Jesús: El Dador de Vida II | |||||||
Tu y yo, todos nosotros tenemos el potencial de recibir vida y de dar vida, en el nombre de Jesús. Debemos caminar en humildad, cerca de Dios y tener fe; de que Él nos quiere usar para que mostremos el amor y las maravillas de Dios a un mundo que no sabe lo que quiere y que está en gran necesidad. Lee en los Evangelios la vida de Jesús, aprende de Él y sigue su ejemplo para que seamos cada día más como, Él es. Ahora vamos a leer en Lucas 4:31- 37 31. Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo. 32. Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad. 33. Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz El demonio en él era inmundo, ¿qué quiere decir inmundo? ¿Qué estaba sucio con tierra? ¡No! Su mente y su vida eran sucios, muy probable sexualmente. Una persona dominada por este demonio. Continuemos leyendo, versículo 34 34. diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios. 35. Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno. 36. Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen? 37. Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos. Una cosa es mandar a los demonios, ¡fuera! Pero, otra cosa es que te obedezcan. ¿Por qué obedecían a Jesús? Porque Él tiene toda la autoridad y todo el poder. Y si tú y yo buscamos al Señor con todo nuestro corazón y vivimos en integridad, limpios de corazón, entonces; Él nos dará autoridad y poder para dar libertad a los oprimidos por el diablo. Yo tengo algo de la autoridad de Dios; pero, ¡quiero más autoridad de Él! Camina fiel con lo que Dios te da y Él te dará más. Sin embargo, con mayor poder y autoridad, las guerras en tu vida serán más fuertes; pero, ¡los milagros serán mayores! Y, ¡darás más gloria a Dios! Hace tiempo, veníamos de la ciudad de Chihuahua, en México, un grupo de hermanos y hermanas y en la carretera, nos encontramos con un terrible accidente. Una Van chocó con un Volkswagen; fue tan fuerte que lo cortó por la mitad; una parte estaba en el campo y la otra mitad en la carretera. El cuerpo del chofer estaba caído en el pavimento, pero sus pies quedaron dentro del carro. Su mujer tenía herida la frente, sangrando y gritando; “no me dejes, no me dejes”. Mientras nos deteníamos y nos íbamos acercando para ayudar, orábamos en lenguas. Cuando revisamos al hombre en el pavimento, no tenía pulso, ni estaba respirando; ¡estaba muerto! La mujer gritaba; “¡no me dejes, no me dejes!”, pero las mujeres que iban con nosotros no dejaban de orar en lenguas; y de repente, el hombre que estaba muerto empieza a respirar, ¡volvió a la vida! ¡Gloria a Dios! ¡Sí! ¡Gloria a Dios! Sucedió con otro hombre en nuestra congregación Vino Nuevo; Mr. Johns; un hermano de color, jubilado del ejército norte americano, estaba sentado con su esposa mexicana. Él no entendía casi nada de español, pero venía con ella a la reunión, le gustaba mucho la manera en que cantamos al Señor. Cuando de repente, su cabeza cayó encima del hombro de su esposa mientras yo predicaba y supe al instante, que había muerto. Entonces dije; “¡necesitamos un doctor!”. Rápidamente vinieron doctores y enfermeras que estaban presentes. Mientras le acostaban en el piso para darle atención médica. Vi cuando ellos estaban dándole Reanimación Cardiaca y Pulmonar, pues no respiraba y no tenía pulso. Mientras, estábamos orando al Señor que le diera, ¡vida! En eso, me mandan una nota que decía; “paro cardiaco, paro respiratorio”, ¡estaba muerto! Seguimos en oración toda la iglesia, desesperados por la situación tan grave. Pero, de repente, este hombre abre la boca para jalar aire, y empieza a respirar, ¡estaba respirando! Los médicos y enfermeras gritaron: “¡Ya regresó!”. ¡Dios lo volvió a la vida! Entonces, llamaron a una ambulancia y lo llevaron al hospital militar en El Paso, Texas. Cuando llegaron al hospital, había una doctora que entró para examinarlo; empezó a revisar su corazón y le dijo: “Sargento Johns, parece que tuvo un paro cardiaco y respiratorio y perdió control de la orina”. Entonces, él dijo; sí doctora. Ella dijo: “Sargento Johns; usted estuvo muerto, pero ahora está vivo”. ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! ¡Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos! En Juan 14:12 Jesús dijo: De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. Podemos nosotros hacer las mismas cosas y darle gloria a Dios. ¡Tú puedes experimentar lo sobrenatural, no tengas miedo! Tal vez pienses; yo no sé si Dios me puede usar. Si ves una necesidad, pues, ¡haz algo! Los que han orado por muertos han sido jóvenes y también adultos, no hay una edad especial, ni gente especial, ¡Él te puede usar! En Hebreos 13:8 dice: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. ¡Señor; te doy gloria, te doy gloria, te exalto! Sabes, Él conoce a los que son suyos; la Biblia dice en 2ª Timoteo 2:19 19. Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. Él conoce a los que van a creer, y los está llamando para que vengan a Jesús. Vamos a tener oportunidades y Él va a responder, no tengas miedo, Dios puede hacer milagros por medio de ti. La ciudad donde vives es un gran campo misionero. Ora por enfermos cada vez que tengas oportunidad y hazlo con fe. Cuanto más ores por enfermos veras que tu fe ira en aumento, creciendo más y más cada día. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos. ¡Él sigue sanando a personas enfermas! ¡Él sigue haciendo milagros! |
|
||||||
Ver Mas |
Jesús: El Dador de Vida II |
Tu y yo, todos nosotros tenemos el potencial de recibir vida y de dar vida, en el nombre de Jesús. Debemos caminar en humildad, cerca de Dios y tener fe; de que Él nos quiere usar para que mostremos el amor y las maravillas de Dios a un mundo que no sabe lo que quiere y que está en gran necesidad. Lee en los Evangelios la vida de Jesús, aprende de Él y sigue su ejemplo para que seamos cada día más como, Él es. Ahora vamos a leer en Lucas 4:31- 37 31. Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo. 32. Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad. 33. Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz El demonio en él era inmundo, ¿qué quiere decir inmundo? ¿Qué estaba sucio con tierra? ¡No! Su mente y su vida eran sucios, muy probable sexualmente. Una persona dominada por este demonio. Continuemos leyendo, versículo 34 34. diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios. 35. Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno. 36. Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen? 37. Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos. Una cosa es mandar a los demonios, ¡fuera! Pero, otra cosa es que te obedezcan. ¿Por qué obedecían a Jesús? Porque Él tiene toda la autoridad y todo el poder. Y si tú y yo buscamos al Señor con todo nuestro corazón y vivimos en integridad, limpios de corazón, entonces; Él nos dará autoridad y poder para dar libertad a los oprimidos por el diablo. Yo tengo algo de la autoridad de Dios; pero, ¡quiero más autoridad de Él! Camina fiel con lo que Dios te da y Él te dará más. Sin embargo, con mayor poder y autoridad, las guerras en tu vida serán más fuertes; pero, ¡los milagros serán mayores! Y, ¡darás más gloria a Dios! Hace tiempo, veníamos de la ciudad de Chihuahua, en México, un grupo de hermanos y hermanas y en la carretera, nos encontramos con un terrible accidente. Una Van chocó con un Volkswagen; fue tan fuerte que lo cortó por la mitad; una parte estaba en el campo y la otra mitad en la carretera. El cuerpo del chofer estaba caído en el pavimento, pero sus pies quedaron dentro del carro. Su mujer tenía herida la frente, sangrando y gritando; “no me dejes, no me dejes”. Mientras nos deteníamos y nos íbamos acercando para ayudar, orábamos en lenguas. Cuando revisamos al hombre en el pavimento, no tenía pulso, ni estaba respirando; ¡estaba muerto! La mujer gritaba; “¡no me dejes, no me dejes!”, pero las mujeres que iban con nosotros no dejaban de orar en lenguas; y de repente, el hombre que estaba muerto empieza a respirar, ¡volvió a la vida! ¡Gloria a Dios! ¡Sí! ¡Gloria a Dios! Sucedió con otro hombre en nuestra congregación Vino Nuevo; Mr. Johns; un hermano de color, jubilado del ejército norte americano, estaba sentado con su esposa mexicana. Él no entendía casi nada de español, pero venía con ella a la reunión, le gustaba mucho la manera en que cantamos al Señor. Cuando de repente, su cabeza cayó encima del hombro de su esposa mientras yo predicaba y supe al instante, que había muerto. Entonces dije; “¡necesitamos un doctor!”