Redimidos Por Su Sangre | |||||||
Las últimas semanas hemos estado hablando de la sangre. No cualquier sangre, no de la sangre en general, pero la sangre de Jesús. La sangre de Jesús es poderosa, porque tiene poder para salvar, para lavar pecados, para romper ataduras, para limpiar, para ser comprados y ser hechos hijos de Dios y mucho más. Hoy vamos a ver que por medio de la sangre de Jesús podemos entrar al lugar de mayor intimidad con Dios. Vamos a leer en; Hebreos 10:12 12. pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios… ¡PARA SIEMPRE! Estamos haciendo memoria del sacrifico y la ofrenda que Jesús hizo por nuestros pecados. Él ofrendó Su sangre preciosa como el precio de nuestra compra. ¿Recuerdan que Él resucitó al amanecer del primer día de la semana? Entonces, se encontró con María Magdalena: Vamos a leer en Juan 20:16-17 16. Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro). 17. Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. Yo pregunto: ¿Qué dijo Jesús que iba a hacer? Subir al cielo con Su Padre, nuestro Padre y a Su Dios, nuestro Dios. Cuando Jesús resucitó, subió al cielo como Sumo Sacerdote para entrar al lugar Santísimo llevando Su propia sangre para hacer la compra de nosotros y obtener la redención eterna. Vamos a leer en el libro de Hebreos 9:11-12 en la versión Peshita: 11. Pero el Cristo que vino, llegó a ser el Sumo Sacerdote de las cosas buenas que hizo y entró al grande y perfecto tabernáculo no hecho por manos, el cual no es de estas cosas creadas, 12. y no entró llevando sangre de cabritos ni de becerros, sino que entró con su propia sangre una sola vez al Santuario, y logró redención eterna. Ahora leamos el versículo 24: 24. Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; Voy a repasar: Cuando Jesús resucitó, ese mismo día subió al cielo como Sumo Sacerdote para entrar al lugar Santísimo llevando su propia sangre para hacer la compra de nosotros y logró la redención eterna. ¡Cuán grande es nuestro Dios! ¿Verdad? Sigamos adelante: Ahora vamos al libro de Apocalipsis 5:6-10 6. Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. 7. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. 8. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; 9. y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10. y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. ¿Puedes ver lo que pasó cuando Jesús subió al cielo? Se presentó ante Su Padre Dios como el Cordero que quita el pecado del mundo… Y fue aceptado Su sacrifico y ofrenda por nosotros. Por eso se sentó a la diestra del Padre como Sumo Sacerdote. Vamos a leer en Hebreos 10:19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo… Aquí podemos ver, que tenemos libertad para entrar al Lugar Santísimo, ¡gracias a Dios por Jesús y Su sangre! Ahora, vamos a leer en Hebreos 4:14-16 14. Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. ¡Wow! Tenemos un Gran Sumo Sacerdote, a Jesucristo, el Hijo de Dios, que ascendió al cielo y que se compadece de nuestra debilidad, porque Él fue tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por eso, podemos acercarnos con confianza al trono de Su gracia para recibir misericordia y hallar gracia para ser ayudados en el tiempo cuando estamos caídos, aunque a veces parezca que Dios no nos acepta porque hemos fallado. ¿Piensas que no hay otro chance para ti? ¿Te faltan las fuerzas para seguir adelante? ¿Te has sentido de esta manera? ¡Vamos a orar! Tenemos un Gran Sumo Sacerdote; a, ¡Jesucristo! ¡Acércate a Él! Vamos a orar: SEÑOR, GRACIAS POR TU SANGRE CON LA CUAL NOS COMPRASTE PARA NUESTRO DIOS. AHORA NOS PODEMOS ACERCAR A TI POR TU SANGRE. ¡ACERCATE A ÉL! ¡NO TEMAS! |
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Redimidos Por Su Sangre |
Las últimas semanas hemos estado hablando de la sangre. No cualquier sangre, no de la sangre en general, pero la sangre de Jesús. La sangre de Jesús es poderosa, porque tiene poder para salvar, para lavar pecados, para romper ataduras, para limpiar, para ser comprados y ser hechos hijos de Dios y mucho más. Hoy vamos a ver que por medio de la sangre de Jesús podemos entrar al lugar de mayor intimidad con Dios. Vamos a leer en; Hebreos 10:12 12. pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios… ¡PARA SIEMPRE! Estamos haciendo memoria del sacrifico y la ofrenda que Jesús hizo por nuestros pecados. Él ofrendó Su sangre preciosa como el precio de nuestra compra. ¿Recuerdan que Él resucitó al amanecer del primer día de la semana? Entonces, se encontró con María Magdalena: Vamos a leer en Juan 20:16-17 16. Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro). 17. Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. Yo pregunto: ¿Qué dijo Jesús que iba a hacer? Subir al cielo con Su Padre, nuestro Padre y a Su Dios, nuestro Dios. Cuando Jesús resucitó, subió al cielo como Sumo Sacerdote para entrar al lugar Santísimo llevando Su propia sangre para hacer la compra de nosotros y obtener la redención eterna. Vamos a leer en el libro de Hebreos 9:11-12 en la versión Peshita: 11. Pero el Cristo que vino, llegó a ser el Sumo Sacerdote de las cosas buenas que hizo y entró al grande y perfecto tabernáculo no hecho por manos, el cual no es de estas cosas creadas, 12. y no entró llevando sangre de cabritos ni de becerros, sino que entró con su propia sangre una sola vez al Santuario, y logró redención eterna. Ahora leamos el versículo 24: 24. Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; Voy a repasar: Cuando Jesús resucitó, ese mismo día subió al cielo como Sumo Sacerdote para entrar al lugar Santísimo llevando su propia sangre para hacer la compra de nosotros y logró la redención eterna. ¡Cuán grande es nuestro Dios! ¿Verdad? Sigamos adelante: Ahora vamos al libro de Apocalipsis 5:6-10 6. Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. 7. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. 8. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; 9. y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10. y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. ¿Puedes ver lo que pasó cuando Jesús subió al cielo? Se presentó ante Su Padre Dios como el Cordero que quita el pecado del mundo… Y fue aceptado Su sacrifico y ofrenda por nosotros. Por eso se sentó a la diestra del Padre como Sumo Sacerdote. Vamos a leer en Hebreos 10:19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo… Aquí podemos ver, que tenemos libertad para entrar al Lugar Santísimo, ¡gracias a Dios por Jesús y Su sangre! Ahora, vamos a leer en Hebreos 4:14-16 14. Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. ¡Wow! Tenemos un Gran Sumo Sacerdote, a Jesucristo, el Hijo de Dios, que ascendió al cielo y que se compadece de nuestra debilidad, porque Él fue tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por eso, podemos acercarnos con confianza al trono de Su gracia para recibir misericordia y hallar gracia para ser ayudados en el tiempo cuando estamos caídos, aunque a veces parezca que Dios no nos acepta porque hemos fallado. ¿Piensas que no hay otro chance para ti? ¿Te faltan las fuerzas para seguir adelante? ¿Te has sentido de esta manera? ¡Vamos a orar! Tenemos un Gran Sumo Sacerdote; a, ¡Jesucristo! ¡Acércate a Él! Vamos a orar: SEÑOR, GRACIAS POR TU SANGRE CON LA CUAL NOS COMPRASTE PARA NUESTRO DIOS. AHORA NOS PODEMOS ACERCAR A TI POR TU SANGRE. ¡ACERCATE A ÉL! ¡NO TEMAS! |
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Las últimas semanas hemos estado hablando de la sangre. No cualquier sangre, no de la sangre en general, pero la sangre de Jesús. La sangre de Jesús es poderosa, porque tiene poder para salvar, para lavar pecados, para romper ataduras, para limpiar, para ser comprados y ser hechos hijos de Dios y mucho más. Hoy vamos a ver que por medio de la sangre de Jesús podemos entrar al lugar de mayor intimidad con Dios. Vamos a leer en; Hebreos 10:12 12. pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios… ¡PARA SIEMPRE! Estamos haciendo memoria del sacrifico y la ofrenda que Jesús hizo por nuestros pecados. Él ofrendó Su sangre preciosa como el precio de nuestra compra. ¿Recuerdan que Él resucitó al amanecer del primer día de la semana? Entonces, se encontró con María Magdalena: Vamos a leer en Juan 20:16-17 16. Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro). 17. Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. Yo pregunto: ¿Qué dijo Jesús que iba a hacer? Subir al cielo con Su Padre, nuestro Padre y a Su Dios, nuestro Dios. Cuando Jesús resucitó, subió al cielo como Sumo Sacerdote para entrar al lugar Santísimo llevando Su propia sangre para hacer la compra de nosotros y obtener la redención eterna. Vamos a leer en el libro de Hebreos 9:11-12 en la versión Peshita: 11. Pero el Cristo que vino, llegó a ser el Sumo Sacerdote de las cosas buenas que hizo y entró al grande y perfecto tabernáculo no hecho por manos, el cual no es de estas cosas creadas, 12. y no entró llevando sangre de cabritos ni de becerros, sino que entró con su propia sangre una sola vez al Santuario, y logró redención eterna. Ahora leamos el versículo 24: 24. Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; Voy a repasar: Cuando Jesús resucitó, ese mismo día subió al cielo como Sumo Sacerdote para entrar al lugar Santísimo llevando su propia sangre para hacer la compra de nosotros y logró la redención eterna. ¡Cuán grande es nuestro Dios! ¿Verdad? Sigamos adelante: Ahora vamos al libro de Apocalipsis 5:6-10 6. Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. 7. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. 8. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; 9. y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10. y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. ¿Puedes ver lo que pasó cuando Jesús subió al cielo? Se presentó ante Su Padre Dios como el Cordero que quita el pecado del mundo… Y fue aceptado Su sacrifico y ofrenda por nosotros. Por eso se sentó a la diestra del Padre como Sumo Sacerdote. Vamos a leer en Hebreos 10:19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo… Aquí podemos ver, que tenemos libertad para entrar al Lugar Santísimo, ¡gracias a Dios por Jesús y Su sangre! Ahora, vamos a leer en Hebreos 4:14-16 14. Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. ¡Wow! Tenemos un Gran Sumo Sacerdote, a Jesucristo, el Hijo de Dios, que ascendió al cielo y que se compadece de nuestra debilidad, porque Él fue tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por eso, podemos acercarnos con confianza al trono de Su gracia para recibir misericordia y hallar gracia para ser ayudados en el tiempo cuando estamos caídos, aunque a veces parezca que Dios no nos acepta porque hemos fallado. ¿Piensas que no hay otro chance para ti? ¿Te faltan las fuerzas para seguir adelante? ¿Te has sentido de esta manera? ¡Vamos a orar! Tenemos un Gran Sumo Sacerdote; a, ¡Jesucristo! ¡Acércate a Él! Vamos a orar: SEÑOR, GRACIAS POR TU SANGRE CON LA CUAL NOS COMPRASTE PARA NUESTRO DIOS. AHORA NOS PODEMOS ACERCAR A TI POR TU SANGRE. ¡ACERCATE A ÉL! ¡NO TEMAS! |
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