LA RESTAURACION DE TODAS LAS COSAS #18 | |||||||
LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS La semana pasada vimos que la Promesa de Dios (Su Espíritu Santo en nosotros) es para todo el mundo que crea en Jesús. Hechos 5 del 1 al 6: 1. Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, 2. y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. 3. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? 4. Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. 5. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. 6. Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron. Safira su esposa también mintió y murió al instante. Tú pudieras preguntar: ¿Solo por mentir a Dios? ¿Te parece poco? ¿Cuántos quisieran que el Espíritu Santo viniera en este momento y matara a todo mentiroso y mentirosa? ¡Qué funeral tendríamos mañana! ¿Verdad? Pero van a volver estos días; sí, van a volver estos días. ¿Puedes dar gracias a Dios por Su misericordia? Vamos a otro punto: La Biblia habla de que el número de discípulos crecía más y más. Yo quiero preguntarte: ¿Eres tú un discípulo? ¿Sigues las pisadas de Jesús? ¿Lees la Palabra de Dios? ¿La guardas? Amada Iglesia; Cristo nos llamó a ser discípulos. Vamos a leer en el libro de Juan. Juan 8 verso 31: Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si ustedes permanecen en mi palabra, serán en verdad mis discípulos Un discípulo es uno que sigue las pisadas de su maestro, ¿verdad? Vamos a la Primera carta de Pedro. Primera de Pedro 2 verso 21: Pues para esto fueron llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigamos sus pisadas. Un discípulo que le ama guarda Su Palabra. Leamos en el libro de Juan. Juan 14 verso 23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. Un discípulo es uno que estudia y guarda Su Palabra, que le ama y le obedece. De otro modo, ¿cómo vamos a ser testigos de Jesús y anunciar Su Evangelio de salvación? Leemos en Juan 14 verso 24: El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. ¡Iglesia amada; seamos discípulos de Jesús! Recuperemos lo que hemos perdido por descuido, envidia, o indiferencia al necesitado. Hemos dejado de hacer la voluntad de Dios, haciendo nuestra voluntad. Por eso, el mundo entero ha sido afectado con oscuridad, porque como iglesia no hemos guardado Su Palabra que es la lámpara que da luz a nuestro camino. Cuando una persona o familia o ciudad o país o mundo, pierde la luz de Cristo, sufrirá; por eso, es tan necesario mis amados, que estemos orando, que Dios levante justos en el gobierno y quite a los injustos. Necesitamos ser constantes en oración para hacerle frente a los demonios de maldad que gobiernan nuestra ciudad con violencia, muerte y destrucción, sabiendo que la justicia viene de Dios. Y, lo que necesitamos es que la justicia y la luz de Dios vengan a nuestra persona, a nuestra familia, a nuestra ciudad y a nuestro México. VAMOS A ORAR: Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea Tu nombre. Comprendemos que Tú no haces acepción de personas, sino que en toda nación te agradas del que te teme y hace justicia. Nos humillamos ante ti como pueblo de México, sobre el cual Tu nombre es invocado, y oramos: ayúdanos a buscar Tu rostro Señor, te rogamos por todos nosotros que por Tu Espíritu Santo traigas convicción de pecado, de justicia y de juicio a la vida de cada mexicano y mexicana y se conviertan de sus malos caminos; porque dice Tu palabra que no quieres la muerte del pecador, sino que proceda al arrepentimiento. Confiamos que Tú oirás desde los cielos, y perdonaras nuestros pecados, y sanaras nuestra tierra. Lo rogamos en el nombre de Jesús. Amén. |
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LA RESTAURACION DE TODAS LAS COSAS #18 |
LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS La semana pasada vimos que la Promesa de Dios (Su Espíritu Santo en nosotros) es para todo el mundo que crea en Jesús. Hechos 5 del 1 al 6: 1. Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, 2. y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. 3. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? 4. Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. 5. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. 6. Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron. Safira su esposa también mintió y murió al instante. Tú pudieras preguntar: ¿Solo por mentir a Dios? ¿Te parece poco? ¿Cuántos quisieran que el Espíritu Santo viniera en este momento y matara a todo mentiroso y mentirosa? ¡Qué funeral tendríamos mañana! ¿Verdad? Pero van a volver estos días; sí, van a volver estos días. ¿Puedes dar gracias a Dios por Su misericordia? Vamos a otro punto: La Biblia habla de que el número de discípulos crecía más y más. Yo quiero preguntarte: ¿Eres tú un discípulo? ¿Sigues las pisadas de Jesús? ¿Lees la Palabra de Dios? ¿La guardas? Amada Iglesia; Cristo nos llamó a ser discípulos. Vamos a leer en el libro de Juan. Juan 8 verso 31: Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si ustedes permanecen en mi palabra, serán en verdad mis discípulos Un discípulo es uno que sigue las pisadas de su maestro, ¿verdad? Vamos a la Primera carta de Pedro. Primera de Pedro 2 verso 21: Pues para esto fueron llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigamos sus pisadas. Un discípulo que le ama guarda Su Palabra. Leamos en el libro de Juan. Juan 14 verso 23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. Un discípulo es uno que estudia y guarda Su Palabra, que le ama y le obedece. De