DE PROFESION MAMA, EL UNICO EMPLEO IRREMPLAZABLE | |||||||
Las confesiones de una ex feminista Lucy Sánchez, quien es parte del equipo pastoral de Vino Nuevo en Ciudad Juárez, cuenta su historia: “Durante los 70’s había un auge de información, un bombardeo a la mujer, que debería de salir de su casa para poder realizarse y de hecho, muchas salieron en busca de una profesión. Se hablaba de igualdad y de una supuesta libertad, de dejar atrás el rol tradicional de la mujer. Nos decían constantemente que teníamos capacidad de hacer más cosas que solo ser mamá. Fue tanto lo que se escuchaba que yo lo creí todo y me convertí en una “feminista” peleando por los supuestos derechos de la mujer. Así que cuando me iba a casar, hablé con mi novio y le dije que una de las condiciones para casarme era que él me permitiera continuar trabajando y desarrollar mi carrera. Me dijo que no había ningún problema con esto. Pero, el hecho de que a veces yo ganara más que él, provocó ciertos problemas en el matrimonio, sobre todo con mi actitud. Después tuve dos hijas. Sonia, la mayor, fue cuidada por varias señoras y frecuentemente se enfermaba. Un día llegué y la señora estaba asustada porque la niña se había tragado una moneda y ella no supo qué hacer. Finalmente, una vecina le ayudó y le hicieron vomitar la moneda. Después de varias experiencias desagradables, mi mamá ofreció cuidar a mis dos hijas mientras yo trabajaba, supuestamente realizándome. Cuando empecé a aprender los caminos de Dios, entendí qué bendición son los hijos. Entré en crisis, por todo lo que yo, como madre, había perdido. No tenía ningún recuerdo de la infancia de mis hijas. En vez de que yo escuchara sus primeras palabras, recuerdo que llegando del trabajo, mi madre, toda emocionada me decía: “Fíjate, ahora dijo; ‘mamá’ o ‘papá’. “Ahora ella dio sus primeros pasos”. “Hoy me avisó que tenía que ir al baño”. Todas estas cosas que la madre de un niño pequeño debe disfrutar, yo no las viví. Me dolía el corazón habérmelo robado. Tomé en poco mi papel de madre… por unos pocos pesos. Y a fin de cuentas, si me preguntan dónde está el dinero extra que gané, no lo sé. No es cierto que uno vive mejor, porque al trabajar fuera de la casa implica gastos extras. Creo que muchas mujeres jóvenes hoy en día minimizan el papel de ser madre. Creen que es menos importante que un título universitario. No estoy en contra de la preparación académica, entiendo que la mujer debe estar preparada y a mí me encanta estudiar y superarme, pero hay maneras y hay tiempos. Mis dos hijas estudiaron su carrera, pero cuando nació su primer bebé, Sonia decidió no ejercer durante estos años y se ha dedicado a criar a sus hijos. Probablemente llegará el día en que ella regresará a ejercer su carrera de médico. Es asunto de poner en orden las prioridades. Si una mujer tiene una profesión, la puede dejar por un tiempo y luego tomarla otra vez. Pero los hijos son pequeños una sola vez. Por mucho que ame a mis dos hijas, jamás voy a poder vivir lo que perdí. Una sola vez dijeron sus primeras palabras, una sola vez dieron sus primeros pasos. Los recuerdos que mis hijas tienen de sus primeros seis años, los tienen con su abuelita, no conmigo. Las madres jóvenes, antes de conseguir trabajo, deben preguntarse: ¿De veras es una necesidad tan apremiante, al grado que tengo que perder el privilegio de estar con mis hijos mientras están chiquitos? Hasta la fecha, al hablar de este asunto, me causa un sentimiento de pérdida. Sin embargo, Dios es fiel y, ¡ahora estoy disfrutando tremendamente a mis dos nietos! Admiro a las madres que, con un título, lo han puesto en un segundo lugar, mientras se dedican a formar vidas. Habrá ocasiones en que será necesario que por un tiempo la mujer salga a trabajar para ayudar a su esposo, mientras pasa el problema. |
|
||||||
