8 Tipos de Madre | |||||||
8 TIPOS DE MADRE Cronología de una madre, expuesta por el hijo: 4 años de edad............. Mi mamá puede hacer cualquier cosa. 8 años de edad........................................ Mi mamá sabe mucho. 12 años de edad.................................... Mi mamá no sabe todo. 14 años de edad..... Obviamente mi mamá tampoco sabe eso. 16 años de edad............... ¿Mi mamá? ¡Ay... Es tan anticuada! 18 años de edad.... Mi mamá, está totalmente fuera de época. 25 años de edad.... Puede que sepa algo al respecto mi mamá. 35 años de edad...................... Pediremos la opinión de mamá. 45 años de edad......................... ¿Qué haría mi mamá en esto? 65 años de edad............... ¡Quisiera que mi mamá viviera para consultarlo con ella! En los últimos años la maternidad ha estado bajo ataque. En algunos países, especialmente en Europa, la meta más grande de la mujer es destacar en una carrera. Si llega a casarse y si aún hay tiempo en “su reloj biológico”, posiblemente ella tenga uno o dos hijos, los cuales pasarán la mayor parte de sus días en una guardería. Al otro extremo, en muchas partes del mundo, la mujer es oprimida y tratada como algo de menor valor, incluso que el de una vaca y ni qué decir de tener alguna oportunidad de estudiar. No obstante, sea cual sea tu situación, sigue siendo una gran verdad: “la mano que mece la cuna gobierna la nación”. Las madres ejercen gran influencia y forman el carácter de futuras generaciones. Existe cierto ministerio internacional para niños con este lema: “Es más fácil edificar a niños y niñas, que reparar a hombres y mujeres”. Con demasiada frecuencia los niños son los herederos de los errores de sus padres. ¿Por qué? Porque las heridas sufridas a temprana edad son mucho más dañinas que las que se sufren después. Cuando el árbol es joven es cuando puede torcerse. Así que tenemos que reforzarlo mientras es joven para que crezca fuerte, Jesús dijo: Marcos 10:14 “...Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”. No es de extrañar que Jesús haya dicho: Dejad a los niños venir a mí. Él sabía que un niño que es bendecido, se convertirá en un adulto bendecido. No hay nadie que haya influenciado la persona que tú eres hoy día, tanto como tu madre. Cuando se usa la palabra “madre” en este libro, se refiere a la persona que te crió. Si no fue tu madre biológica, sino una abuela, familiar, madrastra o amiga de la familia, entonces para ti, ella fue esta persona significativa. A través de este libro, podrás identificar la influencia que tu propia madre ha tenido en tu vida y cómo puedes superar sus errores con el fin de que seas una madre aún mejor. A la vez, veremos cómo nuestro Padre celestial puede suplir todo lo que nos faltó de nuestros padres naturales. ¡Así que, acompáñame ahora en un viaje desafiante e interesante! Capítulo 1 Tú y el estilo de maternidad de tu madre Ricardo se dio cuenta que trataba a su esposa con menosprecio y que la regañaba por las cosas más mínimas, sin embargo, no sabía por qué. Se había casado enamorado, pero ahora parecía que su esposa nunca le podía agradar en nada. “¿Qué me está pasando?”, se preguntaba a menudo. No fue hasta varios años después, cuando Ricardo escuchó a un maestro bíblico explicar sobre raíces de amargura en nuestras vidas, que él pudo identificar cuál era la verdadera raíz de su problema actual. De niño, Ricardo había sufrido con una madre alcohólica y como resultado, en su subconsciente, guardaba rencor contra toda mujer. Al enfrentar la realidad y al perdonar a su madre, aunque ya había fallecido, Ricardo llegó a ser un hombre nuevo y por lo tanto, un esposo nuevo. Otro caso que conozco personalmente es de un hombre que llamaré Silvestre. Por años, él y su esposa tenían fuertes problemas en su matrimonio y con sus hijos, debido al carácter violento de él. Varias veces Silvestre y su esposa fueron con algunos de nuestros consejeros y por un tiempo la situación en el hogar se mejoraba, pero tarde o temprano la ira dentro de este hombre le dominaba otra vez. Finalmente, salió a luz que Silvestre nunca había perdonado a su madre por los años de abuso físico que sufrió en manos de ella cuando él era niño. Como en el caso de Ricardo, al identificar la raíz del