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Disfruta donde estas Mientras caminas a Donde vas 2

Publicado el:
Martes 10 de Noviembre, 2020

Lección 3

Puesto que el gozo del Señor es sobrenatural, tendrás que luchar por él

Charles Swindoll, un reconocido pastor y autor de los Estados Unidos dice: "Cada día encuentro por lo menos una cosa por lo cual reírme. Puede haber excepciones, pero esos días son raros. Aun los expertos nos indican que la risa puede traer grandes beneficios a nuestras vidas tan serias. Dicen que cambia nuestras expectativas, hace que el cerebro produzca endorfinas que aligeran el estrés, activan el sistema inmunológico y provocan un sentido de bienestar. Cuando nuestro mundo empieza a ponerse demasiado serio, necesitamos interrupciones momentáneas de sana diversión. Necesitamos darnos permiso para disfrutar la vida, aunque no sea perfecta. Requiere práctica, ¡pero vale la pena!".

Sí, requiere práctica disfrutar la vida, pero, ¡vale la pena! Si vamos a disfrutar donde estamos, mientras caminamos hacia donde vamos, es necesario primeramente desarrollar el gozo del Señor. Como aprendimos en una lección anterior, esta clase de gozo no es lo mismo que la felicidad, que depende de las circunstancias externas.

I. Lo que es el gozo bíblico

Puesto que Dios es la fuente del verdadero gozo, nadie puede tenerlo aparte de una relación estrecha con Él a través de su Hijo, Jesucristo. No estoy diciendo que la gente que no conoce a Dios no tiene felicidad. Aun la Biblia dice que hay placer momentáneo en el pecado.

Sin embargo, aparte de Jesucristo, es imposible tener el gozo bíblico, que es un contentamiento divino, un deleite apacible y profundo en medio de una vida no necesariamente placentera. Solo un conocimiento mental de Él, no lo producirá, tampoco el trabajar para Él lo producirá. Pero el conocerle, tener amistad con El, sí lo puede producir.

II. Un principio para ayudarte a cultivar este gozo

Primer principio: Reconoce que el gozo del Señor es sobrenatural, por lo cual tendrás que luchar diariamente por él.

Es sumamente necesario entender este principio; tendrás que luchar diariamente para mantener tu gozo, puesto que no es una vida natural, sino sobrenatural.

Es una lucha porque vivimos en un mundo negativo y porque nuestra naturaleza carnal se enfoca en lo negativo y en lo que no tenemos. Las obras de la carne pelean en contra del Espíritu y la Biblia usa términos como; "crucificar" y "haced morir" a la carne.

Jorge Mueller fue un hombre inglés, grandemente usado por Dios en el siglo XIX. Él dijo: "Llegué a entender que mi primer propósito cada mañana es que mi alma se alegre en el Señor. Porque cuando mi hombre interior se regocija, todo lo demás viene por añadidura".

¡Qué impactante revelación tuvo Mueller! Su primer propósito cada mañana era que su alma se alegrara en el Señor. Entonces, tenemos que preguntarnos, ¿cuáles son algunas de las armas que necesitamos usar para "crucificar a nuestra carne" y conectarnos al gozo del Señor?

III. Nuestra armadura

Pablo habló de nuestra armadura y mencionó, entre otras cosas, "la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios".

“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efesios 6:11, 17). Todos hemos escuchado la frase: Somos lo que comemos. Pues, en lo espiritual también somos lo que comemos.

La Palabra de Dios es nuestro alimento y es parte de la armadura que debemos usar para combatir las obras de la carne.

Veamos algunas verdades eternas que son capaces de provocar gozo en nuestros corazones:

"Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo" (Jeremías 29:11 DHH).

"Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito" (Romanos 8:28 NVI).

"Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan" (Salmo 37:25).

"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones"

(Salmo 46:1).

"¿Quién nos separará del amor de Cristo?... ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romamos 8:35, 38-39).

Lección 4

Ladrón #2: “Uno va al cielo por sus buenas obras”.

