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Tu puedes ser sobreabundantemente bendecido | |||||||
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Capítulo V PT. 2 La Facultad de Bendecir - Otros Tres Tipos de Bendición Empieza ahora Nunca es demasiado tarde para empezar a declarar bendición sobre los hijos – con o sin ellos presentes. Hace ya algún tiempo nuestros dos hijos, Chris y Marcos, con sus cónyuges Haydeé y Paty, y sus hijos, que viven cerca de nosotros, estuvieron en nuestra casa. Antes de despedirnos, mi esposo y yo les dijimos: “Hijos, siempre hemos orado por ustedes, pero cuando eran chiquitos, no sabíamos del poder sobrenatural que hay en imponer manos y declarar bendición sobre los hijos. Ahora que hemos aprendido, queremos hacerlo”. De modo que impusimos manos sobre cada uno y declaramos bendiciones sobre ellos. Aunque diariamente mientras oramos, declaramos bendición sobre ellos y sobre nuestra hija y su familia en el estado de Kansas, queríamos hacerlo con ellos, imponiéndoles las manos. ¡Nunca es demasiado tarde! No se nos olviden los niños De igual manera como Jesús impuso sus manos sobre los niños y los bendijo, nosotros también podemos hacerlo. Hemos hablado de la importancia de declarar bendición sobre nuestros propios hijos, pero debemos estar al pendiente de bendecir a otros niños también. Me dio gusto cuando un domingo, después de la reunión, un niño de unos once años se me acercó y me dijo: “Hermana Gloria, ¿me puede bendecir?” Obviamente, él había estado muy atento a las enseñanzas sobre el bendecir el uno al otro. Le pregunté su nombre y luego puse mi mano sobre su cabeza y empecé a declarar algunas de las promesas de Dios sobre su vida. Lo que me impresionó es que a la semana siguiente, este niño, Alejandro, vino conmigo otra vez, pero ahora acompañado de su primo, casi de la misma edad. Me dijo: “Mi primo quiere una bendición también”. ¡Cuánto podemos aprender de la sencillez y la fe de los niños! La forma de bendecir a los niños puede incluir cosas tan sencillas como: Acariciar con amor, escuchar, besar, abrazar, elogiar. Mi esposo me es un tremendo ejemplo de alguien que se fija en los niños y los saluda. En una congregación de cinco mil, es imposible saludar a todo el mundo, pero frecuentemente cuando termina la reunión y estamos saludando a muchos, Víctor se fija en los niños y los saluda. Y se nota que ellos perciben su genuino amor y que esa atención les bendice. El Papel de los Abuelos La relación con los abuelos es sumamente importante para la autoestima y el desarrollo del carácter de los niños. Algunos estudios revelan que los niños que se han criado cerca de sus abuelos y pasan tiempo con ellos, tienen un alto sentido de seguridad y bienestar. Y cuando el abuelo es cristiano y bendice activamente con sus palabras, ¡cuánto más beneficio recibe el niño! A mi esposo y a mí, ¡nos encanta ser abuelitos! No hay nada como los nietos para ayudarnos a disfrutar de las cosas sencillas de la vida… como observar los gatitos, perritos y otros animales. Como adultos, somos tan serios que ya no sabemos reír. Además de que el estar con niños nos beneficia a nosotros, los abuelitos tenemos el gran privilegio de compartir con los nietos nuestras experiencias en la vida de fe. David declaró que desde su juventud Dios le había enseñado y luego dijo: Salmo 71:18 “Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad y tu potencia a todos los que han de venir”. Él quería declarar el poder de Dios a la próxima generación. Cuando nuestro primer nieto, Michael, se graduó de la preparatoria y antes de ir al colegio bíblico, sus papás le hicieron una fiesta. Haydeé, mi nuera, con su tremenda creatividad, había convertido el patio de su casa en un jardín precioso. A la vez, había rica comida y calurosa convivencia entre amistades, tanto de jóvenes como adultos. Pero la parte principal de la noche fue el tiempo de “impartir bendición” a Michael. ¡Cómo nos sentimos privilegiados Víctor y yo de que fuimos nosotros, los abuelos, los primeros que llamaron para pasar al frente a bendecir a su hijo! No recuerdo las palabras exactas que pronunciamos aquella noche mientras le impusimos manos, pero declaramos bienestar, inteligencia, salud y sobre todo, que su espíritu fuera fuerte para siempre oír la voz del Señor y seguir sus mandamientos. Afirmamos que él viviría en santidad y que realizaría su destino en Dios de ser una bendición a su generación y trastornador del mundo. Si tú no tienes la dicha de estar cerca de tus nietos, físicamente, puedes estar cerca espiritualmente. Cuando oras por ellos, declara en fe palabras de bendición sobre sus vidas. ¡Jamás nos olvidemos del poder de las oraciones de los abuelos! Todavía recuerdo una frase de nuestro amigo Wayne Myers, misionero veterano en México. Frecuentemente, cuando se había evitado milagrosamente un accidente o tragedia, él decía: “¡La abuelita de alguien estaba orando!” El Señor te bendiga y te guarde; el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; el Señor alce sobre ti su rostro, y te dé paz. Adaptado de Números 6:24-26 |
