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VI. La sexta marca en la pista Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria. Jesús nos dejó una oración modelo que comienza y termina con alabanza y también principia y acaba mencionando el Reino. Una vez que hemos traído nuestras peticiones al Padre debemos regresar a la adoración. Para muchos no tienen sentido estas palabras: “Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria”. Pero ahora veremos que son poderosas, pues son la invitación del Padre para que participemos en su Reino, su poder y su gloria. El reino Mateo 6:13 Lucas 12:32 Colosenses 1:12-13 Al orar: “Porque tuyo es el reino”, alaba a Dios por su Reino invisible como la levadura en la masa, pero que es eterno y real. Alábalo porque te ha trasladado de las tinieblas al Reino de luz. Y adóralo porque Él te ha dado parte en su Reino. A nosotros, sus hijos, Él nos ha dado el Reino. El poder Mateo 6:13 Lucas 10:19 Salmo 68:35 Así que cuando ores: “Tuyo es el poder”, alaba al Padre porque se ha dignado en compartir su poder mismo con nosotros, sus hijos. La Gloria Mateo 6:13 Hebreos 2:9 Juan 17:22 Cuando ores: “Porque tuya es la gloria”, alaba a Dios por su gloria y por su carácter que nos ha revelado en Cristo, el Hijo. Aunque por nuestros pecados todos fuimos destituidos de esa gloria (Romanos 3:23), ahora que hemos recibido perdón y salvación, Él nos invita a participar de su gloria. A medida que contemplamos su gloria, es decir, su carácter, somos transformados en la misma imagen que vemos. Es decir, que en nosotros se forma el carácter del mismo Cristo (2 Corintios 3:18). Con razón San Pablo encargaba a los creyentes andar como dice en 1 Tesalonicenses 2:12. “...como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria”. Antes de ser crucificado, Jesús al orar en el huerto pidió que sus discípulos fueran uno. Eso sucedería porque como dijo el Padre: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno...”. Necesitamos tener la gloria de Dios en medio de nosotros para derribar todos los muros que dividen al pueblo cristiano. VII. Conclusión Muchos quieren cambiar y anhelan acarrear las bendiciones de Dios sobre sus vidas. Pero para alcanzar este DELEITE se necesita tener primero el DESEO y luego la DISCIPLINA. Este libro te ayudará para disciplinarte y hacer de la oración parte integral de tu vida, entonces crecerás y alcanzarás grandes alturas espirituales; serás un canal de bendición para tu familia, tu comunidad y tu patria. |
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VI. La sexta marca en la pista Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria. Jesús nos dejó una oración modelo que comienza y termina con alabanza y también principia y acaba mencionando el Reino. Una vez que hemos traído nuestras peticiones al Padre debemos regresar a la adoración. Para muchos no tienen sentido estas palabras: “Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria”. Pero ahora veremos que son poderosas, pues son la invitación del Padre para que participemos en su Reino, su poder y su gloria. El reino Mateo 6:13 Lucas 12:32 Colosenses 1:12-13 Al orar: “Porque tuyo es el reino”, alaba a Dios por su Reino invisible como la levadura en la masa, pero que es eterno y real. Alábalo porque te ha trasladado de las tinieblas al Reino de luz. Y adóralo porque Él te ha dado parte en su Reino. A nosotros, sus hijos, Él nos ha dado el Reino. El poder Mateo 6:13 Lucas 10:19 Salmo 68:35 Así que cuando ores: “Tuyo es el poder”, alaba al Padre porque se ha dignado en compartir su poder mismo con nosotros, sus hijos. La Gloria Mateo 6:13 Hebreos 2:9 Juan 17:22 Cuando ores: “Porque tuya es la gloria”, alaba a Dios por su gloria y por su carácter que nos ha revelado en Cristo, el Hijo. Aunque por nuestros pecados todos fuimos destituidos de esa gloria (Romanos 3:23), ahora que hemos recibido perdón y salvación, Él nos invita a participar de su gloria. A medida que contemplamos su gloria, es decir, su carácter, somos transformados en la misma imagen que vemos. Es decir, que en nosotros se forma el carácter del mismo Cristo (2 Corintios 3:18). Con razón San Pablo encargaba a los creyentes andar como dice en 1 Tesalonicenses 2:12. “...como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria”. Antes de ser crucificado, Jesús al orar en el huerto pidió que sus discípulos fueran uno. Eso sucedería porque como dijo el Padre: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno...”. Necesitamos tener la gloria de Dios en medio de nosotros para derribar todos los muros que dividen al pueblo cristiano. VII. Conclusión Muchos quieren cambiar y anhelan acarrear las bendiciones de Dios sobre sus vidas. Pero para alcanzar este DELEITE se necesita tener primero el DESEO y luego la DISCIPLINA. Este libro te ayudará para disciplinarte y hacer de la oración parte integral de tu vida, entonces crecerás y alcanzarás grandes alturas espirituales; serás un canal de bendición para tu familia, tu comunidad y tu patria. |
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VI. La sexta marca en la pista Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria. Jesús nos dejó una oración modelo que comienza y termina con alabanza y también principia y acaba mencionando el Reino. Una vez que hemos traído nuestras peticiones al Padre debemos regresar a la adoración. Para muchos no tienen sentido estas palabras: “Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria”. Pero ahora veremos que son poderosas, pues son la invitación del Padre para que participemos en su Reino, su poder y su gloria. El reino Mateo 6:13 Lucas 12:32 Colosenses 1:12-13 Al orar: “Porque tuyo es el reino”, alaba a Dios por su Reino invisible como la levadura en la masa, pero que es eterno y real. Alábalo porque te ha trasladado de las tinieblas al Reino de luz. Y adóralo porque Él te ha dado parte en su Reino. A nosotros, sus hijos, Él nos ha dado el Reino. El poder Mateo 6:13 Lucas 10:19 Salmo 68:35 Así que cuando ores: “Tuyo es el poder”, alaba al Padre porque se ha dignado en compartir su poder mismo con nosotros, sus hijos. La Gloria Mateo 6:13 Hebreos 2:9 Juan 17:22 Cuando ores: “Porque tuya es la gloria”, alaba a Dios por su gloria y por su carácter que nos ha revelado en Cristo, el Hijo. Aunque por nuestros pecados todos fuimos destituidos de esa gloria (Romanos 3:23), ahora que hemos recibido perdón y salvación, Él nos invita a participar de su gloria. A medida que contemplamos su gloria, es decir, su carácter, somos transformados en la misma imagen que vemos. Es decir, que en nosotros se forma el carácter del mismo Cristo (2 Corintios 3:18). Con razón San Pablo encargaba a los creyentes andar como dice en 1 Tesalonicenses 2:12. “...como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria”. Antes de ser crucificado, Jesús al orar en el huerto pidió que sus discípulos fueran uno. Eso sucedería porque como dijo el Padre: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno...”. Necesitamos tener la gloria de Dios en medio de nosotros para derribar todos los muros que dividen al pueblo cristiano. VII. Conclusión Muchos quieren cambiar y anhelan acarrear las bendiciones de Dios sobre sus vidas. Pero para alcanzar este DELEITE se necesita tener primero el DESEO y luego la DISCIPLINA. Este libro te ayudará para disciplinarte y hacer de la oración parte integral de tu vida, entonces crecerás y alcanzarás grandes alturas espirituales; serás un canal de bendición para tu familia, tu comunidad y tu patria. |
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