Ver Mas |
DE PROFESION MAMA, EL UNICO EMPLEO IRREMPLAZABLE |
Las confesiones de una ex feminista Lucy Sánchez, quien es parte del equipo pastoral de Vino Nuevo en Ciudad Juárez, cuenta su historia: “Durante los 70’s había un auge de información, un bombardeo a la mujer, que debería de salir de su casa para poder realizarse y de hecho, muchas salieron en busca de una profesión. Se hablaba de igualdad y de una supuesta libertad, de dejar atrás el rol tradicional de la mujer. Nos decían constantemente que teníamos capacidad de hacer más cosas que solo ser mamá. Fue tanto lo que se escuchaba que yo lo creí todo y me convertí en una “feminista” peleando por los supuestos derechos de la mujer. Así que cuando me iba a casar, hablé con mi novio y le dije que una de las condiciones para casarme era que él me permitiera continuar trabajando y desarrollar mi carrera. Me dijo que no había ningún problema con esto. Pero, el hecho de que a veces yo ganara más que él, provocó ciertos problemas en el matrimonio, sobre todo con mi actitud. Después tuve dos hijas. Sonia, la mayor, fue cuidada por varias señoras y frecuentemente se enfermaba. Un día llegué y la señora estaba asustada porque la niña se había tragado una moneda y ella no supo qué hacer. Finalmente, una vecina le ayudó y le hicieron vomitar la moneda. Después de varias experiencias desagradables, mi mamá ofreció cuidar a mis dos hijas mientras yo trabajaba, supuestamente realizándome. Cuando empecé a aprender los caminos de Dios, entendí qué bendición son los hijos. Entré en crisis, por todo lo que yo, como madre, había perdido. No tenía ningún recuerdo de la infancia de mis hijas. En vez de que yo escuchara sus primeras palabras, recuerdo que llegando del trabajo, mi madre, toda emocionada me decía: “Fíjate, ahora dijo; ‘mamá’ o ‘papá’. “Ahora ella dio sus primeros pasos”. “Hoy me avisó que tenía que ir al baño”. Todas estas cosas que la madre de un niño pequeño debe disfrutar, yo no las viví. Me dolía el corazón habérmelo robado. Tomé en poco mi papel de madre… por unos pocos pesos. Y a fin de cuentas, si me preguntan dónde está el dinero extra que gané, no lo sé. No es cierto que uno vive mejor, porque al trabajar fuera de la casa implica gastos extras. Creo que muchas mujeres jóvenes hoy en día minimizan el papel de ser madre. Creen que es menos importante que un título universitario. No estoy en contra de la preparación académica, entiendo que la mujer debe estar preparada y a mí me encanta estudiar y superarme, pero hay maneras y hay tiempos. Mis dos hijas estudiaron su carrera, pero cuando nació su primer bebé, Sonia decidió no ejercer durante estos años y se ha dedicado a criar a sus hijos. Probablemente llegará el día en que ella regresará a ejercer su carrera de médico. Es asunto de poner en orden las prioridades. Si una mujer tiene una profesión, la puede dejar por un tiempo y luego tomarla otra vez. Pero los hijos son pequeños una sola vez. Por mucho que ame a mis dos hijas, jamás voy a poder vivir lo que perdí. Una sola vez dijeron sus primeras palabras, una sola vez dieron sus primeros pasos. Los recuerdos que mis hijas tienen de sus primeros seis años, los tienen con su abuelita, no conmigo. Las madres jóvenes, antes de conseguir trabajo, deben preguntarse: ¿De veras es una necesidad tan apremiante, al grado que tengo que perder el privilegio de estar con mis hijos mientras están chiquitos? Hasta la fecha, al hablar de este asunto, me causa un sentimiento de pérdida. Sin embargo, Dios es fiel y, ¡ahora estoy disfrutando tremendamente a mis dos nietos! Admiro a las madres que, con un título, lo han puesto en un segundo lugar, mientras se dedican a formar vidas. Habrá ocasiones en que será necesario que por un tiempo la mujer salga a trabajar para ayudar a su esposo, mientras pasa el problema. |