Imagínate por un momento que estás invitado a una boda poco usual. Allí se encuentran los novios, él es guapo y ella es bellísima. Antes de repetir sus votos, cada uno entrega al otro un contrato, explicando los requisitos de su nueva relación. El novio lee lo que le corresponde: "Estaré encargado de la limpieza y cuidado del patio y del automóvil, proveeré todas las necesidades económicas y físicas de la familia, etc.". Luego la novia lee su parte del contrato: "Prepararé todas las comidas, limpiaré y cuidaré la casa, lavaré la ropa, etc.".

¿Qué hay de malo en esta escena? Ellos están tratando de establecer por medio de reglas todo lo que, ¡el amor automáticamente les provocaría hacer!

I. El legalismo: Un cruel tirano

No hay nada que pueda robarte más de la vida abundante que Jesús vino a darnos como el ser una persona legalista y vivir bajo un sistema de obras.

Yo sé, porque viví muchos años de esta manera y me doy cuenta que muchas otras personas también. Nunca pude gozarme en el Señor porque no tenía ninguna seguridad, ni de su amor, ni de mi salvación, puesto que creí que dependía de que yo cumpliera sus mandamientos. Y si depende de nosotros, ¿cómo podemos estar seguros que hemos hecho lo suficiente… que no hemos fallado en algo?

Bajo el pacto del Antiguo Testamento, la vida del pueblo de Dios fue basada en cumplir leyes y cuando pecaban o no cumplían, tenían que ofrecer sacrificios de animales. Había tantas leyes en el Antiguo Testamento que era difícil que la gente pudiera guardarlas todas.

Cuando vino Jesús, Él estableció un nuevo pacto: El pacto de la gracia. Ahora nuestra salvación no se basa en cumplir reglas y mandamientos, sino en aceptar el regalo de su misericordia a través de la fe en el Señor Jesucristo. Al aceptar este regalo, entramos en una relación de amor con Jesús y ahora la motivación de obedecer viene de adentro.

Como en un buen matrimonio, cada uno sirve al otro por amor, no por obligación. De la misma manera, una persona que conoce y que ama a Cristo, no necesita una ley para obligarle a vivir correctamente. Su amor le impulsa a hacerlo. La motivación viene de adentro.

II. Santiago no contradice a Pablo

Santiago capítulo 2, pudiera parecer contradictorio al mensaje de salvación por fe. Versículo 14 dice: "Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?". Pero al leer cuidadosamente, lo que dice Santiago no contradice lo dicho por Pablo y Jesús. Cuando Santiago declara que la fe sin obras es muerta, él está enseñando que es, ¡fe que obra, no fe y obras!

En cierta ocasión algunos eruditos y teólogos se reunieron en Londres y estaban discutiendo la diferencia entre el cristianismo y otras religiones. En esto, entró C. S. Lewis, un hombre muy estudioso y con una de las más brillantes mentes de su día y contestó: "Esta es una pregunta fácil. ¡Lo que distingue al cristianismo de todas las demás religiones, es la gracia!".

“Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:4-5).

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:8-10).

No por obras, sino para obras.

III. Legalismo en la vida diaria

Aunque la mayoría de nosotros ya entendemos que somos salvos por gracia, no por obras y que el cumplir o no cumplir con ciertas disciplinas espirituales no afecta nuestra entrada al cielo, sin embargo, muchos seguimos batallando con el legalismo en la vida diaria. Por lo tanto, nuestra relación con Dios se ha reducido a un sistema de cumplir reglas que estrangulan la vida en el Espíritu.

Por ejemplo, muchos todavía piensan – tal vez inconscientemente – que Dios les ama más cuando leen la Biblia, oran y asisten a la iglesia. Por supuesto que estas disciplinas espirituales son importantes, porque nos ayudan a conocer mejor a Dios. Pero la vida cristiana no es asunto de "cumplir" reglas, sino de disfrutar una relación con Dios.

