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LA FAMILIA... EL PLAN ORIGINAL | |||||||
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Lección 4El gobierno de la familiaDavid entregó a su papá la boleta de calificaciones. Mientras su padre permanecía en silencio, todavía en estado de choque emocional, David preguntó: —Papá, ¿crees que estas notas son el resultado de la herencia o del ambiente? Muchos padres en el día de hoy no están seguros de si los problemas de sus hijos son el resultado de lo que heredaron o aprendieron de sus padres, o de las presiones y normas producidas por la sociedad. Aunque la mayoría de las familias no dan mucha atención al asunto del gobierno familiar, cada uno de nosotros practica alguna forma de ello en la vida diaria, la cual determina los métodos de disciplina, actitudes en cuanto a la comunicación y muchas otras cosas. I. Los autoritarios y los permisivosExisten básicamente tres estilos de gobierno de la familia: los autoritarios, los permisivos y un balance de los dos. Los padres que siguen una forma autoritaria excesiva hacen uso abundante o enérgico del castigo físico. Consideran que son ellos los que deben decidir qué es lo mejor para el hijo y no permiten que se desafíe su autoridad. Son prontos en decirles a sus hijos lo que deben hacer y en cambio son lentos para escuchar lo que los hijos quieren decirles. No les permiten a los hijos opinar en las decisiones, y cuando sus hijos desobedecen, estos padres no hacen ningún esfuerzo por comprender por qué sucedió tal acción. Al otro extremo tenemos a los padres de tipo permisivo que hacen énfasis en la independencia del hijo. La presión y la fuerza están excluidas, porque los hijos tienen derecho a desarrollarse según sus propios intereses y preferencias. En los años 40´s, esta filosofía estaba muy de moda y los educadores lo llamaron educación progresiva. Entre estos dos extremos, encontramos muchas combinaciones de los dos. Hay tres factores que determinan nuestro estilo de gobierno de familia: 1. La influencia de nuestros padres Es decir, padres autoritarios generalmente producen hijos que serán autoritarios con sus hijos. 2. La cultura de la época en que vivimos Por ejemplo, lo que enseñan los psicólogos, profesores, etc. 3. Nuestra idea de la naturaleza divina Es decir, lo que creemos acerca de la naturaleza humana, ya sea básicamente mala o buena. En esta lección vamos a examinar dos verdades que parecen ser contradictorias, pero en realidad no lo son: los niños son portadores de la imagen de Dios y los niños traen la naturaleza pecaminosa. II. Los niños como portadores de la imagen de DiosLa Biblia representa al hombre como la corona de la obra de Dios, su especial gloria, ya que fue hecho a su imagen y según su semejanza (Génesis 1:26, 27). Debemos empezar donde empezó Dios y lo primero que Él revela sobre la naturaleza humana es que las personas son hechas a su semejanza. Esto se refiere a una semejanza mental, moral y social. Las consecuencias de llevar la imagen de Dios: El hecho de que cada persona lleva la imagen de Dios da lugar por lo menos a tres consecuencias en la educación de los hijos. 1. Da valor a la persona El salmista dice que: “Le has hecho un poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra” (Salmo 8:5). Santiago nos advierte que no maldigamos a los hombres, porque están hechos a semejanza de Dios (Santiago 3:9). Este punto de vista bíblico de la naturaleza humana levanta al niño al más alto nivel de significado y valor. El sentimiento de autoestima de toda persona tiene sus raíces en el primer capítulo de Génesis y este tema continúa por toda la Biblia. Los padres honran a Dios al enseñar a su hijo que es la cumbre de la maravillosa creación de Dios, un individuo único, hecho para disfrutar de comunión eterna con el Altísimo. 2. Cada niño nace con talento, habilidades y gran potencial El Salmo 139 da una maravillosa descripción de cómo Dios forma todo ser humano. “Porque tú formaste mis entrañas; Tú me tejiste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien” (Salmo 139:13, 14). 