problema, Silvestre confesó su amargura contra su madre y en un acto de su voluntad, la perdonó. Así empezó el proceso de sanidad emocional de este hombre, que a su vez, ha traído sanidad a este hogar. ¡Problemas no resueltos de nuestro pasado a menudo nos roban de una vida victoriosa en el presente! El mundo está lleno de personas como Ricardo y Silvestre. Es posible que estés casada con uno de ellos. Queramos o no, no hay persona casada sobre este mundo, hombre o mujer, que de alguna manera u otra, no esté casada también con la suegra, ¡aunque ésta ya haya muerto o viva a tres mil kilómetros de distancia! ¡Para bien o para mal! Quizá te identifiques de manera más personal con la siguiente mujer: Elizabeth colgó el teléfono después de otra conversación frustrante con su mamá. Había tratado de explicarle que la familia no iba a poder ir a verla durante vacaciones, porque su marido quería visitar las Barrancas del Cobre en la Sierra de Chihuahua. Pero al avisar a su madre de los planes, ella respondió; como siempre, con un tono de voz frío, diciendo: “Yo entiendo que están demasiado ocupados para mí” y con esto, colgó el teléfono. Elizabeth amaba a su madre y deseaba tener una relación más cercana con ella. Recordaba lo que dice la Biblia de honrar a su padre y su madre. ¡Pero cómo luchaba interiormente! “Parece una situación imposible,” pensó, “para agradar a mi mamá, tengo que pelear con mi marido. Pero así son las cosas, ¡desde que me casé hace veinte años!”. La escena entre Elizabeth y su madre se repite en derredor del mundo un sinnúmero de veces diariamente. Porque millones de personas oscilan entre el enojo, resentimiento, temor y la confusión en cuanto a su relación con su madre. Todos los adultos quisiéramos tener una amistad satisfactoria con esta persona tan significativa en nuestras vidas, pero demasiadas veces la realidad es otra. Tal vez tú sientas: Incapacidad para comunicarte con ella, su rechazo hacia tu esposo y amistades, dificultad para decirle “no”, culpabilidad porque no alcanzas sus expectativas, distanciamiento o estar desconectada de ella, que tienes que esconder tu verdadero “yo”. Enfrentar tu pasado puede ser la llave para abrir la puerta a tu presente y futuro. La calidad de tu relación con tu mamá impacta cada área de tu vida. Aprendemos de nuestra madre no sólo los patrones de relación con otros, sino también aprendemos cómo manejar el fracaso, el dolor, las pérdidas y muchas otras cosas que forman nuestras emociones. Así que el estilo de maternidad de tu madre y la forma en que respondiste a ella, ha formado tu perspectiva del mundo, tus relaciones, tu matrimonio, tu carrera, tu autoimagen… tu vida. Ernest Hemingway, un conocido escritor inglés, escribió sobre un padre español quien decide buscar la reconciliación con su hijo, porque había huido a Madrid. Ahora arrepentido por su actitud hacia su hijo, el padre pone el siguiente anuncio en el periódico más leído: “Paco, encuéntrame en el Hotel Montana el martes al mediodía. Todo está perdonado, Tu papá”. El nombre Paco es muy común en España, así que cuando el padre va al hotel, ¡encuentra a 800 jóvenes, llamados Paco, esperando a su padre! Tal vez Hemingway escribió la historia porque personalmente él vivió la falta de perdón por parte de su propia familia. Sus padres supuestamente eran cristianos, pero practicaban muy poco la gracia y el perdón, porque cuando él se desvió de Dios y empezó a vivir como el hijo pródigo, su madre no quería ni verlo. Un año, para su cumpleaños, ella le envió un pastel y la pistola que su padre había usado para quitarse la vida. Otro año le escribió una carta, diciendo que la vida de una madre es como un banco. “Cada niño que le nace viene al mundo con una cuenta bancaria grande y próspera. Durante los primeros años, el niño solamente hace retiros pero no depósitos”. Entonces la madre de Hemingway explicó específicamente las maneras en que él, como hijo, debía estar depositando en “su cuenta” para que se mantuviera en buen estado: enviándole flores, dulces, pagando todas las cuentas de ella y no desviándose de Dios. Tristemente, Hemingway jamás venció el odio hacia su madre… ¡y tampoco hacia el Salvador de ella! Quiero aclarar desde el principio que no estamos para