Orando para lograr resultados | |||||||
IV. La cuarta marca en la pistaPerdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Pudiéramos también titularla: “Cómo convivir con todos todo el tiempo”. Perdonar es clave importante para alcanzar la victoria espiritual. La falta de perdón ocasiona que muchas oraciones queden sin respuesta. Esta marca tiene tres aspectos principales: 1. Pide perdón a Dios. 1. Pide perdón a DiosAl orar: “perdónanos nuestras deudas”, debemos pedir a Dios que examine nuestros corazones y nuestras motivaciones. Tomemos por ejemplo a David, quien dijo: Salmo 139:23-24 Si en ese momento recuerdas un pecado no confesado, confiésalo y acepta la promesa en 1 Juan 1:9 ¿Ya confesaste tu pecado? ¿Ya te arrepentiste? Entonces estás cobijado bajo la sangre de Jesús y no debes permitir que el enemigo te siga atormentando. Recuerda las palabras de San Pablo: Romanos 8:1 2. Perdona tantas veces como quieras que se te perdoneEl meollo de esta enseñanza es: Perdónanos... COMO perdonamos. San Pedro se acercó una vez a Jesús y le preguntó: Mateo 18:21-22 De hecho Jesús le dijo que perdonara tantas veces como fuera ofendido. ¿Acaso no es esto lo que queremos de Dios? ¿No es verdad que queremos que nos perdone cada vez que lo ofendamos? Jesús, entonces añadió una historia sencilla, pero con un significado muy profundo que ahora veremos: Mateo 18:23-35 A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas”. Lo primero que nos enseña esta historia es que Dios nos ha perdonado una deuda tan enorme que es imposible de pagar. El criado debía al rey diez mil talentos (unos diez mil dólares) cantidad que jamás podría pagar. Pero este criado tiene un compañero de trabajo que le debe cien denarios, o sea como 20 dólares. Cuando éste le pide que le perdone la deuda, fijate que dice: “Mas él no quiso” y lo mandó a la cárcel. Perdonar a otros depende de nuestra voluntad y si no lo hacemos es porque no queremos. No es cuestión de emociones, como cuando alguien se excusa diciendo: “Pues no siento que pueda perdonar” o “no me nace perdonar”, es una pobre excusa porque perdonar es asunto de la voluntad, no de las emociones. La reacción del rey cuando descubre la dureza de aquel siervo, nos revela cómo es el corazón de Dios. En el versículo 33 él hace una pregunta que es la que Dios hace a cada uno de nosotros: Mateo 18:33 Cuando comprendemos todo lo que Dios nos ha perdonado, entonces podemos perdonar libremente a quienes nos ofenden. Si a ti se te hace difícil perdonar, ruégale al Señor que te dé una revelación del Calvario y del precio que Él pagó por tus pecados. Isaías 53:5-6 La cruz nos da una vislumbre del perdón en el corazón del Padre. ¿Observaste qué fin tuvo el siervo que no perdonó? Fue entregado al tormento de los verdugos, es decir, de los demonios. Muchos cristianos permanecen atormentados, amargados y oprimidos; no hay oración ni ayuno que los libre, pero su liberación vendrá cuando decidan perdonar. 3. Mantén una actitud correcta hacia los demás¿Cómo podemos mantenernos siempre en actitud correcta? No esperes hasta que tengas una confrontación con alguien. Cada mañana decide en oración que perdonarás a cualquiera que te ofenda ese día. Recuerda: el perdonar no es una emoción sino una DECISIÓN. No permitas que la emoción de autolástima te robe tu gozo y tu paz. Vive en un espíritu de perdón. El Espíritu de Dios es capaz de vencer esos espíritus de enojo y rencor. Ahora mismo expresa conmigo esta oración de liberación: Padre Celestial, muchas gracias por haber perdonado todos mis pecados. Gracias Señor Jesús porque derramaste tu sangre para que fuera perdonado. Delante de ti tomo ahora mismo la decisión de perdonar a todo el que peque contra mí; yo le perdonaré sin importar lo grave de su pecado contra mí. Señor Jesús yo creo que tú me libras de toda clase de tormentos. En el nombre de Jesús, ahora mismo recibo la liberación de mi cuerpo, mi mente y pensamientos y en las áreas de mi familia, mis finanzas y mi espíritu. Puesto que ya soy libre en Jesús responderé a cada ofensa devolviendo amor y perdón. Amén. |