3. Establece la identidad de cada persona Sabemos que no descendemos del chango, ni de la casualidad; somos hechos por la mano de Dios, como descendientes de Adán. Estas cualidades del niño, su significado y valor, su posesión de dones, capacidades y su fundamento de identidad hablan a los padres. Estas características declaran que el niño tiene derecho a que se le respete; declaran que el niño tiene una individualidad y valor únicos; y que tiene su origen en Dios. III. Los niños con la naturaleza pecaminosaEl haber sido hechos según la imagen de Dios es sólo un lado de la moneda en cuanto a la naturaleza humana. Poco después de haber sido creados a la imagen de Dios, Adán y Eva se rebelaron contra Él (Génesis 3:6-13). De hecho, cada área de la vida humana fue afectada negativamente por la caída. El ser humano fue corrompido en todos los aspectos: físico, emocional, moral, intelectual y social. Adán y Eva ya no estaban libres de enfermedad. Ya no vivían en perfecta armonía uno con el otro, sino que ahora estaban dominados por el egoismo. Poco después del primer pecado leemos que hubo el primer ejemplo de rivalidad y lucha entre hermanos y el primer asesinato. El pecado de Adán y Eva no destruyó la imagen de Dios en ellos completamente, pero si le causó daños a esta imagen. El efecto de este daño pasó a sus descendientes. Por lo tanto, cada persona nace con una disposición o inclinación al pecado. El negar este hecho, nos limita para entender las necesidades humanas. Al estudiar las Escrituras, vemos claramente que el efecto del pecado de Adán ha sido transmitido a cada miembro de la raza humana. Pablo declara: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romano 5:12). Incluso el niño tiene una inclinación al pecado y una capacidad para la rebelión máxima. El niño nace egoísta y tiene que aprender a compartir con otros. Como adultos, no sólo tenemos la tendencia al pecado, sino que hemos pecado. “Todos nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino...” (Isaías 53:6). Y Pablo dice: “...No hay justo ni aun uno” (Romanos 3:10). IV. ¿Padres autoritarios o permisivos?El hecho de que los hijos son portadores de la imagen divina habla en contra de una forma autoritaria excesiva de gobierno. Cuando un padre utiliza demasiada fuerza y aun miedo como motivación, impide que el niño se desarrolle correctamente. Pueda ser que el niño en un hogar autoritario obedezca para evitar el castigo, pero le falta el estímulo para desarrollar sus propios valores internos. Los padres que dominan y presionan a sus hijos y que no respetan sus capacidades están impidiendo que el niño tenga confianza en sí mismo. Este niño se considera malo y pecaminoso. Como le falta autorespeto, él siente que tiene que ser pasivo con sus padres si quiere ganar un sentido de importancia personal. El otro extremo sería rebelarse en un intento de ganar reconocimiento y admiración. En uno y otro caso, es probable que estos niños sufran dudas acerca de su valor personal. El hecho de que los hijos llevan la tendencia a pecar habla en contra de un estilo permisivo de gobierno de la familia. La Escritura deja bien claro que los niños necesitan corrección y entrenamiento para ayudarles a vencer el poder del pecado que se halla dentro de ellos. Se nos dice: “La necedad está ligada en el corazón del muchacho; mas la vara de la corrección la alejará de él” (Proverbios 22:15). Sólo la ignorancia de la Escritura o la indiferencia hacia el mal pueden explicar la creencia de que los niños no necesitan disciplina de los padres. Si los hijos no aprenden a controlar sus impulsos y respetar la autoridad durante la niñez, no es probable que lo aprendan luego en la vida. Un investigador halló que los niños con una buena autoestima generalmente vienen de hogares caracterizados por (1) calor de los padres, (2) respeto por el niño y (3) controles razonables. Según aquel estudio, el establecer unos límites razonables, provee un sentido de seguridad y de ser amado. La falta de padres firmes y amorosos roba al niño de un fundamento esencial para su seguridad y desarrollo. V. Los padres también llevan la imagen de Dios y las huellas del pecadoLa mayoría de los padres aman a sus hijos, se sacrifican por su bienestar y responden de un modo sensible a sus necesidades y deseos; sin embargo, esto es sólo la mitad del cuadro. Los padres son también pecadores, capaces de maltratar a los hijos o abusar de su autoridad. Los padres también necesitan depender de Dios para ser guiados constantemente