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El Jesús Auténtico Pt. XVI | |||||||
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Vimos en la lección anterior que Dios está buscando un pueblo compasivo, con misericordia, en el cual pueda depositar su poder para hacer los milagros que Él quiere que hagamos en su Nombre y que sigamos siendo humildes, moldeables en sus manos y obedientes, para que el enemigo no destruya la obra de nuestras manos y podamos cumplir los propósitos de Dios. Ahora vamos a leer en Mateo 15: 21-28 21. Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. 22. Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. 23. Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. 24. El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 25. Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! 26. Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. 27. Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. 28. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora. Perseverancia, ¿verdad? Esa mujer sabía que el Señor, hijo de David, era su única esperanza y no iba a darse por vencida, por eso, ella mostró su fe a través de su persistencia. Probablemente Jesús, en esta prueba, estaba ayudándola a que su fe creciera. Muchas veces a través de las pruebas en nuestra vida es que nuestra fe crece. Yo quisiera vivir una vida sin pruebas o sin problemas en todos los años que me restan para vivir. Yo creo que voy a vivir ciento diez años y, me gustaría vivirlos sin ningún problema. A ti te gustaría no tener más problemas en la vida, ¿verdad? Pero, los problemas y las pruebas pueden provocar que nuestra fe crezca y prepararnos para lo que Dios quiere en nuestras vidas. Seamos como esta mujer cananea; ¡persistente! ¡No te rindas! ¡No te rindas! Jesús hizo todas esas cosas y Él continúa haciendo milagros, sanidades y prodigios hasta el día de hoy. La incredulidad que tienen muchos seguidores de Jesús, ha dejado a muchos sin este poder y sin esta compasión, pero nosotros, que abrazamos el reino de los cielos, aquí y ahora, podemos tener misericordia y poder. Leamos en Oseas 6:6 Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos. También en Oseas 12:6 podemos leer: Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre. ¿Podemos confiar en Dios siempre? Leamos en Miqueas 6:6-8 6. ¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? 7. ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? 8. Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. ¡Bueno!... Vemos que, según su Palabra: Necesitamos hacer justicia, tener misericordia por las personas que están en necesidad y ser humildes ante Dios y entonces; ¡recibiremos el poder y la autoridad de Dios! Jesús ministró en gran poder; su compasión, su justicia y su humildad era tal, que operó en lo sobrenatural haciendo bien a las personas enfermas y afligidas. ¡Imposible para el hombre!, ¿verdad? Pero, ¡posible para Dios! En Juan 14:11-12 Él dijo: 11. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. 12. De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. ¿Difícil de creer?, pero es la Palabra de Dios. Si tú crees que esto sólo es para el pastor o el profeta, estas equivocado, Él ha venido para que el pueblo también tenga poder, pero, necesitamos hacer lo que Jehová te ha declarado que es bueno, y lo que pide Él de ti:
Necesitamos humillarnos ante nuestro Dios y rogarle como el rey David lo hacía; que Él borre nuestras maldades, que renueve un espíritu recto dentro de nosotros y que su Espíritu Santo nos sustente, nos llene y que el gozo de su salvación vuelva otra vez. Entonces, vendrá el poder de lo alto y al enseñar el evangelio, los pecadores se convertirán al Señor y muchos sanarán de sus enfermedades y serán librados de las ataduras de Satanás. Así puede ser contigo y conmigo. ¿Quieres lo que Dios quiere? Hasta este día, ¿has sido solo espectador? Pero, ¿quieres algo nuevo, algo fresco? ¡Ora al Señor! ¡Jesús! Te pido perdón por mi maldad, porque no he hecho justicia con el necesitado, ni he tenido misericordia cuando he visto que una persona tiene necesidad; perdóname porque he sido orgulloso(a) en mi corazón y me ha faltado ser humilde ante ti. Te pido por favor, que pueda hacer el bien que tú me pides: Solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarme ante ti. |
