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Enséñanos A Orar ¿Por qué le pidieron los discípulos: “Señor, enséñanos a orar”? ¿Por qué quiere alguien aprender a orar? Hay varias razones pero te voy a mencionar sólo dos: 1. La oración da poder Hay muchas y maravillosas promesas para quienes cultivan una vida de oración por ejemplo: Mateo 21:22 “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. Santiago 5:16-18 “...La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto”. ¡Elías, tan humano como nosotros, oró y acarreó una bendición nacional! 2. La oración hace presente a Dios Salmo 16:11 “... en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre”. Si en la presencia de Dios hay plenitud de gozo, ¿cómo es que hay tantos cristianos tristes y deprimidos? ¿Será porque no llevan una vida de oración? No es que oren de vez en cuando, especialmente cuando andan en apuros. Ciertamente claman a Dios cuando se ven en necesidad, esto no quiere decir que la oración tenga importancia en su vida. Creo que hay muchos cristianos sinceros que están deseando aprender a orar con efectividad, a ellos me dirijo para invitarlos a viajar conmigo. Un viaje que nos llevará del simple DESEO a la DISCIPLINA y de allí al DELEITE. Cualquier logro en la vida comienza con el deseo. Me acuerdo que, hace tiempo, mi esposa y yo nos vimos al espejo y decidimos que teníamos que bajar de peso. Nos inundó el deseo de no ser tan gordos porque es malo para la salud. Este deseo nos llevó a disciplinarnos con nuestros hábitos alimenticios. Practicando esta disciplina con el tiempo alcanzamos el fin deseado, ¡Y qué gran deleite ha sido! De la misma manera espero que tu tengas el DESEO intenso de llevar una vida de oración poderosa, pues entonces aceptarás la DISCIPLINA consiguiente. Si hay que levantarse más temprano o cambiar los hábitos para apartar tiempo fijo para la oración, así lo harás. Para ello cuenta con la enseñanza de este libro, ciertamente te ayudará a orar sistemáticamente hasta que se convierta en un DELEITE. Algunos dicen: “Después de dos o tres minutos ya no sé que decir, la oración me aburre, me duerme o me distrae”. Es precisamente por esas razones que quisiera enseñarte a orar, para que la disciplina de la oración te traiga resultados y llegue a ser un deleite en tu vida. Siguiendo este plan de viaje, todo cristiano puede alcanzar éxito en su vida de oración. ¿Quieres viajar conmigo? Usaremos el Padre nuestro como si fuera una pista de carreras. En 1 Corintios 9:24-27 San Pablo se refiere a la vida cristiana como una carrera. La pista tiene marcas, por ejemplo: hay una marca cada cien metros y las marcas permiten al atleta saber cuánto ha avanzado. Supongamos que en la mañana sólo puedes dedicar 15 minutos a la oración. Con eso puedes empezar tu “viaje”. El resto del día puedes seguir avanzando en oración hasta llegar a la meta. ¿Cuál es la primera marca?
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre Empecemos siempre nuestra oración con alabanza y adoración. Muchos empiezan con sus problemas: “Padre, mis hijos son tan malcriados... mi esposo es desobligado...” ésta NO es la manera de comenzar. Sin alabanza y adoración la oración no funciona. Ésta es nuestra primera marca. 1. “Padre Nuestro” Desde el principio del tiempo Dios quería tener una familia. Por eso creó a Adán y Eva a fin de disfrutar de su compañía. La entrada del pecado cambió todo, Dios y su creación quedaron separados. Por esa misma razón Cristo vino al mundo para acercarnos de nuevo y reconciliarnos con el Padre. Por medio de la sangre de Jesús, llegamos a ser sus hijos y le podemos llamar “Padre”. Es entonces cuando comenzamos a alabarle por Cristo y por su sangre. Le alabamos porque ahora Él es nuestro Padre mediante la fe en su Hijo. 2. “Santificado sea tu nombre” En Salmo 100:4 dice: Salmos 100:4 “... Alabadle, bendecid su nombre”. ¿Cuáles son los nombres de Dios? Si los conocemos, conoceremos también su persona y su carácter porque sus nombres le revelan. Este conocimiento es la base de toda nuestra adoración. No le alabamos por lo que sentimos, sino por lo que Él es. Conviene conocer más del carácter de nuestro Padre y así facilitar nuestra alabanza. Repasemos y estudiemos brevemente los nombres con los que se conoce a Dios en el Antiguo Testamento, escrito en hebreo. ELOHIM: