De Mujer a Mujer | |||||||
Necesidad básica número tres: RespuestaLa palabra “respuesta” es lo opuesto a rechazo. El hombre necesita y desea una esposa que le responda intelectual, moral, sexual y espiritualmente. El Señor dijo en: Génesis 2:18 La palabra “idónea” quiere decir adecuada a sus necesidades. Dios nos ha creado a nosotras, las mujeres, para ser ayuda idónea para el hombre, no para competir, sino para ser compañeras y amigas. Cuando damos de nosotras mismas, entonces es cuando recibiremos porque es un principio bíblico “dad, y se os dará”. Un gran error que cometen algunas mujeres es poner a sus hijos en primer lugar, en vez de su esposo. ¡Qué bonito cuando empiezan a venir los hijos!, pero puede terminar en tragedia si la mujer pierde interés en atender al marido. Cuando pones a tu marido en primer lugar, después de Dios, tus hijos van a cosechar los beneficios de un hogar lleno de amor y armonía. Los hijos crecen seguros y contentos cuando ven que su mamá honra y ama a su papá. De otra manera todos sufren. Obviamente no estoy hablando de casos cuando un padre (o padrastro) maltrata o abusa de un hijo. En estos casos la primera obligación de la mujer es proteger a su hijo. También he observado que algunas mujeres hacen más caso a su mamá y a otros familiares que a su marido. Una señora me confesó que ella y su mamá se juntaban cada tarde para tejer y charlar. Cuando llegaba el marido del trabajo apenas lo saludaba sin preocuparse por él. Ella pensaba, erróneamente, que a él no le importaba porque nunca decía nada. Pero cuál fue su sorpresa unos meses después, encontrándole con una chica. ¡A él sí le importaban las atenciones y cariño de su esposa! Otras mujeres ponen su casa en primer lugar. Les importa más que la casa esté brillando de impecable limpieza, a que su marido esté contento. ¡Claro que vamos a limpiar y alzar la casa! pero atender al esposo es nuestra prioridad número uno. ¿Cómo recibes a tu esposo cuando llega a la casa después de un día de trabajo? ¿Bañada, arreglada, perfumada, con un abrazo y un beso? ¿O lo recibes con quejas, contándole todo lo malo que te ha sucedido en el día? ¡Recíbelo con gusto! Oí de una mujer que se quejaba con el consejero matrimonial porque su esposo siempre llegaba a la cantina antes que a su casa. El consejero, después de oír a la mujer hablar por media hora, comentó a un compañero que si él tuviera que vivir con esa mujer tan fastidiosa ¡también tendría que tomar una copa antes de llegar a casa! Cada hombre, cada marido, tiene necesidad de estas tres cosas: respeto, ternura y respuesta (apoyo). Con la ayuda del Señor Jesucristo, puedes llenar estas necesidades en tu pareja y verás cómo tu matrimonio florecerá. Si haces la decisión de cambiar y tomar el primer paso, seguramente verás los cambios en tu marido y en tu matrimonio. No esperes hasta que él cambie. ¡Toma tú el primer paso! |
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Necesidad básica número tres: RespuestaLa palabra “respuesta” es lo opuesto a rechazo. El hombre necesita y desea una esposa que le responda intelectual, moral, sexual y espiritualmente. El Señor dijo en: Génesis 2:18 La palabra “idónea” quiere decir adecuada a sus necesidades. Dios nos ha creado a nosotras, las mujeres, para ser ayuda idónea para el hombre, no para competir, sino para ser compañeras y amigas. Cuando damos de nosotras mismas, entonces es cuando recibiremos porque es un principio bíblico “dad, y se os dará”. Un gran error que cometen algunas mujeres es poner a sus hijos en primer lugar, en vez de su esposo. ¡Qué bonito cuando empiezan a venir los hijos!, pero puede terminar en tragedia si la mujer pierde interés en atender al marido. Cuando pones a tu marido en primer lugar, después de Dios, tus hijos van a cosechar los beneficios de un hogar lleno de amor y armonía. Los hijos crecen seguros y contentos cuando ven que su mamá honra y ama a su papá. De otra manera todos sufren. Obviamente no estoy hablando de casos cuando un padre (o padrastro) maltrata o abusa de un hijo. En estos casos la primera obligación de la mujer es proteger a su hijo. También he observado que algunas mujeres hacen más caso a su mamá y a otros familiares que a su marido. Una señora me confesó que ella y su mamá se juntaban cada tarde para tejer y charlar. Cuando llegaba el marido del trabajo apenas lo saludaba sin preocuparse por