apuntar con el dedo y mucho menos juzgar a nuestra madre. La Biblia es muy clara cuando nos manda: “Honra a tu padre y a tu madre…”. Y no agrega: “Si son buenas madres”. Sólo nos manda honrar a nuestros padres, sean como sean. Ampliaremos sobre este asunto más adelante. Sin embargo, tenemos que ser realistas y reconocer que muchas de nosotras no recibimos de nuestra madre lo que necesitábamos y por lo tanto, vivimos emocionalmente incapacitadas. El primer paso hacia la sanidad de cualquier área de la vida es entender el problema. Si no enfrentamos la verdad, no seremos mujeres capaces y sanas. Y lo que es más, seremos propensas a volver a cometer los mismos errores con nuestros propios hijos. No estoy de acuerdo con algunos de los psicólogos modernos que enseñan que la raíz de todos nuestros problemas son nuestros padres, siendo nosotros pobres “víctimas”. La Biblia enseña que cada uno, los adultos, somos responsables por nuestro comportamiento. A la vez, no podemos negar que algunas madres fallaron en las áreas más necesarias. Otras hicieron un buen trabajo, dejando solamente unas pocas áreas que requieren ayuda. Si este último es tu caso, da gracias a Dios, porque no tendrás tantas heridas que sanar como otras personas. El siguiente capítulo te ayudará a identificar el estilo de maternidad de tu propia madre y luego la clase de madre que ahora eres.
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8 Tipos de Madre |
8 TIPOS DE MADRE Cronología de una madre, expuesta por el hijo: 4 años de edad............. Mi mamá puede hacer cualquier cosa. 8 años de edad........................................ Mi mamá sabe mucho. 12 años de edad.................................... Mi mamá no sabe todo. 14 años de edad..... Obviamente mi mamá tampoco sabe eso. 16 años de edad............... ¿Mi mamá? ¡Ay... Es tan anticuada! 18 años de edad.... Mi mamá, está totalmente fuera de época. 25 años de edad.... Puede que sepa algo al respecto mi mamá. 35 años de edad...................... Pediremos la opinión de mamá. 45 años de edad......................... ¿Qué haría mi mamá en esto? 65 años de edad............... ¡Quisiera que mi mamá viviera para consultarlo con ella! En los últimos años la maternidad ha estado bajo ataque. En algunos países, especialmente en Europa, la meta más grande de la mujer es destacar en una carrera. Si llega a casarse y si aún hay tiempo en “su reloj biológico”, posiblemente ella tenga uno o dos hijos, los cuales pasarán la mayor parte de sus días en una guardería. Al otro extremo, en muchas partes del mundo, la mujer es oprimida y tratada como algo de menor valor, incluso que el de una vaca y ni qué decir de tener alguna oportunidad de estudiar. No obstante, sea cual sea tu situación, sigue siendo una gran verdad: “la mano que mece la cuna gobierna la nación”. Las madres ejercen gran influencia y forman el carácter de futuras generaciones. Existe cierto ministerio internacional para niños con este lema: “Es más fácil edificar a niños y niñas, que reparar a hombres y mujeres”. Con demasiada frecuencia los niños son los herederos de los errores de sus padres. ¿Por qué? Porque las heridas sufridas a temprana edad son mucho más dañinas que las que se sufren después. Cuando el árbol es joven es cuando puede torcerse. Así que tenemos que reforzarlo mientras es joven para que crezca fuerte, Jesús dijo: Marcos 10:14 “...Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”. No es de extrañar que Jesús haya dicho: Dejad a los niños venir a mí. Él sabía que un niño que es bendecido, se convertirá en un adulto bendecido. No hay nadie que haya influenciado la persona que tú eres hoy día, tanto como tu madre. Cuando se usa la palabra “madre” en este libro, se refiere a la persona que te crió. Si no fue tu madre biológica, sino una abuela, familiar, madrastra o amiga de la familia, entonces para ti, ella fue esta persona significativa. A través de este libro, podrás identificar la influencia que tu propia madre ha tenido en tu vida y cómo puedes superar sus errores con el fin de que seas una madre aún mejor. A la vez, veremos cómo nuestro Padre celestial puede suplir todo lo que nos faltó de nuestros padres naturales. ¡Así que, acompáñame ahora en un viaje desafiante e