Tus Hijos Barro en tus Manos IV | |||||||
La “famosa” suegra Tarde o temprano, llegará el día cuando cada uno de los “pollitos” probarán sus alitas y saldrán del nido. El hijo que apenas ayer (o por lo menos así parece) tomabas tiernamente en tus brazos, ahora es todo un hombre y se casa para formar su propio hogar. Ahora, ¿cuál es el papel del padre? El libro de Génesis, en la sagrada Biblia, nos enseña claramente que el hombre deja padre y madre y se une a su mujer (Génesis 2:24). Es el momento de que los padres suelten su responsabilidad sobre su hijo. Cuando él era chico, tú lo formaste como barro en tus manos, pero ahora es tiempo de quitar las manos para permitirle vivir su propia vida. ¿Por qué será que hay tantos chistes de la suegra? Todos los chistes de la “suegra entrometida” tienen su razón de ser. Es un hecho triste, pero cierto, que muchas madres quieren seguir dando consejos y dirección a sus hijos casados y aun interfieren entre el hijo y la nuera. Al final, lo único que obtienen son pleitos, disensiones, resentimientos y rencores que duran toda la vida. Acepta a tu nuera o yerno como si fueran tus propios hijos, aun con todos sus defectos. Tu hijo o hija no son perfectos, entonces no esperes perfección en sus parejas. No debe haber tristeza cuando los hijos se casan y se van del hogar, al contrario, es el mejor de los momentos para disfrutar de la amistad de sus hijos más que nunca. Procura tratar a tus hijos casados con respeto y como los adultos que son y verás que tu familia experimentará una unidad hermosa y una nueva dimensión de amor. Cuando empiecen a venir los nietos, tu vida será enriquecida y conocerás la felicidad de ser la abuelita querida. Es tanto el problema de los suegros que interfieren en la vida de los hijos casados, que oí de un ministro que al casar a los novios pregunta a los padres si prometen no entremeterse en la vida matrimonial de los contrayentes. No hay mejor base para la familia que “la regla de oro”: Mateo 7:12 “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos...”. La vida familiar es como una semilla. Lo que sembramos con nuestros hijos, más tarde lo cosecharemos. Si crías a tus hijos de acuerdo a los preceptos bíblicos, segarás lo que dice: Proverbios 31:28 “Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada...”. A veces un estudio sobre la familia resulta doloroso. Todos hemos cometido errores porque empezamos sin experiencia. Si tus hijos ya son grandes y están apartados del camino del Señor, ora en fe por ellos (no en desesperación), ayuna y cree que serán salvos. Aprende la palabra en Isaías 54:13 y aférrate a esta promesa: “Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos”. Y así, aquellas personas que viven en su casa “un infierno terrenal”, transformarán su hogar y su familia en “un pedacito del cielo sobre la tierra”. |
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La “famosa” suegra Tarde o temprano, llegará el día cuando cada uno de los “pollitos” probarán sus alitas y saldrán del nido. El hijo que apenas ayer (o por lo menos así parece) tomabas tiernamente en tus brazos, ahora es todo un hombre y se casa para formar su propio hogar. Ahora, ¿cuál es el papel del padre? El libro de Génesis, en la sagrada Biblia, nos enseña claramente que el hombre deja padre y madre y se une a su mujer (Génesis 2:24). Es el momento de que los padres suelten su responsabilidad sobre su hijo. Cuando él era chico, tú lo formaste como barro en tus manos, pero ahora es tiempo de quitar las manos para permitirle vivir su propia vida. ¿Por qué será que hay tantos chistes de la suegra? Todos los chistes de la “suegra entrometida” tienen su razón de ser. Es un hecho triste, pero cierto, que muchas madres quieren seguir dando consejos y dirección a sus hijos casados y aun interfieren entre el hijo y la nuera. Al final, lo único que obtienen son pleitos, disensiones, resentimientos y rencores que duran toda la vida. Acepta a tu nuera o yerno como si fueran tus propios hijos, aun con todos sus defectos. Tu hijo o hija no son perfectos, entonces no esperes perfección en sus parejas. No debe haber tristeza cuando los hijos se casan y se van del hogar, al contrario, es el mejor de los momentos para disfrutar de la amistad de sus hijos más que nunca. Procura tratar a tus hijos casados con respeto y como los adultos que son y verás que tu familia experimentará una unidad hermosa y una nueva dimensión de amor. Cuando empiecen a venir los nietos, tu vida será enriquecida y conocerás la felicidad de ser la abuelita querida. Es tanto el problema de los suegros que interfieren en la vida de los hijos casados, que oí de un ministro que al casar a los novios pregunta a los padres si prometen no entremeterse en la vida matrimonial de los contrayentes. No hay mejor base para la familia que “la regla de oro”: Mateo 7:12 “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos...”