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Rompiendo Ataduras III | |||||||
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Jesucristo, el libertador Jesucristo es el libertador de todos los oprimidos por satanás. Él es la “medicina para la herida del pueblo”. Dios lo dice: Hechos 4:11-12 “Este Jesús es la piedra... Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (librados del maligno). Pero, Jesús es totalmente contrario al enemigo y Él jamás entrará por la fuerza a nuestras vidas. Puesto que fuimos hechos a su imagen, Él tiene gran respeto por nuestra libertad. Jamás nos convertirá en títeres. Reconócelo, pues, como el libertador. Ya sabes que ni los ritos, ni las actividades religiosas pueden librarnos de la influencia o el control de satanás. La Biblia nos muestra a Jesucristo como el hombre fuerte que ha sujetado al maligno. Jesucristo es el libertador. Muchos me dicen que por más que oran no consiguen que Dios los oiga. Piensan que pertenecen a Dios sólo porque oran; pero están completamente equivocados. No es lo mismo un limosnero que un hijo. Lo que verdaderamente necesitamos es establecer una relación de hijos con Yavé Dios. ¿Cómo? Reconociendo que somos pecadores y declarándolo abiertamente al Señor. No porque creamos que otros son más pecadores, somos menos culpables o menos responsables ante Dios. Él ha dicho: Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte...”. Es decir, sufrimiento, depresión, esclavitud satánica, etc. Habiendo reconocido y confesado al Señor que somos pecadores necesitados de su perdón, hemos de declararle que creemos que sólo en Jesús hallaremos el perdón. Por eso dijo el Señor Jesús: Juan 14:6 “...Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. No podremos alcanzar perdón hasta que reconozcamos que en ningún otro hay salvación. Luego debemos de invitarle a entrar a nuestra vida y controlarla como reconocimiento de que sólo Él puede limpiarla. Él dice: Apocalipsis 3:20 “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta (de su ser), entraré a él...”. También Dios dice en: 1 Juan 5:12 “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”. Hay que hablar con Jesús, invitándole a entrar, controlar la vida de uno y comprometerse a seguirle. Jesús nos perdona y nos renueva espiritualmente cuando hacemos esto con fe y sinceridad. ¡Écha fuera al maligno! Haciendo eso estás espiritualmente preparado para rechazar al príncipe de las tinieblas y así quedar libre de los demonios que te atormentan. Recuerda que en el proceso de liberación es indispensable la declaración en voz alta. También lo que hagamos contribuirá al proceso. Destruye todos los objetos relacionados con el ocultismo. Rompe, si la tienes, esa baraja adivina, la ouija, destruye los horóscopos, amuletos, ídolos, así como los libros de instrucción satánica. No los regales, pues pasarías el daño a otra persona. Si es posible, ¡quémalos!, así demostrarás que odias lo que Dios odia; que estás dispuesto a liberarte de las artimañas de satanás. Algunas personas no querrán hacerlo por tratarse de cosas caras y tal vez lo sean, pero el dinero no tiene importancia para quien ama a Yavé Dios por sobre todas las cosas. Para que el Señor pueda liberarnos necesitamos cortar totalmente todo contacto satánico sobre nuestras vidas. En la sagrada Biblia consta que los que creyeron en Jesús quemaron libros de magia por valor de 50,000 piezas de plata. Evidentemente amaban a Jesús y deseaban ser libres. Hechos 19:19 “Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata”. Hecho lo anterior, uno debe declarar con seguridad y firmeza lo que Dios ha dicho. Por ejemplo, alguien involucrado en control mental podría decir: “Padre, declaro que te amo y que he recibido tu perdón por mis pecados. Este perdón lo hizo posible tu hijo Jesucristo y la sangre que derramó en la cruz del calvario. Dependo totalmente de ti y confío en ti. Ahora, Padre, confieso que el llamado control mental es pecado porque viene de satanás y me arrepiento de haberlo estudiado y practicado. Padre Santo, en el nombre de Jesús yo ordeno a satanás que quite sus garras de mi vida”. Ahora suspende la oración y dirigiéndote directamente al demonio, dile: “En el nombre de Jesús te ordeno que salgas de mi vida y jamás vuelvas a molestarme”. Ahora vuelve a hablar con Dios: “Padre, te pido que me conserves en libertad y te doy gracias por haberme librado con el poder de la sangre de Jesús, ¡a Jesús sea la gloria!”. Si de esta manera no se consigue la liberación, solicita la ayuda de hermanos maduros en la fe y con mayor experiencia en echar fuera demonios. También podría ser que todavía no ha sido completo tu arrepentimiento por haber tenido tratos con el maligno. No es lo mismo dejar de pecar que sentir tristeza por haber pecado. Lo primero es arrepentimiento; lo segundo sólo remordimiento. Ya libre del control satánico, hay que vivir una vida que nos capacite para seguir siendo libres. El atormentador querrá volver a controlarnos y por eso tenemos que protegernos. ¡Haz a Jesucristo el centro de tu vida! Busca ser lleno del Espíritu Santo, porque Él es mayor que los espíritus malignos y nos defiende. Vive una vida disciplinada por la Palabra de Dios. Lee la Palabra, obedécela y así serás discípulo de Jesús. Busca personas que, como tú, amen al Señor y de quienes puedas recibir enseñanza de la Biblia, la Palabra de Dios. Llena tu vida de luz para que las tinieblas jamás regresen. |