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Por: Hno. Victor Richards
El Jesús Auténtico Pt. XVI |
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Vimos en la lección anterior que Dios está buscando un pueblo compasivo, con misericordia, en el cual pueda depositar su poder para hacer los milagros que Él quiere que hagamos en su Nombre y que sigamos siendo humildes, moldeables en sus manos y obedientes, para que el enemigo no destruya la obra de nuestras manos y podamos cumplir los propósitos de Dios. Ahora vamos a leer en Mateo 15: 21-28 21. Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. 22. Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. 23. Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. 24. El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 25. Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! 26. Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. 27. Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. 28. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora. Perseverancia, ¿verdad? Esa mujer sabía que el Señor, hijo de David, era su única esperanza y no iba a darse por vencida, por eso, ella mostró su fe a través de su persistencia. Probablemente Jesús, en esta prueba, estaba ayudándola a que su fe creciera. Muchas veces a través de las pruebas en nuestra vida es que nuestra fe crece. Yo quisiera vivir una vida sin pruebas o sin problemas en todos los años que me restan para vivir. Yo creo que voy a vivir ciento diez años y, me gustaría vivirlos sin ningún problema. A ti te gustaría no tener más problemas en la vida, ¿verdad? Pero, los problemas y las pruebas pueden provocar que nuestra fe crezca y prepararnos para lo que Dios quiere en nuestras vidas. Seamos como esta mujer cananea; ¡persistente! ¡No te rindas! ¡No te rindas! Jesús hizo todas esas cosas y Él continúa haciendo milagros, sanidades y prodigios hasta el día de hoy. La incredulidad que tienen muchos seguidores de Jesús, ha dejado a muchos sin este poder y sin esta compasión, pero nosotros, que abrazamos el reino de los cielos, aquí y ahora, podemos tener misericordia y poder. Leamos en Oseas 6:6 Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos. También en Oseas 12:6 podemos leer: Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre. ¿Podemos confiar en Dios siempre? Leamos en Miqueas 6:6-8 6. ¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? 7. ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? 8. Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. ¡Bueno!... Vemos que, según su Palabra: Necesitamos hacer justicia, tener misericordia por las personas que están en necesidad y ser humildes ante Dios y entonces; ¡recibiremos el poder y la autoridad de Dios! Jesús ministró en gran poder; su compasión, su justicia y su humildad era tal, que operó en lo sobrenatural haciendo bien a las personas enfermas y afligidas. ¡Imposible para el hombre!, ¿verdad? Pero, ¡posible para Dios! En Juan 14:11-12 Él dijo: 11. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. 12. De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. ¿Difícil de creer?, pero es la Palabra de Dios. Si tú crees que esto sólo es para el pastor o el profeta, estas equivocado, Él ha venido para que el pueblo también tenga poder, pero, necesitamos hacer lo que Jehová te ha declarado que es bueno, y lo que pide Él de ti:
Necesitamos humillarnos ante nuestro Dios y rogarle como el rey David lo hacía; que Él borre nuestras maldades, que renueve un espíritu recto dentro de nosotros y que su Espíritu Santo nos sustente, nos llene y que el gozo de su salvación vuelva otra vez. Entonces, vendrá el poder de lo alto y al enseñar el evangelio, los pecadores se convertirán al Señor y muchos sanarán de sus enfermedades y serán librados de las ataduras de Satanás. Así puede ser contigo y conmigo. ¿Quieres lo que Dios quiere? Hasta este día, ¿has sido solo espectador? Pero, ¿quieres algo nuevo, algo fresco? ¡Ora al Señor! ¡Jesús! Te pido perdón por mi maldad, porque no he hecho justicia con el necesitado, ni he tenido misericordia cuando he visto que una persona tiene necesidad; perdóname porque he sido orgulloso(a) en mi corazón y me ha faltado ser humilde ante ti. Te pido por favor, que pueda hacer el bien que tú me pides: Solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarme ante ti. |
