 |
 |
CUANDO LOS HIJOS SE REBELAN | |||||||
|
Cuando nuestros hijos ya jóvenes rechazan las enseñanzas cristianas y nuestras reglas, ¿qué haremos?, ¿encerrarlos en sus cuartos y tirar la llave?, ¿predicarles desde que amanece hasta que oscurece?, ¿enviarlos a una academia militar con la esperanza de que ésta los pueda controlar mejor? En la historia del hijo pródigo, hay lecciones para los padres modernos (Lucas 15). El hijo pródigo representa a cada uno de nosotros en algún momento de nuestras vidas y el padre representa a Dios. Tomando este ejemplo, se puede suponer que el joven había sido criado en una familia amorosa, en la cual él sabía lo que era el perdón y la aceptación incondicional de sus padres. Sin embargo, a pesar de todo esto, este joven moralmente libre decidió pedir su parte de la herencia familiar, irse y alejarse de las reglas y valores morales de sus padres. Su padre sabía lo que él posiblemente iba a hacer con su dinero, pero, ¿cuál fue su reacción?, ¿más reglas?, ¿sermonearlo?, ¿castigarlo hasta que cambie de opinión? Lucas 15:12 “Y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes”. 1. Permitió al hijo vivir las consecuencias de sus propios pecados Es posible que al principio el padre haya tratado de convencer al hijo de no salirse, pero era obvio que el joven no lo iba a escuchar. Fue entonces que el padre, seguramente con gran dolor en el alma, entregó al hijo su herencia. Con sus propios recursos agotados, sabía que el hijo no iba a descansar hasta lograr lo que le obsesionaba. Sabemos lo que pasó después. El hijo gastó todo su dinero y se vio forzado a tomar el único trabajo que pudo conseguir alimentando a los cerdos, lo que era una inmensa desgracia para un judío como él. Y sentado en el campo recobró su sentido: Lucas 15:17 “Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!”. Decidió regresar a casa de su padre, admitir su pecado, pedir perdón y pedir un trabajo como siervo. 2. Siempre aseguró al hijo de su amor incondicional Este joven sabía que su padre siempre lo había amado, aceptado y perdonado en el pasado. Cuando él había querido irse de casa, su padre le demostró por medio de sus acciones una aceptación y un perdón incondicional. Ese es el punto crucial. Él decidió regresar a casa después de haber experimentado la frustración de su estilo de vida, porque tenía una buena razón para creer que su padre lo perdonaría y al menos lo dejaría vivir como un sirviente. ¿Sabe tu hijo que lo amas y lo aceptas aunque no apruebas su conducta? Si no te has acostumbrado a expresar tu amor incondicional, cualquiera que sea la razón, empieza ahora a hacerlo. Haz todo de tu parte para establecer una buena comunicación con tu hijo. Porque sin esta comunicación, las reglas, las amenazas y la disciplina lo alejará aún más. Es necesario aclarar que el amor incondicional no quiere decir aprobación incondicional de las acciones. 3. Le dio una segunda oportunidad Continuando con la historia del hijo pródigo, el joven se dirigió a su casa y cuando llegó, su padre estaba esperándolo ansiosamente. Lucas 15:20 “...Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó”. ¿Cómo lo vio su padre desde tan lejos? A lo mejor subió sobre la colina más alta, de puntillas en sus pies esperando el regreso de su hijo amado. Probablemente estaba ahí todos los días, observando y esperando. Notemos que la Biblia no menciona que el padre estuviera tratando de encontrar a su hijo mientras él vivía en pecado. Él no trató de evitar que desperdiciara su vida, ni tampoco lo rescató cuando estuvo en problemas, sino que esperó el momento en que su hijo se arrepintiera y volviera a casa. Muchos padres hoy en día, siempre quieren resolver los problemas de sus hijos para que no sufran las consecuencias de su rebeldía. Pero éste es un mal concepto del amor. Amar a un hijo es ayudarle a aceptar la responsabilidad por sus acciones. “...Lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó”. El hijo entonces trató de decir su discurso de arrepentimiento. Lucas 15:22-24 “Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse”. Esta es la forma en que Dios trata a un hijo rebelde cuando se arrepiente y quiere volver a casa. Nuestros hijos rebeldes necesitan saber que estamos de su lado y que nuestro perdón siempre estará a su alcance cuando lo pidan. Ellos necesitan saber que Dios es igual. Los padres tenemos el privilegio y la responsabilidad de ser los agentes para mostrar la naturaleza de Dios: perdonar. |
|
||||||
Ver Mas | |||||||
