es tiempo que hablemos! A veces oramos y oramos y Dios está diciendo, no quiero que solamente ores, quiero que declares, tú sabes lo que he dicho… DILO. Piensas: “¿Qué van a decir de mí?”, ¡qué te importa! si Yo lo dije, dilo. 1 Juan 5:14-15 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 15. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. Mi hijo Marcos cuando era chico, tenía 76 mezquinos en su piel, tenía mezquinos por todos lados, tratamos de todo, tratamientos del pueblo, medicamentos, no hacían nada, pero él empezó a declarar y maldijo los mezquinos y un día empiezan a caer uno por uno y fue libre. Él no dijo: “yo no sé, yo no sé cómo ser libre”, él dijo: “les maldigo y ordeno que se vayan”. Usted dice, “mezquinos no pueden oír”, pues, estos se fueron. Una vez estábamos contando esto a un hombre, Marcos era todavía chico y él dijo: “yo tengo un mezquino en mi pie que crece para adentro y lo han tratado de quitar y nada, ¿pudiera él orar por mí?”, y Marquitos dijo: “yo maldigo esto en el nombre de Jesús”, y la cosa se fue. Yo quiero hacer lo que veo y hablar lo que oigo, yo quiero que tu hagas lo mismo y si tú lo dices una vez y no sucede, repítelo y luego otra vez y otra vez. Porque la fe siempre será probada. Creceremos a madurez en el reino de los cielos y cambiaremos nuestras vidas y las vidas a nuestro derredor. No hay límite en el reino de los cielos, estamos demasiado limitados, pero hay una manera de tumbar estos límites. Una persona profetizó sobre mi hace tiempo y parte de lo que dijo fue; “no hay tope, no hay tope”, yo creo que la persona ni entendió lo que estaba diciendo, pero yo entendí. No hay límite, el Señor estaba diciéndome brinca la barda, hay mucho más allí y vamos a experimentarlo, ¡lo vamos a experimentar, lo vamos a alcanzar! Decláralo como un niño que confía totalmente en su Papá… Es tu vida, es tu prosperidad, es tu protección, es tu sanidad, es tu salud, es tu liberación… decláralo… Este es un principio, lo vas a seguir haciendo y cuando suceda le vas a dar la gloria a Dios. Ahora, yo quiero hacer una declaración, yo siento que Dios me habló, que ya tiene que ser una declaración y no una oración, sino una declaración. Yo declaro que Avivamiento cubrirá a la República Mexicana, declaro que cubrirá de norte a sur, de este a oeste… Avivamiento cubrirá a la República Mexicana, cientos de miles de almas entrarán en el reino de Dios. Enfermos sanarán, endemoniados serán librados, muertos resucitarán, Avivamiento cubrirá a México. Tu Espíritu Santo será derramado. México será visitado por el Espíritu Santo de Dios. Declaro una bendición sobre cada persona que está leyendo en este momento, la bendición de tenacidad en continuar en lo revelado por el Espíritu Santo, te bendigo y declaro que a tu memoria vendrá lo que Dios desea que declares y que no tan sólo verás el reino de Dios, sino que entrarás en el reino de Dios y que te profundizarás en el reino de Dios, declaro esta bendición sobre ti. Declaro bendición sobre tus seres amados, declaro bendición sobre esta ciudad, esta ciudad y tu ciudad serán llamadas ciudad de paz, yo declaro bendición porque el evangelio entrará en lugares de todas las esferas, lugares bajos, lugares altos, lugares altísimos y el nombre de Jesús será glorificado, la luz saldrá de esta República Mexicana para bendecir a muchas partes del mundo. Empieza a hacer declaraciones sobre tu propia vida, de sanidad, de salud, de prosperidad, de provisión, de protección, decláralo. ¡Camina en las bendiciones del Reino de los cielos! |