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Disfruta donde estas Mientras caminas a Donde vas 2

Publicado el:
Martes 10 de Noviembre, 2020

Lección 3

Puesto que el gozo del Señor es sobrenatural, tendrás que luchar por él

Charles Swindoll, un reconocido pastor y autor de los Estados Unidos dice: "Cada día encuentro por lo menos una cosa por lo cual reírme. Puede haber excepciones, pero esos días son raros. Aun los expertos nos indican que la risa puede traer grandes beneficios a nuestras vidas tan serias. Dicen que cambia nuestras expectativas, hace que el cerebro produzca endorfinas que aligeran el estrés, activan el sistema inmunológico y provocan un sentido de bienestar. Cuando nuestro mundo empieza a ponerse demasiado serio, necesitamos interrupciones momentáneas de sana diversión. Necesitamos darnos permiso para disfrutar la vida, aunque no sea perfecta. Requiere práctica, ¡pero vale la pena!".

Sí, requiere práctica disfrutar la vida, pero, ¡vale la pena! Si vamos a disfrutar donde estamos, mientras caminamos hacia donde vamos, es necesario primeramente desarrollar el gozo del Señor. Como aprendimos en una lección anterior, esta clase de gozo no es lo mismo que la felicidad, que depende de las circunstancias externas.

I. Lo que es el gozo bíblico

Puesto que Dios es la fuente del verdadero gozo, nadie puede tenerlo aparte de una relación estrecha con Él a través de su Hijo, Jesucristo. No estoy diciendo que la gente que no conoce a Dios no tiene felicidad. Aun la Biblia dice que hay placer momentáneo en el pecado.

Sin embargo, aparte de Jesucristo, es imposible tener el gozo bíblico, que es un contentamiento divino, un deleite apacible y profundo en medio de una vida no necesariamente placentera. Solo un conocimiento mental de Él, no lo producirá, tampoco el trabajar para Él lo producirá. Pero el conocerle, tener amistad con El, sí lo puede producir.

II. Un principio para ayudarte a cultivar este gozo

Primer principio: Reconoce que el gozo del Señor es sobrenatural, por lo cual tendrás que luchar diariamente por él.

Es sumamente necesario entender este principio; tendrás que luchar diariamente para mantener tu gozo, puesto que no es una vida natural, sino sobrenatural.

Es una lucha porque vivimos en un mundo negativo y porque nuestra naturaleza carnal se enfoca en lo negativo y en lo que no tenemos. Las obras de la carne pelean en contra del Espíritu y la Biblia usa términos como; "crucificar" y "haced morir" a la carne.

Jorge Mueller fue un hombre inglés, grandemente usado por Dios en el siglo XIX. Él dijo: "Llegué a entender que mi primer propósito cada mañana es que mi alma se alegre en el Señor. Porque cuando mi hombre interior se regocija, todo lo demás viene por añadidura".

¡Qué impactante revelación tuvo Mueller! Su primer propósito cada mañana era que su alma se alegrara en el Señor. Entonces, tenemos que preguntarnos, ¿cuáles son algunas de las armas que necesitamos usar para "crucificar a nuestra carne" y conectarnos al gozo del Señor?

III. Nuestra armadura

Pablo habló de nuestra armadura y mencionó, entre otras cosas, "la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios".

“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efesios 6:11, 17). Todos hemos escuchado la frase: Somos lo que comemos. Pues, en lo espiritual también somos lo que comemos.

La Palabra de Dios es nuestro alimento y es parte de la armadura que debemos usar para combatir las obras de la carne.

Veamos algunas verdades eternas que son capaces de provocar gozo en nuestros corazones:

"Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo" (Jeremías 29:11 DHH).

"Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito" (Romanos 8:28 NVI).

"Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan" (Salmo 37:25).

"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones"

(Salmo 46:1).

"¿Quién nos separará del amor de Cristo?... ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romamos 8:35, 38-39).

Lección 4

Ladrón #2: “Uno va al cielo por sus buenas obras”.