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IV. La cuarta marca en la pistaPerdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Pudiéramos también titularla: “Cómo convivir con todos todo el tiempo”. Perdonar es clave importante para alcanzar la victoria espiritual. La falta de perdón ocasiona que muchas oraciones queden sin respuesta. Esta marca tiene tres aspectos principales: 1. Pide perdón a Dios. 1. Pide perdón a DiosAl orar: “perdónanos nuestras deudas”, debemos pedir a Dios que examine nuestros corazones y nuestras motivaciones. Tomemos por ejemplo a David, quien dijo: Salmo 139:23-24 Si en ese momento recuerdas un pecado no confesado, confiésalo y acepta la promesa en 1 Juan 1:9 ¿Ya confesaste tu pecado? ¿Ya te arrepentiste? Entonces estás cobijado bajo la sangre de Jesús y no debes permitir que el enemigo te siga atormentando. Recuerda las palabras de San Pablo: Romanos 8:1 2. Perdona tantas veces como quieras que se te perdoneEl meollo de esta enseñanza es: Perdónanos... COMO perdonamos. San Pedro se acercó una vez a Jesús y le preguntó: Mateo 18:21-22 De hecho Jesús le dijo que perdonara tantas veces como fuera ofendido. ¿Acaso no es esto lo que queremos de Dios? ¿No es verdad que queremos que nos perdone cada vez que lo ofendamos? Jesús, entonces añadió una historia sencilla, pero con un significado muy profundo que ahora veremos: Mateo 18:23-35 A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas”. Lo primero que nos enseña esta historia es que Dios nos ha perdonado una deuda tan enorme que es imposible de pagar. El criado debía al rey diez mil talentos (unos diez mil dólares) cantidad que jamás podría pagar. Pero este criado tiene un compañero de trabajo que le debe cien denarios, o sea como 20 dólares. Cuando éste le pide que le perdone la deuda, fijate que dice: “Mas él no quiso” y lo mandó a la cárcel. Perdonar a otros depende de nuestra voluntad y si no lo hacemos es porque no queremos. No es cuestión de emociones, como cuando alguien se excusa diciendo: “Pues no siento que pueda perdonar” o “no me nace perdonar”, es una pobre excusa porque perdonar es asunto de la voluntad, no de las emociones. La reacción del rey cuando descubre la dureza de aquel siervo, nos revela cómo es el corazón de Dios. En el versículo 33 él hace una pregunta que es la que Dios hace a cada uno de nosotros: Mateo 18:33 Cuando comprendemos todo lo que Dios nos ha perdonado, entonces podemos perdonar libremente a quienes nos ofenden. Si a ti se te hace difícil perdonar, ruégale al Señor que te dé una revelación del Calvario y del precio que Él pagó por tus pecados. Isaías 53:5-6 La cruz nos da una vislumbre del perdón en el corazón del Padre. ¿Observaste qué fin tuvo el siervo que no perdonó? Fue entregado al tormento de los verdugos, es decir, de los demonios. Muchos cristianos permanecen atormentados, amargados y oprimidos; no hay oración ni ayuno que los libre, pero su liberación vendrá cuando decidan perdonar. 3. Mantén una actitud correcta hacia los demás¿Cómo podemos mantenernos siempre en actitud correcta? No esperes hasta que tengas una confrontación con alguien. Cada mañana decide en oración que perdonarás a cualquiera que te ofenda ese día. Recuerda: el perdonar no es una emoción sino una DECISIÓN. No permitas que la emoción de autolástima te robe tu gozo y tu paz. Vive en un espíritu de perdón. El Espíritu de Dios es capaz de vencer esos espíritus de enojo y rencor. Ahora mismo expresa conmigo esta oración de liberación: Padre Celestial, muchas gracias por haber perdonado todos mis pecados. Gracias Señor Jesús porque derramaste tu sangre para que fuera perdonado. Delante de ti tomo ahora mismo la decisión de perdonar a todo el que peque contra mí; yo le perdonaré sin importar lo grave de su pecado contra mí. Señor Jesús yo creo que tú me libras de toda clase de tormentos. En el nombre de Jesús, ahora mismo recibo la liberación de mi cuerpo, mi mente y pensamientos y en las áreas de mi familia, mis finanzas y mi espíritu. Puesto que ya soy libre en Jesús responderé a cada ofensa devolviendo amor y perdón. Amén. |