Génesis 1:1 “Supremo y trino Dios”. EL SHADDAI: Génesis 35:10-11 “Dios de toda suficiencia”. YAVÉ YIRAH: Génesis 22:14 “El Señor proveerá”. YAVÉ RAFA: Éxodo 15:26 “El Señor sana”. YAVÉ NISSI: Éxodo 17:15 “El Señor, nuestra bandera o victoria”. YAVÉ SHALOM: Jueces 6:24 “El Señor, nuestra paz”. YAVÉ RAAH: Salmo 23:1 “El Señor, mi pastor”. YAVÉ QADOSH: Levítico 20:26 “El Señor santo es”. YESHUA: Mateo 1:21 “Jesús el Salvador”. Sobre esta base comienzo alabando a Dios primeramente por mi SALVACIÓN, porque he pasado de la muerte a la vida y porque mi nombre está escrito en el libro de la vida. Le alabo porque Él es Dios de toda suficiencia y porque es Yavé (Jehová) Yirah mi proveedor y no me faltará ningún bien (Salmo 34:10). Él suple todas mis necesidades según sus riquezas en gloria (Filipenses 4:19) y es mi sanador, mi victoria, mi paz y mi pastor. Le adoro porque Él es Santo, Él no puede mentir y cumple sus promesas. Le alabo por Jesús, el Salvador, quien llevó todos mis pecados. Yo santifico su nombre. Puede ser que empiece mi oración sin ninguna emoción pero cuando termino de recordar todo lo que Él es y todo lo que Él ha hecho por mí, su gozo me llena por completo y mi oración se ha convertido en deleite. Uno puede pasar mucho tiempo alabando al Señor, es decir, “santificando su nombre”. Entramos en su presencia por medio de la alabanza (Salmo 100) y ahora estamos preparados para comenzar nuestras peticiones. |
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Enséñanos A Orar ¿Por qué le pidieron los discípulos: “Señor, enséñanos a orar”? ¿Por qué quiere alguien aprender a orar? Hay varias razones pero te voy a mencionar sólo dos: 1. La oración da poder Hay muchas y maravillosas promesas para quienes cultivan una vida de oración por ejemplo: Mateo 21:22 “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. Santiago 5:16-18 “...La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto”. ¡Elías, tan humano como nosotros, oró y acarreó una bendición nacional! 2. La oración hace presente a Dios Salmo 16:11 “... en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre”. Si en la presencia de Dios hay plenitud de gozo, ¿cómo es que hay tantos cristianos tristes y deprimidos? ¿Será porque no llevan una vida de oración? No es que oren de vez en cuando, especialmente cuando andan en apuros. Ciertamente claman a Dios cuando se ven en necesidad, esto no quiere decir que la oración tenga importancia en su vida. Creo que hay muchos cristianos sinceros que están deseando aprender a orar con efectividad, a ellos me dirijo para invitarlos a viajar conmigo. Un viaje que nos llevará del simple DESEO a la DISCIPLINA y de allí al DELEITE. Cualquier logro en la vida comienza con el deseo. Me acuerdo que, hace tiempo, mi esposa y yo nos vimos al espejo y decidimos que teníamos que bajar de peso. Nos inundó el deseo de no ser tan gordos porque es malo para la salud. Este deseo nos llevó a disciplinarnos con nuestros hábitos alimenticios. Practicando esta disciplina con el tiempo alcanzamos el fin deseado, ¡Y qué gran deleite ha sido! De la misma manera espero que tu tengas el DESEO intenso de llevar una vida de oración poderosa, pues entonces aceptarás la DISCIPLINA consiguiente. Si hay que levantarse más temprano o cambiar los hábitos para apartar tiempo fijo para la oración, así lo harás. Para ello cuenta con la enseñanza de este libro, ciertamente te ayudará a orar sistemáticamente hasta que se convierta en un DELEITE. Algunos dicen: “Después de dos o tres minutos ya no sé que decir, la oración me aburre, me duerme o me distrae”. Es precisamente por esas razones que quisiera enseñarte a orar, para que la disciplina de la oración te traiga resultados y llegue a ser un deleite en tu vida. Siguiendo este plan de viaje, todo cristiano puede alcanzar éxito en su vida de oración. ¿Quieres viajar conmigo? Usaremos el Padre nuestro como si fuera una pista de carreras. En 1 Corintios 9:24-27 San Pablo se refiere a la vida cristiana como una carrera. La pista tiene marcas, por ejemplo: hay una marca cada cien metros y las marcas permiten al atleta saber cuánto ha avanzado. Supongamos que en la mañana sólo puedes dedicar 15 minutos a la oración. Con eso puedes empezar tu “viaje”. El resto del día puedes seguir avanzando en oración hasta llegar a la meta. ¿Cuál es la primera marca?