en la forma de educar a sus hijos. VI. El gobierno de la familia según el modelo bíblicoHemos visto que el ser creado a la imagen de Dios da al niño derecho a ser respetado y tener autoestima y que todos los niños tienen potencial y base para una identidad personal. Hemos visto también que la pecaminosidad innata del niño implica que hay necesidad de su entrenamiento y corrección. La enseñanza bíblica sobre la paternidad, es diferente de los dos extremos que hemos considerado, el permisivo y el autoritario; es algo en medio que pudiéramos llamar autoridad tierna. Las características de este gobierno en la familia son: 1. Profundo respeto por cada niño. 2. Sensibilidad para la individualidad del niño, como en sus necesidades de niño. 3. Obligación de proveer para las necesidades del niño. 4. Reconocer que la autoridad delegada de los padres es dada por Dios. 5. La clara consciencia de los padres y de su propia pecaminosidad y su necesidad de ayuda. 6. El establecimiento sensato de los límites y reglas razonables. 7. Educación y corrección basados en los principios bíblicos. 8. Un ambiente caluroso y afectuoso en la familia. En las siguientes lecciones estudiaremos más a fondo este estilo de gobierno de la familia y el papel de los padres. Hay un personaje en la Biblia que muestra gráficamente la realidad de esta lección: Sansón. Como pocas personas, él reflejaba la imagen de Dios y a la vez la naturaleza pecaminosa. Vamos a aprender algo de sus padres. |
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Lección 4El gobierno de la familiaDavid entregó a su papá la boleta de calificaciones. Mientras su padre permanecía en silencio, todavía en estado de choque emocional, David preguntó: —Papá, ¿crees que estas notas son el resultado de la herencia o del ambiente? Muchos padres en el día de hoy no están seguros de si los problemas de sus hijos son el resultado de lo que heredaron o aprendieron de sus padres, o de las presiones y normas producidas por la sociedad. Aunque la mayoría de las familias no dan mucha atención al asunto del gobierno familiar, cada uno de nosotros practica alguna forma de ello en la vida diaria, la cual determina los métodos de disciplina, actitudes en cuanto a la comunicación y muchas otras cosas. I. Los autoritarios y los permisivosExisten básicamente tres estilos de gobierno de la familia: los autoritarios, los permisivos y un balance de los dos. Los padres que siguen una forma autoritaria excesiva hacen uso abundante o enérgico del castigo físico. Consideran que son ellos los que deben decidir qué es lo mejor para el hijo y no permiten que se desafíe su autoridad. Son prontos en decirles a sus hijos lo que deben hacer y en cambio son lentos para escuchar lo que los hijos quieren decirles. No les permiten a los hijos opinar en las decisiones, y cuando sus hijos desobedecen, estos padres no hacen ningún esfuerzo por comprender por qué sucedió tal acción. Al otro extremo tenemos a los padres de tipo permisivo que hacen énfasis en la independencia del hijo. La presión y la fuerza están excluidas, porque los hijos tienen derecho a desarrollarse según sus propios intereses y preferencias. En los años 40´s, esta filosofía estaba muy de moda y los educadores lo llamaron educación progresiva. Entre estos dos extremos, encontramos muchas combinaciones de los dos. Hay tres factores que determinan nuestro estilo de gobierno de familia: 1. La influencia de nuestros padres Es decir, padres autoritarios generalmente producen hijos que serán autoritarios con sus hijos. 2. La cultura de la época en que vivimos Por ejemplo, lo que enseñan los psicólogos, profesores, etc. 3. Nuestra idea de la naturaleza divina Es decir, lo que creemos acerca de la naturaleza humana, ya sea básicamente mala o buena. En esta lección vamos a examinar dos verdades que parecen ser contradictorias, pero en realidad no lo son: los niños son portadores de la imagen de Dios y los niños traen la naturaleza pecaminosa. II. Los niños como portadores de la imagen de DiosLa Biblia representa al hombre como la corona de la obra de Dios, su especial gloria, ya que fue hecho a su imagen y según su semejanza (Génesis 1:26, 27). Debemos empezar donde empezó Dios y lo primero que Él revela sobre la naturaleza humana es que las personas son hechas a su semejanza. Esto se refiere a una semejanza mental, moral y social. Las consecuencias de llevar la imagen de Dios: El hecho de que cada persona lleva la imagen de Dios da lugar por lo menos a tres consecuencias en la educación de los hijos. 