. Rápidamente vinieron doctores y enfermeras que estaban presentes. Mientras le acostaban en el piso para darle atención médica. Vi cuando ellos estaban dándole Reanimación Cardiaca y Pulmonar, pues no respiraba y no tenía pulso. Mientras, estábamos orando al Señor que le diera, ¡vida! En eso, me mandan una nota que decía; “paro cardiaco, paro respiratorio”, ¡estaba muerto! Seguimos en oración toda la iglesia, desesperados por la situación tan grave. Pero, de repente, este hombre abre la boca para jalar aire, y empieza a respirar, ¡estaba respirando! Los médicos y enfermeras gritaron: “¡Ya regresó!”. ¡Dios lo volvió a la vida! Entonces, llamaron a una ambulancia y lo llevaron al hospital militar en El Paso, Texas. Cuando llegaron al hospital, había una doctora que entró para examinarlo; empezó a revisar su corazón y le dijo: “Sargento Johns, parece que tuvo un paro cardiaco y respiratorio y perdió control de la orina”. Entonces, él dijo; sí doctora. Ella dijo: “Sargento Johns; usted estuvo muerto, pero ahora está vivo”. ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! ¡Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos! En Juan 14:12 Jesús dijo: De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. Podemos nosotros hacer las mismas cosas y darle gloria a Dios. ¡Tú puedes experimentar lo sobrenatural, no tengas miedo! Tal vez pienses; yo no sé si Dios me puede usar. Si ves una necesidad, pues, ¡haz algo! Los que han orado por muertos han sido jóvenes y también adultos, no hay una edad especial, ni gente especial, ¡Él te puede usar! En Hebreos 13:8 dice: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. ¡Señor; te doy gloria, te doy gloria, te exalto! Sabes, Él conoce a los que son suyos; la Biblia dice en 2ª Timoteo 2:19 19. Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. Él conoce a los que van a creer, y los está llamando para que vengan a Jesús. Vamos a tener oportunidades y Él va a responder, no tengas miedo, Dios puede hacer milagros por medio de ti. La ciudad donde vives es un gran campo misionero. Ora por enfermos cada vez que tengas oportunidad y hazlo con fe. Cuanto más ores por enfermos veras que tu fe ira en aumento, creciendo más y más cada día. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos. ¡Él sigue sanando a personas enfermas! ¡Él sigue haciendo milagros! |
Ver Mas |
Jesús: El Dador de Vida II |
Tu y yo, todos nosotros tenemos el potencial de recibir vida y de dar vida, en el nombre de Jesús. Debemos caminar en humildad, cerca de Dios y tener fe; de que Él nos quiere usar para que mostremos el amor y las maravillas de Dios a un mundo que no sabe lo que quiere y que está en gran necesidad. Lee en los Evangelios la vida de Jesús, aprende de Él y sigue su ejemplo para que seamos cada día más como, Él es. Ahora vamos a leer en Lucas 4:31- 37 31. Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo. 32. Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad. 33. Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz El demonio en él era inmundo, ¿qué quiere decir inmundo? ¿Qué estaba sucio con tierra? ¡No! Su mente y su vida eran sucios, muy probable sexualmente. Una persona dominada por este demonio. Continuemos leyendo, versículo 34 34. diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios. 35. Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno. 36. Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen? 37. Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos. Una cosa es mandar a los demonios, ¡fuera! Pero, otra cosa es que te obedezcan. ¿Por qué obedecían a Jesús? Porque Él tiene toda la autoridad y todo el poder. Y si tú y yo buscamos al Señor con todo nuestro corazón y vivimos en integridad, limpios de corazón, entonces; Él nos dará autoridad y poder para dar libertad a los oprimidos por el diablo. Yo tengo algo de la autoridad de Dios; pero, ¡quiero más autoridad de Él! Camina fiel con lo que Dios te da y Él te dará más. Sin embargo, con mayor poder y autoridad, las guerras en tu vida serán más fuertes; pero, ¡los milagros serán mayores! Y, ¡darás más gloria a Dios! Hace tiempo, veníamos de la ciudad de Chihuahua, en México, un grupo de hermanos y hermanas y en la carretera, nos encontramos con un terrible accidente. Una Van chocó con un Volkswagen; fue tan fuerte que lo cortó por la mitad; una parte estaba en el campo y la otra mitad en la carretera. El cuerpo del chofer estaba caído en el pavimento, pero sus pies quedaron dentro del carro. Su mujer tenía herida la frente, sangrando y gritando; “no me dejes, no me dejes”. Mientras nos deteníamos y nos íbamos acercando para ayudar, orábamos en lenguas. Cuando revisamos al hombre en el pavimento, no tenía pulso, ni estaba respirando; ¡estaba muerto! La mujer gritaba; “¡no me dejes, no me dejes!”, pero las mujeres que iban con nosotros no dejaban de orar en lenguas; y de repente, el hombre que estaba muerto empieza a respirar, ¡volvió a la vida! ¡Gloria a Dios! ¡Sí! ¡Gloria a Dios! Sucedió con otro hombre en nuestra congregación Vino Nuevo; Mr. Johns; un hermano de color, jubilado del ejército norte americano, estaba sentado con su esposa mexicana. Él no entendía casi nada de español, pero venía con ella a la reunión, le gustaba mucho la manera en que cantamos al Señor. Cuando de repente, su cabeza cayó encima del hombro de su esposa mientras yo predicaba y supe al instante, que había muerto. Entonces dije; “¡necesitamos un doctor!”. Rápidamente vinieron doctores y enfermeras que estaban presentes. Mientras le acostaban en el piso para darle atención médica. Vi cuando ellos estaban dándole Reanimación Cardiaca y Pulmonar, pues no respiraba y no tenía pulso. Mientras, estábamos orando al Señor que le diera, ¡vida! En eso, me mandan una nota que decía; “paro cardiaco, paro respiratorio”, ¡estaba muerto! Seguimos en oración toda la iglesia, desesperados por la situación tan grave. Pero, de repente, este hombre abre la boca para jalar aire, y empieza a respirar, ¡estaba respirando! Los médicos y enfermeras gritaron: “¡Ya regresó!”. ¡Dios lo volvió a la vida! Entonces, llamaron a una ambulancia y lo llevaron al hospital militar en El Paso, Texas. Cuando llegaron al hospital, había una doctora que entró para examinarlo; empezó a revisar su corazón y le dijo: “Sargento Johns, parece que tuvo un paro cardiaco y respiratorio y perdió control de la orina”. Entonces, él dijo; sí doctora. Ella dijo: “Sargento Johns; usted estuvo muerto, pero ahora está vivo”. ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! ¡Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos! En Juan 14:12 Jesús dijo: De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. Podemos nosotros hacer las mismas cosas y darle gloria a Dios. ¡Tú puedes experimentar lo sobrenatural, no tengas miedo! Tal vez pienses; yo no sé si Dios me puede usar. Si ves una necesidad, pues, ¡haz algo! Los que han orado por muertos han sido jóvenes y también adultos, no hay una edad especial, ni gente especial, ¡Él te puede usar! En Hebreos 13:8 dice: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. ¡Señor; te doy gloria, te doy gloria, te exalto! Sabes, Él conoce a los que son suyos; la Biblia dice en 2ª Timoteo 2:19 19. Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. Él conoce a los que van a creer, y los está llamando para que vengan a Jesús. Vamos a tener oportunidades y Él va a responder, no tengas miedo, Dios puede hacer milagros por medio de ti. La ciudad donde vives es un gran campo misionero. Ora por enfermos cada vez que tengas oportunidad y hazlo con fe. Cuanto más ores por enfermos veras que tu fe ira en aumento, creciendo más y más cada día. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos. ¡Él sigue sanando a personas enfermas! ¡Él sigue haciendo milagros! |
Ver Mas |