CUATRO ANCLAS EN TIEMPOS DE TEMPESTAD | |||||||
NUESTRAS ORACIONES Parte dos Amada Iglesia: La semana pasada hablamos de la importancia de nuestras oraciones en reinos espirituales y de cómo Dios nos ha encomendado que estemos orando sin cesar por todas las personas que habitan en este mundo. Primeramente, por los que están en eminencia: los reyes de la tierra para que vengan al arrepentimiento y al conocimiento de Cristo. No hay otra manera de que el reino de Dios sea establecido en los reinos de este mundo; por eso, cuando nuestro Señor Jesucristo enseñó a sus discípulos a orar a través de lo que nosotros hemos llamado “Padre nuestro…”, hay una parte que oramos: “Venga tu reino y sea hecha tu voluntad en la tierra, así como se hace en el cielo…”. Esto es un ancla para nosotros en tiempo de tormenta, ¿verdad? Es cierto que la maldad en todas sus horribles caras se ha disparado de tal forma que parece que no tiene fin y que no hay esperanza, pero, tal vez hay gente que pregunta: “¿Qué podemos hacer?”. Podemos orar, orar y orar en el poderoso Nombre de Jesús. Podemos ver en la historia del profeta Daniel, que los ángeles respondieron a las palabras en oración de Daniel. Entonces, cuando intercedemos y oramos a Dios, hay respuesta a favor de nosotros. ¡Gloria a Dios! Ahora vamos a la primera carta de Pedro. Primera de Pedro 5 del 8 al 9: 8. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 9. al cual resistid firmes en la fe… Pero, ¿cuál es el contexto de esta Escritura? ¿Cómo podemos resistir firmes en la fe? Si leemos completo esta Escritura, sería así: Primera de Pedro 5 del 1 al 9 1. Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: 2. Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; 3. no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. 4. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. 5. Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. 6. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; 7. echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. 8. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 9. al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. 10. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. 11. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. ¡Wow! ¡Que palabra! ¿Verdad? Nos habla a todos; ancianos y líderes de la iglesia, pastores, hombres, mujeres y jóvenes. Todo se resume en ser humildes ante Dios, hacer justicia y misericordia con las personas que Dios nos ha dado para cuidar de ellas. En otras palabras; la Escritura nos dice que no os extrañe si también sus ministros se disfracen como ministros de justicia, porque por sus frutos los conoceréis. No solo porque parece ministro de justicia lo es. El fruto requiere más tiempo para verse, yo puedo ver un árbol, pero sus frutos revelan que tipo de árbol es. El mismo satanás se disfraza de ángel de luz y no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia, pero, por sus frutos los conoceremos. Amada Iglesia, Vamos a orar: ¡Poderoso y misericordioso Dios! ¡Cuán grande es tu Poder y bondad para con nosotros! Oh Señor Jehová, por favor perdona a Tu pueblo que has redimido con Tu sangre preciosa y no destruyas la obra de sus manos por causa de nuestra altivez y dureza de corazón. Condúcenos por Tu misericordia en el camino que debemos andar y que los enemigos que se han levantado contra Tu iglesia sean derribados en Tu Nombre Santo Señor Jesucristo. Amén. |
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NUESTRAS ORACIONES Parte dos Amada Iglesia: La semana pasada hablamos de la importancia de nuestras oraciones en reinos espirituales y de cómo Dios nos ha encomendado que estemos orando sin cesar por todas las personas que habitan en este mundo. Primeramente, por los que están en eminencia: los reyes de la tierra para que vengan al arrepentimiento y al conocimiento de Cristo. No hay otra manera de que el reino de Dios sea establecido en los reinos de este mundo; por eso, cuando nuestro Señor Jesucristo enseñó a sus discípulos a orar a través de lo que nosotros hemos llamado “Padre nuestro…”, hay una parte que oramos: “Venga tu reino y sea hecha tu voluntad en la tierra, así como se hace en el cielo…”. Esto es un ancla para nosotros en tiempo de tormenta, ¿verdad? Es cierto que la maldad en todas sus horribles caras se ha disparado de tal forma que parece que no tiene fin y que no hay esperanza, pero, tal vez hay gente que pregunta: “¿Qué podemos hacer?”. Podemos orar, orar y orar en el poderoso Nombre de Jesús. Podemos ver en la historia del profeta Daniel, que los ángeles respondieron a las palabras en oración de Daniel. Entonces, cuando intercedemos y oramos a Dios, hay respuesta a favor de nosotros. ¡Gloria a Dios! Ahora vamos a la primera carta de Pedro. Primera de Pedro 5 del 8 al 9: 8. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 9. al cual resistid firmes en la fe… Pero, ¿cuál es el contexto de esta Escritura? ¿Cómo podemos resistir firmes en la fe? Si leemos completo esta Escritura, sería así: Primera de Pedro 5 del 1 al 9 1. Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: 2. Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; 3. no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. 4. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. 5. Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. 6. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; 7. echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. 8. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 9. al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. 10. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. 11. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. ¡Wow! ¡Que palabra! ¿Verdad? Nos habla a todos; ancianos y líderes de la iglesia, pastores, hombres, mujeres y jóvenes. Todo se resume en ser humildes ante Dios, hacer justicia y misericordia con las personas que Dios nos ha dado para cuidar de ellas. En otras palabras; la Escritura nos dice que no os extrañe si también sus ministros se disfracen como ministros de justicia, porque por sus frutos los conoceréis. No solo porque parece ministro de justicia lo es. El fruto requiere más tiempo para verse, yo puedo ver un árbol, pero sus frutos revelan que tipo de árbol es. El mismo satanás se disfraza de ángel de luz y no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia, pero, por sus frutos los conoceremos. Amada Iglesia, Vamos a orar: ¡Poderoso y misericordioso Dios! ¡Cuán grande es tu Poder y bondad para con nosotros! Oh Señor Jehová, por favor perdona a Tu pueblo que has redimido con Tu sangre preciosa y no destruyas la obra de sus manos por causa de nuestra altivez y dureza de corazón. Condúcenos por Tu misericordia en el camino que debemos andar y que los enemigos que se han levantado contra Tu iglesia sean derribados en Tu Nombre Santo Señor Jesucristo. Amén. |
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NUESTRAS ORACIONES Parte dos Amada Iglesia: La semana pasada hablamos de la importancia de nuestras oraciones en reinos espirituales y de cómo Dios nos ha encomendado que estemos orando sin cesar por todas las personas que habitan en este mundo. Primeramente, por los que están en eminencia: los reyes de la tierra para que vengan al arrepentimiento y al conocimiento de Cristo. No hay otra manera de que el reino de Dios sea establecido en los reinos de este mundo; por eso, cuando nuestro Señor Jesucristo enseñó a sus discípulos a orar a través de lo que nosotros hemos llamado “Padre nuestro…”, hay una parte que oramos: “Venga tu reino y sea hecha tu voluntad en la tierra, así como se hace en el cielo…”. Esto es un ancla para nosotros en tiempo de tormenta, ¿verdad? Es cierto que la maldad en todas sus horribles caras se ha disparado de tal forma que parece que no tiene fin y que no hay esperanza, pero, tal vez hay gente que pregunta: “¿Qué podemos hacer?”. Podemos orar, orar y orar en el poderoso Nombre de Jesús. Podemos ver en la historia del profeta Daniel, que los ángeles respondieron a las palabras en oración de Daniel. Entonces, cuando intercedemos y oramos a Dios, hay respuesta a favor de nosotros. ¡Gloria a Dios! Ahora vamos a la primera carta de Pedro. Primera de Pedro 5 del 8 al 9: 8. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 9. al cual resistid firmes en la fe… Pero, ¿cuál es el contexto de esta Escritura? ¿Cómo podemos resistir firmes en la fe? Si leemos completo esta Escritura, sería así: Primera de Pedro 5 del 1 al 9 1. Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: 2. Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; 3. no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. 4. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. 5. Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. 6. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; 7. echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. 8. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 9. al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. 10. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. 11. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. ¡Wow! ¡Que palabra! ¿Verdad? Nos habla a todos; ancianos y líderes de la iglesia, pastores, hombres, mujeres y jóvenes. Todo se resume en ser humildes ante Dios, hacer justicia y misericordia con las personas que Dios nos ha dado para cuidar de ellas. En otras palabras; la Escritura nos dice que no os extrañe si también sus ministros se disfracen como ministros de justicia, porque por sus frutos los conoceréis. No solo porque parece ministro de justicia lo es. El fruto requiere más tiempo para verse, yo puedo ver un árbol, pero sus frutos revelan que tipo de árbol es. El mismo satanás se disfraza de ángel de luz y no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia, pero, por sus frutos los conoceremos. Amada Iglesia, Vamos a orar: ¡Poderoso y misericordioso Dios! ¡Cuán grande es tu Poder y bondad para con nosotros! Oh Señor Jehová, por favor perdona a Tu pueblo que has redimido con Tu sangre preciosa y no destruyas la obra de sus manos por causa de nuestra altivez y dureza de corazón. Condúcenos por Tu misericordia en el camino que debemos andar y que los enemigos que se han levantado contra Tu iglesia sean derribados en Tu Nombre Santo Señor Jesucristo. Amén. |
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