él. Ella pensaba, erróneamente, que a él no le importaba porque nunca decía nada. Pero cuál fue su sorpresa unos meses después, encontrándole con una chica. ¡A él sí le importaban las atenciones y cariño de su esposa! Otras mujeres ponen su casa en primer lugar. Les importa más que la casa esté brillando de impecable limpieza, a que su marido esté contento. ¡Claro que vamos a limpiar y alzar la casa! pero atender al esposo es nuestra prioridad número uno. ¿Cómo recibes a tu esposo cuando llega a la casa después de un día de trabajo? ¿Bañada, arreglada, perfumada, con un abrazo y un beso? ¿O lo recibes con quejas, contándole todo lo malo que te ha sucedido en el día? ¡Recíbelo con gusto! Oí de una mujer que se quejaba con el consejero matrimonial porque su esposo siempre llegaba a la cantina antes que a su casa. El consejero, después de oír a la mujer hablar por media hora, comentó a un compañero que si él tuviera que vivir con esa mujer tan fastidiosa ¡también tendría que tomar una copa antes de llegar a casa! Cada hombre, cada marido, tiene necesidad de estas tres cosas: respeto, ternura y respuesta (apoyo). Con la ayuda del Señor Jesucristo, puedes llenar estas necesidades en tu pareja y verás cómo tu matrimonio florecerá. Si haces la decisión de cambiar y tomar el primer paso, seguramente verás los cambios en tu marido y en tu matrimonio. No esperes hasta que él cambie. ¡Toma tú el primer paso! |
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Necesidad básica número tres: RespuestaLa palabra “respuesta” es lo opuesto a rechazo. El hombre necesita y desea una esposa que le responda intelectual, moral, sexual y espiritualmente. El Señor dijo en: Génesis 2:18 La palabra “idónea” quiere decir adecuada a sus necesidades. Dios nos ha creado a nosotras, las mujeres, para ser ayuda idónea para el hombre, no para competir, sino para ser compañeras y amigas. Cuando damos de nosotras mismas, entonces es cuando recibiremos porque es un principio bíblico “dad, y se os dará”. Un gran error que cometen algunas mujeres es poner a sus hijos en primer lugar, en vez de su esposo. ¡Qué bonito cuando empiezan a venir los hijos!, pero puede terminar en tragedia si la mujer pierde interés en atender al marido. Cuando pones a tu marido en primer lugar, después de Dios, tus hijos van a cosechar los beneficios de un hogar lleno de amor y armonía. Los hijos crecen seguros y contentos cuando ven que su mamá honra y ama a su papá. De otra manera todos sufren. Obviamente no estoy hablando de casos cuando un padre (o padrastro) maltrata o abusa de un hijo. En estos casos la primera obligación de la mujer es proteger a su hijo. También he observado que algunas mujeres hacen más caso a su mamá y a otros familiares que a su marido. Una señora me confesó que ella y su mamá se juntaban cada tarde para tejer y charlar. Cuando llegaba el marido del trabajo apenas lo saludaba sin preocuparse por él. Ella pensaba, erróneamente, que a él no le importaba porque nunca decía nada. Pero cuál fue su sorpresa unos meses después, encontrándole con una chica. ¡A él sí le importaban las atenciones y cariño de su esposa! Otras mujeres ponen su casa en primer lugar. Les importa más que la casa esté brillando de impecable limpieza, a que su marido esté contento. ¡Claro que vamos a limpiar y alzar la casa! pero atender al esposo es nuestra prioridad número uno. ¿Cómo recibes a tu esposo cuando llega a la casa después de un día de trabajo? ¿Bañada, arreglada, perfumada, con un abrazo y un beso? ¿O lo recibes con quejas, contándole todo lo malo que te ha sucedido en el día? ¡Recíbelo con gusto! Oí de una mujer que se quejaba con el consejero matrimonial porque su esposo siempre llegaba a la cantina antes que a su casa. El consejero, después de oír a la mujer hablar por media hora, comentó a un compañero que si él tuviera que vivir con esa mujer tan fastidiosa ¡también tendría que tomar una copa antes de llegar a casa! Cada hombre, cada marido, tiene necesidad de estas tres cosas: respeto, ternura y respuesta (apoyo). Con la ayuda del Señor Jesucristo, puedes llenar estas necesidades en tu pareja y verás cómo tu matrimonio florecerá. Si haces la decisión de cambiar y tomar el primer paso, seguramente verás los cambios en tu marido y en tu matrimonio. No esperes hasta que él cambie. ¡Toma tú el primer paso! |
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