1. Da valor a la persona El salmista dice que: “Le has hecho un poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra” (Salmo 8:5). Santiago nos advierte que no maldigamos a los hombres, porque están hechos a semejanza de Dios (Santiago 3:9). Este punto de vista bíblico de la naturaleza humana levanta al niño al más alto nivel de significado y valor. El sentimiento de autoestima de toda persona tiene sus raíces en el primer capítulo de Génesis y este tema continúa por toda la Biblia. Los padres honran a Dios al enseñar a su hijo que es la cumbre de la maravillosa creación de Dios, un individuo único, hecho para disfrutar de comunión eterna con el Altísimo. 2. Cada niño nace con talento, habilidades y gran potencial El Salmo 139 da una maravillosa descripción de cómo Dios forma todo ser humano. “Porque tú formaste mis entrañas; Tú me tejiste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien” (Salmo 139:13, 14). 3. Establece la identidad de cada persona Sabemos que no descendemos del chango, ni de la casualidad; somos hechos por la mano de Dios, como descendientes de Adán. Estas cualidades del niño, su significado y valor, su posesión de dones, capacidades y su fundamento de identidad hablan a los padres. Estas características declaran que el niño tiene derecho a que se le respete; declaran que el niño tiene una individualidad y valor únicos; y que tiene su origen en Dios. III. Los niños con la naturaleza pecaminosaEl haber sido hechos según la imagen de Dios es sólo un lado de la moneda en cuanto a la naturaleza humana. Poco después de haber sido creados a la imagen de Dios, Adán y Eva se rebelaron contra Él (Génesis 3:6-13). De hecho, cada área de la vida humana fue afectada negativamente por la caída. El ser humano fue corrompido en todos los aspectos: físico, emocional, moral, intelectual y social. Adán y Eva ya no estaban libres de enfermedad. Ya no vivían en perfecta armonía uno con el otro, sino que ahora estaban dominados por el egoismo. Poco después del primer pecado leemos que hubo el primer ejemplo de rivalidad y lucha entre hermanos y el primer asesinato. El pecado de Adán y Eva no destruyó la imagen de Dios en ellos completamente, pero si le causó daños a esta imagen. El efecto de este daño pasó a sus descendientes. Por lo tanto, cada persona nace con una disposición o inclinación al pecado. El negar este hecho, nos limita para entender las necesidades humanas. Al estudiar las Escrituras, vemos claramente que el efecto del pecado de Adán ha sido transmitido a cada miembro de la raza humana. Pablo declara: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romano 5:12). Incluso el niño tiene una inclinación al pecado y una capacidad para la rebelión máxima. El niño nace egoísta y tiene que aprender a compartir con otros. Como adultos, no sólo tenemos la tendencia al pecado, sino que hemos pecado. “Todos nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino...” (Isaías 53:6). Y Pablo dice: “...No hay justo ni aun uno” (Romanos 3:10). IV. ¿Padres autoritarios o permisivos?El hecho de que los hijos son portadores de la imagen divina habla en contra de una forma autoritaria excesiva de gobierno. Cuando un padre utiliza demasiada fuerza y aun miedo como motivación, impide que el niño se desarrolle correctamente. Pueda ser que el niño en un hogar autoritario obedezca para evitar el castigo, pero le falta el estímulo para desarrollar sus propios valores internos. Los padres que dominan y presionan a sus hijos y que no respetan sus capacidades están impidiendo que el niño tenga confianza en sí mismo. Este niño se considera malo y pecaminoso. Como le falta autorespeto, él siente que tiene que ser pasivo con sus padres si quiere ganar un sentido de importancia personal. El otro extremo sería rebelarse en un intento de ganar reconocimiento y admiración. En uno y otro caso, es probable que estos niños sufran dudas acerca de su valor personal. El hecho de que los hijos llevan la tendencia a pecar habla en contra de un estilo permisivo de gobierno de la familia. La Escritura deja