Imagínate por un momento que estás invitado a una boda poco usual. Allí se encuentran los novios, él es guapo y ella es bellísima. Antes de repetir sus votos, cada uno entrega al otro un contrato, explicando los requisitos de su nueva relación. El novio lee lo que le corresponde: "Estaré encargado de la limpieza y cuidado del patio y del automóvil, proveeré todas las necesidades económicas y físicas de la familia, etc.". Luego la novia lee su parte del contrato: "Prepararé todas las comidas, limpiaré y cuidaré la casa, lavaré la ropa, etc.".

¿Qué hay de malo en esta escena? Ellos están tratando de establecer por medio de reglas todo lo que, ¡el amor automáticamente les provocaría hacer!

I. El legalismo: Un cruel tirano

No hay nada que pueda robarte más de la vida abundante que Jesús vino a darnos como el ser una persona legalista y vivir bajo un sistema de obras.

Yo sé, porque viví muchos años de esta manera y me doy cuenta que muchas otras personas también. Nunca pude gozarme en el Señor porque no tenía ninguna seguridad, ni de su amor, ni de mi salvación, puesto que creí que dependía de que yo cumpliera sus mandamientos. Y si depende de nosotros, ¿cómo podemos estar seguros que hemos hecho lo suficiente… que no hemos fallado en algo?

Bajo el pacto del Antiguo Testamento, la vida del pueblo de Dios fue basada en cumplir leyes y cuando pecaban o no cumplían, tenían que ofrecer sacrificios de animales. Había tantas leyes en el Antiguo Testamento que era difícil que la gente pudiera guardarlas todas.

Cuando vino Jesús, Él estableció un nuevo pacto: El pacto de la gracia. Ahora nuestra salvación no se basa en cumplir reglas y mandamientos, sino en aceptar el regalo de su misericordia a través de la fe en el Señor Jesucristo. Al aceptar este regalo, entramos en una relación de amor con Jesús y ahora la motivación de obedecer viene de adentro.

Como en un buen matrimonio, cada uno sirve al otro por amor, no por obligación. De la misma manera, una persona que conoce y que ama a Cristo, no necesita una ley para obligarle a vivir correctamente. Su amor le impulsa a hacerlo. La motivación viene de adentro.

II. Santiago no contradice a Pablo

Santiago capítulo 2, pudiera parecer contradictorio al mensaje de salvación por fe. Versículo 14 dice: "Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?". Pero al leer cuidadosamente, lo que dice Santiago no contradice lo dicho por Pablo y Jesús. Cuando Santiago declara que la fe sin obras es muerta, él está enseñando que es, ¡fe que obra, no fe y obras!

En cierta ocasión algunos eruditos y teólogos se reunieron en Londres y estaban discutiendo la diferencia entre el cristianismo y otras religiones. En esto, entró C. S. Lewis, un hombre muy estudioso y con una de las más brillantes mentes de su día y contestó: "Esta es una pregunta fácil. ¡Lo que distingue al cristianismo de todas las demás religiones, es la gracia!".

“Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:4-5).

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:8-10).

No por obras, sino para obras.

III. Legalismo en la vida diaria

Aunque la mayoría de nosotros ya entendemos que somos salvos por gracia, no por obras y que el cumplir o no cumplir con ciertas disciplinas espirituales no afecta nuestra entrada al cielo, sin embargo, muchos seguimos batallando con el legalismo en la vida diaria. Por lo tanto, nuestra relación con Dios se ha reducido a un sistema de cumplir reglas que estrangulan la vida en el Espíritu.

Por ejemplo, muchos todavía piensan – tal vez inconscientemente – que Dios les ama más cuando leen la Biblia, oran y asisten a la iglesia. Por supuesto que estas disciplinas espirituales son importantes, porque nos ayudan a conocer mejor a Dios. Pero la vida cristiana no es asunto de "cumplir" reglas, sino de disfrutar una relación con Dios.

