Por: Hno. Victor Richards
Publicado el: Martes 31 de Mayo, 2022
LA RESTAURACIÓN DE LA IGLESIA LA PROMESA Amados; vimos la semana pasada que toda la Escritura se cumple en nuestro Señor Jesucristo. Todas las promesas que tenemos se cumplen en Él, en Jesús. Vamos a la Segunda Carta a los Corintios. Segunda de Corintios 1 verso 20 20. Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios. Ahora, vamos a leer en el libro de los Hechos. Hechos 2 del 22 al 24 22. Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23. a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendiste y mataste por manos de inicuos, crucificándole; 24. al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. Ahora, vamos al verso 32 y 33: 32. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33. Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. Amados; Jesús sigue dando Su Espíritu Santo a Su iglesia, a Su pueblo. Tener al Espíritu Santo es para el pueblo de Dios. ¡Él nos da el Espíritu Santo! ¡Qué glorioso! ¿Verdad? ¡El Espíritu de Dios mora en nosotros! ¡Aleluya! Ahora, vamos a Hechos 2 del 36 al 39: 36. Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien ustedes crucificaron, Dios le ha hecho Señor y Cristo. 37. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38. Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibirán el don del Espíritu Santo. 39. Porque para ustedes es la promesa, y para sus hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Esta promesa nos incluye a todas y todos nosotros, a nuestros hijos e hijas, a todos los que están lejos. ¡Dios es Bueno! Es por medio de Su Espíritu Santo que trae Salvación a nosotros y a las familias. En aquel día de Pentecostés, la iglesia fue establecida por el Señor Jesucristo y el Espíritu Santo añadía a la iglesia a miles y miles de personas. Lo que sucedía era glorioso; empezaron a tener reuniones y oraciones en casas y en el templo, había señales, prodigios, maravillas y milagros. Su Palabra corría por todas partes y muchas personas creían en el Señor Jesucristo y eran salvas. Amada iglesia, necesitamos volver al principio, arrepentirnos de nuestros pecados y recibir la promesa; Su Espíritu Santo, no solo para nosotros, sino también para nuestros hijos y nuestras hijas, para quienes crean en Él, en Jesús. Antes de Su venida, Él trae restauración a Su pueblo. Amada Iglesia, volvamos a Él. Fuera de Jesús, no hay quien salve. Vamos a orar: Padre nuestro que estas en los cielos; te damos gracias porque Tú eres bueno y porque para siempre es Tu misericordia. Confesamos que como iglesia hemos permitido que el afán de esta vida nos distraiga y nos aparte de Ti. Hemos dejado de buscarte, de buscar Tu Presencia, y por ello, estamos secos y débiles ante las fuerzas del enemigo. Perdona nuestras maldades y la apatía que ha entrado a nuestra vida. Perdona el desánimo que cargamos y el desaliento para seguir adelante. Da fortaleza a los que estamos cansados. Porque nosotros esperamos en Ti oh Jehová, para tener nuevas fuerzas y nuevo aliento para que Tú nos hagas descansar. Lo pedimos por Tu Hijo amado Jesucristo. AMÉN. |
|