bien claro que los niños necesitan corrección y entrenamiento para ayudarles a vencer el poder del pecado que se halla dentro de ellos. Se nos dice: “La necedad está ligada en el corazón del muchacho; mas la vara de la corrección la alejará de él” (Proverbios 22:15). Sólo la ignorancia de la Escritura o la indiferencia hacia el mal pueden explicar la creencia de que los niños no necesitan disciplina de los padres. Si los hijos no aprenden a controlar sus impulsos y respetar la autoridad durante la niñez, no es probable que lo aprendan luego en la vida. Un investigador halló que los niños con una buena autoestima generalmente vienen de hogares caracterizados por (1) calor de los padres, (2) respeto por el niño y (3) controles razonables. Según aquel estudio, el establecer unos límites razonables, provee un sentido de seguridad y de ser amado. La falta de padres firmes y amorosos roba al niño de un fundamento esencial para su seguridad y desarrollo. V. Los padres también llevan la imagen de Dios y las huellas del pecadoLa mayoría de los padres aman a sus hijos, se sacrifican por su bienestar y responden de un modo sensible a sus necesidades y deseos; sin embargo, esto es sólo la mitad del cuadro. Los padres son también pecadores, capaces de maltratar a los hijos o abusar de su autoridad. Los padres también necesitan depender de Dios para ser guiados constantemente en la forma de educar a sus hijos. VI. El gobierno de la familia según el modelo bíblicoHemos visto que el ser creado a la imagen de Dios da al niño derecho a ser respetado y tener autoestima y que todos los niños tienen potencial y base para una identidad personal. Hemos visto también que la pecaminosidad innata del niño implica que hay necesidad de su entrenamiento y corrección. La enseñanza bíblica sobre la paternidad, es diferente de los dos extremos que hemos considerado, el permisivo y el autoritario; es algo en medio que pudiéramos llamar autoridad tierna. Las características de este gobierno en la familia son: 1. Profundo respeto por cada niño. 2. Sensibilidad para la individualidad del niño, como en sus necesidades de niño. 3. Obligación de proveer para las necesidades del niño. 4. Reconocer que la autoridad delegada de los padres es dada por Dios. 5. La clara consciencia de los padres y de su propia pecaminosidad y su necesidad de ayuda. 6. El establecimiento sensato de los límites y reglas razonables. 7. Educación y corrección basados en los principios bíblicos. 8. Un ambiente caluroso y afectuoso en la familia. En las siguientes lecciones estudiaremos más a fondo este estilo de gobierno de la familia y el papel de los padres. Hay un personaje en la Biblia que muestra gráficamente la realidad de esta lección: Sansón. Como pocas personas, él reflejaba la imagen de Dios y a la vez la naturaleza pecaminosa. Vamos a aprender algo de sus padres. |
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Lección 4El gobierno de la familiaDavid entregó a su papá la boleta de calificaciones. Mientras su padre permanecía en silencio, todavía en estado de choque emocional, David preguntó: —Papá, ¿crees que estas notas son el resultado de la herencia o del ambiente? Muchos padres en el día de hoy no están seguros de si los problemas de sus hijos son el resultado de lo que heredaron o aprendieron de sus padres, o de las presiones y normas producidas por la sociedad. Aunque la mayoría de las familias no dan mucha atención al asunto del gobierno familiar, cada uno de nosotros practica alguna forma de ello en la vida diaria, la cual determina los métodos de disciplina, actitudes en cuanto a la comunicación y muchas otras cosas. I. Los autoritarios y los permisivosExisten básicamente tres estilos de gobierno de la familia: los autoritarios, los permisivos y un balance de los dos. Los padres que siguen una forma autoritaria excesiva hacen uso abundante o enérgico del castigo físico. Consideran que son ellos los que deben decidir qué es lo mejor para el hijo y no permiten que se desafíe su autoridad. Son prontos en decirles a sus hijos lo que deben hacer y en cambio son lentos para escuchar lo que los hijos quieren decirles. No les permiten a los hijos opinar en las decisiones, y cuando sus hijos desobedecen, estos padres no hacen ningún esfuerzo por comprender por qué sucedió tal acción. Al otro extremo tenemos a los padres de tipo permisivo que hacen énfasis en la independencia del hijo. La presión y la fuerza están excluidas, porque los hijos tienen derecho a desarrollarse según sus propios intereses y preferencias. En los años 40´s, esta filosofía estaba muy de moda y los educadores lo llamaron educación progresiva. Entre estos dos extremos, encontramos muchas combinaciones de los dos. Hay tres factores que determinan nuestro estilo de gobierno de familia: 1. La influencia de nuestros padres Es decir, padres autoritarios generalmente producen hijos que serán autoritarios con sus hijos. 