DIOS ES BUENO #4 | |||||||
DIOS ES BUENO: EL PADRE Y EL HIJOLa semana pasada leímos la historia del hijo pródigo.Vimos en esa historia que el Padre fue bueno y trató con misericordia al hijo que se había perdido. También vimos que tenía gran regocijo y le hizo una gran fiesta con rica comida, música y danza. Había gran alegría, pues, su hijo perdido, fue hallado. Quiero conectar esta historia con otra Escritura del libro de Mateo. Mateo 20 del verso 1 al 16: 1. Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña. 2. Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. 3. Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados; 4. y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron. 5. Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. 6. Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados? 7. Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. Él les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo. 8. Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. 9. Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario. 10. Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario. 11. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, 12. diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día. 13. Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario? 14. Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti. 15. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno? 16. Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos. Esto es profundo, ¿verdad? Algunos de ustedes están pensando: “Pues, no me parece justo”. Entiendo: Así era la manera de pensar del hermano mayor del hijo pródigo. El problema no era que tenía menos, pues el padre le dijo que todas sus cosas también eran de él como hijo mayor. El problema era que tenía envidia porque se comparaba con su hermano y hacia juicio en contra de él. La envidia, la queja y acusar a Dios de injusto es pecado grave, porque nubla la visión y no podemos ver con claridad la bondad de Dios. Ahora, vamos a la historia del hijo mayor en el libro de Lucas. Recuerden, el hijo pródigo ha vuelto a casa arrepentido y el padre ha hecho una fiesta en su honor. Lucas 15 del 25 al 30: 25. Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; 26. y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27. Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. 28. Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. 29. Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. 30. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. El hijo mayor tenía otro problema: Aunque era hijo mayor, no creía que podía vivir como hijo y gozar de las cosas buenas que su padre tenía para darle. Él pensaba que por trabajar tantos años, iba a recibir lo que ya era de él. Sin pensar que por ser hijo, él tenía acceso a todo lo que el Padre tenía. Vamos a leer lo que el Padre le dijo, versículo 31: 31. Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. 32. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Tú que me escuchas: Si tú eres como el hijo mayor, cambia tu manera de creer a Dios. Por favor. La única cosa que tenía que hacer el hijo mayor era decir: - “Papá, quiero tener una fiesta con mis amigos...”. El padre hubiera dicho: - ¡Claro que sí hijo! ¿Qué quieres comer? – “Pues, yo pensaba en el cabrito pequeño... – “No, no, no, hijo: Yo te doy el becerro gordo y si necesitas dos, pues entonces, toma dos becerros gordos…”. - “¿Qué más necesitas hijo?”. Si tú tienes una actitud como la del hijo mayor, que no puedes ver a otros hermanos ser bendecidos, sin sentir envidia o pensar que Dios es injusto; entonces tú necesitas pedir perdón a Dios. ¡Arrepiéntete de tu pecado! Pide perdón y reconoce que Dios es bueno. Dios nuestro Padre te pregunta: “¿Qué necesitas hijo? ¿Qué necesitas hija?”. VAMOS A ORAR: Padre bueno, te necesitamos a Ti. Queremos aprender a confiar en ti, a verte como mi Padre, mi Abba, mi Papá. Enséñanos a creer como hijas, como hijos tuyos, que podemos entrar a Tu presencia y gozarnos con Tu amor y con lo que Tú nos das, en el nombre de Tu Hijo Jesús AMÉN |
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DIOS ES BUENO: EL PADRE Y EL HIJOLa semana pasada leímos la historia del hijo pródigo.Vimos en esa historia que el Padre fue bueno y trató con misericordia al hijo que se había perdido. También vimos que tenía gran regocijo y le hizo una gran fiesta con rica comida, música y danza. Había gran alegría, pues, su hijo perdido, fue hallado. Quiero conectar esta historia con otra Escritura del libro de Mateo. Mateo 20 del verso 1 al 16: 1. Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña. 2. Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. 3. Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados; 4. y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron. 5. Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. 6. Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados? 7. Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. Él les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo. 8. Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. 9. Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario. 10. Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario. 11. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, 12. diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día. 13. Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario? 14. Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti. 15. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno? 16. Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos. Esto es profundo, ¿verdad? Algunos de ustedes están pensando: “Pues, no me parece justo”. Entiendo: Así era la manera de pensar del hermano mayor del hijo pródigo. El problema no era que tenía menos, pues el padre le dijo que todas sus cosas también eran de él como hijo mayor. El problema era que tenía envidia porque se comparaba con su hermano y hacia juicio en contra de él. La envidia, la queja y acusar a Dios de injusto es pecado grave, porque nubla la visión y no podemos ver con claridad la bondad de Dios. Ahora, vamos a la historia del hijo mayor en el libro de Lucas. Recuerden, el hijo pródigo ha vuelto a casa arrepentido y el padre ha hecho una fiesta en su honor. Lucas 15 del 25 al 30: 25. Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; 26. y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27. Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. 28. Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. 29. Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. 30. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. El hijo mayor tenía otro problema: Aunque era hijo mayor, no creía que podía vivir como hijo y gozar de las cosas buenas que su padre tenía para darle. Él pensaba que por trabajar tantos años, iba a recibir lo que ya era de él. Sin pensar que por ser hijo, él tenía acceso a todo lo que el Padre tenía. Vamos a leer lo que el Padre le dijo, versículo 31: 31. Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. 32. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Tú que me escuchas: Si tú eres como el hijo mayor, cambia tu manera de creer a Dios. Por favor. La única cosa que tenía que hacer el hijo mayor era decir: - “Papá, quiero tener una fiesta con mis amigos...”. El padre hubiera dicho: - ¡Claro que sí hijo! ¿Qué quieres comer? – “Pues, yo pensaba en el cabrito pequeño... – “No, no, no, hijo: Yo te doy el becerro gordo y si necesitas dos, pues entonces, toma dos becerros gordos…”. - “¿Qué más necesitas hijo?”. Si tú tienes una actitud como la del hijo mayor, que no puedes ver a otros hermanos ser bendecidos, sin sentir envidia o pensar que Dios es injusto; entonces tú necesitas pedir perdón a Dios. ¡Arrepiéntete de tu pecado! Pide perdón y reconoce que Dios es bueno. Dios nuestro Padre te pregunta: “¿Qué necesitas hijo? ¿Qué necesitas hija?”. VAMOS A ORAR: Padre bueno, te necesitamos a Ti. Queremos aprender a confiar en ti, a verte como mi Padre, mi Abba, mi Papá. Enséñanos a creer como hijas, como hijos tuyos, que podemos entrar a Tu presencia y gozarnos con Tu amor y con lo que Tú nos das, en el nombre de Tu Hijo Jesús AMÉN |
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DIOS ES BUENO: EL PADRE Y EL HIJOLa semana pasada leímos la historia del hijo pródigo.Vimos en esa historia que el Padre fue bueno y trató con misericordia al hijo que se había perdido. También vimos que tenía gran regocijo y le hizo una gran fiesta con rica comida, música y danza. Había gran alegría, pues, su hijo perdido, fue hallado. Quiero conectar esta historia con otra Escritura del libro de Mateo. Mateo 20 del verso 1 al 16: 1. Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña. 2. Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. 3. Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados; 4. y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron. 5. Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. 6. Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados? 7. Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. Él les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo. 8. Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. 9. Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario. 10. Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario. 11. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, 12. diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día. 13. Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario? 14. Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti. 15. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno? 16. Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos. Esto es profundo, ¿verdad? Algunos de ustedes están pensando: “Pues, no me parece justo”. Entiendo: Así era la manera de pensar del hermano mayor del hijo pródigo. El problema no era que tenía menos, pues el padre le dijo que todas sus cosas también eran de él como hijo mayor. El problema era que tenía envidia porque se comparaba con su hermano y hacia juicio en contra de él. La envidia, la queja y acusar a Dios de injusto es pecado grave, porque nubla la visión y no podemos ver con claridad la bondad de Dios. Ahora, vamos a la historia del hijo mayor en el libro de Lucas. Recuerden, el hijo pródigo ha vuelto a casa arrepentido y el padre ha hecho una fiesta en su honor. Lucas 15 del 25 al 30: 25. Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; 26. y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27. Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. 28. Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. 29. Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. 30. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. El hijo mayor tenía otro problema: Aunque era hijo mayor, no creía que podía vivir como hijo y gozar de las cosas buenas que su padre tenía para darle. Él pensaba que por trabajar tantos años, iba a recibir lo que ya era de él. Sin pensar que por ser hijo, él tenía acceso a todo lo que el Padre tenía. Vamos a leer lo que el Padre le dijo, versículo 31: 31. Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. 32. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Tú que me escuchas: Si tú eres como el hijo mayor, cambia tu manera de creer a Dios. Por favor. La única cosa que tenía que hacer el hijo mayor era decir: - “Papá, quiero tener una fiesta con mis amigos...”. El padre hubiera dicho: - ¡Claro que sí hijo! ¿Qué quieres comer? – “Pues, yo pensaba en el cabrito pequeño... – “No, no, no, hijo: Yo te doy el becerro gordo y si necesitas dos, pues entonces, toma dos becerros gordos…”. - “¿Qué más necesitas hijo?”. Si tú tienes una actitud como la del hijo mayor, que no puedes ver a otros hermanos ser bendecidos, sin sentir envidia o pensar que Dios es injusto; entonces tú necesitas pedir perdón a Dios. ¡Arrepiéntete de tu pecado! Pide perdón y reconoce que Dios es bueno. Dios nuestro Padre te pregunta: “¿Qué necesitas hijo? ¿Qué necesitas hija?”. VAMOS A ORAR: Padre bueno, te necesitamos a Ti. Queremos aprender a confiar en ti, a verte como mi Padre, mi Abba, mi Papá. Enséñanos a creer como hijas, como hijos tuyos, que podemos entrar a Tu presencia y gozarnos con Tu amor y con lo que Tú nos das, en el nombre de Tu Hijo Jesús AMÉN |
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