interesante! Capítulo 1 Tú y el estilo de maternidad de tu madre Ricardo se dio cuenta que trataba a su esposa con menosprecio y que la regañaba por las cosas más mínimas, sin embargo, no sabía por qué. Se había casado enamorado, pero ahora parecía que su esposa nunca le podía agradar en nada. “¿Qué me está pasando?”, se preguntaba a menudo. No fue hasta varios años después, cuando Ricardo escuchó a un maestro bíblico explicar sobre raíces de amargura en nuestras vidas, que él pudo identificar cuál era la verdadera raíz de su problema actual. De niño, Ricardo había sufrido con una madre alcohólica y como resultado, en su subconsciente, guardaba rencor contra toda mujer. Al enfrentar la realidad y al perdonar a su madre, aunque ya había fallecido, Ricardo llegó a ser un hombre nuevo y por lo tanto, un esposo nuevo. Otro caso que conozco personalmente es de un hombre que llamaré Silvestre. Por años, él y su esposa tenían fuertes problemas en su matrimonio y con sus hijos, debido al carácter violento de él. Varias veces Silvestre y su esposa fueron con algunos de nuestros consejeros y por un tiempo la situación en el hogar se mejoraba, pero tarde o temprano la ira dentro de este hombre le dominaba otra vez. Finalmente, salió a luz que Silvestre nunca había perdonado a su madre por los años de abuso físico que sufrió en manos de ella cuando él era niño. Como en el caso de Ricardo, al identificar la raíz del problema, Silvestre confesó su amargura contra su madre y en un acto de su voluntad, la perdonó. Así empezó el proceso de sanidad emocional de este hombre, que a su vez, ha traído sanidad a este hogar. ¡Problemas no resueltos de nuestro pasado a menudo nos roban de una vida victoriosa en el presente! El mundo está lleno de personas como Ricardo y Silvestre. Es posible que estés casada con uno de ellos. Queramos o no, no hay persona casada sobre este mundo, hombre o mujer, que de alguna manera u otra, no esté casada también con la suegra, ¡aunque ésta ya haya muerto o viva a tres mil kilómetros de distancia! ¡Para bien o para mal! Quizá te identifiques de manera más personal con la siguiente mujer: Elizabeth colgó el teléfono después de otra conversación frustrante con su mamá. Había tratado de explicarle que la familia no iba a poder ir a verla durante vacaciones, porque su marido quería visitar las Barrancas del Cobre en la Sierra de Chihuahua. Pero al avisar a su madre de los planes, ella respondió; como siempre, con un tono de voz frío, diciendo: “Yo entiendo que están demasiado ocupados para mí” y con esto, colgó el teléfono. Elizabeth amaba a su madre y deseaba tener una relación más cercana con ella. Recordaba lo que dice la Biblia de honrar a su padre y su madre. ¡Pero cómo luchaba interiormente! “Parece una situación imposible,” pensó, “para agradar a mi mamá, tengo que pelear con mi marido. Pero así son las cosas, ¡desde que me casé hace veinte años!”. La escena entre Elizabeth y su madre se repite en derredor del mundo un sinnúmero de veces diariamente. Porque millones de personas oscilan entre el enojo, resentimiento, temor y la confusión en cuanto a su relación con su madre. Todos los adultos quisiéramos tener una amistad satisfactoria con esta persona tan significativa en nuestras vidas, pero demasiadas veces la realidad es otra. Tal vez tú sientas: Incapacidad para comunicarte con ella, su rechazo hacia tu esposo y amistades, dificultad para decirle “no”, culpabilidad porque no alcanzas sus expectativas, distanciamiento o estar desconectada de ella, que tienes que esconder tu verdadero “yo”. Enfrentar tu pasado puede ser la llave para abrir la puerta a tu presente y futuro. La calidad de tu relación con tu mamá impacta cada área de tu vida. Aprendemos de nuestra madre no sólo los patrones de relación con otros, sino también aprendemos cómo manejar el fracaso, el dolor, las pérdidas y muchas otras cosas que forman nuestras emociones. Así que el estilo de maternidad de tu madre y la forma en que respondiste a ella, ha formado tu perspectiva del mundo, tus relaciones, tu matrimonio, tu carrera, tu autoimagen… tu vida. Ernest Hemingway, un conocido escritor inglés, escribió sobre un padre español quien decide buscar la reconciliación con su hijo, porque había huido a Madrid. Ahora