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre Empecemos siempre nuestra oración con alabanza y adoración. Muchos empiezan con sus problemas: “Padre, mis hijos son tan malcriados... mi esposo es desobligado...” ésta NO es la manera de comenzar. Sin alabanza y adoración la oración no funciona. Ésta es nuestra primera marca. 1. “Padre Nuestro” Desde el principio del tiempo Dios quería tener una familia. Por eso creó a Adán y Eva a fin de disfrutar de su compañía. La entrada del pecado cambió todo, Dios y su creación quedaron separados. Por esa misma razón Cristo vino al mundo para acercarnos de nuevo y reconciliarnos con el Padre. Por medio de la sangre de Jesús, llegamos a ser sus hijos y le podemos llamar “Padre”. Es entonces cuando comenzamos a alabarle por Cristo y por su sangre. Le alabamos porque ahora Él es nuestro Padre mediante la fe en su Hijo. 2. “Santificado sea tu nombre” En Salmo 100:4 dice: Salmos 100:4 “... Alabadle, bendecid su nombre”. ¿Cuáles son los nombres de Dios? Si los conocemos, conoceremos también su persona y su carácter porque sus nombres le revelan. Este conocimiento es la base de toda nuestra adoración. No le alabamos por lo que sentimos, sino por lo que Él es. Conviene conocer más del carácter de nuestro Padre y así facilitar nuestra alabanza. Repasemos y estudiemos brevemente los nombres con los que se conoce a Dios en el Antiguo Testamento, escrito en hebreo. ELOHIM: Génesis 1:1 “Supremo y trino Dios”. EL SHADDAI: Génesis 35:10-11 “Dios de toda suficiencia”. YAVÉ YIRAH: Génesis 22:14 “El Señor proveerá”. YAVÉ RAFA: Éxodo 15:26 “El Señor sana”. YAVÉ NISSI: Éxodo 17:15 “El Señor, nuestra bandera o victoria”. YAVÉ SHALOM: Jueces 6:24 “El Señor, nuestra paz”. YAVÉ RAAH: Salmo 23:1 “El Señor, mi pastor”. YAVÉ QADOSH: Levítico 20:26 “El Señor santo es”. YESHUA: Mateo 1:21 “Jesús el Salvador”. Sobre esta base comienzo alabando a Dios primeramente por mi SALVACIÓN, porque he pasado de la muerte a la vida y porque mi nombre está escrito en el libro de la vida. Le alabo porque Él es Dios de toda suficiencia y porque es Yavé (Jehová) Yirah mi proveedor y no me faltará ningún bien (Salmo 34:10). Él suple todas mis necesidades según sus riquezas en gloria (Filipenses 4:19) y es mi sanador, mi victoria, mi paz y mi pastor. Le adoro porque Él es Santo, Él no puede mentir y cumple sus promesas. Le alabo por Jesús, el Salvador, quien llevó todos mis pecados. Yo santifico su nombre. Puede ser que empiece mi oración sin ninguna emoción pero cuando termino de recordar todo lo que Él es y todo lo que Él ha hecho por mí, su gozo me llena por completo y mi oración se ha convertido en deleite. Uno puede pasar mucho tiempo alabando al Señor, es decir, “santificando su nombre”. Entramos en su presencia por medio de la alabanza (Salmo 100) y ahora estamos preparados para comenzar nuestras peticiones. |
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Enséñanos A Orar ¿Por qué le pidieron los discípulos: “Señor, enséñanos a orar”? ¿Por qué quiere alguien aprender a orar? Hay varias razones pero te voy a mencionar sólo dos: 1. La oración da poder Hay muchas y maravillosas promesas para quienes cultivan una vida de oración por ejemplo: Mateo 21:22 “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. Santiago 5:16-18 “...La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto”. ¡Elías, tan humano como nosotros, oró y acarreó una bendición nacional! 2. La oración hace presente a Dios Salmo 16:11 “... en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre”. Si en la presencia de Dios hay plenitud de gozo, ¿cómo es que hay tantos cristianos tristes y deprimidos? ¿Será porque no llevan una vida de oración? No es que oren de vez en cuando, especialmente cuando andan en apuros. Ciertamente claman a Dios cuando se ven en necesidad, esto no quiere decir que la oración tenga importancia en su vida. Creo que hay muchos cristianos sinceros que están deseando aprender a orar con efectividad, a ellos me dirijo para invitarlos a viajar conmigo. Un viaje que nos llevará del simple DESEO a la DISCIPLINA y de allí al DELEITE. Cualquier logro en la vida comienza con el deseo. Me acuerdo que, hace tiempo, mi esposa y yo nos vimos al espejo y decidimos que teníamos que bajar de peso. Nos inundó el deseo de no ser tan gordos porque es malo para la salud. Este deseo nos llevó a disciplinarnos con nuestros hábitos alimenticios. Practicando esta disciplina con el tiempo alcanzamos el fin deseado, ¡Y qué gran deleite ha sido! De la misma manera espero que tu tengas el DESEO intenso de llevar una vida de oración poderosa, pues entonces aceptarás la DISCIPLINA consiguiente. Si hay que levantarse más temprano o cambiar los hábitos para apartar tiempo fijo para la oración, así lo harás. Para ello cuenta con la enseñanza de este libro, ciertamente te ayudará a orar sistemáticamente hasta que se convierta en un DELEITE. Algunos dicen: “Después de dos o tres minutos ya no sé que decir, la oración me aburre, me duerme o me distrae”. Es precisamente por esas razones que quisiera enseñarte a orar, para que la disciplina de la oración te traiga resultados y llegue a ser un deleite en tu vida. Siguiendo este plan de viaje, todo cristiano puede alcanzar éxito en su vida de oración. ¿Quieres viajar conmigo? Usaremos el Padre nuestro como si fuera una pista de carreras. En 1 Corintios 9:24-27 San Pablo se refiere a la vida cristiana como una carrera. La pista tiene marcas, por ejemplo: hay una marca cada cien metros y las marcas permiten al atleta saber cuánto ha avanzado. Supongamos que en la mañana sólo puedes dedicar 15 minutos a la oración. Con eso puedes empezar tu “viaje”. El resto del día puedes seguir avanzando en oración hasta llegar a la meta. ¿Cuál es la primera marca?
