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Amistad e Intimidad IV | |||||||
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Capítulo 7 El acto matrimonial como factor de unidad para la pareja Las parejas que disfrutan de sus relaciones viven en mayor armonía mental y emocional, porque no hay otro encuentro humano, por poderoso que sea, que sea capaz de unificar a dos personas como el acto conyugal, cuando se experimenta como Dios quiere. ¿Por qué tiene que terminar la luna de miel? Requiere esfuerzo y amor desinteresado, pero vale la pena invertir en tu matrimonio. Capítulo 8 Perdón No podemos terminar este librito sin tocar un punto tan importante como es la necesidad de perdonar. Todos ofendemos y todos nos sentimos ofendidos de vez en cuando. Pero, si permitimos que el rencor y la falta de perdón entren en nuestras vidas, nos robarán y nos destruirán. El Señor Jesucristo enseñó a sus discípulos a orar así: “Padre nuestro que estás en los cielos... perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Si queremos que Dios nos perdone todas nuestras ofensas, entonces tenemos que perdonar en la misma manera a los que nos han herido y nos han ofendido. Recuerdo que hace varios años estuvimos enseñando sobre el matrimonio en una ciudad de Baja California Norte. Una señora de unos cincuenta años de edad, llegó a pedirnos un consejo. Ella nos contó que su esposo, un hombre profesionista y respetado en la comunidad, le había sido infiel, habiendo tenido otra mujer por años. Después de muchos años de un matrimonio destruido, el esposo tuvo un encuentro real con el Señor Jesucristo y su vida cambió por completo. Él se arrepintió de todos sus pecados, incluyendo su adulterio y ahora estaba haciendo todo lo posible por ser un buen esposo. Aunque él ya tenía varios años de vivir una vida recta, su esposa todavía lo odiaba por los años en los cuales ella había sufrido grandemente. Cuando ella llegó con nosotros, era una mujer amargada y llena de rencor. Yo le pregunté: “¿Quiere usted llegar a ser una viejita triste y amargada? ¿Quiere ser miserable el resto de su vida o quiere ser una mujer libre?”. Seguramente ella deseaba la felicidad y aunque le costó trabajo, ella decidió perdonar a su marido. No era cuestión de que, si él merecía el perdón, sino que ella decidiera perdonarlo en obediencia al Señor Jesús y para su propio bien. Nosotros le ayudamos a decir a Dios en una oración sencilla: “Yo perdono a mi marido”. El perdonar no es un asunto de emoción sino de decisión. Uno puede decidir hacerlo a pesar de sus emociones contrarias. Unos días después volvimos a ver a esta persona y su rostro era otro. Ya se habían ido las huellas de dureza y resentimiento y, ¡delante de nosotros vimos a una mujer libre y feliz! Dios nos perdonó a nosotros cuando no lo merecíamos y él nos ayudará a perdonarnos el uno al otro. El perdón es el camino hacia un matrimonio maravilloso. Ningún libro escrito sobre el matrimonio puede tratar todos los problemas posibles en esta relación tan compleja. Sabemos que este breve libro no está completo, pero esperamos que te haya sido de bendición y te haya ayudado en algunas áreas de tu vida conyugal. Nuestro sincero deseo es que Dios te bendiga con muchos años de felicidad en compañía de tu pareja. |
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Amistad e Intimidad IV |
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Capítulo 7 El acto matrimonial como factor de unidad para la pareja Las parejas que disfrutan de sus relaciones viven en mayor armonía mental y emocional, porque no hay otro encuentro humano, por poderoso que sea, que sea capaz de unificar a dos personas como el acto conyugal, cuando se experimenta como Dios quiere. ¿Por qué tiene que terminar la luna de miel? Requiere esfuerzo y amor desinteresado, pero vale la pena invertir en tu matrimonio. Capítulo 8 Perdón No podemos terminar este librito sin tocar un punto tan importante como es la necesidad de perdonar. Todos ofendemos y todos nos sentimos ofendidos de vez en cuando. Pero, si permitimos que el rencor y la falta de perdón entren en nuestras vidas, nos robarán y nos destruirán. El Señor Jesucristo enseñó a sus discípulos a orar así: “Padre nuestro que estás en los cielos... perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Si queremos que Dios nos perdone todas nuestras ofensas, entonces tenemos que perdonar en la misma manera a los que nos han herido y nos han ofendido. Recuerdo que hace varios años estuvimos enseñando sobre el matrimonio en una ciudad de Baja California Norte. Una señora de unos cincuenta años de edad, llegó a pedirnos un consejo. Ella nos contó que su esposo, un hombre profesionista y respetado en la comunidad, le había sido infiel, habiendo tenido otra mujer por años. Después de muchos años de un matrimonio destruido, el esposo tuvo un encuentro real con el Señor Jesucristo y su vida cambió por completo. Él se arrepintió de todos sus pecados, incluyendo su adulterio y ahora estaba haciendo todo lo posible por ser un buen esposo. Aunque él ya tenía varios años de vivir una vida recta, su esposa todavía lo odiaba por los años en los cuales ella había sufrido grandemente. Cuando ella llegó con nosotros, era una mujer amargada y llena de rencor. Yo le pregunté: “¿Quiere usted llegar a ser una viejita triste y amargada? ¿Quiere ser miserable el resto de su vida o quiere ser una mujer libre?”