arrepentido por su actitud hacia su hijo, el padre pone el siguiente anuncio en el periódico más leído: “Paco, encuéntrame en el Hotel Montana el martes al mediodía. Todo está perdonado, Tu papá”. El nombre Paco es muy común en España, así que cuando el padre va al hotel, ¡encuentra a 800 jóvenes, llamados Paco, esperando a su padre! Tal vez Hemingway escribió la historia porque personalmente él vivió la falta de perdón por parte de su propia familia. Sus padres supuestamente eran cristianos, pero practicaban muy poco la gracia y el perdón, porque cuando él se desvió de Dios y empezó a vivir como el hijo pródigo, su madre no quería ni verlo. Un año, para su cumpleaños, ella le envió un pastel y la pistola que su padre había usado para quitarse la vida. Otro año le escribió una carta, diciendo que la vida de una madre es como un banco. “Cada niño que le nace viene al mundo con una cuenta bancaria grande y próspera. Durante los primeros años, el niño solamente hace retiros pero no depósitos”. Entonces la madre de Hemingway explicó específicamente las maneras en que él, como hijo, debía estar depositando en “su cuenta” para que se mantuviera en buen estado: enviándole flores, dulces, pagando todas las cuentas de ella y no desviándose de Dios. Tristemente, Hemingway jamás venció el odio hacia su madre… ¡y tampoco hacia el Salvador de ella! Quiero aclarar desde el principio que no estamos para apuntar con el dedo y mucho menos juzgar a nuestra madre. La Biblia es muy clara cuando nos manda: “Honra a tu padre y a tu madre…”. Y no agrega: “Si son buenas madres”. Sólo nos manda honrar a nuestros padres, sean como sean. Ampliaremos sobre este asunto más adelante. Sin embargo, tenemos que ser realistas y reconocer que muchas de nosotras no recibimos de nuestra madre lo que necesitábamos y por lo tanto, vivimos emocionalmente incapacitadas. El primer paso hacia la sanidad de cualquier área de la vida es entender el problema. Si no enfrentamos la verdad, no seremos mujeres capaces y sanas. Y lo que es más, seremos propensas a volver a cometer los mismos errores con nuestros propios hijos. No estoy de acuerdo con algunos de los psicólogos modernos que enseñan que la raíz de todos nuestros problemas son nuestros padres, siendo nosotros pobres “víctimas”. La Biblia enseña que cada uno, los adultos, somos responsables por nuestro comportamiento. A la vez, no podemos negar que algunas madres fallaron en las áreas más necesarias. Otras hicieron un buen trabajo, dejando solamente unas pocas áreas que requieren ayuda. Si este último es tu caso, da gracias a Dios, porque no tendrás tantas heridas que sanar como otras personas. El siguiente capítulo te ayudará a identificar el estilo de maternidad de tu propia madre y luego la clase de madre que ahora eres.
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8 Tipos de Madre |
8 TIPOS DE MADRE Cronología de una madre, expuesta por el hijo: 4 años de edad............. Mi mamá puede hacer cualquier cosa. 8 años de edad........................................ Mi mamá sabe mucho. 12 años de edad.................................... Mi mamá no sabe todo. 14 años de edad..... Obviamente mi mamá tampoco sabe eso. 16 años de edad............... ¿Mi mamá? ¡Ay... Es tan anticuada! 18 años de edad.... Mi mamá, está totalmente fuera de época. 25 años de edad.... Puede que sepa algo al respecto mi mamá. 35 años de edad...................... Pediremos la opinión de mamá. 45 años de edad......................... ¿Qué haría mi mamá en esto? 65 años de edad............... ¡Quisiera que mi mamá viviera para consultarlo con ella! En los últimos años la maternidad ha estado bajo ataque. En algunos países, especialmente en Europa, la meta más grande de la mujer es destacar en una carrera. Si llega a casarse y si aún hay tiempo en “su reloj biológico”, posiblemente ella tenga uno o dos hijos, los cuales pasarán la mayor parte de sus días en una guardería. Al otro extremo, en muchas partes del mundo, la mujer es oprimida y tratada como algo de menor valor, incluso que el de una vaca y ni qué decir de tener alguna oportunidad de estudiar. No obstante, sea cual sea tu situación, sigue siendo una gran verdad: “la mano que mece la cuna gobierna la nación”. Las madres ejercen gran influencia y forman el carácter de futuras generaciones. Existe cierto ministerio internacional para niños con este lema: “Es más fácil edificar a niños y niñas, que reparar a hombres y mujeres”. Con demasiada frecuencia los niños son los herederos de los errores de sus padres. ¿Por qué? Porque las heridas sufridas a temprana edad son mucho más dañinas que las que se sufren después. Cuando el árbol es joven es cuando puede torcerse. Así que tenemos que reforzarlo mientras es joven para que crezca fuerte, Jesús dijo: Marcos 10:14 “...Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”. No es de extrañar que Jesús haya dicho: Dejad a los niños venir a mí. Él sabía que un niño que es bendecido, se convertirá en un adulto bendecido. No hay nadie que haya influenciado la persona que tú eres hoy día, tanto como tu madre. Cuando se usa la palabra “madre” en este libro, se refiere a la persona que te crió. Si no fue tu madre biológica, sino una abuela, familiar, madrastra o amiga de la familia, entonces para ti, ella fue esta persona significativa. A través de este libro, podrás identificar la influencia que tu propia madre ha tenido en tu vida y cómo puedes superar sus errores con el fin de que seas una madre aún mejor. A la vez, veremos cómo nuestro Padre celestial puede suplir todo lo que nos faltó de nuestros padres naturales. ¡Así que, acompáñame ahora en un viaje desafiante e interesante! Capítulo 1 Tú y el estilo de maternidad de tu madre Ricardo se dio cuenta que trataba a su esposa con menosprecio y que la regañaba por las cosas más mínimas, sin embargo, no sabía por qué. Se había casado enamorado, pero ahora parecía que su esposa nunca le podía agradar en nada. “¿Qué me está pasando?”, se preguntaba a menudo. No fue hasta varios años después, cuando Ricardo escuchó a un maestro bíblico explicar sobre raíces de amargura en nuestras vidas, que él pudo identificar cuál era la verdadera raíz de su problema actual. De niño, Ricardo había sufrido con una madre alcohólica y como resultado, en su subconsciente, guardaba rencor contra toda mujer. Al enfrentar la realidad y al perdonar a su madre, aunque ya había fallecido, Ricardo llegó a ser un hombre nuevo y por lo tanto, un esposo nuevo. Otro caso que conozco personalmente es de un hombre que llamaré Silvestre. Por años, él y su esposa tenían fuertes problemas en su matrimonio y con sus hijos, debido al carácter violento de él. Varias veces Silvestre y su esposa fueron con algunos de nuestros consejeros y por un tiempo la situación en el hogar se mejoraba, pero tarde o temprano la ira dentro de este hombre le dominaba otra vez. Finalmente, salió a luz que Silvestre nunca había perdonado a su madre por los años de abuso físico que sufrió en manos de ella cuando él era niño. Como en el caso de Ricardo, al identificar la raíz del problema, Silvestre confesó su amargura contra su madre y en un acto de su voluntad, la perdonó. Así empezó el proceso de sanidad emocional de este hombre, que a su vez, ha traído sanidad a este hogar. ¡Problemas no resueltos de nuestro pasado a menudo nos roban de una vida victoriosa en el presente! El mundo está lleno de personas como Ricardo y Silvestre. Es posible que estés casada con uno de ellos. Queramos o no, no hay persona casada sobre este mundo, hombre o mujer, que de alguna manera u otra, no esté casada también con la suegra, ¡aunque ésta ya haya muerto o viva a tres mil kilómetros de distancia! ¡Para bien o para mal! Quizá te identifiques de manera más personal con la siguiente mujer: Elizabeth colgó el teléfono después de otra conversación frustrante con su mamá. Había tratado de explicarle que la familia no iba a poder ir a verla durante vacaciones, porque su marido quería visitar las Barrancas del Cobre en la Sierra de Chihuahua. Pero al avisar a su madre de los planes, ella respondió; como siempre, con un tono de voz frío, diciendo: “Yo entiendo que están demasiado ocupados para mí” y con esto, colgó el teléfono. Elizabeth amaba a su madre y deseaba tener una relación más cercana con ella. Recordaba lo que dice la Biblia de honrar a su padre y su madre. ¡Pero cómo luchaba interiormente! “Parece una situación imposible,” pensó, “para agradar a mi mamá, tengo que pelear con mi marido. Pero así son las cosas, ¡desde que me casé hace veinte años!”