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IV. La cuarta marca en la pistaPerdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Pudiéramos también titularla: “Cómo convivir con todos todo el tiempo”. Perdonar es clave importante para alcanzar la victoria espiritual. La falta de perdón ocasiona que muchas oraciones queden sin respuesta. Esta marca tiene tres aspectos principales: 1. Pide perdón a Dios. 1. Pide perdón a DiosAl orar: “perdónanos nuestras deudas”, debemos pedir a Dios que examine nuestros corazones y nuestras motivaciones. Tomemos por ejemplo a David, quien dijo: Salmo 139:23-24 Si en ese momento recuerdas un pecado no confesado, confiésalo y acepta la promesa en 1 Juan 1:9 ¿Ya confesaste tu pecado? ¿Ya te arrepentiste? Entonces estás cobijado bajo la sangre de Jesús y no debes permitir que el enemigo te siga atormentando. Recuerda las palabras de San Pablo: Romanos 8:1 2. Perdona tantas veces como quieras que se te perdoneEl meollo de esta enseñanza es: Perdónanos... COMO perdonamos. San Pedro se acercó una vez a Jesús y le preguntó: Mateo 18:21-22 De hecho Jesús le dijo que perdonara tantas veces como fuera ofendido. ¿Acaso no es esto lo que queremos de Dios? ¿No es verdad que queremos que nos perdone cada vez que lo ofendamos? Jesús, entonces añadió una historia sencilla, pero con un significado muy profundo que ahora veremos: Mateo 18:23-35 A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas”. Lo primero que nos enseña esta historia es que Dios nos ha perdonado una deuda tan enorme que es imposible de pagar. El criado debía al rey diez mil talentos (unos diez mil dólares) cantidad que jamás podría pagar. Pero este criado tiene un compañero de trabajo que le debe cien denarios, o sea como 20 dólares. Cuando éste le pide que le perdone la deuda, fijate que dice: “Mas él no quiso” y lo mandó a la cárcel. Perdonar a otros depende de nuestra voluntad y si no lo hacemos es porque no queremos. No es cuestión de emociones, como cuando alguien se excusa diciendo: “Pues no siento que pueda perdonar” o “no me nace perdonar”, es una pobre excusa porque perdonar es asunto de la voluntad, no de las emociones. La reacción del rey cuando descubre la dureza de aquel siervo, nos revela cómo es el corazón de Dios. En el versículo 33 él hace una pregunta que es la que Dios hace a cada uno de nosotros: Mateo 18:33 Cuando comprendemos todo lo que Dios nos ha perdonado, entonces podemos perdonar libremente a quienes nos ofenden. Si a ti se te hace difícil perdonar, ruégale al Señor que te dé una revelación del Calvario y del precio que Él pagó por tus pecados. Isaías 53:5-6 La cruz nos da una vislumbre del perdón en el corazón del Padre. ¿Observaste qué fin tuvo el siervo que no perdonó? Fue entregado al tormento de los verdugos, es decir, de los demonios. Muchos cristianos permanecen atormentados, amargados y oprimidos; no hay oración ni ayuno que los libre, pero su liberación vendrá cuando decidan perdonar. 3. Mantén una actitud correcta hacia los demás¿Cómo podemos mantenernos siempre en actitud correcta? No esperes hasta que tengas una confrontación con alguien. Cada mañana decide en oración que perdonarás a cualquiera que te ofenda ese día. Recuerda: el perdonar no es una emoción sino una DECISIÓN. No permitas que la emoción de autolástima te robe tu gozo y tu paz. Vive en un espíritu de perdón. El Espíritu de Dios es capaz de vencer esos espíritus de enojo y rencor. Ahora mismo expresa conmigo esta oración de liberación: Padre Celestial, muchas gracias por haber perdonado todos mis pecados. Gracias Señor Jesús porque derramaste tu sangre para que fuera perdonado. Delante de ti tomo ahora mismo la decisión de perdonar a todo el que peque contra mí; yo le perdonaré sin importar lo grave de su pecado contra mí. Señor Jesús yo creo que tú me libras de toda clase de tormentos. En el nombre de Jesús, ahora mismo recibo la liberación de mi cuerpo, mi mente y pensamientos y en las áreas de mi familia, mis finanzas y mi espíritu. Puesto que ya soy libre en Jesús responderé a cada ofensa devolviendo amor y perdón. Amén. |
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