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Rompiendo Ataduras III |
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Jesucristo, el libertador Jesucristo es el libertador de todos los oprimidos por satanás. Él es la “medicina para la herida del pueblo”. Dios lo dice: Hechos 4:11-12 “Este Jesús es la piedra... Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (librados del maligno). Pero, Jesús es totalmente contrario al enemigo y Él jamás entrará por la fuerza a nuestras vidas. Puesto que fuimos hechos a su imagen, Él tiene gran respeto por nuestra libertad. Jamás nos convertirá en títeres. Reconócelo, pues, como el libertador. Ya sabes que ni los ritos, ni las actividades religiosas pueden librarnos de la influencia o el control de satanás. La Biblia nos muestra a Jesucristo como el hombre fuerte que ha sujetado al maligno. Jesucristo es el libertador. Muchos me dicen que por más que oran no consiguen que Dios los oiga. Piensan que pertenecen a Dios sólo porque oran; pero están completamente equivocados. No es lo mismo un limosnero que un hijo. Lo que verdaderamente necesitamos es establecer una relación de hijos con Yavé Dios. ¿Cómo? Reconociendo que somos pecadores y declarándolo abiertamente al Señor. No porque creamos que otros son más pecadores, somos menos culpables o menos responsables ante Dios. Él ha dicho: Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte...”. Es decir, sufrimiento, depresión, esclavitud satánica, etc. Habiendo reconocido y confesado al Señor que somos pecadores necesitados de su perdón, hemos de declararle que creemos que sólo en Jesús hallaremos el perdón. Por eso dijo el Señor Jesús: Juan 14:6 “...Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. No podremos alcanzar perdón hasta que reconozcamos que en ningún otro hay salvación. Luego debemos de invitarle a entrar a nuestra vida y controlarla como reconocimiento de que sólo Él puede limpiarla. Él dice: Apocalipsis 3:20 “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta (de su ser), entraré a él...”. También Dios dice en: 1 Juan 5:12 “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”. Hay que hablar con Jesús, invitándole a entrar, controlar la vida de uno y comprometerse a seguirle. Jesús nos perdona y nos renueva espiritualmente cuando hacemos esto con fe y sinceridad. ¡Écha fuera al maligno! Haciendo eso estás espiritualmente preparado para rechazar al príncipe de las tinieblas y así quedar libre de los demonios que te atormentan. Recuerda que en el proceso de liberación es indispensable la declaración en voz alta. También lo que hagamos contribuirá al proceso. Destruye todos los objetos relacionados con el ocultismo. Rompe, si la tienes, esa baraja adivina, la ouija, destruye los horóscopos, amuletos, ídolos, así como los libros de instrucción satánica. No los regales, pues pasarías el daño a otra persona. Si es posible, ¡quémalos!, así demostrarás que odias lo que Dios odia; que estás dispuesto a liberarte de las artimañas de satanás. Algunas personas no querrán hacerlo por tratarse de cosas caras y tal vez lo sean, pero el dinero no tiene importancia para quien ama a Yavé Dios por sobre todas las cosas. Para que el Señor pueda liberarnos necesitamos cortar totalmente todo contacto satánico sobre nuestras vidas. En la sagrada Biblia consta que los que creyeron en Jesús quemaron libros de magia por valor de 50,000 piezas de plata. Evidentemente amaban a Jesús y deseaban ser libres. Hechos 19:19 “Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata”. Hecho lo anterior, uno debe declarar con seguridad y firmeza lo que Dios ha dicho. Por ejemplo, alguien involucrado en control mental podría decir: “Padre, declaro que te amo y que he recibido tu perdón por mis pecados. Este perdón lo hizo posible tu hijo Jesucristo y la sangre que derramó en la cruz del calvario. Dependo totalmente de ti y confío en ti. Ahora, Padre, confieso que el llamado control mental es pecado porque viene de satanás y me arrepiento de haberlo estudiado y practicado. Padre Santo, en el nombre de Jesús yo ordeno a satanás que quite sus garras de mi vida”. Ahora suspende la oración y dirigiéndote directamente al demonio, dile: “En el nombre de Jesús te ordeno que salgas de mi vida y jamás vuelvas a molestarme”. Ahora vuelve a hablar con Dios: “Padre, te pido que me conserves en libertad y te doy gracias por haberme librado con el poder de la sangre de Jesús, ¡a Jesús sea la gloria!”. Si de esta manera no se consigue la liberación, solicita la ayuda de hermanos maduros en la fe y con mayor experiencia en echar fuera demonios. También podría ser que todavía no ha sido completo tu arrepentimiento por haber tenido tratos con el maligno. No es lo mismo dejar de pecar que sentir tristeza por haber pecado. Lo primero es arrepentimiento; lo segundo sólo remordimiento. Ya libre del control satánico, hay que vivir una vida que nos capacite para seguir siendo libres. El atormentador querrá volver a controlarnos y por eso tenemos que protegernos. ¡Haz a Jesucristo el centro de tu vida! Busca ser lleno del Espíritu Santo, porque Él es mayor que los espíritus malignos y nos defiende. Vive una vida disciplinada por la Palabra de Dios. Lee la Palabra, obedécela y así serás discípulo de Jesús. Busca personas que, como tú, amen al Señor y de quienes puedas recibir enseñanza de la Biblia, la Palabra de Dios. Llena tu vida de luz para que las tinieblas jamás regresen. |