CUANDO LOS HIJOS SE REBELAN |
|
Cuando nuestros hijos ya jóvenes rechazan las enseñanzas cristianas y nuestras reglas, ¿qué haremos?, ¿encerrarlos en sus cuartos y tirar la llave?, ¿predicarles desde que amanece hasta que oscurece?, ¿enviarlos a una academia militar con la esperanza de que ésta los pueda controlar mejor? En la historia del hijo pródigo, hay lecciones para los padres modernos (Lucas 15). El hijo pródigo representa a cada uno de nosotros en algún momento de nuestras vidas y el padre representa a Dios. Tomando este ejemplo, se puede suponer que el joven había sido criado en una familia amorosa, en la cual él sabía lo que era el perdón y la aceptación incondicional de sus padres. Sin embargo, a pesar de todo esto, este joven moralmente libre decidió pedir su parte de la herencia familiar, irse y alejarse de las reglas y valores morales de sus padres. Su padre sabía lo que él posiblemente iba a hacer con su dinero, pero, ¿cuál fue su reacción?, ¿más reglas?, ¿sermonearlo?, ¿castigarlo hasta que cambie de opinión? Lucas 15:12 “Y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes”. 1. Permitió al hijo vivir las consecuencias de sus propios pecados Es posible que al principio el padre haya tratado de convencer al hijo de no salirse, pero era obvio que el joven no lo iba a escuchar. Fue entonces que el padre, seguramente con gran dolor en el alma, entregó al hijo su herencia. Con sus propios recursos agotados, sabía que el hijo no iba a descansar hasta lograr lo que le obsesionaba. Sabemos lo que pasó después. El hijo gastó todo su dinero y se vio forzado a tomar el único trabajo que pudo conseguir alimentando a los cerdos, lo que era una inmensa desgracia para un judío como él. Y sentado en el campo recobró su sentido: Lucas 15:17 “Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!”. Decidió regresar a casa de su padre, admitir su pecado, pedir perdón y pedir un trabajo como siervo. 2. Siempre aseguró al hijo de su amor incondicional Este joven sabía que su padre siempre lo había amado, aceptado y perdonado en el pasado. Cuando él había querido irse de casa, su padre le demostró por medio de sus acciones una aceptación y un perdón incondicional. Ese es el punto crucial. Él decidió regresar a casa después de haber experimentado la frustración de su estilo de vida, porque tenía una buena razón para creer que su padre lo perdonaría y al menos lo dejaría vivir como un sirviente. ¿Sabe tu hijo que lo amas y lo aceptas aunque no apruebas su conducta? Si no te has acostumbrado a expresar tu amor incondicional, cualquiera que sea la razón, empieza ahora a hacerlo. Haz todo de tu parte para establecer una buena comunicación con tu hijo. Porque sin esta comunicación, las reglas, las amenazas y la disciplina lo alejará aún más. Es necesario aclarar que el amor incondicional no quiere decir aprobación incondicional de las acciones. 3. Le dio una segunda oportunidad Continuando con la historia del hijo pródigo, el joven se dirigió a su casa y cuando llegó, su padre estaba esperándolo ansiosamente. Lucas 15:20 “...Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó”. ¿Cómo lo vio su padre desde tan lejos? A lo mejor subió sobre la colina más alta, de puntillas en sus pies esperando el regreso de su hijo amado. Probablemente estaba ahí todos los días, observando y esperando. Notemos que la Biblia no menciona que el padre estuviera tratando de encontrar a su hijo mientras él vivía en pecado. Él no trató de evitar que desperdiciara su vida, ni tampoco lo rescató cuando estuvo en problemas, sino que esperó el momento en que su hijo se arrepintiera y volviera a casa. Muchos padres hoy en día, siempre quieren resolver los problemas de sus hijos para que no sufran las consecuencias de su rebeldía. Pero éste es un mal concepto del amor. Amar a un hijo es ayudarle a aceptar la responsabilidad por sus acciones. “...Lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó”. El hijo entonces trató de decir su discurso de arrepentimiento. Lucas 15:22-24 “Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse”. Esta es la forma en que Dios trata a un hijo rebelde cuando se arrepiente y quiere volver a casa. Nuestros hijos rebeldes necesitan saber que estamos de su lado y que nuestro perdón siempre estará a su alcance cuando lo pidan. Ellos necesitan saber que Dios es igual. Los padres tenemos el privilegio y la responsabilidad de ser los agentes para mostrar la naturaleza de Dios: perdonar. |
Ver Mas |
Lecturas Recomendadas |
|||
 |
 |
 |
 |