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EL PODER DE LA PALABRA HABLADA II Seguimos adentrándonos en el poder de la palabra hablada, para caminar en el Reino de los cielos tenemos que hacerlo como el soberano Rey. Hebreos 1:3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Todo lo sustenta con la palabra y nosotros establecemos su reino de la misma manera, ¡hay poder en lo que declaramos! Estamos hablando del reino de los cielos, el reino de Dios, algo que está entre nosotros, en algunos de nosotros, entre todos nosotros, como el aire en nuestro derredor. Vivimos en el reino terrenal, pero hay otro reino aquí, no lo puedes ver con el ojo natural, pero aquí está. Este reino invisible gobierna lo visible e invisible. El reino de los cielos está entre nosotros y estará en nosotros si hemos rendido todo al Soberano y Todopoderoso Yahweh, Jesús, el Yo Soy, el único Dios. ¿Recuerdas lo que dijo Jesús a Nicodemo? Juan 3:3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo se sorprendió, ¡cómo puede un hombre nacer siendo viejo!, puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer. Jesús estaba diciéndole cómo él pudiera ver dentro de la sala del trono de Dios, de donde todo el universo es controlado, hay que nacer de nuevo. Debemos fijarnos en esto, Jesús habló primero de ver el reino, luego tomó otro paso, de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Primero ver y luego entrar, si tú no lo ves, tú no entrarás y Dios quiere que veamos y entremos en el reino de los cielos aquí en la tierra, porque está aquí, tan invisible como el aire, pero está aquí. Creo que Jesús después de pausar para permitir a Nicodemo tratar de digerir lo que estaba oyendo, dijo: lo que es nacido de la carne, carne es y lo que es nacido del Espíritu, Espíritu es (Juan 3:6). En Juan 3:7-8 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Es como el viento, sopla de dondequiera, oyes el sonido, pero no sabes ni de dónde viene ni a donde va. Tenemos que entender que estamos tratando con el viento del Espíritu Santo, invisible, poderoso, que puede cambiar nuestra existencia. Qué triste es vivir y existir sólo en la carne, sólo en el reino de la tierra, el reino del mundo, que provoca frustración, cuando existe otro reino más superior. Donde uno puede oír la voz de Dios, no con el oído natural, donde uno puede ver lo que Dios está haciendo, no necesariamente en visión o sueño, pero en espíritu puedes ver lo que Él está haciendo, oír lo que está diciendo, ¿lo quieres? Dices: “Pero yo no sé cómo”, yo tampoco, pero ahí voy, como la primera vez que tuve que brincar y echar un clavado de un trampolín, llegué allí y pareció 1,000 metros y fueron sólo 3 metros, ahí voy… Así es con el reino de Dios. Da el brinco. Métete más adentro. Camina y avanza en el reino de Dios. Desafortunadamente muchos cristianos han reducido la experiencia de nacer otra vez sólo al asunto de ser salvo. Eso es parte, pero el nuevo nacimiento tiene mucho más que sólo eso, la salvación es importantísima y nunca debemos dejar de enfatizarla, pero el perdón tiene que ser el principio, no la totalidad. Mateo 28:18-20 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20. enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Tenemos que enseñar, tenemos que aprender porque estamos dentro de la puerta, tenemos que aprender a vivir en el reino de Dios. Jesús entonces nos enseña algo, si vamos realmente a echar mano de todo esto, tenemos que ser como niños. Mateo 18:3-4 y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. ¿Cómo es un niño? Está dispuesto a aventarse, agarrar cualquier oportunidad que su papá le pone por delante. ¡Qué confianza tienen, verdad! Dispuestos, se paran al lado del precipicio y si papá dice: “brinca”, ellos brincan. Así son, Dios quiere que seamos como niños, si Él dice: “Yo lo haré”, yo confío que Él lo hará. Debemos ser como niños con confianza, gozo y emoción, esto agrada a Dios. Nuestro Padre Celestial alegremente nos ofrece las riquezas y poder inagotables de Su reino. Una vez que Él nos ha hablado, nosotros debemos repetir lo que Él dice, si lo hacemos ocurren milagros y si no sucede, pues no pasa nada. Porque en este mundo material, Dios ha escogido entrar en sociedad con nosotros sus colaboradores, a quienes Él está preparando para el perfecto, visible, establecimiento de su reino. Pablo dijo: “tenemos la mente de Cristo”, si la tenemos, hablémosla. No hay tiempo de leer de toda la historia de Ezequiel y su visión de los huesos secos tirados por todos lados y Dios haciéndole caminar entre estos huesos humanos. Dios le pregunta, ¿esos huesos vivirán?, y él dijo: “Tú lo sabes”, en otras palabras, “¿qué es Tu Palabra?”