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Disfruta donde estas Mientras caminas a Donde vas 2

Por: Victor Richards
Martes 10 de Noviembre, 2020

Lección 3

Puesto que el gozo del Señor es sobrenatural, tendrás que luchar por él

Charles Swindoll, un reconocido pastor y autor de los Estados Unidos dice: "Cada día encuentro por lo menos una cosa por lo cual reírme. Puede haber excepciones, pero esos días son raros. Aun los expertos nos indican que la risa puede traer grandes beneficios a nuestras vidas tan serias. Dicen que cambia nuestras expectativas, hace que el cerebro produzca endorfinas que aligeran el estrés, activan el sistema inmunológico y provocan un sentido de bienestar. Cuando nuestro mundo empieza a ponerse demasiado serio, necesitamos interrupciones momentáneas de sana diversión. Necesitamos darnos permiso para disfrutar la vida, aunque no sea perfecta. Requiere práctica, ¡pero vale la pena!".

Sí, requiere práctica disfrutar la vida, pero, ¡vale la pena! Si vamos a disfrutar donde estamos, mientras caminamos hacia donde vamos, es necesario primeramente desarrollar el gozo del Señor. Como aprendimos en una lección anterior, esta clase de gozo no es lo mismo que la felicidad, que depende de las circunstancias externas.

I. Lo que es el gozo bíblico

Puesto que Dios es la fuente del verdadero gozo, nadie puede tenerlo aparte de una relación estrecha con Él a través de su Hijo, Jesucristo. No estoy diciendo que la gente que no conoce a Dios no tiene felicidad. Aun la Biblia dice que hay placer momentáneo en el pecado.

Sin embargo, aparte de Jesucristo, es imposible tener el gozo bíblico, que es un contentamiento divino, un deleite apacible y profundo en medio de una vida no necesariamente placentera. Solo un conocimiento mental de Él, no lo producirá, tampoco el trabajar para Él lo producirá. Pero el conocerle, tener amistad con El, sí lo puede producir.

II. Un principio para ayudarte a cultivar este gozo

Primer principio: Reconoce que el gozo del Señor es sobrenatural, por lo cual tendrás que luchar diariamente por él.

Es sumamente necesario entender este principio; tendrás que luchar diariamente para mantener tu gozo, puesto que no es una vida natural, sino sobrenatural.

Es una lucha porque vivimos en un mundo negativo y porque nuestra naturaleza carnal se enfoca en lo negativo y en lo que no tenemos. Las obras de la carne pelean en contra del Espíritu y la Biblia usa términos como; "crucificar" y "haced morir" a la carne.

Jorge Mueller fue un hombre inglés, grandemente usado por Dios en el siglo XIX. Él dijo: "Llegué a entender que mi primer propósito cada mañana es que mi alma se alegre en el Señor. Porque cuando mi hombre interior se regocija, todo lo demás viene por añadidura".

¡Qué impactante revelación tuvo Mueller! Su primer propósito cada mañana era que su alma se alegrara en el Señor. Entonces, tenemos que preguntarnos, ¿cuáles son algunas de las armas que necesitamos usar para "crucificar a nuestra carne" y conectarnos al gozo del Señor?

III. Nuestra armadura

Pablo habló de nuestra armadura y mencionó, entre otras cosas, "la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios".

“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efesios 6:11, 17). Todos hemos escuchado la frase: Somos lo que comemos. Pues, en lo espiritual también somos lo que comemos.

La Palabra de Dios es nuestro alimento y es parte de la armadura que debemos usar para combatir las obras de la carne.

Veamos algunas verdades eternas que son capaces de provocar gozo en nuestros corazones:

"Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo" (Jeremías 29:11 DHH).

"Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito" (Romanos 8:28 NVI).

"Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan" (Salmo 37:25).

"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones"

(Salmo 46:1).

"¿Quién nos separará del amor de Cristo?... ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romamos 8:35, 38-39).

Lección 4

Ladrón #2: “Uno va al cielo por sus buenas obras”.

