EL SECRETO PARA CAMBIAR TU FAMILIA Y TU MUNDO | |||||||
Capítulo 3 Intercede por tu mundo No tan sólo debes interceder por tu familia; a la vez debes interceder por tu patria, por tu gobierno y aun por otras naciones.
“Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”. San Pablo nos exhorta a hacer peticiones (intercesiones) por los que están en eminencia para que vivamos quieta y reposadamente. ¿Afecta nuestra vida diaria la clase de gobierno que tenemos? Obviamente sí. Cuando hay un buen gobierno se facilita la propagación del evangelio y tenemos libertad religiosa. No es posible vivir quieta y reposadamente cuando hay caos o guerra en el país. Sin embargo, la mayoría de los cristianos nunca interceden por su gobierno. Dios nos ordena hacerlo porque es su plan que haya hombres justos en la administración pública.
¿Qué vamos a pedir? Brevemente dicho: Que Dios levante a los justos y derribe a los corruptos o injustos. Esto nada tiene que ver con partidos políticos. 1. Dios busca un intercesor En el libro de Ezequiel, capítulo 22, encontramos un pasaje interesante y revelador. El pueblo de Dios se encontraba en muy malas condiciones. Sus profetas y sacerdotes (líderes espirituales), andaban tan mal, que estaban sirviendo solamente para ganar dinero y no sabían ni siquiera la diferencia entre lo santo y lo profano. Ellos no podían ayudar al pueblo con sus problemas. Sus príncipes (líderes políticos), eran como “lobos que arrebatan presa”, y cuyo único deseo era “obtener ganancias injustas”. El pueblo mismo era violento y estaba lleno de ladrones y opresores. Esto se parece mucho a las condiciones actuales, ¿verdad? En las condiciones en las que estaba su pueblo, Dios se vio obligado a castigarlo duramente, sin embargo, el versículo 30 dice: Ezequiel 22:30 Dios mismo quería que alguien lo detuviera en su justa ira contra la maldad. Deseaba mostrar su misericordia y tratar a esos rebeldes con paciencia y amor. Para lograrlo, necesitaba un intercesor eficaz, alguien que se pusiese en la brecha delante de Dios e hiciera vallado. La triste verdad revelada en el versículo 30 y 31 es que no encontró tal intercesor. No había ninguna persona que intercediera por su propia patria. La Escritura dice así: |
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EL SECRETO PARA CAMBIAR TU FAMILIA Y TU MUNDO |
Capítulo 3 Intercede por tu mundo No tan sólo debes interceder por tu familia; a la vez debes interceder por tu patria, por tu gobierno y aun por otras naciones.
“Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”. San Pablo nos exhorta a hacer peticiones (intercesiones) por los que están en eminencia para que vivamos quieta y reposadamente. ¿Afecta nuestra vida diaria la clase de gobierno que tenemos? Obviamente sí. Cuando hay un buen gobierno se facilita la propagación del evangelio y tenemos libertad religiosa. No es posible vivir quieta y reposadamente cuando hay caos o guerra en el país. Sin embargo, la mayoría de los cristianos nunca interceden por su gobierno. Dios nos ordena hacerlo porque es su plan que haya hombres justos en la administración pública.
¿Qué vamos a pedir? Brevemente dicho: Que Dios levante a los justos y derribe a los corruptos o injustos. Esto nada tiene que ver con partidos políticos. 1. Dios busca un intercesor En el libro de Ezequiel, capítulo 22, encontramos un pasaje interesante y revelador. El pueblo de Dios se encontraba en muy malas condiciones. Sus profetas y sacerdotes (líderes espirituales), andaban tan mal, que estaban sirviendo solamente para ganar dinero y no sabían ni siquiera la diferencia entre lo santo y lo profano. Ellos no podían ayudar al pueblo con sus problemas. Sus príncipes (líderes políticos), eran como “lobos que arrebatan presa”, y cuyo único deseo era “obtener ganancias injustas”. El pueblo mismo era violento y estaba lleno de ladrones y opresores. Esto se parece mucho a las condiciones actuales, ¿verdad? En las condiciones en las que estaba su pueblo, Dios se vio obligado a castigarlo duramente, sin embargo, el versículo 30 dice: Ezequiel 22:30 Dios mismo quería que alguien lo detuviera en su justa ira contra la maldad. Deseaba mostrar su misericordia y tratar a esos rebeldes con paciencia y amor. Para lograrlo, necesitaba un intercesor eficaz, alguien que se pusiese en la brecha delante de Dios e hiciera vallado. La triste verdad revelada en el versículo 30 y 31 es que no encontró tal intercesor. No había ninguna persona que intercediera por su propia patria. La Escritura dice así: |
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Capítulo 3 Intercede por tu mundo No tan sólo debes interceder por tu familia; a la vez debes interceder por tu patria, por tu gobierno y aun por otras naciones.
“Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”. San Pablo nos exhorta a hacer peticiones (intercesiones) por los que están en eminencia para que vivamos quieta y reposadamente. ¿Afecta nuestra vida diaria la clase de gobierno que tenemos? Obviamente sí. Cuando hay un buen gobierno se facilita la propagación del evangelio y tenemos libertad religiosa. No es posible vivir quieta y reposadamente cuando hay caos o guerra en el país. Sin embargo, la mayoría de los cristianos nunca interceden por su gobierno. Dios nos ordena hacerlo porque es su plan que haya hombres justos en la administración pública.
¿Qué vamos a pedir? Brevemente dicho: Que Dios levante a los justos y derribe a los corruptos o injustos. Esto nada tiene que ver con partidos políticos. 1. Dios busca un intercesor En el libro de Ezequiel, capítulo 22, encontramos un pasaje interesante y revelador. El pueblo de Dios se encontraba en muy malas condiciones. Sus profetas y sacerdotes (líderes espirituales), andaban tan mal, que estaban sirviendo solamente para ganar dinero y no sabían ni siquiera la diferencia entre lo santo y lo profano. Ellos no podían ayudar al pueblo con sus problemas. Sus príncipes (líderes políticos), eran como “lobos que arrebatan presa”, y cuyo único deseo era “obtener ganancias injustas”. El pueblo mismo era violento y estaba lleno de ladrones y opresores. Esto se parece mucho a las condiciones actuales, ¿verdad? En las condiciones en las que estaba su pueblo, Dios se vio obligado a castigarlo duramente, sin embargo, el versículo 30 dice: Ezequiel 22:30 Dios mismo quería que alguien lo detuviera en su justa ira contra la maldad. Deseaba mostrar su misericordia y tratar a esos rebeldes con paciencia y amor. Para lograrlo, necesitaba un intercesor eficaz, alguien que se pusiese en la brecha delante de Dios e hiciera vallado. La triste verdad revelada en el versículo 30 y 31 es que no encontró tal intercesor. No había ninguna persona que intercediera por su propia patria. La Escritura dice así: |
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