2. La cultura de la época en que vivimos Por ejemplo, lo que enseñan los psicólogos, profesores, etc. 3. Nuestra idea de la naturaleza divina Es decir, lo que creemos acerca de la naturaleza humana, ya sea básicamente mala o buena. En esta lección vamos a examinar dos verdades que parecen ser contradictorias, pero en realidad no lo son: los niños son portadores de la imagen de Dios y los niños traen la naturaleza pecaminosa. II. Los niños como portadores de la imagen de DiosLa Biblia representa al hombre como la corona de la obra de Dios, su especial gloria, ya que fue hecho a su imagen y según su semejanza (Génesis 1:26, 27). Debemos empezar donde empezó Dios y lo primero que Él revela sobre la naturaleza humana es que las personas son hechas a su semejanza. Esto se refiere a una semejanza mental, moral y social. Las consecuencias de llevar la imagen de Dios: El hecho de que cada persona lleva la imagen de Dios da lugar por lo menos a tres consecuencias en la educación de los hijos. 1. Da valor a la persona El salmista dice que: “Le has hecho un poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra” (Salmo 8:5). Santiago nos advierte que no maldigamos a los hombres, porque están hechos a semejanza de Dios (Santiago 3:9). Este punto de vista bíblico de la naturaleza humana levanta al niño al más alto nivel de significado y valor. El sentimiento de autoestima de toda persona tiene sus raíces en el primer capítulo de Génesis y este tema continúa por toda la Biblia. Los padres honran a Dios al enseñar a su hijo que es la cumbre de la maravillosa creación de Dios, un individuo único, hecho para disfrutar de comunión eterna con el Altísimo. 2. Cada niño nace con talento, habilidades y gran potencial El Salmo 139 da una maravillosa descripción de cómo Dios forma todo ser humano. “Porque tú formaste mis entrañas; Tú me tejiste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien” (Salmo 139:13, 14). 3. Establece la identidad de cada persona Sabemos que no descendemos del chango, ni de la casualidad; somos hechos por la mano de Dios, como descendientes de Adán. Estas cualidades del niño, su significado y valor, su posesión de dones, capacidades y su fundamento de identidad hablan a los padres. Estas características declaran que el niño tiene derecho a que se le respete; declaran que el niño tiene una individualidad y valor únicos; y que tiene su origen en Dios. III. Los niños con la naturaleza pecaminosaEl haber sido hechos según la imagen de Dios es sólo un lado de la moneda en cuanto a la naturaleza humana. Poco después de haber sido creados a la imagen de Dios, Adán y Eva se rebelaron contra Él (Génesis 3:6-13). De hecho, cada área de la vida humana fue afectada negativamente por la caída. El ser humano fue corrompido en todos los aspectos: físico, emocional, moral, intelectual y social. Adán y Eva ya no estaban libres de enfermedad. Ya no vivían en perfecta armonía uno con el otro, sino que ahora estaban dominados por el egoismo. Poco después del primer pecado leemos que hubo el primer ejemplo de rivalidad y lucha entre hermanos y el primer asesinato. El pecado de Adán y Eva no destruyó la imagen de Dios en ellos completamente, pero si le causó daños a esta imagen. El efecto de este daño pasó a sus descendientes. Por lo tanto, cada persona nace con una disposición o inclinación al pecado. El negar este hecho, nos limita para entender las necesidades humanas. Al estudiar las Escrituras, vemos claramente que el efecto del pecado de Adán ha sido transmitido a cada miembro de la raza humana. Pablo declara: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romano 5:12). Incluso el niño tiene una inclinación al