. La vida familiar es como una semilla. Lo que sembramos con nuestros hijos, más tarde lo cosecharemos. Si crías a tus hijos de acuerdo a los preceptos bíblicos, segarás lo que dice: Proverbios 31:28 “Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada...”. A veces un estudio sobre la familia resulta doloroso. Todos hemos cometido errores porque empezamos sin experiencia. Si tus hijos ya son grandes y están apartados del camino del Señor, ora en fe por ellos (no en desesperación), ayuna y cree que serán salvos. Aprende la palabra en Isaías 54:13 y aférrate a esta promesa: “Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos”. Y así, aquellas personas que viven en su casa “un infierno terrenal”, transformarán su hogar y su familia en “un pedacito del cielo sobre la tierra”. |
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La “famosa” suegra Tarde o temprano, llegará el día cuando cada uno de los “pollitos” probarán sus alitas y saldrán del nido. El hijo que apenas ayer (o por lo menos así parece) tomabas tiernamente en tus brazos, ahora es todo un hombre y se casa para formar su propio hogar. Ahora, ¿cuál es el papel del padre? El libro de Génesis, en la sagrada Biblia, nos enseña claramente que el hombre deja padre y madre y se une a su mujer (Génesis 2:24). Es el momento de que los padres suelten su responsabilidad sobre su hijo. Cuando él era chico, tú lo formaste como barro en tus manos, pero ahora es tiempo de quitar las manos para permitirle vivir su propia vida. ¿Por qué será que hay tantos chistes de la suegra? Todos los chistes de la “suegra entrometida” tienen su razón de ser. Es un hecho triste, pero cierto, que muchas madres quieren seguir dando consejos y dirección a sus hijos casados y aun interfieren entre el hijo y la nuera. Al final, lo único que obtienen son pleitos, disensiones, resentimientos y rencores que duran toda la vida. Acepta a tu nuera o yerno como si fueran tus propios hijos, aun con todos sus defectos. Tu hijo o hija no son perfectos, entonces no esperes perfección en sus parejas. No debe haber tristeza cuando los hijos se casan y se van del hogar, al contrario, es el mejor de los momentos para disfrutar de la amistad de sus hijos más que nunca. Procura tratar a tus hijos casados con respeto y como los adultos que son y verás que tu familia experimentará una unidad hermosa y una nueva dimensión de amor. Cuando empiecen a venir los nietos, tu vida será enriquecida y conocerás la felicidad de ser la abuelita querida. Es tanto el problema de los suegros que interfieren en la vida de los hijos casados, que oí de un ministro que al casar a los novios pregunta a los padres si prometen no entremeterse en la vida matrimonial de los contrayentes. No hay mejor base para la familia que “la regla de oro”: Mateo 7:12 “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos...”. La vida familiar es como una semilla. Lo que sembramos con nuestros hijos, más tarde lo cosecharemos. Si crías a tus hijos de acuerdo a los preceptos bíblicos, segarás lo que dice: Proverbios 31:28 “Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada...”. A veces un estudio sobre la familia resulta doloroso. Todos hemos cometido errores porque empezamos sin experiencia. Si tus hijos ya son grandes y están apartados del camino del Señor, ora en fe por ellos (no en desesperación), ayuna y cree que serán salvos. Aprende la palabra en Isaías 54:13 y aférrate a esta promesa: “Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos”. Y así, aquellas personas que viven en su casa “un infierno terrenal”, transformarán su hogar y su familia en “un pedacito del cielo sobre la tierra”. |
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