Imagínate por un momento que estás invitado a una boda poco usual. Allí se encuentran los novios, él es guapo y ella es bellísima. Antes de repetir sus votos, cada uno entrega al otro un contrato, explicando los requisitos de su nueva relación. El novio lee lo que le corresponde: "Estaré encargado de la limpieza y cuidado del patio y del automóvil, proveeré todas las necesidades económicas y físicas de la familia, etc.". Luego la novia lee su parte del contrato: "Prepararé todas las comidas, limpiaré y cuidaré la casa, lavaré la ropa, etc.".

¿Qué hay de malo en esta escena? Ellos están tratando de establecer por medio de reglas todo lo que, ¡el amor automáticamente les provocaría hacer!

I. El legalismo: Un cruel tirano

No hay nada que pueda robarte más de la vida abundante que Jesús vino a darnos como el ser una persona legalista y vivir bajo un sistema de obras.

Yo sé, porque viví muchos años de esta manera y me doy cuenta que muchas otras personas también. Nunca pude gozarme en el Señor porque no tenía ninguna seguridad, ni de su amor, ni de mi salvación, puesto que creí que dependía de que yo cumpliera sus mandamientos. Y si depende de nosotros, ¿cómo podemos estar seguros que hemos hecho lo suficiente… que no hemos fallado en algo?

Bajo el pacto del Antiguo Testamento, la vida del pueblo de Dios fue basada en cumplir leyes y cuando pecaban o no cumplían, tenían que ofrecer sacrificios de animales. Había tantas leyes en el Antiguo Testamento que era difícil que la gente pudiera guardarlas todas.

Cuando vino Jesús, Él estableció un nuevo pacto: El pacto de la gracia. Ahora nuestra salvación no se basa en cumplir reglas y mandamientos, sino en aceptar el regalo de su misericordia a través de la fe en el Señor Jesucristo. Al aceptar este regalo, entramos en una relación de amor con Jesús y ahora la motivación de obedecer viene de adentro.

Como en un buen matrimonio, cada uno sirve al otro por amor, no por obligación. De la misma manera, una persona que conoce y que ama a Cristo, no necesita una ley para obligarle a vivir correctamente. Su amor le impulsa a hacerlo. La motivación viene de adentro.

II. Santiago no contradice a Pablo

Santiago capítulo 2, pudiera parecer contradictorio al mensaje de salvación por fe. Versículo 14 dice: "Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?". Pero al leer cuidadosamente, lo que dice Santiago no contradice lo dicho por Pablo y Jesús. Cuando Santiago declara que la fe sin obras es muerta, él está enseñando que es, ¡fe que obra, no fe y obras!

En cierta ocasión algunos eruditos y teólogos se reunieron en Londres y estaban discutiendo la diferencia entre el cristianismo y otras religiones. En esto, entró C. S. Lewis, un hombre muy estudioso y con una de las más brillantes mentes de su día y contestó: "Esta es una pregunta fácil. ¡Lo que distingue al cristianismo de todas las demás religiones, es la gracia!".

“Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:4-5).

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:8-10).

No por obras, sino para obras.

III. Legalismo en la vida diaria

Aunque la mayoría de nosotros ya entendemos que somos salvos por gracia, no por obras y que el cumplir o no cumplir con ciertas disciplinas espirituales no afecta nuestra entrada al cielo, sin embargo, muchos seguimos batallando con el legalismo en la vida diaria. Por lo tanto, nuestra relación con Dios se ha reducido a un sistema de cumplir reglas que estrangulan la vida en el Espíritu.

Por ejemplo, muchos todavía piensan – tal vez inconscientemente – que Dios les ama más cuando leen la Biblia, oran y asisten a la iglesia. Por supuesto que estas disciplinas espirituales son importantes, porque nos ayudan a conocer mejor a Dios. Pero la vida cristiana no es asunto de "cumplir" reglas, sino de disfrutar una relación con Dios.

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