. Dios dijo, yo voy hacerlos vivir y luego le dice: “profetiza a ellos y dilo”. Ezequiel tuvo que hablar, tuvo que caminar entre ellos y hablar lo que Dios le dijo. Ezequiel pudiera pensar: “si alguien me ve, va a pensar que estoy loco…”. Pero él habló, él dijo lo que Dios dijo, y comenzó a haber movimiento, este brazo se movió y luego una pierna y las costillas a su lugar, esqueletos y luego le ordenó hablar otra vez y cuando él habló sucedió, ni un momento antes sino hasta que hizo la declaración. ¿Qué estamos esperando? ¡Es tiempo que hablemos! A veces oramos y oramos y Dios está diciendo, no quiero que solamente ores, quiero que declares, tú sabes lo que he dicho… DILO. Piensas: “¿Qué van a decir de mí?”, ¡qué te importa! si Yo lo dije, dilo. 1 Juan 5:14-15 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 15. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. Mi hijo Marcos cuando era chico, tenía 76 mezquinos en su piel, tenía mezquinos por todos lados, tratamos de todo, tratamientos del pueblo, medicamentos, no hacían nada, pero él empezó a declarar y maldijo los mezquinos y un día empiezan a caer uno por uno y fue libre. Él no dijo: “yo no sé, yo no sé cómo ser libre”, él dijo: “les maldigo y ordeno que se vayan”. Usted dice, “mezquinos no pueden oír”, pues, estos se fueron. Una vez estábamos contando esto a un hombre, Marcos era todavía chico y él dijo: “yo tengo un mezquino en mi pie que crece para adentro y lo han tratado de quitar y nada, ¿pudiera él orar por mí?”, y Marquitos dijo: “yo maldigo esto en el nombre de Jesús”, y la cosa se fue. Yo quiero hacer lo que veo y hablar lo que oigo, yo quiero que tu hagas lo mismo y si tú lo dices una vez y no sucede, repítelo y luego otra vez y otra vez. Porque la fe siempre será probada. Creceremos a madurez en el reino de los cielos y cambiaremos nuestras vidas y las vidas a nuestro derredor. No hay límite en el reino de los cielos, estamos demasiado limitados, pero hay una manera de tumbar estos límites. Una persona profetizó sobre mi hace tiempo y parte de lo que dijo fue; “no hay tope, no hay tope”, yo creo que la persona ni entendió lo que estaba diciendo, pero yo entendí. No hay límite, el Señor estaba diciéndome brinca la barda, hay mucho más allí y vamos a experimentarlo, ¡lo vamos a experimentar, lo vamos a alcanzar! Decláralo como un niño que confía totalmente en su Papá… Es tu vida, es tu prosperidad, es tu protección, es tu sanidad, es tu salud, es tu liberación… decláralo… Este es un principio, lo vas a seguir haciendo y cuando suceda le vas a dar la gloria a Dios. Ahora, yo quiero hacer una declaración, yo siento que Dios me habló, que ya tiene que ser una declaración y no una oración, sino una declaración. Yo declaro que Avivamiento cubrirá a la República Mexicana, declaro que cubrirá de norte a sur, de este a oeste… Avivamiento cubrirá a la República Mexicana, cientos de miles de almas entrarán en el reino de Dios. Enfermos sanarán, endemoniados serán librados, muertos resucitarán, Avivamiento cubrirá a México. Tu Espíritu Santo será derramado. México será visitado por el Espíritu Santo de Dios. Declaro una bendición sobre cada persona que está leyendo en este momento, la bendición de tenacidad en continuar en lo revelado por el Espíritu Santo, te bendigo y declaro que a tu memoria vendrá lo que Dios desea que declares y que no tan sólo verás el reino de Dios, sino que entrarás en el reino de Dios y que te profundizarás en el reino de Dios, declaro esta bendición sobre ti. Declaro bendición sobre tus seres amados, declaro bendición sobre esta ciudad, esta ciudad y tu ciudad serán llamadas ciudad de paz, yo declaro bendición porque el evangelio entrará en lugares de todas las esferas, lugares bajos, lugares altos, lugares altísimos y el nombre de Jesús será glorificado, la luz saldrá de esta República Mexicana para bendecir a muchas partes del mundo. Empieza a hacer declaraciones sobre tu propia vida, de sanidad, de salud, de prosperidad, de provisión, de protección, decláralo. ¡Camina en las bendiciones del Reino de los cielos! |
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