. La escena entre Elizabeth y su madre se repite en derredor del mundo un sinnúmero de veces diariamente. Porque millones de personas oscilan entre el enojo, resentimiento, temor y la confusión en cuanto a su relación con su madre. Todos los adultos quisiéramos tener una amistad satisfactoria con esta persona tan significativa en nuestras vidas, pero demasiadas veces la realidad es otra. Tal vez tú sientas: Incapacidad para comunicarte con ella, su rechazo hacia tu esposo y amistades, dificultad para decirle “no”, culpabilidad porque no alcanzas sus expectativas, distanciamiento o estar desconectada de ella, que tienes que esconder tu verdadero “yo”. Enfrentar tu pasado puede ser la llave para abrir la puerta a tu presente y futuro. La calidad de tu relación con tu mamá impacta cada área de tu vida. Aprendemos de nuestra madre no sólo los patrones de relación con otros, sino también aprendemos cómo manejar el fracaso, el dolor, las pérdidas y muchas otras cosas que forman nuestras emociones. Así que el estilo de maternidad de tu madre y la forma en que respondiste a ella, ha formado tu perspectiva del mundo, tus relaciones, tu matrimonio, tu carrera, tu autoimagen… tu vida. Ernest Hemingway, un conocido escritor inglés, escribió sobre un padre español quien decide buscar la reconciliación con su hijo, porque había huido a Madrid. Ahora arrepentido por su actitud hacia su hijo, el padre pone el siguiente anuncio en el periódico más leído: “Paco, encuéntrame en el Hotel Montana el martes al mediodía. Todo está perdonado, Tu papá”. El nombre Paco es muy común en España, así que cuando el padre va al hotel, ¡encuentra a 800 jóvenes, llamados Paco, esperando a su padre! Tal vez Hemingway escribió la historia porque personalmente él vivió la falta de perdón por parte de su propia familia. Sus padres supuestamente eran cristianos, pero practicaban muy poco la gracia y el perdón, porque cuando él se desvió de Dios y empezó a vivir como el hijo pródigo, su madre no quería ni verlo. Un año, para su cumpleaños, ella le envió un pastel y la pistola que su padre había usado para quitarse la vida. Otro año le escribió una carta, diciendo que la vida de una madre es como un banco. “Cada niño que le nace viene al mundo con una cuenta bancaria grande y próspera. Durante los primeros años, el niño solamente hace retiros pero no depósitos”. Entonces la madre de Hemingway explicó específicamente las maneras en que él, como hijo, debía estar depositando en “su cuenta” para que se mantuviera en buen estado: enviándole flores, dulces, pagando todas las cuentas de ella y no desviándose de Dios. Tristemente, Hemingway jamás venció el odio hacia su madre… ¡y tampoco hacia el Salvador de ella! Quiero aclarar desde el principio que no estamos para apuntar con el dedo y mucho menos juzgar a nuestra madre. La Biblia es muy clara cuando nos manda: “Honra a tu padre y a tu madre…”. Y no agrega: “Si son buenas madres”. Sólo nos manda honrar a nuestros padres, sean como sean. Ampliaremos sobre este asunto más adelante. Sin embargo, tenemos que ser realistas y reconocer que muchas de nosotras no recibimos de nuestra madre lo que necesitábamos y por lo tanto, vivimos emocionalmente incapacitadas. El primer paso hacia la sanidad de cualquier área de la vida es entender el problema. Si no enfrentamos la verdad, no seremos mujeres capaces y sanas. Y lo que es más, seremos propensas a volver a cometer los mismos errores con nuestros propios hijos. No estoy de acuerdo con algunos de los psicólogos modernos que enseñan que la raíz de todos nuestros problemas son nuestros padres, siendo nosotros pobres “víctimas”. La Biblia enseña que cada uno, los adultos, somos responsables por nuestro comportamiento. A la vez, no podemos negar que algunas madres fallaron en las áreas más necesarias. Otras hicieron un buen trabajo, dejando solamente unas pocas áreas que requieren ayuda. Si este último es tu caso, da gracias a Dios, porque no tendrás tantas heridas que sanar como otras personas. El siguiente capítulo te ayudará a identificar el estilo de maternidad de tu propia madre y luego la clase de madre que ahora eres.
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