. Seguramente ella deseaba la felicidad y aunque le costó trabajo, ella decidió perdonar a su marido. No era cuestión de que, si él merecía el perdón, sino que ella decidiera perdonarlo en obediencia al Señor Jesús y para su propio bien. Nosotros le ayudamos a decir a Dios en una oración sencilla: “Yo perdono a mi marido”. El perdonar no es un asunto de emoción sino de decisión. Uno puede decidir hacerlo a pesar de sus emociones contrarias. Unos días después volvimos a ver a esta persona y su rostro era otro. Ya se habían ido las huellas de dureza y resentimiento y, ¡delante de nosotros vimos a una mujer libre y feliz! Dios nos perdonó a nosotros cuando no lo merecíamos y él nos ayudará a perdonarnos el uno al otro. El perdón es el camino hacia un matrimonio maravilloso. Ningún libro escrito sobre el matrimonio puede tratar todos los problemas posibles en esta relación tan compleja. Sabemos que este breve libro no está completo, pero esperamos que te haya sido de bendición y te haya ayudado en algunas áreas de tu vida conyugal. Nuestro sincero deseo es que Dios te bendiga con muchos años de felicidad en compañía de tu pareja. |
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Amistad e Intimidad IV |
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Capítulo 7 El acto matrimonial como factor de unidad para la pareja Las parejas que disfrutan de sus relaciones viven en mayor armonía mental y emocional, porque no hay otro encuentro humano, por poderoso que sea, que sea capaz de unificar a dos personas como el acto conyugal, cuando se experimenta como Dios quiere. ¿Por qué tiene que terminar la luna de miel? Requiere esfuerzo y amor desinteresado, pero vale la pena invertir en tu matrimonio. Capítulo 8 Perdón No podemos terminar este librito sin tocar un punto tan importante como es la necesidad de perdonar. Todos ofendemos y todos nos sentimos ofendidos de vez en cuando. Pero, si permitimos que el rencor y la falta de perdón entren en nuestras vidas, nos robarán y nos destruirán. El Señor Jesucristo enseñó a sus discípulos a orar así: “Padre nuestro que estás en los cielos... perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Si queremos que Dios nos perdone todas nuestras ofensas, entonces tenemos que perdonar en la misma manera a los que nos han herido y nos han ofendido. Recuerdo que hace varios años estuvimos enseñando sobre el matrimonio en una ciudad de Baja California Norte. Una señora de unos cincuenta años de edad, llegó a pedirnos un consejo. Ella nos contó que su esposo, un hombre profesionista y respetado en la comunidad, le había sido infiel, habiendo tenido otra mujer por años. Después de muchos años de un matrimonio destruido, el esposo tuvo un encuentro real con el Señor Jesucristo y su vida cambió por completo. Él se arrepintió de todos sus pecados, incluyendo su adulterio y ahora estaba haciendo todo lo posible por ser un buen esposo. Aunque él ya tenía varios años de vivir una vida recta, su esposa todavía lo odiaba por los años en los cuales ella había sufrido grandemente. Cuando ella llegó con nosotros, era una mujer amargada y llena de rencor. Yo le pregunté: “¿Quiere usted llegar a ser una viejita triste y amargada? ¿Quiere ser miserable el resto de su vida o quiere ser una mujer libre?”. Seguramente ella deseaba la felicidad y aunque le costó trabajo, ella decidió perdonar a su marido. No era cuestión de que, si él merecía el perdón, sino que ella decidiera perdonarlo en obediencia al Señor Jesús y para su propio bien. Nosotros le ayudamos a decir a Dios en una oración sencilla: “Yo perdono a mi marido”. El perdonar no es un asunto de emoción sino de decisión. Uno puede decidir hacerlo a pesar de sus emociones contrarias. Unos días después volvimos a ver a esta persona y su rostro era otro. Ya se habían ido las huellas de dureza y resentimiento y, ¡delante de nosotros vimos a una mujer libre y feliz! Dios nos perdonó a nosotros cuando no lo merecíamos y él nos ayudará a perdonarnos el uno al otro. El perdón es el camino hacia un matrimonio maravilloso. Ningún libro escrito sobre el matrimonio puede tratar todos los problemas posibles en esta relación tan compleja. Sabemos que este breve libro no está completo, pero esperamos que te haya sido de bendición y te haya ayudado en algunas áreas de tu vida conyugal. Nuestro sincero deseo es que Dios te bendiga con muchos años de felicidad en compañía de tu pareja. |
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