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El Jesús Auténtico Pt. XVI |
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Vimos en la lección anterior que Dios está buscando un pueblo compasivo, con misericordia, en el cual pueda depositar su poder para hacer los milagros que Él quiere que hagamos en su Nombre y que sigamos siendo humildes, moldeables en sus manos y obedientes, para que el enemigo no destruya la obra de nuestras manos y podamos cumplir los propósitos de Dios. Ahora vamos a leer en Mateo 15: 21-28 21. Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. 22. Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. 23. Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. 24. El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 25. Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! 26. Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. 27. Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. 28. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora. Perseverancia, ¿verdad? Esa mujer sabía que el Señor, hijo de David, era su única esperanza y no iba a darse por vencida, por eso, ella mostró su fe a través de su persistencia. Probablemente Jesús, en esta prueba, estaba ayudándola a que su fe creciera. Muchas veces a través de las pruebas en nuestra vida es que nuestra fe crece. Yo quisiera vivir una vida sin pruebas o sin problemas en todos los años que me restan para vivir. Yo creo que voy a vivir ciento diez años y, me gustaría vivirlos sin ningún problema. A ti te gustaría no tener más problemas en la vida, ¿verdad? Pero, los problemas y las pruebas pueden provocar que nuestra fe crezca y prepararnos para lo que Dios quiere en nuestras vidas. Seamos como esta mujer cananea; ¡persistente! ¡No te rindas! ¡No te rindas! Jesús hizo todas esas cosas y Él continúa haciendo milagros, sanidades y prodigios hasta el día de hoy. La incredulidad que tienen muchos seguidores de Jesús, ha dejado a muchos sin este poder y sin esta compasión, pero nosotros, que abrazamos el reino de los cielos, aquí y ahora, podemos tener misericordia y poder. Leamos en Oseas 6:6 Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos. También en Oseas 12:6 podemos leer: Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre. ¿Podemos confiar en Dios siempre? Leamos en Miqueas 6:6-8 6. ¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? 7. ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? 8. Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. ¡Bueno!... Vemos que, según su Palabra: Necesitamos hacer justicia, tener misericordia por las personas que están en necesidad y ser humildes ante Dios y entonces; ¡recibiremos el poder y la autoridad de Dios! Jesús ministró en gran poder; su compasión, su justicia y su humildad era tal, que operó en lo sobrenatural haciendo bien a las personas enfermas y afligidas. ¡Imposible para el hombre!, ¿verdad? Pero, ¡posible para Dios! En Juan 14:11-12 Él dijo: 11. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. 12. De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. ¿Difícil de creer?, pero es la Palabra de Dios. Si tú crees que esto sólo es para el pastor o el profeta, estas equivocado, Él ha venido para que el pueblo también tenga poder, pero, necesitamos hacer lo que Jehová te ha declarado que es bueno, y lo que pide Él de ti:
Necesitamos humillarnos ante nuestro Dios y rogarle como el rey David lo hacía; que Él borre nuestras maldades, que renueve un espíritu recto dentro de nosotros y que su Espíritu Santo nos sustente, nos llene y que el gozo de su salvación vuelva otra vez. Entonces, vendrá el poder de lo alto y al enseñar el evangelio, los pecadores se convertirán al Señor y muchos sanarán de sus enfermedades y serán librados de las ataduras de Satanás. Así puede ser contigo y conmigo. ¿Quieres lo que Dios quiere? Hasta este día, ¿has sido solo espectador? Pero, ¿quieres algo nuevo, algo fresco? ¡Ora al Señor! ¡Jesús! Te pido perdón por mi maldad, porque no he hecho justicia con el necesitado, ni he tenido misericordia cuando he visto que una persona tiene necesidad; perdóname porque he sido orgulloso(a) en mi corazón y me ha faltado ser humilde ante ti. Te pido por favor, que pueda hacer el bien que tú me pides: Solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarme ante ti. |
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