Por: Hno. Victor Richards
Publicado el: Martes 5 de Enero, 2021
Hemos aprendido en estas semanas que Dios es Bueno, ¿verdad?
Ahora, quiero que sepas que Dios sigue dando tiempos de refrigerio para Su iglesia.
El primer día de 1901 el Espíritu Santo cayó en varias partes del mundo y años después, este avivamiento ha estado en muchas, muchas partes del mundo.
Desde entonces, el Señor ha estado enviando tiempos de avivamiento por medio de Su Espíritu Santo y las bendiciones de cada uno de estos avivamientos no deben ser abandonadas, sino valoradas como tesoros.
Vamos al libro de los Salmos.
Salmo 34:8
8. Gustar, y ver que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.
Dios es bueno, ¿verdad?
Dios es bueno, ¿lo crees?
Ahora, vamos al Salmo 100.
Así empieza el Salmo 100 del 1 al 5:
1. Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
2. Servir a Jehová con alegría; venir ante su presencia con regocijo.
3. Reconoce que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Luego continúa…
4. Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabarle, bendecir su nombre.
5. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones.
Dios me mostro que Él quiere que vayamos ante Él con alegría, que le sirvamos con alegría.
Que nos acerquemos ante Su presencia con regocijo; no con caras largas sin gozo.
Dios te dice: “Hey, Yo Soy Jehová tu Dios, yo te hice, tú no te hiciste a ti mismo, ustedes son mi pueblo y ovejas de mi prado”.
Entonces, haz las cosas como yo quiero, no como tú quieres.
Canten alegres, sirvan alegres, sirvan con regocijo.
Dios es bueno y porque Él es bueno nos da regalos, solo porque nos ama, ¿verdad?
Vamos a considerar algunos de esos regalos en un momento.
Pero primero, quiero que recordemos los regalos que el Padre dio al hijo prodigo.
En la historia que Jesús conto del hijo prodigo a nuestro parecer, no merecía ningún regalo.
Si su padre solo le daba trabajo y un lugar donde acostarse en la noche, hubiera sido mucho por lo malo que él había hecho.
Pero, el padre lo trato como a un hijo; le dio una oportunidad, le dio el mejor vestido, un anillo de oro, zapatos, el becerro gordo y una fiesta con música en vivo y danza hebrea.
¡Esa fue una fiesta! ¿Verdad?
¿Cuántos quieren una fiesta así?
También, Dios es Abba Padre.
Sí, Él es Padre con autoridad, dirección y protección para nosotros, pero, también es Abba, es nuestro Papá bueno y tierno.
Hace algún tiempo atrás, Sylvia y yo fuimos invitados a una reunión de pastores en Pachuca. Era sábado por la mañana y les hable de Papá, de Papi y tocó sus corazones.
Pudimos ministrar a muchos Pastores cansados, deprimidos y maltratados por algunas personas difíciles en sus iglesias.
Hay iglesias que nacieron en un avivamiento y por muchas razones lo perdieron.
En esta reunión de pastores, Dios nos visitó como nuestro Abba, como nuestro Papito y me mando darles un beso de parte de Él en la mejilla y un abrazo de Papá.
Entonces, dándoles un abrazo les decía: “Dios me dijo que te dé un abrazo y un beso en la mejilla”; al momento, pastor tras pastor, caían al suelo llorando.
El llanto a veces es sanador.
También, Sylvia ministraba a las mujeres y la Presencia de Dios llenó aquel lugar. Fue un tiempo de refrigerio.
Dios es bueno, Él es Papi y Él te ama a ti y ama a tu familia.
Dios quiere abrazarte porque Él te ama tanto, que permitió a su Hijo pagar el precio de tus pecados.
Todos hemos pecado, estamos separados de Dios, pero uno solo sin pecado pago el precio de nuestro pecado; fue Jesús. Lo hizo porque te ama.
Dios te ama y te ofrece vida eterna si crees en Él.
Ahora, si tú abres tu corazón y le recibes a Él, a Jesús. Él te perdonara todos tus pecados, y escribirá tu nombre en el libro de la vida.
VAMOS A ORAR:
Padre Bueno, te doy gracias porque me amas tanto que diste a Tu Hijo Jesús para poner mi fe en Él para ser salvo yo y mi casa.
Gracias por Tu sangre preciosa con la cual me lavas de todos mis pecados.
Abro mi corazón y recibo Tu Espíritu Santo, mi Señor y mi Dios.
AMÉN. |
|