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Capítulo V PT. 2 La Facultad de Bendecir - Otros Tres Tipos de Bendición Empieza ahora Nunca es demasiado tarde para empezar a declarar bendición sobre los hijos – con o sin ellos presentes. Hace ya algún tiempo nuestros dos hijos, Chris y Marcos, con sus cónyuges Haydeé y Paty, y sus hijos, que viven cerca de nosotros, estuvieron en nuestra casa. Antes de despedirnos, mi esposo y yo les dijimos: “Hijos, siempre hemos orado por ustedes, pero cuando eran chiquitos, no sabíamos del poder sobrenatural que hay en imponer manos y declarar bendición sobre los hijos. Ahora que hemos aprendido, queremos hacerlo”. De modo que impusimos manos sobre cada uno y declaramos bendiciones sobre ellos. Aunque diariamente mientras oramos, declaramos bendición sobre ellos y sobre nuestra hija y su familia en el estado de Kansas, queríamos hacerlo con ellos, imponiéndoles las manos. ¡Nunca es demasiado tarde! No se nos olviden los niños De igual manera como Jesús impuso sus manos sobre los niños y los bendijo, nosotros también podemos hacerlo. Hemos hablado de la importancia de declarar bendición sobre nuestros propios hijos, pero debemos estar al pendiente de bendecir a otros niños también. Me dio gusto cuando un domingo, después de la reunión, un niño de unos once años se me acercó y me dijo: “Hermana Gloria, ¿me puede bendecir?” Obviamente, él había estado muy atento a las enseñanzas sobre el bendecir el uno al otro. Le pregunté su nombre y luego puse mi mano sobre su cabeza y empecé a declarar algunas de las promesas de Dios sobre su vida. Lo que me impresionó es que a la semana siguiente, este niño, Alejandro, vino conmigo otra vez, pero ahora acompañado de su primo, casi de la misma edad. Me dijo: “Mi primo quiere una bendición también”. ¡Cuánto podemos aprender de la sencillez y la fe de los niños! La forma de bendecir a los niños puede incluir cosas tan sencillas como: Acariciar con amor, escuchar, besar, abrazar, elogiar. Mi esposo me es un tremendo ejemplo de alguien que se fija en los niños y los saluda. En una congregación de cinco mil, es imposible saludar a todo el mundo, pero frecuentemente cuando termina la reunión y estamos saludando a muchos, Víctor se fija en los niños y los saluda. Y se nota que ellos perciben su genuino amor y que esa atención les bendice. El Papel de los Abuelos La relación con los abuelos es sumamente importante para la autoestima y el desarrollo del carácter de los niños. Algunos estudios revelan que los niños que se han criado cerca de sus abuelos y pasan tiempo con ellos, tienen un alto sentido de seguridad y bienestar. Y cuando el abuelo es cristiano y bendice activamente con sus palabras, ¡cuánto más beneficio recibe el niño! A mi esposo y a mí, ¡nos encanta ser abuelitos! No hay nada como los nietos para ayudarnos a disfrutar de las cosas sencillas de la vida… como observar los gatitos, perritos y otros animales. Como adultos, somos tan serios que ya no sabemos reír. Además de que el estar con niños nos beneficia a nosotros, los abuelitos tenemos el gran privilegio de compartir con los nietos nuestras experiencias en la vida de fe. David declaró que desde su juventud Dios le había enseñado y luego dijo: Salmo 71:18 “Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad y tu potencia a todos los que han de venir”. Él quería declarar el poder de Dios a la próxima generación. Cuando nuestro primer nieto, Michael, se graduó de la preparatoria y antes de ir al colegio bíblico, sus papás le hicieron una fiesta. Haydeé, mi nuera, con su tremenda creatividad, había convertido el patio de su casa en un jardín precioso. A la vez, había rica comida y calurosa convivencia entre amistades, tanto de jóvenes como adultos. Pero la parte principal de la noche fue el tiempo de “impartir bendición” a Michael. ¡Cómo nos sentimos privilegiados Víctor y yo de que fuimos nosotros, los abuelos, los primeros que llamaron para pasar al frente a bendecir a su hijo! No recuerdo las palabras exactas que pronunciamos aquella noche mientras le impusimos manos, pero declaramos bienestar, inteligencia, salud y sobre todo, que su espíritu fuera fuerte para siempre oír la voz del Señor y seguir sus mandamientos. Afirmamos que él viviría en santidad y que realizaría su destino en Dios de ser una bendición a su generación y trastornador del mundo. Si tú no tienes la dicha de estar cerca de tus nietos, físicamente, puedes estar cerca espiritualmente. Cuando oras por ellos, declara en fe palabras de bendición sobre sus vidas. ¡Jamás nos olvidemos del poder de las oraciones de los abuelos! Todavía recuerdo una frase de nuestro amigo Wayne Myers, misionero veterano en México. Frecuentemente, cuando se había evitado milagrosamente un accidente o tragedia, él decía: “¡La abuelita de alguien estaba orando!” El Señor te bendiga y te guarde; el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; el Señor alce sobre ti su rostro, y te dé paz. Adaptado de Números 6:24-26 |
