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MENTIRAS QUE MATAN | |||||||
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El remedio Ante tu culpa, tu único escape del castigo eterno es Jesucristo, quien derramó toda su sangre por los pecadores, como tú. Confiesa tus muchísimos pecados, arrepiéntete de ellos, abandona la maldad y vuelve a nacer. Reconoce que el remedio de Dios es la muerte de Jesucristo en la cruz del calvario. Romanos 5:8 “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Ésta es la única forma en que el problema del pecado puede ser resuelto, porque cuando Jesús murió en la cruz y resucitó de la tumba, Él pagó el precio que debemos nosotros pagar, así que la sangre derramada de Jesús es la provisión de Dios para que el hombre pecador llegue a Él. Entonces, ¿qué es lo que nos toca hacer? Amarle Hay que tomar la decisión de recibir a Jesús dentro de nuestra vida, dentro de nuestro ser. Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. El creer en Cristo y recibirle no es un rito religioso, es una decisión de seguirle, amarle, abrazarle, obedecerle y hacer su voluntad y no la tuya. Es entregar el control de tu vida a Él. La boca y el corazón ¿Habrá alguna buena razón por la cual no puedes empezar ahora mismo? La sagrada Escritura, dice: Hechos 3:19 “...Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”. Marcos 1:15 “...Arrepentíos, y creed en el evangelio”. Arrepentimiento es más que tristeza por haber pecado. Arrepentimiento es llamar al pecado “pecado”, “maldad”, porque no sólo es una debilidad. Es odiar al pecado y dejar de practicarlo. Es dar la espalda a todo lo que no agrada a Dios. Romanos 10:9-10 “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor (el que te gobierna), y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. Mateo 7:21 “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. La promesa La voluntad del Padre cuando llegas a este punto es que tú seas bautizado conforme a la enseñanza de las sagradas Escrituras. En Hechos capítulo 2 encontramos al apóstol Pedro predicando por primera vez después de la ascención de Jesús. Él termina esta predicación así: Hechos 2:36-39 “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”. ¡Esto te incluye a ti! Una vez que hayas entregado tu todo al Señor sigue los siguientes pasos: Pasos para crecer 1. Desarrolla una relación personal y constante con Dios a través de la oración (hablando con Dios) y lectura de la Palabra de Dios, la sagrada Escritura. 2. Busca un grupo de seguidores de Jesús que enseñan claramente cómo seguir las enseñanzas de Jesús de acuerdo con la Biblia y reúnete regularmente. 3. Comparte tu fe con otros. No le ocultes a los demás que eres un seguidor de Cristo. Mateo 10:32 “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos”. 4. Busca ser lleno del Espíritu Santo. Hechos 1:8 “...Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo...”. Este poder te dará lo necesario para vivir tu nueva vida apartado de la maldad. ¡Dios te bendiga en tu nueva vida! 2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. ¿Esto ha sucedido contigo? |
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MENTIRAS QUE MATAN |
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El remedio Ante tu culpa, tu único escape del castigo eterno es Jesucristo, quien derramó toda su sangre por los pecadores, como tú. Confiesa tus muchísimos pecados, arrepiéntete de ellos, abandona la maldad y vuelve a nacer. Reconoce que el remedio de Dios es la muerte de Jesucristo en la cruz del calvario. Romanos 5:8 “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Ésta es la única forma en que el problema del pecado puede ser resuelto, porque cuando Jesús murió en la cruz y resucitó de la tumba, Él pagó el precio que debemos nosotros pagar, así que la sangre derramada de Jesús es la provisión de Dios para que el hombre pecador llegue a Él. Entonces, ¿qué es lo que nos toca hacer? Amarle Hay que tomar la decisión de recibir a Jesús dentro de nuestra vida, dentro de nuestro ser. Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. El creer en Cristo y recibirle no es un rito religioso, es una decisión de seguirle, amarle, abrazarle, obedecerle y hacer su voluntad y no la tuya. Es entregar el control de tu vida a Él. La boca y el corazón ¿Habrá alguna buena razón por la cual no puedes empezar ahora mismo? La sagrada Escritura, dice: Hechos 3:19 “...Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”. Marcos 1:15 “...Arrepentíos, y creed en el evangelio”. Arrepentimiento es más que tristeza por haber pecado. Arrepentimiento es llamar al pecado “pecado”, “maldad”, porque no sólo es una debilidad. Es odiar al pecado y dejar de practicarlo. Es dar la espalda a todo lo que no agrada a Dios. Romanos 10:9-10 “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor (el que te gobierna), y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. Mateo 7:21 “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. La promesa La voluntad del Padre cuando llegas a este punto es que tú seas bautizado conforme a la enseñanza de las sagradas Escrituras. En Hechos capítulo 2 encontramos al apóstol Pedro predicando por primera vez después de la ascención de Jesús. Él termina esta predicación así: Hechos 2:36-39 “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”. ¡Esto te incluye a ti! Una vez que hayas entregado tu todo al Señor sigue los siguientes pasos: Pasos para crecer 1. Desarrolla una relación personal y constante con Dios a través de la oración (hablando con Dios) y lectura de la Palabra de Dios, la sagrada Escritura. 2. Busca un grupo de seguidores de Jesús que enseñan claramente cómo seguir las enseñanzas de Jesús de acuerdo con la Biblia y reúnete regularmente. 3. Comparte tu fe con otros. No le ocultes a los demás que eres un seguidor de Cristo. Mateo 10:32 “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos”. 4. Busca ser lleno del Espíritu Santo. Hechos 1:8 “...Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo...”. Este poder te dará lo necesario para vivir tu nueva vida apartado de la maldad. ¡Dios te bendiga en tu nueva vida! 2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. ¿Esto ha sucedido contigo? |
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El remedio Ante tu culpa, tu único escape del castigo eterno es Jesucristo, quien derramó toda su sangre por los pecadores, como tú. Confiesa tus muchísimos pecados, arrepiéntete de ellos, abandona la maldad y vuelve a nacer. Reconoce que el remedio de Dios es la muerte de Jesucristo en la cruz del calvario. Romanos 5:8 “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Ésta es la única forma en que el problema del pecado puede ser resuelto, porque cuando Jesús murió en la cruz y resucitó de la tumba, Él pagó el precio que debemos nosotros pagar, así que la sangre derramada de Jesús es la provisión de Dios para que el hombre pecador llegue a Él. Entonces, ¿qué es lo que nos toca hacer? Amarle Hay que tomar la decisión de recibir a Jesús dentro de nuestra vida, dentro de nuestro ser. Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. El creer en Cristo y recibirle no es un rito religioso, es una decisión de seguirle, amarle, abrazarle, obedecerle y hacer su voluntad y no la tuya. Es entregar el control de tu vida a Él. La boca y el corazón ¿Habrá alguna buena razón por la cual no puedes empezar ahora mismo? La sagrada Escritura, dice: Hechos 3:19 “...Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”. Marcos 1:15 “...Arrepentíos, y creed en el evangelio”. Arrepentimiento es más que tristeza por haber pecado. Arrepentimiento es llamar al pecado “pecado”, “maldad”, porque no sólo es una debilidad. Es odiar al pecado y dejar de practicarlo. Es dar la espalda a todo lo que no agrada a Dios. Romanos 10:9-10 “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor (el que te gobierna), y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. Mateo 7:21 “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. La promesa La voluntad del Padre cuando llegas a este punto es que tú seas bautizado conforme a la enseñanza de las sagradas Escrituras. En Hechos capítulo 2 encontramos al apóstol Pedro predicando por primera vez después de la ascención de Jesús. Él termina esta predicación así: Hechos 2:36-39 “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”. ¡Esto te incluye a ti! Una vez que hayas entregado tu todo al Señor sigue los siguientes pasos: Pasos para crecer 1. Desarrolla una relación personal y constante con Dios a través de la oración (hablando con Dios) y lectura de la Palabra de Dios, la sagrada Escritura. 2. Busca un grupo de seguidores de Jesús que enseñan claramente cómo seguir las enseñanzas de Jesús de acuerdo con la Biblia y reúnete regularmente. 3. Comparte tu fe con otros. No le ocultes a los demás que eres un seguidor de Cristo. Mateo 10:32 “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos”. 4. Busca ser lleno del Espíritu Santo. Hechos 1:8 “...Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo...”. Este poder te dará lo necesario para vivir tu nueva vida apartado de la maldad. ¡Dios te bendiga en tu nueva vida! 2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. ¿Esto ha sucedido contigo? |
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