Por: Hno. Victor Richards
Publicado el: Jueves 3 de Diciembre, 2020
La semana pasada vimos en la historia de Moisés que cuando buscamos la Presencia de Dios y le adoramos, entonces; Él pelea nuestra batalla contra nuestros enemigos y nos da la victoria.
Ahora, quiero hablarles del caso de Josafat.
Este hombre, fue un rey del pueblo de Israel y también general de todo el ejército de Israel.
Vamos a leer en el libro de Crónicas.
Segunda de Crónicas 20:1:
1. Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros de los amonitas, vinieron contra Josafat a la guerra.
Sus enemigos le declararon la guerra a Josafat y al pueblo de Dios.
Hay tiempos cuando viene nuestro enemigo, el diablo y declara la guerra contra nosotros y nuestra familia, ¿verdad?
Sabes, el diablo tiene perdida la guerra y también sabe que él no tiene ni chanza contra Dios. Pero también sabe que muchos cristianos, no saben esto, por eso él viene a declararnos la guerra a nosotros.
La guerra o la lucha pueden venir contra ti en diferentes maneras:
•Problemas familiares o con tu pareja
•Amenazas de muerte o enfermedad contra ti y tu familia, o
•Cualquier otra cosa en contra de ti.
Entonces, ¿qué debemos hacer?
Vamos a seguir leyendo.
Segunda de Crónicas 20:5-6:
5. Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo;
6. y dijo: Jehová Dios de nuestros padres ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones?
¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista?
Ahora, después de leer esto, te pregunto:
¿Qué hicieron Josafat y todo el pueblo de Dios?
¡¡Buscaron su presencia!!
Entonces, cuando vengan problemas a nuestra vida, necesitamos buscar la Presencia de Dios, ¿verdad?
Sigamos adelante.
Vamos al verso 10:
10. Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y los del monte de Seir, a cuya tierra no quisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto, sino que se apartase de ellos, y no los destruyese;
11. he aquí ellos nos dan el pago viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos diste en posesión.
¡Qué bárbaros! Sus enemigos querían quitarles la herencia que Dios les dio a ellos.
¿Cuántas veces el enemigo ha venido a tu vida a robar lo que Dios te ha dado por heredad?
Cuando entras a la Presencia de Dios, hazle saber tu necesidad.
Sigamos con el verso 12:
12. ¡Oh Dios nuestro! ¿No los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.
Cuando entres a Su Presencia, reconoce tu limitación, pero también, expresa tu confianza en Su misericordia y poder para librarnos de nuestros enemigos. Dios conoce tus limitaciones y sabe cuando confiamos en Él, pero le gusta escucharlo. Además, expresarlo en palabras nos ayuda a nosotros.
Ahora, vamos a leer el verso 13:
13. Y todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños y sus mujeres y sus hijos.
Entonces, el Espíritu de Poder de parte de Jehová vino sobre Jezael, hijo de Zacarías:
Leamos el verso 15:
15. y dijo: Escuchen todo Judá y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová les dice así: No teman ni tiemblen delante de ese tan grande ejército, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.
Ahora, vamos al verso 17:
17. No habrá para qué pelear ustedes en este caso; paren, estén quietos, y vean la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no teman ni desmayen; salgan mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros.
¡Aleluya, Dios pelea nuestras batallas!
Sigamos leyendo:
18. Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalén se postraron delante de Jehová, y adoraron a Jehová.
Ellos adoraron a Jehová, allí estaban adorándole.
Voy a preguntar; ¿tú le adoras?
Yo no estoy hablando de cantar a Dios.
Yo pregunto; ¿le adoras?
Así como el novio siente un amor tan fuerte por su novia, cuando le dice; ¡te adoro! ¿Tú amor por Dios, es así de fuerte?
¿Adoras tú a Dios?
¿Conoce la gente, que tú adoras a Dios?
Nuestro amor por Dios debe reflejar una profunda adoración. La verdadera adoración es una entrega completa de nuestro ser para Dios.
Vamos a orar:
Bendito Dios, queremos saber cómo quieres que te adoremos.
Enséñanos a buscar Tu presencia y adorarte.
Enséñanos lo que es Adoración pura y santa.
AMEN. |
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