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No se nos olviden los niños De igual manera como Jesús impuso sus manos sobre los niños y los bendijo, nosotros también podemos hacerlo. Hemos hablado de la importancia de declarar bendición sobre nuestros propios hijos, pero debemos estar al pendiente de bendecir a otros niños también. Me dio gusto cuando un domingo, después de la reunión, un niño de unos once años se me acercó y me dijo: “Hermana Gloria, ¿me puede bendecir?” Obviamente, él había estado muy atento a las enseñanzas sobre el bendecir el uno al otro. Le pregunté su nombre y luego puse mi mano sobre su cabeza y empecé a declarar algunas de las promesas de Dios sobre su vida. Lo que me impresionó es que a la semana siguiente, este niño, Alejandro, vino conmigo otra vez, pero ahora acompañado de su primo, casi de la misma edad. Me dijo: “Mi primo quiere una bendición también”. ¡Cuánto podemos aprender de la sencillez y la fe de los niños! La forma de bendecir a los niños puede incluir cosas tan sencillas como: Acariciar con amor, escuchar, besar, abrazar, elogiar. Mi esposo me es un tremendo ejemplo de alguien que se fija en los niños y los saluda. En una congregación de cinco mil, es imposible saludar a todo el mundo, pero frecuentemente cuando termina la reunión y estamos saludando a muchos, Víctor se fija en los niños y los saluda. Y se nota que ellos perciben su genuino amor y que esa atención les bendice. El Papel de los Abuelos La relación con los abuelos es sumamente importante para la autoestima y el desarrollo del carácter de los niños. Algunos estudios revelan que los niños que se han criado cerca de sus abuelos y pasan tiempo con ellos, tienen un alto sentido de seguridad y bienestar. Y cuando el abuelo es cristiano y bendice activamente con sus palabras, ¡cuánto más beneficio recibe el niño! A mi esposo y a mí, ¡nos encanta ser abuelitos! No hay nada como los nietos para ayudarnos a disfrutar de las cosas sencillas de la vida… como observar los gatitos, perritos y otros animales. Como adultos, somos tan serios que ya no sabemos reír. Además de que el estar con niños nos beneficia a nosotros, los abuelitos tenemos el gran privilegio de compartir con los nietos nuestras experiencias en la vida de fe. David declaró que desde su juventud Dios le había enseñado y luego dijo: Salmo 71:18 “Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad y tu potencia a todos los que han de venir”. Él quería declarar el poder de Dios a la próxima generación. Cuando nuestro primer nieto, Michael, se graduó de la preparatoria y antes de ir al colegio bíblico, sus papás le hicieron una fiesta. Haydeé, mi nuera, con su tremenda creatividad, había convertido el patio de su casa en un jardín precioso. A la vez, había rica comida y calurosa convivencia entre amistades, tanto de jóvenes como adultos. Pero la parte principal de la noche fue el tiempo de “impartir bendición” a Michael. ¡Cómo nos sentimos privilegiados Víctor y yo de que fuimos nosotros, los abuelos, los primeros que llamaron para pasar al frente a bendecir a su hijo! No recuerdo las palabras exactas que pronunciamos aquella noche mientras le impusimos manos, pero declaramos bienestar, inteligencia, salud y sobre todo, que su espíritu fuera fuerte para siempre oír la voz del Señor y seguir sus mandamientos. Afirmamos que él viviría en santidad y que realizaría su destino en Dios de ser una bendición a su generación y trastornador del mundo. Si tú no tienes la dicha de estar cerca de tus nietos, físicamente, puedes estar cerca espiritualmente. Cuando oras por ellos, declara en fe palabras de bendición sobre sus vidas. ¡Jamás nos olvidemos del poder de las oraciones de los abuelos! Todavía recuerdo una frase de nuestro amigo Wayne Myers, misionero veterano en México. Frecuentemente, cuando se había evitado milagrosamente un accidente o tragedia, él decía: “¡La abuelita de alguien estaba orando!” El Señor te bendiga y te guarde; el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; el Señor alce sobre ti su rostro, y te dé paz. Adaptado de Números 6:24-26 |
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