Por: Hno. Victor Richards
Publicado el: Martes 7 de Junio, 2022
LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS
SU PALABRA
Vimos la semana pasada que Dios envió al Espíritu Santo como la promesa de la restauración de Su iglesia y de todas las cosas.
Leímos en el libro de los Hechos capítulo 2, verso 39
Porque para ustedes es la promesa, y para sus hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
Vimos que esta promesa nos incluye a todos nosotros, a nuestros hijos e hijas, a todos los que están lejos.
La obra de Su Espíritu Santo es traer salvación a nosotros y a todas las naciones de la tierra.
Leemos en el libro de Génesis 12 verso 3:
…Serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
En la carta a los Gálatas 3 verso 16 leemos:
Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.
La promesa es el Espíritu Santo mediante la fe de Jesucristo y es concedida a los que creen en Él, en Cristo.
Así comenzó la iglesia, y cada día, el Espíritu Santo añadía miles y miles de personas a la iglesia.
Ahora, vamos al libro de los Hechos (versión: Dios habla hoy).
Hechos 3 del 1 al 10:
1. Un día, Pedro y Juan fueron al templo para la oración de las tres de la tarde.
2. Allí, en el templo, estaba un hombre paralítico de nacimiento, al cual llevaban todos los días y lo ponían junto a la puerta llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban.
3. Cuando el paralítico vio a Pedro y a Juan, que estaban a punto de entrar en el templo, les pidió una limosna.
4. Ellos lo miraron fijamente, y Pedro le dijo: —Míranos.
5. El hombre puso atención, creyendo que le iban a dar algo.
6. Pero Pedro le dijo:
—No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
7. Dicho esto, Pedro lo tomó por la mano derecha y lo levantó, y en el acto cobraron fuerzas sus pies y sus tobillos.
8. El paralítico se puso en pie de un salto y comenzó a andar; luego entró con ellos en el templo, por su propio pie, brincando y alabando a Dios.
9. Todos los que lo vieron andar y alabar a Dios,
10. se llenaron de asombro y de temor por lo que le había pasado, ya que conocían al hombre y sabían que era el mismo que se sentaba a pedir limosna en el templo, en la puerta llamada la Hermosa.
Por supuesto, Pedro y Juan fueron a prisión, pero, cerca de cinco mil hombres creyeron en Jesús.
Había gran salvación y la iglesia crecía día con día.
Al otro día fueron liberados y fueron con los hermanos y les contaron todo lo que había sucedido; entonces oraron y la casa tembló y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban con valor la Palabra de Dios.
¡Qué glorioso principio! ¿Verdad?
Amada Iglesia:
Necesitamos saber que esta promesa es para nosotros los que creemos en Cristo.
Necesitamos saber y creer que esta promesa es el Espíritu Santo en nosotros.
En la carta a los Efesios dice:
Efesios 1 del 13 al 14:
13. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
14. que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
Necesitamos creer que Su voluntad es llenarnos de Su Espíritu Santo para ser revestidos de Poder y proclamar el glorioso Evangelio de Jesucristo.
Amado, amada: ¿Lo crees?
Entonces, vamos a orar.
Vamos a orar todos:
Bendito seas oh Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos diste toda la bendición espiritual desde los cielos en Cristo.
Te damos gracias porque nos has escogido desde antes de que el mundo fuera hecho, para que seamos santos y sin mancha delante de Ti, en amor.
Tú nos escogiste para ser hechos hijas e hijos tuyos por medio de Jesucristo.
Por tu gloriosa gracia, nos has aceptado en Tu Amado Hijo Jesucristo, en quien tenemos redención por Su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de Su gracia.
AMÉN |
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