otro modo, ¿cómo vamos a ser testigos de Jesús y anunciar Su Evangelio de salvación? Leemos en Juan 14 verso 24: El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. ¡Iglesia amada; seamos discípulos de Jesús! Recuperemos lo que hemos perdido por descuido, envidia, o indiferencia al necesitado. Hemos dejado de hacer la voluntad de Dios, haciendo nuestra voluntad. Por eso, el mundo entero ha sido afectado con oscuridad, porque como iglesia no hemos guardado Su Palabra que es la lámpara que da luz a nuestro camino. Cuando una persona o familia o ciudad o país o mundo, pierde la luz de Cristo, sufrirá; por eso, es tan necesario mis amados, que estemos orando, que Dios levante justos en el gobierno y quite a los injustos. Necesitamos ser constantes en oración para hacerle frente a los demonios de maldad que gobiernan nuestra ciudad con violencia, muerte y destrucción, sabiendo que la justicia viene de Dios. Y, lo que necesitamos es que la justicia y la luz de Dios vengan a nuestra persona, a nuestra familia, a nuestra ciudad y a nuestro México. VAMOS A ORAR: Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea Tu nombre. Comprendemos que Tú no haces acepción de personas, sino que en toda nación te agradas del que te teme y hace justicia. Nos humillamos ante ti como pueblo de México, sobre el cual Tu nombre es invocado, y oramos: ayúdanos a buscar Tu rostro Señor, te rogamos por todos nosotros que por Tu Espíritu Santo traigas convicción de pecado, de justicia y de juicio a la vida de cada mexicano y mexicana y se conviertan de sus malos caminos; porque dice Tu palabra que no quieres la muerte del pecador, sino que proceda al arrepentimiento. Confiamos que Tú oirás desde los cielos, y perdonaras nuestros pecados, y sanaras nuestra tierra. Lo rogamos en el nombre de Jesús. Amén. |
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LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS La semana pasada vimos que la Promesa de Dios (Su Espíritu Santo en nosotros) es para todo el mundo que crea en Jesús. Hechos 5 del 1 al 6: 1. Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, 2. y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. 3. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? 4. Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. 5. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. 6. Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron. Safira su esposa también mintió y murió al instante. Tú pudieras preguntar: ¿Solo por mentir a Dios? ¿Te parece poco? ¿Cuántos quisieran que el Espíritu Santo viniera en este momento y matara a todo mentiroso y mentirosa? ¡Qué funeral tendríamos mañana! ¿Verdad? Pero van a volver estos días; sí, van a volver estos días. ¿Puedes dar gracias a Dios por Su misericordia? Vamos a otro punto: La Biblia habla de que el número de discípulos crecía más y más. Yo quiero preguntarte: ¿Eres tú un discípulo? ¿Sigues las pisadas de Jesús? ¿Lees la Palabra de Dios? ¿La guardas? Amada Iglesia; Cristo nos llamó a ser discípulos. Vamos a leer en el libro de Juan. Juan 8 verso 31: Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si ustedes permanecen en mi palabra, serán en verdad mis discípulos Un discípulo es uno que sigue las pisadas de su maestro, ¿verdad? Vamos a la Primera carta de Pedro. Primera de Pedro 2 verso 21: Pues para esto fueron llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigamos sus pisadas. Un discípulo que le ama guarda Su Palabra. Leamos en el libro de Juan. Juan 14 verso 23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. Un discípulo es uno que estudia y guarda Su Palabra, que le ama y le obedece. De otro modo, ¿cómo vamos a ser testigos de Jesús y anunciar Su Evangelio de salvación? Leemos en Juan 14 verso 24: El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. ¡Iglesia amada; seamos discípulos de Jesús! Recuperemos lo que hemos perdido por descuido, envidia, o indiferencia al necesitado. Hemos dejado de hacer la voluntad de Dios, haciendo nuestra voluntad. Por eso, el mundo entero ha sido afectado con oscuridad, porque como iglesia no hemos guardado Su Palabra que es la lámpara que da luz a nuestro camino. Cuando una persona o familia o ciudad o país o mundo, pierde la luz de Cristo, sufrirá; por eso, es tan necesario mis amados, que estemos orando, que Dios levante justos en el gobierno y quite a los injustos. Necesitamos ser constantes en oración para hacerle frente a los demonios de maldad que gobiernan nuestra ciudad con violencia, muerte y destrucción, sabiendo que la justicia viene de Dios. Y, lo que necesitamos es que la justicia y la luz de Dios vengan a nuestra persona, a nuestra familia, a nuestra ciudad y a nuestro México. VAMOS A ORAR: Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea Tu nombre. Comprendemos que Tú no haces acepción de personas, sino que en toda nación te agradas del que te teme y hace justicia. Nos humillamos ante ti como pueblo de México, sobre el cual Tu nombre es invocado, y oramos: ayúdanos a buscar Tu rostro Señor, te rogamos por todos nosotros que por Tu Espíritu Santo traigas convicción de pecado, de justicia y de juicio a la vida de cada mexicano y mexicana y se conviertan de sus malos caminos; porque dice Tu palabra que no quieres la muerte del pecador, sino que proceda al arrepentimiento. Confiamos que Tú oirás desde los cielos, y perdonaras nuestros pecados, y sanaras nuestra tierra. Lo rogamos en el nombre de Jesús. Amén. |
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