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No es lo mismo un limosnero que un hijo. Lo que verdaderamente necesitamos es establecer una relación de hijos con Yavé Dios. ¿Cómo? Reconociendo que somos pecadores y declarándolo abiertamente al Señor. No porque creamos que otros son más pecadores, somos menos culpables o menos responsables ante Dios. Él ha dicho: Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte...”. Es decir, sufrimiento, depresión, esclavitud satánica, etc. Habiendo reconocido y confesado al Señor que somos pecadores necesitados de su perdón, hemos de declararle que creemos que sólo en Jesús hallaremos el perdón. Por eso dijo el Señor Jesús: Juan 14:6 “...Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. No podremos alcanzar perdón hasta que reconozcamos que en ningún otro hay salvación. Luego debemos de invitarle a entrar a nuestra vida y controlarla como reconocimiento de que sólo Él puede limpiarla. Él dice: Apocalipsis 3:20 “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta (de su ser), entraré a él...”. También Dios dice en: 1 Juan 5:12 “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”. Hay que hablar con Jesús, invitándole a entrar, controlar la vida de uno y comprometerse a seguirle. Jesús nos perdona y nos renueva espiritualmente cuando hacemos esto con fe y sinceridad. ¡Écha fuera al maligno! Haciendo eso estás espiritualmente preparado para rechazar al príncipe de las tinieblas y así quedar libre de los demonios que te atormentan. Recuerda que en el proceso de liberación es indispensable la declaración en voz alta. También lo que hagamos contribuirá al proceso. Destruye todos los objetos relacionados con el ocultismo. Rompe, si la tienes, esa baraja adivina, la ouija, destruye los horóscopos, amuletos, ídolos, así como los libros de instrucción satánica. No los regales, pues pasarías el daño a otra persona. Si es posible, ¡quémalos!, así demostrarás que odias lo que Dios odia; que estás dispuesto a liberarte de las artimañas de satanás. Algunas personas no querrán hacerlo por tratarse de cosas caras y tal vez lo sean, pero el dinero no tiene importancia para quien ama a Yavé Dios por sobre todas las cosas. Para que el Señor pueda liberarnos necesitamos cortar totalmente todo contacto satánico sobre nuestras vidas. En la sagrada Biblia consta que los que creyeron en Jesús quemaron libros de magia por valor de 50,000 piezas de plata. Evidentemente amaban a Jesús y deseaban ser libres. Hechos 19:19 “Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata”. Hecho lo anterior, uno debe declarar con seguridad y firmeza lo que Dios ha dicho. Por ejemplo, alguien involucrado en control mental podría decir: “Padre, declaro que te amo y que he recibido tu perdón por mis pecados. Este perdón lo hizo posible tu hijo Jesucristo y la sangre que derramó en la cruz del calvario. Dependo totalmente de ti y confío en ti. Ahora, Padre, confieso que el llamado control mental es pecado porque viene de satanás y me arrepiento de haberlo estudiado y practicado. Padre Santo, en el nombre de Jesús yo ordeno a satanás que quite sus garras de mi vida”. Ahora suspende la oración y dirigiéndote directamente al demonio, dile: “En el nombre de Jesús te ordeno que salgas de mi vida y jamás vuelvas a molestarme”. Ahora vuelve a hablar con Dios: “Padre, te pido que me conserves en libertad y te doy gracias por haberme librado con el poder de la sangre de Jesús, ¡a Jesús sea la gloria!”. Si de esta manera no se consigue la liberación, solicita la ayuda de hermanos maduros en la fe y con mayor experiencia en echar fuera demonios. También podría ser que todavía no ha sido completo tu arrepentimiento por haber tenido tratos con el maligno. No es lo mismo dejar de pecar que sentir tristeza por haber pecado. Lo primero es arrepentimiento; lo segundo sólo remordimiento. Ya libre del control satánico, hay que vivir una vida que nos capacite para seguir siendo libres. El atormentador querrá volver a controlarnos y por eso tenemos que protegernos. ¡Haz a Jesucristo el centro de tu vida! Busca ser lleno del Espíritu Santo, porque Él es mayor que los espíritus malignos y nos defiende. Vive una vida disciplinada por la Palabra de Dios. Lee la Palabra, obedécela y así serás discípulo de Jesús. Busca personas que, como tú, amen al Señor y de quienes puedas recibir enseñanza de la Biblia, la Palabra de Dios. Llena tu vida de luz para que las tinieblas jamás regresen. |
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