La Uncion | |||||||
Capítulo III Por treinta años nadie atacó a Jesús. Probablemente le vieron como el niño modelo, el adolescente modelo, el joven modelo, el hombre modelo. Hasta que Él fue ungido por Dios y entonces, Él confrontó la incredulidad de la gente y por eso le quisieron matar. Él ya no era el “buen muchacho” ante los ojos de los hombres. Él era obediente a lo que el Padre habló a su corazón. Le gustara a la gente o no, “El Ungido” hablaría la verdad, siempre. |
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Capítulo III Por treinta años nadie atacó a Jesús. Probablemente le vieron como el niño modelo, el adolescente modelo, el joven modelo, el hombre modelo. Hasta que Él fue ungido por Dios y entonces, Él confrontó la incredulidad de la gente y por eso le quisieron matar. Él ya no era el “buen muchacho” ante los ojos de los hombres. Él era obediente a lo que el Padre habló a su corazón. Le gustara a la gente o no, “El Ungido” hablaría la verdad, siempre. |
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Capítulo III Por treinta años nadie atacó a Jesús. Probablemente le vieron como el niño modelo, el adolescente modelo, el joven modelo, el hombre modelo. Hasta que Él fue ungido por Dios y entonces, Él confrontó la incredulidad de la gente y por eso le quisieron matar. Él ya no era el “buen muchacho” ante los ojos de los hombres. Él era obediente a lo que el Padre habló a su corazón. Le gustara a la gente o no, “El Ungido” hablaría la verdad, siempre. |
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