pecado y una capacidad para la rebelión máxima. El niño nace egoísta y tiene que aprender a compartir con otros. Como adultos, no sólo tenemos la tendencia al pecado, sino que hemos pecado. “Todos nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino...” (Isaías 53:6). Y Pablo dice: “...No hay justo ni aun uno” (Romanos 3:10). IV. ¿Padres autoritarios o permisivos?El hecho de que los hijos son portadores de la imagen divina habla en contra de una forma autoritaria excesiva de gobierno. Cuando un padre utiliza demasiada fuerza y aun miedo como motivación, impide que el niño se desarrolle correctamente. Pueda ser que el niño en un hogar autoritario obedezca para evitar el castigo, pero le falta el estímulo para desarrollar sus propios valores internos. Los padres que dominan y presionan a sus hijos y que no respetan sus capacidades están impidiendo que el niño tenga confianza en sí mismo. Este niño se considera malo y pecaminoso. Como le falta autorespeto, él siente que tiene que ser pasivo con sus padres si quiere ganar un sentido de importancia personal. El otro extremo sería rebelarse en un intento de ganar reconocimiento y admiración. En uno y otro caso, es probable que estos niños sufran dudas acerca de su valor personal. El hecho de que los hijos llevan la tendencia a pecar habla en contra de un estilo permisivo de gobierno de la familia. La Escritura deja bien claro que los niños necesitan corrección y entrenamiento para ayudarles a vencer el poder del pecado que se halla dentro de ellos. Se nos dice: “La necedad está ligada en el corazón del muchacho; mas la vara de la corrección la alejará de él” (Proverbios 22:15). Sólo la ignorancia de la Escritura o la indiferencia hacia el mal pueden explicar la creencia de que los niños no necesitan disciplina de los padres. Si los hijos no aprenden a controlar sus impulsos y respetar la autoridad durante la niñez, no es probable que lo aprendan luego en la vida. Un investigador halló que los niños con una buena autoestima generalmente vienen de hogares caracterizados por (1) calor de los padres, (2) respeto por el niño y (3) controles razonables. Según aquel estudio, el establecer unos límites razonables, provee un sentido de seguridad y de ser amado. La falta de padres firmes y amorosos roba al niño de un fundamento esencial para su seguridad y desarrollo. V. Los padres también llevan la imagen de Dios y las huellas del pecadoLa mayoría de los padres aman a sus hijos, se sacrifican por su bienestar y responden de un modo sensible a sus necesidades y deseos; sin embargo, esto es sólo la mitad del cuadro. Los padres son también pecadores, capaces de maltratar a los hijos o abusar de su autoridad. Los padres también necesitan depender de Dios para ser guiados constantemente en la forma de educar a sus hijos. VI. El gobierno de la familia según el modelo bíblicoHemos visto que el ser creado a la imagen de Dios da al niño derecho a ser respetado y tener autoestima y que todos los niños tienen potencial y base para una identidad personal. Hemos visto también que la pecaminosidad innata del niño implica que hay necesidad de su entrenamiento y corrección. La enseñanza bíblica sobre la paternidad, es diferente de los dos extremos que hemos considerado, el permisivo y el autoritario; es algo en medio que pudiéramos llamar autoridad tierna. Las características de este gobierno en la familia son: 1. Profundo respeto por cada niño. 2. Sensibilidad para la individualidad del niño, como en sus necesidades de niño. 3. Obligación de proveer para las necesidades del niño. 4. Reconocer que la autoridad delegada de los padres es dada por Dios. 5. La clara consciencia de los padres y de su propia pecaminosidad y su necesidad de ayuda. 6. El establecimiento sensato de los límites y reglas razonables. 7. Educación y corrección basados en los principios bíblicos. 8. Un ambiente caluroso y afectuoso en la familia. En las siguientes lecciones estudiaremos más a fondo este estilo de gobierno de la familia y el papel de los padres. Hay un personaje en la Biblia que muestra gráficamente la realidad de esta lección: Sansón. Como pocas personas, él reflejaba la imagen de Dios y a la vez la naturaleza pecaminosa. Vamos a aprender algo de sus padres. |
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