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre Empecemos siempre nuestra oración con alabanza y adoración. Muchos empiezan con sus problemas: “Padre, mis hijos son tan malcriados... mi esposo es desobligado...” ésta NO es la manera de comenzar. Sin alabanza y adoración la oración no funciona. Ésta es nuestra primera marca. 1. “Padre Nuestro” Desde el principio del tiempo Dios quería tener una familia. Por eso creó a Adán y Eva a fin de disfrutar de su compañía. La entrada del pecado cambió todo, Dios y su creación quedaron separados. Por esa misma razón Cristo vino al mundo para acercarnos de nuevo y reconciliarnos con el Padre. Por medio de la sangre de Jesús, llegamos a ser sus hijos y le podemos llamar “Padre”. Es entonces cuando comenzamos a alabarle por Cristo y por su sangre. Le alabamos porque ahora Él es nuestro Padre mediante la fe en su Hijo. 2. “Santificado sea tu nombre” En Salmo 100:4 dice: Salmos 100:4 “... Alabadle, bendecid su nombre”. ¿Cuáles son los nombres de Dios? Si los conocemos, conoceremos también su persona y su carácter porque sus nombres le revelan. Este conocimiento es la base de toda nuestra adoración. No le alabamos por lo que sentimos, sino por lo que Él es. Conviene conocer más del carácter de nuestro Padre y así facilitar nuestra alabanza. Repasemos y estudiemos brevemente los nombres con los que se conoce a Dios en el Antiguo Testamento, escrito en hebreo. ELOHIM: Génesis 1:1 “Supremo y trino Dios”. EL SHADDAI: Génesis 35:10-11 “Dios de toda suficiencia”. YAVÉ YIRAH: Génesis 22:14 “El Señor proveerá”. YAVÉ RAFA: Éxodo 15:26 “El Señor sana”. YAVÉ NISSI: Éxodo 17:15 “El Señor, nuestra bandera o victoria”. YAVÉ SHALOM: Jueces 6:24 “El Señor, nuestra paz”. YAVÉ RAAH: Salmo 23:1 “El Señor, mi pastor”. YAVÉ QADOSH: Levítico 20:26 “El Señor santo es”. YESHUA: Mateo 1:21 “Jesús el Salvador”. Sobre esta base comienzo alabando a Dios primeramente por mi SALVACIÓN, porque he pasado de la muerte a la vida y porque mi nombre está escrito en el libro de la vida. Le alabo porque Él es Dios de toda suficiencia y porque es Yavé (Jehová) Yirah mi proveedor y no me faltará ningún bien (Salmo 34:10). Él suple todas mis necesidades según sus riquezas en gloria (Filipenses 4:19) y es mi sanador, mi victoria, mi paz y mi pastor. Le adoro porque Él es Santo, Él no puede mentir y cumple sus promesas. Le alabo por Jesús, el Salvador, quien llevó todos mis pecados. Yo santifico su nombre. Puede ser que empiece mi oración sin ninguna emoción pero cuando termino de recordar todo lo que Él es y todo lo que Él ha hecho por mí, su gozo me llena por completo y mi oración se ha convertido en deleite. Uno puede pasar mucho tiempo alabando al Señor, es decir, “santificando su nombre”. Entramos en su presencia por medio de la alabanza (Salmo 100) y ahora estamos preparados para comenzar nuestras peticiones. |
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