CUANDO LOS HIJOS SE REBELAN |
|
Cuando nuestros hijos ya jóvenes rechazan las enseñanzas cristianas y nuestras reglas, ¿qué haremos?, ¿encerrarlos en sus cuartos y tirar la llave?, ¿predicarles desde que amanece hasta que oscurece?, ¿enviarlos a una academia militar con la esperanza de que ésta los pueda controlar mejor? En la historia del hijo pródigo, hay lecciones para los padres modernos (Lucas 15). El hijo pródigo representa a cada uno de nosotros en algún momento de nuestras vidas y el padre representa a Dios. Tomando este ejemplo, se puede suponer que el joven había sido criado en una familia amorosa, en la cual él sabía lo que era el perdón y la aceptación incondicional de sus padres. Sin embargo, a pesar de todo esto, este joven moralmente libre decidió pedir su parte de la herencia familiar, irse y alejarse de las reglas y valores morales de sus padres. Su padre sabía lo que él posiblemente iba a hacer con su dinero, pero, ¿cuál fue su reacción?, ¿más reglas?, ¿sermonearlo?, ¿castigarlo hasta que cambie de opinión? Lucas 15:12 “Y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes”. 1. Permitió al hijo vivir las consecuencias de sus propios pecados Es posible que al principio el padre haya tratado de convencer al hijo de no salirse, pero era obvio que el joven no lo iba a escuchar. Fue entonces que el padre, seguramente con gran dolor en el alma, entregó al hijo su herencia. Con sus propios recursos agotados, sabía que el hijo no iba a descansar hasta lograr lo que le obsesionaba. Sabemos lo que pasó después. El hijo gastó todo su dinero y se vio forzado a tomar el único trabajo que pudo conseguir alimentando a los cerdos, lo que era una inmensa desgracia para un judío como él. Y sentado en el campo recobró su sentido: Lucas 15:17 “Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!”. Decidió regresar a casa de su padre, admitir su pecado, pedir perdón y pedir un trabajo como siervo. 2. Siempre aseguró al hijo de su amor incondicional Este joven sabía que su padre siempre lo había amado, aceptado y perdonado en el pasado. Cuando él había querido irse de casa, su padre le demostró por medio de sus acciones una aceptación y un perdón incondicional. Ese es el punto crucial. Él decidió regresar a casa después de haber experimentado la frustración de su estilo de vida, porque tenía una buena razón para creer que su padre lo perdonaría y al menos lo dejaría vivir como un sirviente. ¿Sabe tu hijo que lo amas y lo aceptas aunque no apruebas su conducta? Si no te has acostumbrado a expresar tu amor incondicional, cualquiera que sea la razón, empieza ahora a hacerlo. Haz todo de tu parte para establecer una buena comunicación con tu hijo. Porque sin esta comunicación, las reglas, las amenazas y la disciplina lo alejará aún más. Es necesario aclarar que el amor incondicional no quiere decir aprobación incondicional de las acciones. 3. Le dio una segunda oportunidad Continuando con la historia del hijo pródigo, el joven se dirigió a su casa y cuando llegó, su padre estaba esperándolo ansiosamente. Lucas 15:20 “...Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó”. ¿Cómo lo vio su padre desde tan lejos? A lo mejor subió sobre la colina más alta, de puntillas en sus pies esperando el regreso de su hijo amado. Probablemente estaba ahí todos los días, observando y esperando. Notemos que la Biblia no menciona que el padre estuviera tratando de encontrar a su hijo mientras él vivía en pecado. Él no trató de evitar que desperdiciara su vida, ni tampoco lo rescató cuando estuvo en problemas, sino que esperó el momento en que su hijo se arrepintiera y volviera a casa. Muchos padres hoy en día, siempre quieren resolver los problemas de sus hijos para que no sufran las consecuencias de su rebeldía. Pero éste es un mal concepto del amor. Amar a un hijo es ayudarle a aceptar la responsabilidad por sus acciones. “...Lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó”. El hijo entonces trató de decir su discurso de arrepentimiento. Lucas 15:22-24 “Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse”. Esta es la forma en que Dios trata a un hijo rebelde cuando se arrepiente y quiere volver a casa. Nuestros hijos rebeldes necesitan saber que estamos de su lado y que nuestro perdón siempre estará a su alcance cuando lo pidan. Ellos necesitan saber que Dios es igual. Los padres tenemos el privilegio y la responsabilidad de ser los agentes para mostrar la naturaleza de Dios: perdonar. |
Ver Mas |
Lecturas Recomendadas |
|||
|
|
||
|
|
||
|