Ver Mas |
DE PROFESION MAMA, EL UNICO EMPLEO IRREMPLAZABLE |
Las confesiones de una ex feminista Lucy Sánchez, quien es parte del equipo pastoral de Vino Nuevo en Ciudad Juárez, cuenta su historia: “Durante los 70’s había un auge de información, un bombardeo a la mujer, que debería de salir de su casa para poder realizarse y de hecho, muchas salieron en busca de una profesión. Se hablaba de igualdad y de una supuesta libertad, de dejar atrás el rol tradicional de la mujer. Nos decían constantemente que teníamos capacidad de hacer más cosas que solo ser mamá. Fue tanto lo que se escuchaba que yo lo creí todo y me convertí en una “feminista” peleando por los supuestos derechos de la mujer. Así que cuando me iba a casar, hablé con mi novio y le dije que una de las condiciones para casarme era que él me permitiera continuar trabajando y desarrollar mi carrera. Me dijo que no había ningún problema con esto. Pero, el hecho de que a veces yo ganara más que él, provocó ciertos problemas en el matrimonio, sobre todo con mi actitud. Después tuve dos hijas. Sonia, la mayor, fue cuidada por varias señoras y frecuentemente se enfermaba. Un día llegué y la señora estaba asustada porque la niña se había tragado una moneda y ella no supo qué hacer. Finalmente, una vecina le ayudó y le hicieron vomitar la moneda. Después de varias experiencias desagradables, mi mamá ofreció cuidar a mis dos hijas mientras yo trabajaba, supuestamente realizándome. Cuando empecé a aprender los caminos de Dios, entendí qué bendición son los hijos. Entré en crisis, por todo lo que yo, como madre, había perdido. No tenía ningún recuerdo de la infancia de mis hijas. En vez de que yo escuchara sus primeras palabras, recuerdo que llegando del trabajo, mi madre, toda emocionada me decía: “Fíjate, ahora dijo; ‘mamá’ o ‘papá’. “Ahora ella dio sus primeros pasos”. “Hoy me avisó que tenía que ir al baño”. Todas estas cosas que la madre de un niño pequeño debe disfrutar, yo no las viví. Me dolía el corazón habérmelo robado. Tomé en poco mi papel de madre… por unos pocos pesos. Y a fin de cuentas, si me preguntan dónde está el dinero extra que gané, no lo sé. No es cierto que uno vive mejor, porque al trabajar fuera de la casa implica gastos extras. Creo que muchas mujeres jóvenes hoy en día minimizan el papel de ser madre. Creen que es menos importante que un título universitario. No estoy en contra de la preparación académica, entiendo que la mujer debe estar preparada y a mí me encanta estudiar y superarme, pero hay maneras y hay tiempos. Mis dos hijas estudiaron su carrera, pero cuando nació su primer bebé, Sonia decidió no ejercer durante estos años y se ha dedicado a criar a sus hijos. Probablemente llegará el día en que ella regresará a ejercer su carrera de médico. Es asunto de poner en orden las prioridades. Si una mujer tiene una profesión, la puede dejar por un tiempo y luego tomarla otra vez. Pero los hijos son pequeños una sola vez. Por mucho que ame a mis dos hijas, jamás voy a poder vivir lo que perdí. Una sola vez dijeron sus primeras palabras, una sola vez dieron sus primeros pasos. Los recuerdos que mis hijas tienen de sus primeros seis años, los tienen con su abuelita, no conmigo. Las madres jóvenes, antes de conseguir trabajo, deben preguntarse: ¿De veras es una necesidad tan apremiante, al grado que tengo que perder el privilegio de estar con mis hijos mientras están chiquitos? Hasta la fecha, al hablar de este asunto, me causa un sentimiento de pérdida. Sin embargo, Dios es fiel y, ¡ahora estoy disfrutando tremendamente a mis dos nietos! Admiro a las madres que, con un título, lo han puesto en un segundo lugar, mientras se dedican a formar vidas. Habrá ocasiones en que será necesario que por un tiempo la mujer salga a trabajar para ayudar a su esposo, mientras pasa el problema. |
Ver Mas |